Capítulo 9: Vive sin dudas

 Al abrazarla ella correspondió de la misma manera mi abrazo. No pude evitar soltar una lágrima de felicidad. La invité a pasar y ambas nos sentamos en el sofá de mi sala.

—   Tranquila, nuestra pelea no fue tan seria.

—   Lo sé pero necesitaba abrazarte. —  limpié mis lágrimas.

—   Yo también mi grandiosa amiga rubia, venía también a disculparme por la acción que hice ayer. No debí comportarme así, tú tienes derecho a tener los amigos que quieras. << es solo que sentí algo de celos >> pensó ella en ese momento.

—   No pasa nada, olvida eso que ya pasó.

—   Tienes razón, parece que las dos pensamos lo mismo que queríamos hacer. — expresó entre risas.

—   Es verdad. — correspondí a sus risas.

No sé como lo hacía pero su presencia de alguna forma hace que me calme y que mi alma esté tranquila. La inseguridad que sentía antes se desvaneció con abrir y cerrar de ojos; ambas nos quedamos un rato más para seguir platicando acerca de como nos había ido en este día, nuestra plática marchaba muy bien.

Seguidamente, en la pequeña casa del pueblo natal de Harumi se encontraba la pareja discutiendo nuevamente sobre el asunto de la desaparición de su hija, pero está vez tomaría un rumbo distinto.

—   ¡Ya te lo he dicho mil veces mujer!, ¡esa ingrata no es más parte de la familia, así que deja de meterte en donde no te importa!. — alzó la voz.

—   ¡Tú puedes decir lo quieras pero no me rendiré en encontrarla!. Ni siquiera he visto tu apoyo cuando más te he necesitado en estos momentos. — mencionó aquella madre desconsolada y abatida por las palabras de su marido pronunció.

—   ¡Ya cállate, me tienes harto con todo esto que está pasando!. Si tanto te importaba tu hija, ¿porqué no te largaste o la buscaste desde que ella se largó de esta casa?.

—   ¡Porqué me manipulaste y no me dejaste otra opción más que dejar que las cosas se mantuvieran así!, pero ya no más, no estoy dispuesta a seguir soportando todo esto.

—   Querrás decir que no soportas la culpa que tienes. — volteó la mirada cogiendo el periódico para empezar a leerlo.

—   ¿Culpa?, puede ser que tengas algo de razón pero no estoy dispuesta a seguir así. He hecho cosas de las que me he arrepentido pero al menos yo si quiero enmendar el error.

—   ¡Ja!, pues has lo que quieras. — volvió a desviar la mirada.

—   Enserio que eres increíble… — negó con la cabeza. — no puedo creer que me haya fijado en ti; ¿sabes qué?, me marcho de esta casa. Me iré a vivir sola y nunca más me volverás a ver, te haré llegar lo más pronto posible los papeles del divorcio.

Su esposo se levantó de la silla y soltó el periódico. — ¡Un momento!, tú no te vas a ninguna parte y si lo haces, te vas sin nada. Recuerda que no eres nadie sin mi. — sujetó con su mano la barbilla de su esposa fuertemente.

—   Te puedes quedar con todo, las cosas materiales no significan nada para mi y sacrificaría lo necesario para poder encontrar a mi hija. — quitó su mano tomando su brazo.

—   ¡Ja!, tú no eres nadie sin mi, recuerda eso. Además si te vas, eso me beneficia porque así puedo traer a las amantes que yo quiera.

En ese momento su esposa le dio una bofetada haciendo que aquel hombre girara la cabeza. — no te permito que me hables así y mucho menos que me trates como a una cualquiera ¿ok?. Me marcho.

En ese momento la madre solo empacó su ropa y documentos para luego marcharse de esa casa en donde ya no sentía tranquilidad ni mucho menos estabilidad, era demasiado soportar aquel infierno llamado “hogar”. Afortunadamente pudo ahorrar algo de dinero para comprar un departamento, así que solamente se quedaría en la casa de su hermana por sólo unos meses en lo que arreglaba los papeles y amueblarlo, su trabajo como abogada era estable y podía solventar sus gastos muy bien.

—   Gracias hermana, te lo agradezco mucho.

—   No tienes que agradecerme, desde un principio no me caía nada bien ese tipo y pues solo había dejado que fueras feliz con él.

—   Si, no sé porque me deje cegar por él, pero bueno, no vale la pena y estaré mejor así. ¿Puedo usar tu teléfono?. — cuestionó. — necesito llamarle al detective para que sepa la nueva dirección y así seguir en contacto para continuar con el caso de mi hija.

—   Claro, tu tranquila hermana. El teléfono está en la mesita de la sala. — señaló con su dedo.

—   Gracias, te lo agradezco mucho.

Enseguida la madre tomó el teléfono en sus manos y llamó al detective para notificarle sobre la nueva dirección para que así continuaran investigando. Al poco tiempo después le platicó a su hermana sobre su sobrina y que tal vez esté viva a lo que ella le correspondió con su apoyo para que juntas pudieran encontrar a Harumi.

Por otra parte, ambas disfrutamos de una rica comida y al terminar nos despedimos para así continuar al día siguiente con nuestras labores diarias y seguir con la misma rutina diaria. Seiji se disculpó conmigo en el trabajo y la relación profesional que teníamos en el trabajo se mantuvo así; afortunadamente nadie pudo descubrir el motivo de mi enojo y solo quedó como un punto de vista que tuve.

En la salida aquel hombre me esperó ya que mencionó que tenía algo urgente que decirme en ese momento, no tuve más opción que ceder a su petición ya que tal vez se trataría de trabajo o quizás algún favor.

—   Hola Harumi, que bueno que te encuentro.

—   Hola Seiji, ¿qué era lo que querías decirme?. — pregunté curiosa.

—   Bueno…  yo…  no puedo callar más. He estado enamorado de ti y pues desde que te conozco siempre me has gusto mucho, había estado esperando esta oportunidad para poder decírtelo.

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