23 de diciembre.
Dan:
La estación de trenes poco a poco se quedó vacía, el mal clima había prevalecido toda la semana, no habíamos tenido ni un día de sol, el frío era bastante intenso, una ligera capa de nieve manchaba algunos lugares de Catanzaro, pero el pronóstico del tiempo anunció tormentas de nieve en diferentes puntos del país, la más cercana a nosotros era en Cosenza, así que posiblemente también tendríamos algo de nieve los siguientes días.
Mi celular vibró en mi bolsillo, me levanté para poder sacarlo, el abrigo era grueso y limitaba un poco mis movimientos, llevé el aparato a mi oído.
—¿Ya llegaste? —respondí.
—Sí, estoy recogiendo mi equipaje, ¿tú ya llegaste? —su suave voz me hizo entrar en calor.
—Recién, ¿necesitas ayuda? —mentí, en realidad tenía casi 1 hora en la estación.
—No, ya voy, ¿en dónde te veo?
—Estoy justo a un lado de la taquilla norte.
—¿Junto al trineo? —preguntó, giré a mi espalda, vi la enorme estructura repleta de luces de colores.
—Sí.
—Ya te vi.
—¿Ah sí? ¿Qué llevo puesto? —sonreí un poco, miré al suelo para evitar buscarla entre la gente.
—Un abrigo negro que te hace ver realmente atractivo. —escuché su voz a mi lado, bajé el celular y la miré—. Hola. —sonrió, los ojos le brillaron.
—Hola nariz de cereza. —sonreí al ver la rojez en ella, se bajó aún más la gruesa bufanda.
—En Roma no hacía tanto frío, creí que haría menos, estamos en una costa. —se quejó, la abracé por el cuello y besé su nariz helada.
—Cambio climático, cariño. —inhalé su delicioso perfume, me abrazó suavemente.
—Es una porquería, ¿nos vamos? Se me están congelando los pies. —su voz tembló ligeramente.
—Claro, ¿no usaste doble calceta? —tomé la maleta grande de ruedas y la maleta de mano que llevaba.
—Gracias cariño, sí me las puse, pero repito, no creí que haría tanto frío, el tren era cálido. —pasé un brazo sobre sus hombros, se pegó a mí, caminamos a la salida.
—¿El viaje estuvo bien?
—Sí, nunca había viajado en tren, me gustó mucho. —subió la bufanda cuando estuvimos cerca de la entrada, me acomodé la capucha del abrigo y el cuello alto de la playera que llevaba debajo.
—¿Cuánto fue? Como 5 horas o algo así.
—Fueron 6 horas y 26 minutos, se detenía como 10 minutos en cada estación. —llegamos a mi camioneta, el cielo se veía gris y habían cancelado prácticamente todos los vuelos, así que el tren era el medio más útil en este momento.
—Te agradezco que hayas venido en estas condiciones, ¿segura que no le importa a tú padre que no pases navidad con ellos? —suspiré abriendo la cajuela para subir la maleta.
—Está bien, papá y Tau pasarán vacaciones con la familia de la prometida de Sizwe, viajé con ellos a Roma, subí al tren hacía acá y ellos se fueron a Venecia. —respondió, la encaminé al asiento del acompañante y le abrí la puerta, subió y casi corrí al otro lado, rápidamente subí, encendí la calefacción y me abrí el abrigo, deslizando los brazos fuera de el para tener mayor movilidad.
—¿No son las primeras vacaciones familiares con la prometida de tú hermano? —vacilé.
—Algo así, no serán las últimas. —encogió un hombro.
—Ahora me siento culpable. —admití haciendo una mueca.
—No, no pasa nada, ya lo hablé con Nora, estuvo de acuerdo y hasta me ayudó a convencer a papá para que me dejara venir. —soltó una risita, nos abrochamos los cinturones.
—De acuerdo, vamos. —suspiré arrancando, justo cuando consideré que el motor estaba caliente, vi que varios vehículos tenían llantas especiales para evitar accidentes en caso de que hubiese hielo en las calles, por suerte yo le había cambiado las llantas hace unos días, así que me sentía seguro.
—¿Cómo ha ido todo? —preguntó segundos después.
Lo medité durante unos segundos.
