Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.

Pam;

Alguna canción electrónica sonaba considerablemente alto a través de las bocinas del gimnasio que había en casa, las piernas me pesaban, los pies me hormigueaban y las gotas de sudor mantenían la blusa pegada a mi piel, mi respiración era tan agitada que inhalaba bocanadas de aire en cada paso rápido que daba, buscando impulso y apoyo en mis brazos flexionados a los lados de mi cuerpo.

Bajé los ojos al monitor de la caminadora, los números parecían moverse lentamente al momento de indicar el tiempo que llevaba corriendo.

50 minutos de cardio se sentían como arder en el desierto, obviamente no comencé corriendo, Conrad fue subiendo la velocidad cada vez que se acercaba a ver mi progreso, pero tenía más de 15 minutos trotando y fácilmente podría expulsar un pulmón en cualquier momento.

De reojo vi que se acercaba, tenía el cabello húmedo, usaba una playera de manga larga apta para el deporte cuyas manchas de transpiración no eran notorias gracias a que la tela era blanca, ese color iluminaba más su color de ojos y cabello, volviéndolos un poco más claros.

—¿Ya? —sonrió como si planeara algo que podría perjudicarme… O simplemente le divertía verme sufrir y sudar.

—Casi. —logré hablar, sentía la garganta tan seca que incluso me ardía un poco.

—De acuerdo. —picó varios botones del tablero y la velocidad disminuyó, el trote bajó progresivamente hasta convertirse en una caminaba rápida—. Se apagará sola.

—¿Cuándo? —sujeté los soportes.

—En 10 minutos. —respondió y se giró para completar sus ejercicios, me sequé el sudor de las manos con mi licra deportiva, quise contener el impulso de tocarme el rostro, pero fallé, me aparté el sudor de la frente y después recordé que tenía una toallita en el soporte detrás del tablero, me estiré un poco cuando noté que la velocidad volvía a bajar, ahora simplemente caminaba.

Alcancé la botella de agua y la toalla, las manos me temblaron cuando levanté la botella y tomé pequeños sorbos de agua, me sequé el rostro y el cuello.

Sentía el cuerpo caliente, pesado y agotado.

Quise llorar de felicidad al ver que el tiempo había llegado a cero, la caminadora se detuvo suavemente hasta apagarse, suspiré con fuerza, sentía las piernas de gelatina al momento de bajarme, me senté en la orilla y estiré las rodillas, dando suaves masajes mientras tomaba agua, podía escuchar los latidos agitados de mi corazón en mis oídos.

Todo me temblaba.

Todo me palpitaba.

—No tomes tanta agua o vomitarás. —advirtió Cort.

—Tomo traguitos para no vomitar. —fruncí el ceño.

—Te faltan los estiramientos. —ofreció su mano, la tomé de mala gana y lo seguí, me ayudó con algunos y poco a poco mi respiración se volvió más profunda y tranquila.

—Recuérdame porque hago esto. —me senté en un banco.

—Porque el médico te dijo que la manera más rápida de recuperar la memoria era aumentar el flujo sanguíneo a tu cerebro y el ejercicio es la mejor manera de hacerlo.

—Ya veo. —me acomodé la banda en el cabello, incluso se sentía mojada por el sudor.

—Velo como algo bueno, hacer ejercicio te ayuda a recuperar la memoria y te mantienes saludable.

—El problema es que no estoy recordando nada aquí, todo es nuevo y siento que debería de recorrer lugares que antes visité para acelerar el proceso —suspiré con fuerza— en cambio nos mudamos a Escocia y hago ejercicio hasta que literalmente sudo como un pavo en horno.

—Te gustó mucho el pavo que cenamos en navidad, ¿cierto? —sonrió divertido.

—Sabes a lo que me refiero. —rodé los ojos.

—Mhm… Ese gesto tuyo es estresante.

—¿No es raro que sin darnos cuenta adquiramos gestos o acciones que odiamos ver en otras personas? Quiero decir, detestaba este gesto, pero es uno de los que mas hago. —encogí un hombro, lo miré y fruncí el ceño.

—Adquirimos gestos y acciones cuando los vemos cotidianamente, no estoy seguro que los odiemos… A menos que los hagamos inconscientemente. —vaciló medianamente.

Mi cerebro se sintió como si fuese una grabadora con un caset que retrocedió y reprodujo una parte de mi pasado, como una especie de Deja Vú.

Últimamente había tenido muchos y se sentían raros.

Sospechosos…

Cómodos y divertidos.

—Ah… Gracias por la ayuda, iré a ducharme. —me froté la frente y me levanté del banco.

