Capítulo 2; Amenaza.

Cracovia, Polonia.

Jackson Webster.

La música sonaba de una manera ensordecedora, el alcohol ya ni siquiera me producía picazón en la garganta, sentía los labios adormecidos, el sudor me pegaba la ropa en la piel, agua me escurría por mi cabello y rodaba por mi frente, me limpié con el dorso de la mano, me hice hacía atrás el cabello y volví a empinarme la botella tratando de buscar una manera de apaciguar todo lo que tenía en el pecho.

La imagen… Aquella imagen que no me dejaba de inundar la cabeza volvió a instalarse delante de mí, verla en el suelo, suplicándome con la mirada, las lágrimas amontonándose en sus ojos, rogándome… Gritando por ayuda… El estómago se me revolvió como ese día en el que vi cuando la subían a la lancha.

Gritando.

Rogándole a mi padre quien se mantuvo firme e inexpresivo.

Líquido amargo subió por mi garganta, me levanté del sofá y corrí al baño, pasando entre la gente que no paraba de tomar, logré encontrar un cubículo vacío y apenas alcancé a llegar al retrete, vacié todo lo que había en mi estómago.

Mis rodillas cedieron y terminé cayendo al piso, como ella cuando le rogó a mi padre que no lo hiciera.

El pecho se me contrajo y algo salado subió por mi garganta al recordar como se aferraba a él, Erek burlándose mientras la jalaba por detrás y la obligaba a separarse, en ese momento la duda cruzó las facciones de papá, pero era demasiado tarde para arrepentirse.

Ni siquiera tuve el valor de ver como la subían a la lancha, sus gritos… La manera en la que gritaba me aniquiló por dentro, tuve que apartar la mirada o terminaría yendo por ella sin importar qué.

No era justo.

No era honorable ni correcto lo que hicimos.

Pero lo hicimos y no había vuelta atrás.

Me levanté del suelo con las piernas temblando y los ojos húmedos, sorbí por la nariz, escupí un par de veces para alejar el sabor amargo y me limpié, bajé la cadena para después salir y enjuagarme el rostro y la boca.

Mi respiración agitada parecía hacer eco en el baño, la música no era tan fuerte y al parecer estaba solo, pasé saliva.

Sin importar que hiciera cualquier cosa para distraerme o liberarme de la culpa, no funcionaba, sentía el pecho pesado y el estómago adolorido, a todo eso que ya sentía, se sumaba lo que le había pasado a Nat.

Casi se muere… En realidad, estuvo a punto de morirse, 8 días inconsciente…

—Ey, ¿ya nos vamos? —un ebrio Konrad entró tambaleante al baño. Me sequé con las toallas desechables.

—Sí, ahora voy. —respondí, utilizó el mingitorio, regresé a la mesa para pagar la cuenta.

Creí que salir a un club con él me dejaría lo suficientemente ebrio como para sentir algo que no fuese el alcohol en mi cuerpo, pero me equivoqué, me sentía peor que cuando entré.

Ambos salimos, uno de los choferes nos llevó a la propiedad de los Borkowski, quienes se ofrecieron a darnos asilo mientras la Sacra nos “aceptaba”, lo cual aún lo veía difícil, nuestra familia perteneció durante generaciones a la mafia ‘Ndrangheta, era imposible cambiarse de grupo así como así, pero Jankiel nos ofrecía protección, después de todo, también la Sacra planeaba atacar a mi familia, lo cual me ofendía y me parecía estúpido y provechoso.

Legal ya no existía, no había quien defendiera a mis hermanos, abuelos ni madre.

Así que papá buscaba extender la protección para ellos también, tratando de aliarse con Valerio Lorza quien se había posicionado como el Capo de la Sacra al ver que Toledo aún no aparecía después de que se encontró su barco incinerado.

Entramos a la mansión, caminé pesadamente hacía la alcoba que ocupaba con mi esposa, me adentré intentando no hacer ruido, pero ella estaba despierta, esperándome sentada en el pequeño comedor que teníamos al otro lado de la cama, cerré la puerta a mi espalda.

—Últimamente estás bebiendo mucho. —entrecerró los ojos.

—Lo sé. —respondí quitándome los zapatos, me desabroché la camisa y el jean mientras caminaba a la ducha.

Sentía la piel pegajosa.

—¿Por qué?

—No lo sé.

—Sientes culpa. —indicó siguiéndome, abrí la regadera.