Nat tenía meses desaparecido, mamá y los gemelos se mudaron a la casa de Nat cuando las visitas de los polacos fueron más constantes, papá se hizo cargo de la empresa junto con Jackson y tuvieron el descaro de incluir a Erek en ella, pasando por encima de la jurisdicción de mi abuelo, en conclusión, todo era una mierda.
—Meh… —me limité a responder.
—¿Se han complicado las cosas?
—Demasiado.
—¿Crees que es buen momento para hacer eso? —la preocupación inundó sus preciosos ojos, tomé su mano cubierta por el guante.
—Es el mejor momento para hacerlo. —besé la tela.
—Espera, mejor así. —se quitó rápidamente el guante, sonreí y volví a besarla.
—Como te decía, pienso que es mejor hacerlo ahora. —retomé haciéndola reír un poco.
—De acuerdo, ¿podemos pasar por una tienda o algo así? Traje algunos regalos y quiero envolverlos. —pidió, asentí. Hicimos una parada para comprar papel de regalo, cajas y moños. Conduje a mi departamento tranquilamente, justo cuando la temperatura disminuyó bastante y suaves copos comenzaron a caer como diminutas plumas.
Aumenté un poco la calefacción, nos quitamos los abrigos que curiosamente estaban húmedos, ella se cambió de ropa y yo realicé mi tan habitual recorrido de contactos, para ver si alguien sabía algo de Nat.
Axel negó al igual que los otros investigadores que mi abuelo había contratado, Nathan se movía rápido y gracias a Raptor que cubría sus huellas, era prácticamente indetectable.
Estuve a punto de llamarle a Stef, pero no quería saturarlo, no cuando su hijo ya había nacido, el pequeño Art Sebastián era como una mini copia de su padre, una escasa melena pelirroja adornaba su cabeza, la última vez que lo vi aún no tenía cejas ni pestañas, sólo recordaba un pequeño bulto de piel tan blanca que parecía casi transparente, de no ser por las fotos que Leah le manda a Kenn no reconocería al bebé, tenía casi 2 meses de nacido, casi nada de cabello aún y a veces abría los ojos, pero era demasiado pronto para descubrir que color tenían.
Le mostré las fotografías a Alika, prácticamente se derritió de ternura al ver que la madre lo vestía con mamelucos tiernos, hace un par de días me envió una tarjeta navideña, Art estaba vestido de duende y a mi parecer se veía gracioso porque era una bolita cubierta de tela verde, con orejas puntiagudas y un gorrito, ni siquiera estaba despierto, parecía dormido, sólo que su pequeña boca formaba un ligero “beso”, según Alika era lo más tierno que jamás había visto en su vida.
—¿Cuál es el significado del nombre? —me miró cuando ambos nos sentamos en el sofá, con mantas en las piernas y bebiendo café.
—Sinceramente no recuerdo, sólo sé que tiene un nombre irlandés y uno francés, evidentemente Sebastián es francés. —respondí haciendo una pequeña mueca.
—Ya veo, espero poder conocerlo. —los ojos le brillaron de ilusión.
—¿Quieres tener hijos? —abordé la conversación que me reusaba a tener, al menos hasta que estuviese casado, pero pensándolo bien, era una estupidez tenerla después, si te casas es porque planeas tener hijos, ¿no?
—La verdad es que sí, siempre he soñado con eso. —asintió dejando la taza de lado, me miró fijamente, completamente centrada en mí, los nervios burbujearon en mi estómago—. ¿Tú quieres tenerlos?
—En realidad nunca lo había pensado, me limitaba a aceptar que sería el tío adorado por sus sobrinos. —admití encogiendo un hombro.
—Oh… —apartó la mirada, concentrándose ahora en sus manos, cuyos dedos se revolvían.
—Aunque podría cambiar de opinión, siempre y cuando mis hijos tengan la posibilidad de heredar unos hermosos ojos hazel. —tomé su mano, levantó la mirada.
—Pues yo quisiera que mis hijos nacieran con ojos grises.
—Si quieres podemos comenzar con los intentos. —sonreí un poco.
—Ah no señor Webster, ¿se le olvida algo? —levantó una ceja.
—¿Masaje después de hacerlo? —tomé su cintura, la acomodé sobre mi regazo.
—Suena tentador, pero me falta algo aquí. —levantó su mano derecha, solté una risita.
—Ya lo veremos. —entrecerré los ojos.