—¿Te sientes bien?

—Sí, gracias. —repetí tomando mis cosas y saliendo de la cabaña o área techada que literalmente era un gimnasio completamente equipado, me puse el abrigo sobre los hombros y la capucha en la cabeza antes de casi correr por el caminito cuyas paredes y techo estaban hechas de bambú, el camino finalizaba en el jardín trasero de la casa.

Alemania era mucho más frío que Beauly Escocia, pero aun así la temperatura era lo suficientemente baja como para que ligeros copos de nieve cayeran perezosamente y sin parar desde hace 3 días.

Nasy y yo fuimos felices algunos días, pero después estuvimos a punto de congelarnos de tanto salir a jugar en la nieve junto con Samu.

Me sacudí la nieve de los tenis cuando llegué a la puerta del patio, entré e inmediatamente el calor me envolvió protectoramente.

Subí a mi nueva alcoba y entré directamente al baño en donde me duché con agua caliente, la temperatura relajó mis tensos y adoloridos músculos, suspiré de gusto al inhalar el aroma de la pastilla de eucalipto que se activaba con el agua, me duché tranquilamente, procurando no tirar tanta agua, cerrando la llave cada vez que me frotaba el cabello o el cuerpo.

Al salir, el vapor llenaba el baño volviéndolo una sauna con olor mentolado.

Limpié el espejo para poder ver mi reflejo, mi cabello seguía creciendo y por curiosidad decidí pedir extensiones de cabello como regalo de navidad, al principio fue de broma, pero una semana antes del 25 de diciembre mi abuela me pidió acompañarla al salón de belleza, lo hice y en ese momento me pusieron las extensiones al igual que unas diminutas mechas brillantes de color dorado.

No eran tan largas, las puntas apenas llegaban a cubrir mis senos, me gustaba como se veían.

Me hidraté la piel, cepillé cuidadosamente mi cabello y después de secarme me puse mi pijama más calentito.

Salí del baño, me sequé y humecté mis pies antes de ponerme unas calcetas afelpadas, limpié mis oídos mientras alcanzaba mi celular y entraba a Instagram, aún no seguía a nadie, pero siempre entraba al perfil de Leah, no había publicaciones nuevas desde hace meses, así que lo había dejado durante un tiempo, hasta ese momento que me apareció una publicación nueva.

“Primera navidad de mini rojito”.

Eran 3 fotografías, ella junto con Stefan Farrell y un bebé cuyo rostro no se veía, mi corazón se agitó con fuerza, la sensación de familiaridad explotó en mi cuerpo.

Retuve mis ganas de gritar al ver la última fotografía, Leah cargaba al bebé, su pequeña cabecita recargada en el pecho de su madre, mechones casi anaranjados parecían una ligera nube en su cabeza, usaba un traje rojo y estaba segura de que era un disfraz de Santa Claus.

Sonreí mientras entraba a mi galería y buscaba la fotografía del chico, su cabello era negro y tenía tatuajes, ¿sus ojos serán azul intenso?

Incontables noches me había dormido mientras admiraba la fotografía, detallando sus tatuajes, tratando de reconocer alguno, pero no lo hacía, aún así me parecían muy interesantes, ¿tendrán algún significado o simplemente estarán hechos al azar?

¿Cómo sería la textura de sus tatuajes? ¿Su piel sería igual de suave y tersa como parece en la fotografía?

Suspiré con fuerza, ligeros golpes en la puerta me hicieron apagar el celular y levantar la cabeza, papá sonrió un poco.

—Hola.

—Hola. —murmuré.

—¿Puedo pasar? —preguntó, asentí. Desde hace meses teníamos constantes discusiones, en las cuales prefería ignorar sus excusas, así que simplemente me dedicaba a escuchar, sin prestar atención o hablar hasta que él saliera.

Hanna y Clara se dieron cuenta de eso y han tratado de arreglar las cosas, volviéndolo aún más abrumador, a veces sentía que mi cabeza era como un apretado nudo hecho por miles de cuerdas, así que opté por fingir que todo estaba bien, aunque papá se diera cuenta de que no era así, lo aceptaba.

—¿Cómo estuvo el ejercicio? —se sentó a mi lado en la cama.

—Normal, como siempre. —encogí un hombro.

—¿Qué tal las terapias?

—¿El doctor ya no te envía los avances? —fruncí el ceño.

—Lo hace, pero prefiero escucharlos de mi hija. —tomó mi mano.

—Igual, como siempre. —respondí.