—¿Qué te hace pensar eso? —me giré para mirarla, el alcohol no aplacaba mi pecho, pero si me hacía sentir mareado, apenas podía hablar claramente.

—Tengo dos suposiciones, o sientes culpa o sentías atracción por ella. —casi me aniquiló con los ojos.

—¿Disculpa? —levanté una ceja.

—La otra noche te escuché jadear su nombre… O murmurar, pero escuché claramente que decías; Pamela… Pam, ¿soñaste con ella? —cruzó los brazos.

—Sinceramente, no recuerdo nada. —me quité el bóxer y entré a la ducha. El agua refrescándome la cabeza.

—¿Te parecía atractiva?

—¿En verdad me estás preguntando eso ahora? Ya falleció hace casi 3 meses. —comencé a ducharme.

—Quiero asegurarme.

—Claro, no se me vaya a ocurrir contactarla por una Ouija y serte infiel. —solté con ironía.

—¿Qué? Podría presentarse como un íncubo.

—Súcubo mi amor, el demonio sexual femenino se llama Súcubo. —corregí enjuagándome el cuerpo.

—Sólo responde, ¿te parecía atractiva? —insistió.

—No. —respondí terminando de ducharme, tomé una toalla y la envolví en mi cintura, ella seguía mirándome fijamente.

—¿Seguro?

—¿Dudas de mí? —tomé su cintura y la pegué a mí, envolvió los brazos en mi cuello.

—Es que todo ha sido tan raro, no me gusta que salgas con mi hermano. —hizo una mueca.

—¿Por qué? —toqué sus mejillas, su piel siempre estaba suave y brillante.

—Konrad es un mujeriego, tú eres mi esposo, es extraño saber que sales con él a beber y regresas ebrio a casa, directamente entrando a la ducha, me hace sentir insegura.

—¿Prefieres que me acueste contigo sudado y apestando a cigarrillos? —fruncí el ceño.

—Sabes a lo que me refiero. —rodó los ojos, me incliné hacía ella, alcanzando sus labios, rápidamente nuestras lenguas se encontraron durante algunos segundos.

—Zuzka, llevamos conociéndonos más de 10 años y tenemos 3 años de matrimonio, las inseguridades no van conmigo y tampoco deberían de ir contigo. —afirmé, ella se lamió los labios.

—Tienes razón, supongo que es todo el estrés, ¿sabes algo de Nat? —se separó un poco, la solté para ir al vestidor y cambiarme.

—No tengo comunicación con nadie. —confesé, mi corazón se apretó al recordar la rabia de mi Nonna cuando se dio cuenta de lo que hicimos, mi abuelo básicamente nos desterró de Catanzaro y sinceramente no tenía el valor de llamar a mi madre.

Era un jodido cobarde.

—Ayer quise conversar con Kenn, pero no está muy abierto a charlar conmigo en este momento, hicimos videollamada para que Massi lo viese, está triste. —me siguió, respiré profundamente.

—Ya casi se cumplen los 3 meses, regresaremos y resolveremos algunas cosas. —me tiré en la cama después de ponerme un bóxer, nuevamente, me siguió, se acomodó a mi lado, abrazando suavemente mi cintura, me giré hacía ella para envolverla en mis brazos.

—Papá aún se ve preocupado, no sé que piensa, no quiere conversar.

—Es que las cosas han sido difíciles últimamente.

—Massi preguntó por ti antes de dormir.

—Lo veré mañana al despertar. —cerré los ojos, relajándome al tenerla pegada a mí, sintiendo su calor y su aroma, mi sistema apagándose e ignorando momentáneamente el huracán que arrasaba con mi pecho.

Sólo necesitaba unos minutos de paz, los cuales conseguía durante un rato en la noche, antes de que la tormenta aumentara y las pesadillas aparecieran en la madrugada, agotándome, desgastándome y la culpa llenándome, ahogándome otra vez.

...⊱⋅ ────── ❴ • ✿ • ❵ ────── ⋅⊰...

Abrí la lata de bebida energética y le di un trago, las burbujas picando en mi lengua y garganta, vi como el auto deportivo de Konrad entraba a la mansión, me acerqué a la puerta del copiloto.

—Llegas tarde. —vi que tomaba un celular de carcasa roja con diseños extraños, fruncí el ceño al detallar las letras P y N entrelazadas, erguí la espalda mientras él bajaba como si nada.