—Mhm… Dan… —comenzó a reír cuando subí las manos a sus costillas, se removió, la recosté en el sofá y me acomodé sobre ella—. No es justo, tú odias las cosquillas.
—Pero amo tu risa. —sonreí, tenía el corazón tan acelerado que podría darme un infarto.
—Te quiero mucho.
—Yo también te quiero, preciosa. —me incliné hacía su boca, después de días de abstinencia de su cuerpo, pude tomar una dosis, como si en realidad fuese un adicto y ella mi droga favorita.
Jamás me cansaría de tenerla.
Y si podría tenerla conmigo todos los días, para siempre; obviamente lo haría, le daría todos los jodidos anillos que quisiera.
Lo que comenzó en el sofá, terminó en mi alcoba, ambos acurrucados en la cama, el ventanal abierto nos permitió ver como el día se iba pintando de gris cada vez más, la noche lo hacía ver aún más sombrío y gélido.
Permanecimos entre las cálidas sábanas hasta el día siguiente, ver unos ligeros rayos solares me hicieron sentir mejor, Ali preparó el desayuno, habló con su padre mientras yo hacía un poco de ejercicio, había adquirido la costumbre de salir a correr, cerca del edificio había una zona bastante agradable en donde varias personas se ejercitaban, debido al clima preferí usar la caminadora, la acomodé frente al ventanal y abrí la ventana, para al menos sentir un poco del clima, no era lo mismo, pero era agradable, la sensación de libertad me calmó la ansiedad y desesperación que había padecido desde hace días.
Tenía los cascos puestos, escuchando la canción “lose your soul”, completamente concentrado en el paisaje natural que había frente a mí, literalmente me perdí, en algún punto las piernas me dolieron y los pies me hormiguearon, como si me estuviese dando un calambre, me detuve lentamente, me quité los cascos y mi cabello mojado cayó sobre mi frente, ni siquiera me había dado cuenta de que había estado sudando todo este tiempo, las gotas de sudor manchaban el monitor de la caminadora y la banda corrediza, mis pulmones ardían en cada profunda y errática respiración, giré la cabeza a los lados, sin apagar por completo la caminadora, apenas consciente de que una suave melodía se extendía por la sala.
—¿Cariño? —pregunté en un jadeo.
—Aquí estoy. —respondió, pulsé el botón rojo y la máquina se detuvo, las piernas me temblaron cuando bajé de ella, mi reloj digital del monitor marcaba la velocidad, el tiempo y las calorías perdidas, había corrido poco más de una hora a un nivel de trote promedio.
Me giré, Ali hacía estiramientos en un tapete negro.
—Te lo iba a pedir prestado, pero no quería interrumpirte. —sonrió un poco.
—No tienes que pedir nada. —me limpié el sudor con una pequeña toalla, me quité la playera, la tela se me pegaba a la piel.
—Te vi corriendo y en verdad sentí envidia, yo no puedo ni correr 5 minutos. —se sentó para mirarme.
—Llevo haciéndolo durante meses, en algún punto te acostumbras, deberíamos practicar en tu resistencia. —sonreí un poco.
—Encantada. —levantó las manos en mi dirección, sonreí aún más y le ayudé a levantarse, enrolló el tapete después de limpiarlo, yo también limpié la caminadora, la doblé y la llevé a guardar junto con el tapete.
Entramos a la ducha, arreglamos algunos regalos y volví al recorrido telefónico, no me daría por vencido, Nathan no pudo desaparecer así porque sí.
A eso de las 5 de la tarde me llegó un mensaje, era Kenn.
“¿Vendrás a la cena de noche buena?”
^^^“Claro, llevaré a alguien”^^^
“De acuerdo, será en casa de los abuelos a las 8pm”
^^^“Sí señor, ¿sabes sí estará papá o Jackson?”^^^
“Lo más seguro es que papá no vaya, pero Jackson y Zuzka sí, ella misma le llamó a Nonna para preguntarle si podía asistir”.
—No puede ser. —murmuré en shock, leí el mensaje como 3 veces, sintiendo que tal vez me había vuelto disléxico y había leído mal.
^^^“¿En serio?”^^^
“Sí, Nonna al principio no quería, pero mi abuelo logró convencerla, creo que quiere hablar con ella”
“No están seguros si aparezcan Konrad o Erek, por lo pronto sólo esperamos a Zuz”
—Que hija de puta. —me froté el rostro.