—El golpe que recibiste en la cabeza fue peligroso, varios médicos afirman que es un milagro que sigas viva, la pérdida de memoria fue un simple rasguño a comparación de los daños cerebrales que hubieses podido tener.

—Lo sé. —murmuré frotándome un ojo, últimamente me picaban bastante y a toda la lista de medicamentos que ya consumía, debía de añadir unas gotas para los ojos.

—Algún día recuperarás la memoria, cariño. —acarició mi mejilla.

—¿Qué pasará cuando ese día llegue? —lo miré a los ojos, la duda cruzó como un chispazo en sus pupilas.

—¿A qué te refieres? —ladeó un poco la cabeza.

—¿Regresaremos a Alemania? ¿Clara y Samu regresarán a Nueva York? ¿Volveré a ver a Leah? O simplemente seguiremos moviéndonos constantemente.

—Lo descubriremos cuando ese día llegue. —apretó los labios en una forzosa sonrisa—. Te amo mucho, ángel. —se inclinó hacía mí, aparté el rostro, sentí que vacilaba, pero aún así me dio un pequeño beso en la sien.

Se levantó y salió de la alcoba, todo el cuerpo comenzó a dolerme, sentía que me estaba comportando como una malagradecida, pero ya no podía fingir que no me importaba cuando parecía recordar algo y papá me decía que quizá solo me lo imaginaba.

Se sentía como sí él no quisiera que recordara nada, me atiborraba de nueva información y detalles extraños que no encajaban en mí.

Al menos nos dejaban pasear ocasionalmente a Samu y a mí, obviamente con Conrad y otros escoltas siguiéndonos a la distancia, pero disfrutaba pasar tiempo con él, era el único que genuinamente se esforzaba por ayudarme a recuperar algunos fragmentos de recuerdos.

Como mi familia… Mi madre y Lottie.

Me sentí triste y desilusionada cuando los primeros recuerdos brotaron, como una flor creciendo precipitadamente; lamentablemente no fueron recuerdos felices, recordé las burlas de mi madre y Lottie por el simple hecho de no ser esbelta como mi hermana mayor, las veces que mamá me castigaba o cuando… Christopher me contaba historias sobre niñas bonitas que obtenían cosas lindas si se portaban bien… Al recordar dichas historias me sentí tan enferma que pasé toda una noche vomitando en el baño.

Mi celular vibró con un mensaje de Samu, avisando que era hora de nuestro paseo semanal.

Rápidamente me puse varias capas de ropa cálida encima, tomé mi bufanda, gorro y guantes, salí después de ponerme mis botas, en la sala me esperaba Samu, invitamos a Nasy, pero ella prefirió quedarse en el sofá con la abuela y ver películas, Clara leía un libro y papá estaba trabajando en su despacho.

En cuanto los escoltas llegaron nos subimos a un auto que nos llevó al parque más cercano, Samu y yo comenzamos a caminar, giré algunas veces sólo para ver como Cort y el escolta más joven llamado Luce se quedaban atrás fumando cigarrillos.

La nieve era más escasa que en el jardín de nuestra casa, eso se debía a que más personas transitaban por ahí y eso hacía que la nieve se fundiera más rápido, aún así nuestros pasos crujían en la ligera capa de hielo que se rompía bajo nuestro peso.

—¿Cómo te has sentido? —pregunté, vi que soltaba un suspiro y un vaho se formaba frente a él.

—Extraño, aún me acostumbro a las clases en línea, pero es mucho más sencillo que las presenciales. —respondió—. ¿Y tú?

—Ya ni siquiera lo sé. —fruncí el ceño—. A veces estoy bien, pero después recuerdo algo y me siento mal por no recordarlo completamente.

—A veces es mejor olvidar algo para disfrutar de tú entorno, ¿no lo crees? —señaló las ramas de los árboles sobre nosotros.

—Disfrutaría más de mi entorno si recordara que fue lo que me trajo hasta aquí. —metí las manos a los bolsillos de mi abrigo.

—Tienes razón en eso.

—Ni siquiera sé en donde está Lottie, lo último que recuerdo es… Haber peleado con ella, alguien nos separó, también le grité a mamá. —pateé una ramita para apartarla del camino.

—Yo tampoco la he visto en mucho tiempo. —murmuró.

Seguimos caminando un rato más, nuevamente giré para ver a Cort y Luce, la distancia era lo suficientemente lejana como para evitar llamar la atención, pero a la vez era cercana por si ocurría algún accidente.

Miré a Samu y sonreí un poco, saqué mis manos y toqué su brazo.