—Ya no tenía gasolina, pasé a llenar el tanque y le compré algo a Massi. —levantó el juguete.

—¿De dónde sacaste ese celular? —pregunté, ambos caminando a la entrada.

—¿Qué celular?

—Sabes bien a que me refiero. —sujeté su brazo, me miró con algo de diversión.

—Está desactivado, tranquilo. —sonrió como si nada, se soltó y entró.

—¿Estás demente? Nathan se lo regaló, pueden rastrearlo incluso si está en el fondo del mar, ¿lo encendiste? —sentí que la sangre me burbujeaba, maldita sea, me mudé a Cracovia para no lidiar con fallos irresponsables y Konrad era una copia aún más infantil que mi jodido hermano.

—Lo hice y no pasó nada, así que relájate, lo desactivé, lo llevé a que lo revisaran y es indetectable ahora, ¿contento? —rodó los ojos con fastidio, apreté los labios, resistiendo las ganas de darle un puñetazo.

—Mira quien llegó, el más puntual del mundo. —mi esposa sonrió, su hermano se acercó a ella, la abrazó y besó su cabeza.

—¿Y Massi? Le traje un juguete.

—Le están saliendo más dientes, Jackson lo durmió hace un rato. —suspiró tomando la cajita de bloques grandes para que jugara mi hijo, dejé la lata de lado y me froté el rostro—. ¿Qué pasa? —me miró.

—Nada, tú esposo es algo paranoico. —se burló.

—Y tú un jodido irresponsable, aún conserva el celular de Pam. —solté a punto de estirarme el cabello.

—¿Qué? —papá lo miró con el ceño fruncido.

—Ya lo arreglé, es indetectable, por dios. —caminó al mini bar, Jankiel entró seguido de Erek.

—¿Por qué lo conservas aún? —preguntó Zuzka cruzando los brazos.

—Como un recuerdo, es inofensivo, ¿bien? —se sirvió un vaso de whisky.

—Más te vale, no podemos arriesgarnos a tener algo que nos una directamente a la muerte de Pam. —le dijo su padre.

—¿Por qué? ¿Acaso la van a investigar? ¿Quién lo hará? Los alemanes están prácticamente encerrados en su casa, no hay movimiento de nada.

—Dios, dame el jodido celular. —exigió Erek.

—No te daré ni mierda.

—¿Para qué quieres conservarlo? ¿Acaso te gustaba la muerta? —se burló, el estómago se me revolvió.

Muerta…

—Era linda. —respondió inclinándose el vaso, papá bufó al igual que mi esposa, tenía ganas de vomitar, sentí la mirada de Zuz sobre mí.

—Él lo dijo, no yo. —le regresé la mirada.

—¿Qué pasa hermanita? ¿Estás celosa de una muerta? —se rió Konrad.

—Para nada, simplemente estoy cansada de escuchar sobre ella, ya no está con nosotros y al menos debemos de tener respeto por los fallecidos. —suspiró pesadamente.

—Que santa y devota eres. —siguió con la burla, le advertí con la mirada que cerrara la boca, volteó los ojos.

—No le hables de esa manera a tu hermana. —advirtió Jankiel.

—Lo siento Zuz. —murmuró segundos después.

—El celular. —insistió Erek, Konrad bufó antes de entregárselo.

No pasaron ni 2 segundos cuando un celular sonó, el chico sacó el suyo, lo puso sobre la barra y respondió mientras se servía otro trago.

—Konrad Borkowski, ¿quién habla?

Nos quedamos en silencio, no se escuchó nada, ni siquiera estática o algo, simplemente la otra línea estaba en silencio.

—¿Hola? ¿Tienes algo que decir? —se inclinó sobre el aparato.

—¿Disfrutaste recortarme de las fotografías? —una voz ronca, apagada y verdaderamente amenazante se escuchó.

—¿Disculpa? —Konrad frunció el ceño.

—¿Te gustaron las fotografías que te enviaste al celular?

—¿N-Nathan? —la voz de Konrad tembló, abrí los labios y caminé lentamente hacía la barra, deteniéndome a medio camino.

—En cuanto te vea, no sólo te voy a arrancar los dientes, sino las uñas también, una por una, maldito enfermo de mierda. —la gélida voz de mi hermano hizo eco en la sala, vi que incluso Konrad palidecía.