—¿Todo en orden? —Ale me miró ligeramente preocupada, respiré profundamente.
—Algo así.
—¿Seguro?
—Mhm. —asentí tecleando una respuesta.
^^^“Está bien, nos vemos a las 8”.^^^
—¿Por qué siento que no me estás diciendo la verdad? —tomó mi mano.
—La cena es a las 8pm. —cambié de tema besándole la mejilla.
—No te vas a salvar, Daniel. —advirtió señalando su cabello, había usado un tubo recubierto de una tela sedosa para crear “rizos sin calor”, se lo puso hace un par de horas cuando tenía el cabello húmedo aún.
—Simplemente irá la esposa de Jackson, los problemas que hemos tenido son por culpa de su familia… En parte. —expliqué levemente, ella comenzó a maquillarse y yo me quedé acostado en la cama, hablando como si estuviese en una cita con el terapeuta.
Obviamente cuidé todo lo que le conté, no quería revelar todo de golpe, al menos no quería que supiera lo que realmente ocurría.
Ella se dedicó a escucharme y a maquillarse, a pesar de verla haciendo otra cosa, me prestaba atención, porque cuando me quedaba callado, ella me miraba y me alentaba a seguir contándole cosas.
Así que lo hice; omití información importante o que la pudiera poner en peligro, también omití nombres y se sintió raro llamar a Pam “chica”, hace meses los gemelos le decían “hermana” y en algunas ocasiones en verdad llegué a sentir aprecio por ella, su situación era complicada, nada decía nada al respecto y después de que Nathan se fue de Reggio hace unos meses, jamás se retomó el tema, al menos no que yo supiese.
Casi sentía que todo el asunto se había quedado entre mi abuelo y sus sobrinos, puesto que según tenía entendido; la familia podría fungir… O desarrollar el puesto de “tribunal” o corte para así sancionar los actos que papá hizo, lo cual preocupaba a mi abuelo, así que literalmente él se hizo cargo, otra vez.
Evidentemente no le conté eso a Ali.
Lo resumí drásticamente a un atentado a la empresa familiar por parte de algunos empresarios no tan morales, quienes ya había trabajado con la familia polaca y ahora nos tenían constantemente vigilados.
Cuando terminé de hablar faltaban 30 minutos para las 8pm, ella ya se había maquillado, se arregló el cabello e incluso se había vestido, usaba un vestido a medio muslo hecho de lana, completamente blanco, un cinturón dorado marcaba su perfecta cintura, llevaba unas licras negras y unas botas largas con tacón del mismo color que el vestido.
—¿A qué se dedica tú familia? —me miró insegura.
—A muchas cosas en realidad; consultoría energética, bienes raíces, franquicias y todo lo relacionado con ello. —respondí buscando algún traje que ponerme.
—Debería de haber un significado diferente para problemas familiares que impliquen el apellido Webster. —suspiró pesadamente.
—No tienes ni idea. —murmuré colocándome ropa térmica debajo del traje color pino, me puse desodorante, loción y tomé un reloj después de calzarme los zapatos.
—Si no te conociera lo suficiente, pensaría que solo tratas de asustarme para no presentarme con tu familia, ¿nos vamos? —besó suavemente mis labios antes de ponerse su abrigo y envolverse en la gruesa bufanda.
Sí tan sólo supieras…
—Claro. —sonreí un poco, tomamos algunas cosas y bajamos al estacionamiento, la noche era tranquila, las calles adornadas se veían cálidas, aún había gente caminando por todos lados, a pesar de la baja temperatura.
Una sensación extraña inundó mi pecho, desde hace tiempo dejó de emocionarme la navidad, pero incluso el año pasado me sentía mucho más feliz que hoy, no entendía el porqué si ahora tenía a Ali, entonces recordé la manera en como nos conocimos.
Literalmente ella me salvó la vida.
Cuando intenté negociar con la Sacra el año pasado al parecer ya me esperaban con un ataque, varios sicarios intentaron matarme, por suerte… O por un milagro logré escapar, estaba lo suficientemente mareado y agotado como para reaccionar a mi entorno, crucé una calle sin fijarme y un auto me empujó, quien conducía el auto era Ali y era su primera vez haciéndolo.