—Te toqué, la traes. —troté un poco, me giré, Samu se quedó quieto, mirándome con el ceño fruncido.

—Pam. —renegó.

—Tú la traes. —lo señalé.

—Hace frío.

—Corre para que se te quite. —volví a trotar.

—Ven acá, tramposa. —escuché que comenzó a trotar, reí aumentando la velocidad, la capucha del abrigo se me cayó, salí del camino para correr por los árboles y la nieve, quise llegar hasta Cort y Luce, pero en ese momento Samu me alcanzó—. Tú la traes. —tocó mi espalda.

Lo miré, sonrió y retrocedió un poco, estiré la mano hacía Cort, alcanzando su hombro.

—La traes. —sonreí, se me quedó mirando durante unos segundos, después miró a Luce, quien retrocedió lentamente mientras una sonrisita divertida curvaba sus labios.

—¿Qué? ¿Acaso no sabes jugar a la trae? —se burló el escoces.

Comencé a correr al ver que Cort miraba a Samu y después a mí, por suerte corrió detrás de Luce, solté una risita al ver que prácticamente se lanzaba contra él, tirándolo sobre la nieve.

—Sólo tienes que tocarlo, no taclearlo. —escuché la risa de Samu.

—Él la trae ahora. —dijo Cort, se levantó y corrió, Luce fue tras Samu, yo seguí corriendo, adentrándome entre los árboles y saltándome los caminos libres de nieve.

Cuando llegué a la orilla del parque, reduje la velocidad al ver que había más personas, caminé por el caminito mirando a mis lados para ver si alguno de los chicos aparecía.

Vi a un hombre tomarle fotografías al parque, me miró y sonrió suavemente.

—¿Gusta una fotografía? —preguntó en inglés.

—No gracias. —respondí imitando su gesto.

—Tienes lindos ojos, como un bosque en verano. —asintió lentamente, era un hombre mayor, con bastantes arrugas y el cabello repleto de canas, sus ojos eran oscuros, casi negros o café muy oscuro.

—Gracias señor.

—El zafiro la busca señorita, pronto caerá en la demencia sino aparece. —me pasó una tarjetita.

—M-me tengo que ir… —fruncí el ceño señalando el parque.

—Tómela por favor. —insistió, negué comenzando a caminar, apuré el paso al ver que se me quedaba mirando. La piel se me erizó, como si un témpano de hielo se deslizara por mi espalda, mi corazón se apretó durante algunos segundos, inexplicablemente mi estómago cosquilleó y mi cerebro adormilado reaccionó cuando pisé la nieve.

“El zafiro la busca”.

La imagen de unos hermosos ojos color zafiro brilló en mi cabeza.

Separé los labios, me giré y quise regresar hacía el hombre, pero el témpano cayó sobre mi estómago, hundiéndolo al ver como dicho hombre entraba a un auto gris y se alejaba del parque.

—¿Qué miras? —susurraron casi en mi oído, grité y me separé.

—Me asustaste. —le di un manotazo a Cort.

—Creí que me habías visto, venía de ahí. —señaló el camino por donde caminé hace unos segundos.

—No, ¿qué quieres? —me froté el rostro.

—Es hora de regresar. —respondió, asentí y ambos caminamos en silencio hasta el auto estacionado, Samu apenas me miró se acercó rápidamente.

—¿En dónde te metiste? Me descuidé un segundo y ya no estabas. —me regañó abrazándome por los hombros.

—Simplemente corrí.

—A la próxima corre en donde estamos jugando, me preocupé. —siguió reclamando mientras subíamos al auto.

—Sí papá. —me abroché el cinturón de seguridad.

La misma rutina de siempre se repitió durante los siguientes días; despertar, desayunar, distraerme con cualquier cosa hasta la hora de mi terapia, comer, leer algo, hace ejercicio, pasar tiempo con Nasy, cenar, hablar con mi abuela o Clara e ir a dormir.

El año nuevo llegó y con él una pequeña fiesta para Cort, era su cumpleaños número 27, su padre lo mantuvo fuera durante un rato mientras preparaban una cena.

La vestimenta era casual/formal, así que elegí un simple enterizo cálido color cobre con un cinturón negro y tacones a juego con el cinturón, me peiné con una coleta alta, muy poco maquillaje.

La familia Klein era muy escasa, pero creció un poco bajo otro apellido, Adler tiene una hermana mayor que se casó y tuvo 3 hijos, ellos a su vez tuvieron de 1 a 3 hijos, ampliando el apellido Klein… Aunque en realidad eran Aster Klein y venían de Herning, Dinamarca.