—¿Cómo te atreves a amenazar a mi hijo, Nathan? —habló Jankiel.

—¿Amenazar? Es una jodida promesa que se extiende a usted y a su otro puto hijo.

—¿Ya tienes fuerzas para decir pendejadas? ¿Te estás recuperando bien? —el hombre llegó hasta la barra, miré a papá, él seguía atento, mirando el celular y escuchando.

—¿Por qué no viene a comprobarlo por si mismo?

—Pronto te visitaré y llevaré un arreglo lindo de flores para la tumba de tú novia. —sonrió.

—Jankiel… —murmuró papá como si le advirtiera de algo.

—Gracias, yo me aseguraré de que Zuzka reciba los restos de su padre y hermanos, junto con lindos arreglos florales.

—Cuelga. —le ordenó a Konrad, él tomó el celular.

—Una cosa más. —habló Nat.

—¿Qué? —bramó Konrad.

 —El celular no está desactivado, me gustan las estatuas que están en el jardín delantero, los escoltas cambian de puesto cada 5 minutos, ¿no es así? —el tono que utilizó se sintió como algo helado recorriendo la espalda, a todos nos sorprendió lo que dijo porque nos quedamos quietos, mirándonos y apenas respirando.

Cortó la llamada, acentuando el silencio dentro de la sala.

—¿Está aquí? —preguntó Zuzka en un pequeño susurro que nos despertó a todos, Jankiel salió hecho rabia de la sala, Konrad apenas podía respirar.

—Te dije que podría rastrearlo. —lo señalé.

—¡Ya lo había mandado a desactivar! Creí que estaba bien. —se alteró.

—¿Qué? ¿Acaso le tienes miedo? —se burló Erek, estrelló el celular en el suelo, la pantalla volviéndose añicos cuando lo pisoteo varias veces.

—No, ¿pero como supo lo de las estatuas y los escoltas? —se aclaró la garganta.

—¿Cómo lo hizo, señor Webster? —miró a mi padre.

—No lo sé, pero lo averiguaremos. —fijó los ojos en mí, pasé saliva.

—Llamaré a mamá. —saqué mi celular y busqué su número, sorprendentemente respondió al tercer tono, deseaba… Anhelaba que no hubiese respondido, ¿qué le diría?

—Hola.

—Hola, ¿cómo estás? —me froté la nuca.

—¿Sólo eso? ¿Después de casi 3 meses sólo eso? —su voz apagada y agotada me formó un nudo en la garganta.

—Lo siento. —miré hacía otro lado.

—¿Tú padre está ahí?

—Sí. —murmuré.

—Entonces habla con él, porque yo no quiero hablar con ninguno de ustedes. —la rabia le brotó y colgó.

Me lamí los labios, mi garganta doliendo a un más, el nudo haciéndose cada vez más grande que incluso me costaba respirar.

—¿Qué te dijo? —preguntó papá.

—No quiere hablar. —logré responder después de carraspear un poco, tenía la boca seca.

Negó lentamente y salió de la sala, Zuzka me miró, sus facciones suavizándose lentamente.

—Vamos con Massi. —extendió una mano, suspiré y caminé hacía ella, entrelazó nuestros dedos y subimos las escaleras en dirección de la alcoba de mi hijo—. Legal ya no existe, ¿verdad? —preguntó cuando entramos y la niñera salió.

—Estoy seguro de que no. —me senté en el sofá, Massi durmiendo en su cuna, ella se acomodó en mi regazo, toqué sus piernas.

—Nathan tenía buenos escoltas, ¿por qué no pedirle a Raptor que venga?

—No vendrá.

—Todos tienen un precio, Titán lo tuvo, Raptor también debe de tenerlo. —entrecerró los ojos.

—No, él no, en verdad es leal a mi abuelo y en especial a Nathan.

—¿Por qué?

—Es su padrino de bautismo, Angelo, el abogado, también es padrino de primera comunión y confirmación de Nathan, lo cuidan como si fuese su hijo. —murmuré mirando a Massi dormir.

Preguntándome si sus padrinos de bautismo lo cuidarían del mismo modo que a Nathan.

—Vaya, creo que es afortunado, tiene a buenas y leales personas que lo cuidan. —sonrió suavemente.

—Así es.

—¿Qué hay de los demás?

