Al día siguiente, la resaca se hizo presente y a ambas nos dolía mucho la cabeza, fui por unas aspirinas para que el dolor pasara y así cada una tomara la pastilla. Lo único que se nos venía a la mente fue la manera graciosa que bailamos la noche anterior de año nuevo, era inevitable no reírse por recordar esos momentos.
Ambas desayunamos poco tiempo después y luego le ayudaría a limpiar, terminamos al medio día y nos despedimos, ya que cada una tenía pendientes por hacer. Harumi vería algo acerca de su trabajo y yo tendría asuntos que arreglar en la oficina; si tendríamos tiempo libre, podríamos vernos y pasear un rato en el parque.
Me dirigí a la oficina y me recibieron con un cálido abrazo para felicitarme por año nuevo ya que no asistimos al trabajo porque era un día libre que se nos otorgó. Mis compañeros me recibieron gentilmente e incluso me dieron regalos, les agradecí por ello y me dirigí a mi oficina solo para llevarme unos documentos que me hacían falta para revisarlos en casa, yo era la asistente del jefe de la empresa y me había autorizado poder llevarme los documentos a casa y regresar mañana a mi horario de trabajo normal.
Cuando por fin los encontré, alguien me estaba esperando en la puerta de mi oficina, era mi compañero Seiji. Un joven castaño de ojos verdes quien es el hijo de mi jefe Kyoshiro, su padre le dio un lugar para que él pueda tener derecho a heredar la empresa.
— Hola Harumi, ¿ya te vas?.
— Hola Seiji, si, solo vine por estos documentos para llevármelos a casa, ¿qué se te ofrece?. — pregunté.
— Quisiera invitarte hoy a comer después de que termine la reunión, ¿qué dices?.
— No creo tener tiempo, quizás después y pueda aceptar tu invitación.
— Por favor, llevo mucho tiempo tratando de hacer que me aceptes aunque sea una invitación. — suplicó.
— Lo sé pero mira la cantidad de trabajo que tengo hoy, discúlpame, tal vez será otro día. — señalé la fila de documentos para que pudiera desistir de la invitación.
— Bueno, eso sí, esta vez te salvas ¿eh?. Otro día será.
— Si, bueno me voy a la reunión que seguro que ya empezó, también deberías hacer lo mismo. — caminó a la puerta de la oficina.
— Tienes razón, vamos. — la siguió.
La reunión ya había empezado y como de costumbre, él se sentaba a mi lado, siempre queriéndome impresionar (la verdad no encuentro un buen motivo para eso) . Luego de una hora después, la reunión finalizó y solamente fui a la oficina para llevarme los documentos que ya tenía preparados sobre el escritorio, me despedí de mis compañeros y volví a mi casa.
Lo primero que hice al llegar a mi departamento fue preparar mi computadora portátil para comenzar a revisar y capturar los documentos que tenía ya pendientes, como a mi me gustaba adelantar mi trabajo y no dejar ningún pendiente, adelanté la mitad de lo que mañana haría. Había perdido la noción del tiempo y no me di cuenta que pronto se haría de noche, recibí un mensaje de texto de Hikari en donde me decía que le había ido muy bien y que le aprobaron el crédito para poder poner su negocio, estaba muy feliz y la felicité por ello. Me dijo que cuando ya tenga todo arreglado y todo listo, ella me invitaría a la inauguración de su restaurante, que obviamente yo acepté y le mencioné que me avisara con tiempo para que así pueda tener todo planeado.
Por otra parte, en un pueblo lejano de Tokio, discutía una pareja, se trataba nada más ni nada menos que los padres de Harumi. Las discusiones eran cada vez más frecuentes y no podía pasar más por alto que su esposo no hiciera nada, ya no podía soportar la madre el hecho de no saber nada acerca de su hija.
— ¿Acaso no te importa saber acerca de tu hija?, ¡por dios!, ¡llevamos muchos años sin saber nada de ella!. — discutió su esposa.
— Mujer, ella ha deshonrado a la familia y tú más que nadie sabes el porqué. — la miró seriamente a los ojos.
— Lo sé pero… ¡es nuestra hija,! ¡tal vez incluso podría estar muerta y nosotros ni nos hemos enterado!. — exclamó con una voz entrecortada la señora.
— Pues para mí mejor, esa señorita murió como mi hija cuando se marchó de esta casa. Es una ingrata malagradecida. — desvío la mirada.
— ¡¿Cómo puedes ser así?!. — gritó furiosa.
— ¡Cállate!, ¡no pienso seguir tocando este tema una vez más!. — sujetó el brazo de su mujer fuertemente. — todos los días siempre es lo mismo contigo, supera ya eso. Nos costó mucho trabajo limpiar nuestra imagen ante todos.
— ¡Pues si tú no vas a hacer nada, yo lo haré!. — se liberó soltando su brazo. — no puedo seguir con los brazos cruzados sin saber nada acerca de ella, ni siquiera me dejaste despedirme de ella. La corriste y la maldijiste como pudiste.
— Ay por favor, no te hagas la víctima ahora que bien que apoyaste mi decisión de correrla de la casa.
— ¡Porqué tú me obligaste y no tuve opción!. Como ya te lo dije, si tú no vas a hacer nada, yo sí. —. Se retiró de la sala secando sus lágrimas.
— ¡Espera!, ¡¿a donde vas?!. ¡Te prohíbo que tengas contacto con esa señorita!. — exclamó él furioso siguiendo a su esposa pero ya había cerrado la puerta de la habitación.
La madre buscó en su computadora portátil algún indicio de donde podría estar su hija, tal vez el proceso sería un poco largo pero haría lo que fuera para poder reencontrarse con su hija. Tal vez haciendo volantes o publicando en redes sociales para obtener más información, incluso ir a la policía si es necesario; todas las opciones eran posibles para esta pobre madre quién sentía un profundo arrepentimiento y dolor por no haberla detenido ese día…, ese día en que todo cambió para Harumi…
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