Los recibimos a todos en la casa, junto a la prometida de uno de los nietos de Frida, hermana de Adler.

Nos presentaron y conocí a toda la familia, quienes se tomaron el tiempo de viajar para el cumpleaños de Cort.

Encendí las velas del pastel y por un segundo el número 27 cambió a 26, en donde el 6 tenía una corona arriba, parpadeé varias veces, todo volviendo a la normalidad, levanté el pastel y me giré al escuchar que todos aplaudían, Cort entró al comedor junto a su padre, soltó una risita mientras negaba, los ojos le brillaban e incluso las mejillas se le pusieron ligeramente rojas.

—Feliz cumpleaños Conrad. —dijeron al unísono, sus primos se acercaron para abrazarlo junto a sus respectivas parejas, sonreí al ver que Adler lo abrazaba y lo sacudía ligeramente haciéndolo reír, Frida le besó las mejillas y también lo abrazó con fuerza, incluso mi abuela, Clara, Nasy, papá y Samu lo abrazaron, me acerqué a ellos con el pastel.

Algo se sentía diferente… Raro.

Como si yo no debiese de hacer eso, mi corazón se apretó y las lágrimas picaron en mis ojos, pero las aparté y sonreí al ver que Cort me miraba.

—Pide un deseo. —levanté el pastel, recorrió con la mirada a todos antes de mirarme con los ojos brillándole intensamente, bajó la mirada al pastel y sopló haciendo que todos aplaudieran y soltaran papelitos de colores sobre él.

Alguien tomó el pastel de mis manos y me acerqué para abrazarlo suavemente.

—Feliz cumpleaños.

—Gracias Pam. —sonrió, apretándome cuidadosamente, nos separamos y nos sentamos a cenar—. Esperen, ¿en dónde está Alika? —preguntó de repente.

—Se fue a Italia con su novio, al parecer conocerá a su familia. —respondió uno de los tantos chicos que estaban en la mesa.

—Creí que pasaría año nuevo con ustedes, o bueno, con nosotros. —Cort frunció el ceño.

—Eso planeábamos, pero se cancelaron los vuelos por el mal clima y el tren también estaba cerrado por la nieve en las vías. —suspiró un hombre, que al parecer era el padre de la chica que mencionaban.

Siguieron hablando tranquilamente mientras comían, tenía el estómago apretado y adolorido, apenas podía beber agua, en cuanto terminaron la cena, pasamos a la sala en donde recibimos el año nuevo, comimos uvas y nos abrazamos los unos a otros.

Las mejillas me dolieron un poco de tanto sonreír al ver que Adler no soltaba a Cort, le obsequió varias cosas que podrían considerarse innecesarias; como varios relojes digitales, un celular nuevo y varias tarjetas para aplicaciones, entre muchas otras cosas que sólo hacían sonreír a Cort, quien miraba a su padre con una sonrisita de satisfacción en los labios. Blaz simplemente suspiró y negó lentamente.

—Oficialmente es tú cumpleaños 27 Cort. —sonrió uno de sus primos, bajaron la intensidad de las luces y alguna canción comenzó a sonar, identifiqué rápidamente el ritmo de The Weeknd.

—Ven aquí. —lo señaló otro, Cort se levantó, se quitó el saco que usaba, quedando en pantalón negro de vestir y camisa gris oscuro.

Movió los brazos mientras se acercaba a la improvisada pista de baile, no sabía que le gustaba bailar y menos que lo hacía tan bien, sus primos casi lo rodearon, bailando y riendo, no pude evitarlo, me levanté, Nasy y Samu me siguieron, nos integramos al círculo y bailamos junto con ellos.

Rápidamente varios más se acercaron, casi todos bailamos al ritmo de Moth to a flame cuando la repitieron como 3 veces antes de cambiar de canción, al parecer era la favorita de Cort.

Nasy rió a carcajadas cuando papá le dio un par de vueltas, la pegó a su cuerpo y volvió a girar, mareándola y sonriendo al ver que Nasy se tambaleaba un poco, Samu bailaba con su madre, vi que mi abuela hablaba tranquilamente con Frida, Alder y Fynn, el esposo de Frida. 

Todo se veía bien, todos eran felices… Pero yo no me sentía así.

Algo me faltaba o sobraba…

Sentía que era el primer año nuevo que pasaba con muchas personas, recordaba medianamente los anteriores y casi podía jurar que éramos Nasy y yo haciendo la cuenta regresiva escondidas en un armario con una velita.