—Aunque Nathan ya no sea Capo, mi abuelo sigue siendo el Don, los escoltas están bajo sus órdenes y después de que Legal se desintegró; sólo conservó a los más leales, los demás se unieron a otros clanes, los Coppola tomaron fuerza al igual que Iván Greco, el idiota se quedó con el muelle. —apreté los dientes.

—Debe de ser difícil para ustedes permanecer quietos aquí, te aseguro que Erek está resolviendo rápidamente la alianza con la Sacra, tú padre sabe cómo trabajar en estas circunstancias, le agrada a Valerio.

—¿Cómo sabes eso? —la miré.

—Porque siguen aquí y no han atacado a tu familia. —respondió, fruncí el ceño.

—¿Esa es tú manera de calmarme?

—Tengo otros métodos, pero te ves preocupado y no sé sí quieras hacerlo estando así. —peinó mi cabello.

—Sólo quiero acabar con esto, necesito volver a la empresa. —me tallé un ojo al sentir picazón.

—No hagas eso, te tirarás las pestañas. —me regañó, me miré los dedos y ella se quejó al ver un par de pestañas en ellos, sonreí un poco.

Se acurrucó en mi pecho, enterrando el rostro en mi cuello y suspirando, la acuné en mis brazos.

—Todo mejorará muy pronto, ya lo verás.

—Eso espero. —murmuré cerrando los ojos, sentí que besaba mi cuello, sonreí un poco apretándola contra mi cuerpo y sumiéndonos en un relajante silencio, escuchando los suaves ronquidos de mi hijo—. Ronca igual que tú.

—Yo no ronco. —soltó una risita.

—Lo haces y se escucha exactamente igual. —asentí.

—Deberías grabarlo.

—Lo haré. —giré el rostro para besar su frente.

—Te amo.

—Yo también te amo, nena.

Regresamos a nuestra pequeña burbuja silenciosa y feliz…

Santiago;

Insistí por tercera vez, ahogué un bufido de frustración al escuchar que ahora el número estaba fuera de servicio.

Inhalé profundamente, buscando calmarme, pero no pude hacerlo, sentía que iba a explotar, la puerta de mi alcoba se abrió.

—¿En qué puedo ayudarle, señor? —habló Titán.

—¿Tienes información nueva?

—Ninguna importante, señor. —negó.

—¿Seguro?

—Su hijo comenzó a tratarse desde hace la semana pasada, un psicólogo ha ido tres veces durante la semana, se queda en casa dos horas y después sale. —vaciló un poco.

—¿Por qué no lo dijiste antes? —me acerqué a él.

—Porque dijo que no quería perder el tiempo conociendo la salud de su hijo. —se aclaró la garganta.

—Pues ahora lo van a mantener vigilado las 24 horas del día. —ordené.

—¿Alguna medida en especial?

—Sólo avísame de cualquier cosa que haga.

—Sí señor, ¿eso es todo?

—¿Qué tal va todo? —hice un ademán mirando hacía la ventana.

—Los escoltas hicieron rondines, no hay nada, reforzaron la seguridad, Jankiel se puso rabioso, ¿puedo saber lo que ocurrió?

—Nathan le llamó a Konrad y lo amenazó, comienza a despertarse, preferiría que se mantuviera calmado un par de meses más. —confesé cruzando los brazos.

—Entonces no está rabioso, sino nervioso.

—¿Lo crees?

—Considero que Nathan es alguien a quien no debemos subestimar, no lo conozco como hijo, sino como Capo y si el señor Aytron lo puso en ese puesto fue por algo…

—En vano, porque fracasó. —recalqué.

—Con todo respeto señor, quien acabó con Nathan no fueron los enemigos, sino su propia familia.

—¿Qué insinúas? —entrecerré los ojos, mirándolo fijamente, sintiendo como mis latidos se aceleraban lentamente, la sangre corriendo por mis venas más rápido y mis respiraciones tornándose más profundas y largas.

—Sí usted y el joven Jackson no hubiesen intentado comunicarse con Marwa, intentando desesperadamente destronar a su hijo, Nathan seguiría siendo Capo y la señorita Köster estuviese viva aún.

—Lárgate. —hice un movimiento con la cabeza.

—Permiso señor. —asintió y salió.

Lo había dejado claro, merecía un poco de crédito por todo esto, Nat no estaba preparado y no iba a permitir que mi desordenado hijo se impusiera ante mí, ¿yo rendirle cuentas a él? Nunca.

No me arrepentía de nada.

Jamás me arrepentiría de nada.

Pasé el resto del día tratando de comunicarme con Maritza, pero después de varios intentos me di por vencido, llamé a Kenn, demoró casi 4 tonos en atender la llamada, pero lo hizo.

—¿Sí? —respondió apenas en un murmullo.

—Pásale el celular a tu madre. —ordené. 

—Está con Nathan.

—Entonces llévale el puto celular, Kennedy. —me pellizqué el puente de la nariz.

—No puedo.

—¿Por qué carajos no? —la impaciencia me recorrió el cuerpo.

—No sé en dónde están, Karl y yo nos quedamos con Nonna en su casa, mi abuelo salió con mamá, Nathan y Dan. —explicó soltando un pequeño suspiro… O liberando el aire suavemente.

—Perfecto. —murmuré cerrando los ojos con fuerza.

—¿Cuándo regresarán? —preguntó en un susurro.

—Cuando tengamos que hacerlo. —colgué, busqué el número de Dan y llamé, repitiendo la acción un par de veces hasta que respondió.

—Diga.

—¿En dónde están?

—No te lo puedo decir.

—No comiences con esa pendejada, respóndeme.

—En verdad no puedo.

—Daniel, maldita sea…

—Tengo que colgar. —murmuró y lo hizo.

Pequeño hijo de…

Me senté en la cama, me levanté y recorrí la extensa alcoba, me sentía… Enjaulado, encerrado y atado, con una puta cadena en el cuello y las manos atadas tan jodidamente fuerte que comenzaba a desesperarme.

Jamás había dependido tanto de nadie como en ese momento, recordar que varias cosas dependían de los polacos me hizo sentir inservible, yo resolvía cosas, no me gustaba que los demás se metieran en lo mío porque sólo lo jodían y eso estaba ocurriendo.

Hice lo que hice para saldar el embrollo con la Sacra, al mismo tiempo que me ganaba a Valerio Lorza al ayudarlo con el problema que tenía con Toledo, a final de cuentas; matando a dos pájaros de un tiro… Una bala que se incineró en el mar, pero después de todo, había resultado.

O simplemente tenía suerte de que ese jodido barco se quemara y que Toledo fuese por el mismo camino que la mocosa.

La duda seguía latente en mi cerebro, ¿quién había sido? ¿Quién se atrevió y cómo logró quemar el barco de Toledo? La información fue rápida, precisa y sospechosamente perfecta. Lo habían catalogado como un accidente en los circuitos, añadiéndole crédito a los supuestos cables viejos del sistema de navegación, pero me permitía dudar eso, había escuchado rumores sobre el “Averno” era lo último en tecnología marítima, era imposible que un corto circuito lo hubiese quemado, no se esa manera y si fuese así; las llamas no avanzaban tan rápido, tenían tiempo de escapar y los botes salvavidas se quemaron junto con el barco, a excepción de uno.

Jankiel se precipitaba a afirmar que Toledo estaba muerto cuando posiblemente había escapado del barco y seguía con vida, pero, sobre todo; Valerio Lorza subía como espuma, escalando puestos en la Sacra como si fuese dueño de todo, mientras que yo, el hijo del Don de la mafia ‘Ndrangheta estaba ahí, esperando un favor de él…

¿Qué mierda estaba haciendo aquí?

Sí hace meses pude matar a un Capo de la Sacra podría hacerlo otra vez, ¿no es así?

La puerta se abrió lentamente, Zuzka entró con un recién despierto Massimo, quien aún se frotaba los ojos.

—¿Nos acompaña a comer? —sonrió sutilmente, sonando amigable y mirándome como si me apreciara más allá de ser su suegro.

Siempre me miró así desde que la conocí cuando cumplió 20 años.

—No tengo apetito. —confesé, la rabia e indignación apenas me permitía respirar.

—Supongo que Nathan nos alteró a todos, Jackson y yo estaremos abajo en el comedor, con Massi obviamente. —miró al bebé, el niño se recostó en su hombro, ocultando su rostro en el cuello de su madre.

—¿Sólo ustedes? —arrugué las cejas.

—Sí, mi padre y hermanos salieron junto con su escolta, Titán. —asintió, después me dedicó una mirada discreta—. ¿No lo sabía?

—Provecho, Zuz. —luché contra el alambre de púas que se envolvía alrededor de mi cuello, apretándome la garganta y rasgándome la piel.