Las piernas me temblaron al momento de caminar al baño, las manos me temblaban y ni siquiera me di cuenta cuando las lágrimas bajaron por mis mejillas, cerré la puerta detrás de mí, encendí la luz y fue como si las imágenes en mi cabeza se materializaran delante de mí, como transportándome al pasado o a un recuerdo en concreto.

El recuerdo de Nasy y yo soplando una velita cambió a un comedor amplio, con sólo dos lugares servidos, los ventanales me permitían ver el extenso jardín cubierto de nieve, las luces eran suaves y cálidas, doradas.

Había un par de adornos en la mesa, flores blancas, cubiertos dorados, pequeñas piñas esparcidas por el mantel color marfil, lindos ramos de púas de pino con ramitas de canela aromatizaban el ambiente.

Bastones de apio y zanahoria estaban en mi plato, frente a mí había un platón con distintos sabores de alitas de pollo y 2 hamburguesas en otro plato, recuerdo haber reído al ver las latas de cerveza vacías al fondo de la mesa, las copas estaban llenas de aquel líquido ambarino y burbujeante.

Comida rápida servida en vajilla pulcra y elegante.

—Ya es media noche, feliz año nuevo, pequeña. —la sensación de unos labios cálidos y suaves sobre mi mejilla me alteró los sentidos.

—Feliz año nuevo, pequeño. —los labios me temblaron.

—¿Quieres pedir algún deseo?

—No quiero olvidar esto jamás. —levanté la cabeza, mi pecho hundiéndose y todos mis órganos preparándose para el tan conocido y fracasado final.

—No lo harás, pero si lo haces; me encargaré de recordártelo siempre, Pam. —respondió sonriendo suavemente.

Me tensé al ver que la bruma oscura se disipaba, usaba una camisa negra semi abrochada que dejaba al descubierto algunos tatuajes en su pecho y cuello, definiendo a su vez los músculos en sus brazos, su piel era ligeramente bronceada, su mandíbula levemente cuadrada, sus labios gruesos y discretos, un poco alargados y con las comisuras marcadas, su nariz recta y linda, sus ojos… Eran como un zafiro brillante y hermoso, adornado con largas, espesas y rizadas pestañas negras, sus cejas eran pobladas, pero bien formadas, sus mechones azabache caían sobre su frente, algunos mechones rozaban su nariz.

Parpadeé varias veces, su imagen se esfumó y delante de mí apareció el baño nuevamente.

Me sentía aturdida.

Ansiosa.

Emocionada…

¿Era él?

¿Lo que necesitaba era él?

Caminé al lavamanos, miré mi reflejo, tenía los ojos y las mejillas rojas, pero mis facciones estaban cargadas de sorpresa.

Cerré los ojos durante unos segundos, con el ligero temor de haber olvidado su rostro, sonreí inconscientemente al notar que sus facciones seguían frescas en mi pensamiento.

Era atractivo… Muy atractivo.

¿Era el chico de los lentes?

Rápidamente saqué mi celular y busqué la fotografía, el chico en traje de baño no tenía tantos tatuajes, sólo unos pocos en los brazos y piernas, su cabello era azabache, pero no tan largo, tampoco tenía tan definida la mandíbula, pero la punta de su nariz era igual, también sus labios.

Quizá la foto fue tomada mucho antes…

¿Pasé año nuevo con él y no lo recordaba?

¿Cuál era su nombre?

Me lavé las manos y mojé un poco mi rostro, sin importarme que arruinara mi maquillaje.

Casi me mordí los labios tratando de retener la repentina sonrisa que formaba sin querer.

¿Por qué sonreía?

“Feliz año nuevo, pequeña”.

Inhalé profundamente, atiborrando mis pulmones de oxígeno, expandiéndolos hasta que me ardieron.

Me decía pequeña…

Sacudí la cabeza al sentirme repentinamente estúpida, era como si estuviese soñando con algún modelo o actor que fuese mi crush.

¿Aún me recordará?

“El zafiro la busca”.

¿Era él quien me busca?

¿Cómo podría buscarme?

¿Le gustaba?

¿Por qué?

Salí del baño, caminé a la cocina a buscar algo de agua y tratar de integrarme a la fiesta de Cort, pero fallé terriblemente, no podía dejar de pensar en aquellos preciosos ojos azules y en sus cautivantes facciones varoniles y apuestas.

Mis hormonas se agitaron como locas y tuve que aplacarme, regresé a la sala, la piel me hormigueaba debajo del enterizo, la tela que antes me parecía suave ahora raspaba como una lija, Cort abrió algunos regalos y de repente abrió la boca, mirando a su abuelo con sorpresa, sus primos acercándose a él.