Abrió los labios para respirar y terminó por salir de la alcoba, apreté los puños.

Verdaderamente ya no podía esperar.

Tenía que ir a Catanzaro en cuanto antes, sin importar que los 3 meses finalizaran dentro de 2 semanas más, tenía que ir ahora mismo y aguardar o tener paciencia, ya no eran opciones para mí…

Capítulos
1 Sinopsis.
2 Capítulo 1; Soledad.
3 Capítulo 2; Amenaza.
4 Capítulo 3; Dulcemente amargo.
5 Capítulo 4; Liebe.
6 Capítulo 5; Asfixia.
7 Capítulo 6; Ofensa.
8 Capítulo 7; Solitario
9 Capítulo 8; Opciones.
10 Capítulo 9; Mi niña.
11 Capítulo 10; 27.
12 Capítulo 11; Agotamiento.
13 Capítulo 12; Mini rojito.
14 Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.
15 Capítulo 14; Vacío llenado con whisky.
16 Capítulo 15; Te extraño
17 Capítulo 16; De regreso.
18 Capítulo 17; L.M.U
19 Capítulo 18; La más bella.
20 Capítulo 19; Confesión.
21 Capítulo 20; Sin problemas, no hay guerra.
22 Capítulo 21; My sweet-hurt
23 Capítulo 22; Maldición familiar.
24 Capítulo 23: Sospechoso
25 Capítulo 24; Onda expansiva.
26 Capítulo 25: Él viene por mí.
27 Capítulo 26; My kind of love is painful.
28 Capítulo 27; Otra historia.
29 Capítulo 28; Crisis.
30 Capítulo 29: El primer golpe.
31 Capítulo 30; Mi otra mitad.
32 Capítulo 31; Espía.
33 Capítulo 32; Temporal.
34 Capítulo 33; Maldito.
35 Capítulo 34; Sweet.
36 Capítulo 35; Taaffeíta.
37 Capítulo 36; Tratos.
38 Capítulo 37; Oui
39 Capítulo 38: Desgaste.
40 Capítulo 39; Fragmentado.
41 Capítulo 40: Locura.
42 Capítulo 41; Sfax.
43 Capítulo 42; El diablo.
44 Capítulo 43; Hogar, dulce hogar.
45 Capítulo 44; Ligero como el humo.
46 Capítulo 45; ¿Es real?
Capítulos

Updated 46 Episodes

1
Sinopsis.
2
Capítulo 1; Soledad.
3
Capítulo 2; Amenaza.
4
Capítulo 3; Dulcemente amargo.
5
Capítulo 4; Liebe.
6
Capítulo 5; Asfixia.
7
Capítulo 6; Ofensa.
8
Capítulo 7; Solitario
9
Capítulo 8; Opciones.
10
Capítulo 9; Mi niña.
11
Capítulo 10; 27.
12
Capítulo 11; Agotamiento.
13
Capítulo 12; Mini rojito.
14
Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.
15
Capítulo 14; Vacío llenado con whisky.
16
Capítulo 15; Te extraño
17
Capítulo 16; De regreso.
18
Capítulo 17; L.M.U
19
Capítulo 18; La más bella.
20
Capítulo 19; Confesión.
21
Capítulo 20; Sin problemas, no hay guerra.
22
Capítulo 21; My sweet-hurt
23
Capítulo 22; Maldición familiar.
24
Capítulo 23: Sospechoso
25
Capítulo 24; Onda expansiva.
26
Capítulo 25: Él viene por mí.
27
Capítulo 26; My kind of love is painful.
28
Capítulo 27; Otra historia.
29
Capítulo 28; Crisis.
30
Capítulo 29: El primer golpe.
31
Capítulo 30; Mi otra mitad.
32
Capítulo 31; Espía.
33
Capítulo 32; Temporal.
34
Capítulo 33; Maldito.
35
Capítulo 34; Sweet.
36
Capítulo 35; Taaffeíta.
37
Capítulo 36; Tratos.
38
Capítulo 37; Oui
39
Capítulo 38: Desgaste.
40
Capítulo 39; Fragmentado.
41
Capítulo 40: Locura.
42
Capítulo 41; Sfax.
43
Capítulo 42; El diablo.
44
Capítulo 43; Hogar, dulce hogar.
45
Capítulo 44; Ligero como el humo.
46
Capítulo 45; ¿Es real?

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