—¿Qué es eso?

—Oh por dios. —jadearon cuando Cort levantó unas llaves y las mostró como si fuese un tesoro o algo por el estilo.

—¿Es el auto que querías? —preguntó Adler con una ligera sonrisa de satisfacción.

—¿Bromeas? Claro que lo es. —soltó una especie de risa/gritito que hizo reír a varios, caminó hacía su abuelo—. Eres el mejor, te amo abuelo, gracias. —lo abrazó y besó su mejilla.

—Ve a verlo, está afuera. —palmeó su espalda, todos sus primos salieron corriendo junto con él, colocándose sus abrigos torpemente.

—¿Es enserio papá? —Blaz se frotó la frente.

—Es mi único nieto, no esperes menos. —encogió un hombro, hasta adentro se escuchó el rugido del motor y el vitoreo de los chicos.

—Hombres. —suspiró alguna de las tías de Cort.

Vi que a Nasy se le cerraban los ojos del sueño, me acerqué a ella, le besé la mejilla, me miró y sonrió.

—¿Quieres irte a dormir? —pregunté y asintió, nos levantamos, nos despedimos de todos y subimos.

Me sentí como hace años, cuando nuestros padres salían de viaje, a veces sin decirnos, yo arropaba a Nasy, en algunas ocasiones le conté cuentos, pero casi siempre era sólo acomodarla en la cama y ella se quedaba dormida.

Aunque sabía que ya había cambiado un poco, ahora papá le leía libros y la abrazaba hasta que se quedaba dormida.

Fui independiente gran parte de mi vida, no niego que me encanta tener un padre como Zack lo es, pero en ese momento no me parecía tan indispensable como a Nasy, quien estaba loca por él, después de todo, tenía 12 años y recién comenzaba a crecer, no es como si yo fuese una adulta o experta en la vida, pero simplemente ya no me importaba si papá me arropaba o no en las noches.

Una parte de mí me decía qué si en algún momento dejara de recibir esas atenciones, las extrañaría con locura, posiblemente era verdad y sinceramente me daba miedo averiguarlo.

Nasy salió con su pijama, le peiné el cabello en dos trenzas para que pudiera dormir más cómodamente, se acostó en la cama, la arropé y me acomodé a su lado.

—Buenas noches, Pam-Pam. —sonrió levemente.

—Buenas noches, cariño. —volví a besar su mejilla, se giró hacía mí, abrazándome y pegando su frente en mi barbilla.

Toqué su cabello, besé su frente varias veces hasta que sentí su respiración tranquila y profunda, me separé un poco cuando estuve segura de que ya se había quedado dormida.

Me levanté lentamente de la cama, papá entró.

—¿Está dormida? —susurró.

—Recién. —me quité los tacones para no hacer ruido, vi que le acomodaba la frazada y besaba su mejilla, salí de la alcoba, entré a la mía, me cambié en el baño y al salir papá estaba sentado en la cama, el corazón se me encogió al ver que había acomodado las mantas para acostarme.

Suspiré profundamente y me acomodé en la cama, debatiéndome internamente entre decirle que ya recordé un rostro o simplemente quedarme callada.

Elegí la segunda opción.

Me arropó tranquilamente, se sentó a mi lado, acomodó mi cabello y tocó mis mejillas mientras sonreía suavemente.

—Buenas noches, ángel.

—Buenas noches papá. —sonreí un poco, me llenó el rostro de besos y eso logró aumentar mi sonrisa.

—Descansa.

—También tú. —me levanté para besarle la mejilla, cerró los ojos unos segundos, como si estuviese saboreando algo.

—Otro. —señaló su otra mejilla, solté una risita, me senté, envolví mis brazos a su alrededor lo mejor que pude y repartí varios besos por su rostro haciéndolo reír—. Eres lo mejor de mi vida, Pam, te amo mucho. —los ojos le brillaron.

—Lo sé. —levanté el mentón con vanidad. Regresé a la almohada.

—Dios… —suspiró pesadamente, rodando levemente los ojos, me miró durante algunos segundos antes de volver a besarme la frente y despedirse.

Salió poco después, cerrando la puerta a su espalda, yo por mi parte estuve varias horas mirando la fotografía del chico, entrando ocasionalmente a instagram para ver si Leah posteaba algo, en algún punto decidí entrar al perfil de Stefan, aún no publicaba nada, pero había subido un par de stories, 3 fotografías de su bebé, tomadas discretamente para no mostrar su rostro, la última era una cena familiar, había otro niño, prácticamente de la edad de Nasy, junto a una mujer y un hombre que rápidamente reconocí como el tercero en la fotografía de los trajes de baño.

También había otro hombre a quien identifiqué rápidamente como Rafael.

Casi esperé ver a alguien más, pero no fue así, al parecer no festejó año nuevo con sus amigos, dejé el celular de lado cuando los ojos me ardieron, abracé una almohada y me quedé dormida inmediatamente apenas me acurruqué entre las mantas cálidas y afelpadas.

Capítulos
1 Sinopsis.
2 Capítulo 1; Soledad.
3 Capítulo 2; Amenaza.
4 Capítulo 3; Dulcemente amargo.
5 Capítulo 4; Liebe.
6 Capítulo 5; Asfixia.
7 Capítulo 6; Ofensa.
8 Capítulo 7; Solitario
9 Capítulo 8; Opciones.
10 Capítulo 9; Mi niña.
11 Capítulo 10; 27.
12 Capítulo 11; Agotamiento.
13 Capítulo 12; Mini rojito.
14 Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.
15 Capítulo 14; Vacío llenado con whisky.
16 Capítulo 15; Te extraño
17 Capítulo 16; De regreso.
18 Capítulo 17; L.M.U
19 Capítulo 18; La más bella.
20 Capítulo 19; Confesión.
21 Capítulo 20; Sin problemas, no hay guerra.
22 Capítulo 21; My sweet-hurt
23 Capítulo 22; Maldición familiar.
24 Capítulo 23: Sospechoso
25 Capítulo 24; Onda expansiva.
26 Capítulo 25: Él viene por mí.
27 Capítulo 26; My kind of love is painful.
28 Capítulo 27; Otra historia.
29 Capítulo 28; Crisis.
30 Capítulo 29: El primer golpe.
31 Capítulo 30; Mi otra mitad.
32 Capítulo 31; Espía.
33 Capítulo 32; Temporal.
34 Capítulo 33; Maldito.
35 Capítulo 34; Sweet.
36 Capítulo 35; Taaffeíta.
37 Capítulo 36; Tratos.
38 Capítulo 37; Oui
39 Capítulo 38: Desgaste.
40 Capítulo 39; Fragmentado.
41 Capítulo 40: Locura.
42 Capítulo 41; Sfax.
43 Capítulo 42; El diablo.
44 Capítulo 43; Hogar, dulce hogar.
45 Capítulo 44; Ligero como el humo.
46 Capítulo 45; ¿Es real?
Capítulos

Updated 46 Episodes

1
Sinopsis.
2
Capítulo 1; Soledad.
3
Capítulo 2; Amenaza.
4
Capítulo 3; Dulcemente amargo.
5
Capítulo 4; Liebe.
6
Capítulo 5; Asfixia.
7
Capítulo 6; Ofensa.
8
Capítulo 7; Solitario
9
Capítulo 8; Opciones.
10
Capítulo 9; Mi niña.
11
Capítulo 10; 27.
12
Capítulo 11; Agotamiento.
13
Capítulo 12; Mini rojito.
14
Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.
15
Capítulo 14; Vacío llenado con whisky.
16
Capítulo 15; Te extraño
17
Capítulo 16; De regreso.
18
Capítulo 17; L.M.U
19
Capítulo 18; La más bella.
20
Capítulo 19; Confesión.
21
Capítulo 20; Sin problemas, no hay guerra.
22
Capítulo 21; My sweet-hurt
23
Capítulo 22; Maldición familiar.
24
Capítulo 23: Sospechoso
25
Capítulo 24; Onda expansiva.
26
Capítulo 25: Él viene por mí.
27
Capítulo 26; My kind of love is painful.
28
Capítulo 27; Otra historia.
29
Capítulo 28; Crisis.
30
Capítulo 29: El primer golpe.
31
Capítulo 30; Mi otra mitad.
32
Capítulo 31; Espía.
33
Capítulo 32; Temporal.
34
Capítulo 33; Maldito.
35
Capítulo 34; Sweet.
36
Capítulo 35; Taaffeíta.
37
Capítulo 36; Tratos.
38
Capítulo 37; Oui
39
Capítulo 38: Desgaste.
40
Capítulo 39; Fragmentado.
41
Capítulo 40: Locura.
42
Capítulo 41; Sfax.
43
Capítulo 42; El diablo.
44
Capítulo 43; Hogar, dulce hogar.
45
Capítulo 44; Ligero como el humo.
46
Capítulo 45; ¿Es real?

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