Aún recordaba perfectamente el pánico en ella al pensar que todos los golpes me los había hecho ella cuando simplemente me empujó, ella lo veía como un gran accidente, me llevó al hospital, en cuanto me revisaron escapé para regresar a casa, meses después la busqué porque en aquel momento se sintió como conocer a un ángel.
Desde entonces es inevitable ir con ella cada vez que necesitaba un poco de amor no maternal o familiar.
Después lo formalizamos y ya teníamos varios meses saliendo… En perfil bajo para ambos, su familia era muy discreta para el nivel de popularidad que tenía su empresa en Dinamarca.
Llegamos a la casa de mis abuelos, los adornos no eran los mismos del año pasando, a pesar de las luces que había, la sensación de tristeza flotaba en el ambiente, entramos a la sala, por suerte sólo estaban mi madre, Nonna y los gemelos en ella.
—Hola, buenas noches. —saludé, me miraron y después centraron su atención en la mujer a mi lado.
—Buenas noches. —mamá fue la primera en levantarse.
—Mamá, Nonna, ella es Alika Aster, mi novia, cariño; ella es mi madre, Maritza y ella es mi abuela Larissa. —las presenté, no sabía que las manos me sudaban hasta que la humedad me cubrió las palmas.
—Hola, mucho gusto. —sonrió Ali estrechando la mano y besando las mejillas de ambas.
—El gusto es mío, al fin conocemos a la novia misteriosa del café. —Nonna sonrió suavemente.
—Sí, quería que fuese una presentación general. —miré de reojo a los gemelos. Ellos se levantaron y caminaron hacía nosotros para saludar a Ali, quien sorprendentemente logró diferenciarlos.
—¿Cómo estás, Kenn? —preguntó después de saludarlo.
—Bien, gracias, ¿y tú? —sus facciones demostraron una ligera sorpresa.
—Muy bien, ¿qué tal tú, Karl? —abrazó cortamente al otro.
—Igual, por un momento creí que nos confundirías.
—Son gemelos, pero tienen distintas características. —sonrió ella.
—Ella tiene el don para diferenciarnos. —Karl asintió.
—¿Lo tengo? —sonrió aún más.
—Sí, a veces hasta mamá nos confunde. —rió Kenn.
—No es verdad. —se indignó un poco, suspiré de alivio, ella me miró y sonrió levemente, me hizo una señal, me acerqué—. ¿Sabes algo?
—Lo único que sé es que está con Raptor y siguen moviéndose.
—Ya veo, escuché un rumor, estuvo en Alemania mucho tiempo, pero la familia Köster hace meses se mudó, la empresa tiene un representante, al parecer se tomaron un descanso indefinido, muchos lo asocian con la muerte de Pam, pero otros aseguran que se fueron por temor a que la Mocro Maffia les regrese el ataque. —explicó, el metal en su mirada se veía cansado, la envolví en mis brazos y besé su frente.
—Lo encontraremos, te lo prometo.
—Gracias cariño, al menos tú intentas hacer algo. —reprochó de cierta manera.
—Te ves hermosa.
—No intentes alagarme. —ocultó su ligera sonrisa.
—¿Te agrada? —me separé un poco para mirar de reojo a Ali hablando con Nonna y los gemelos.
—Lo importante es que a ti te agrada, ¿lo hace? —me miró de reojo.
—Bastante. —asentí, su sonrisa vaciló.
—Creo que… Tuve un Deja vú.
—No fue un deja vú, simplemente recordaste lo que pasó el año pasado. —pasé saliva al revivir por segundos la misma escena, sólo que, en lugar de Ali, era Pam hablando con Nonna y los gemelos.
—Dan, es bueno verte. —habló mi abuelo, me separé de mamá para saludarlo y presentarle a Ali, me preocupaba más las reacciones de mi familia, Ali era buena ganándose a las personas, así que confiaba en ella.
Acerté, porque minutos después estaba entablando una conversación bastante entretenida con mis abuelos, explicándoles brevemente sobre su empresa y lo que ella hacía, básicamente era la encargada de relaciones públicas, elaboraba contratos personalizados cuando era necesario y los proveedores que tenía eran los mejores, por lo tanto; sus productos eran de una muy buena calidad.
La empresa Aster´s future entraba directamente al comercio de energía renovable y arquitectura sustentable, casi compitiendo directamente con algunas de las empresas familiares.
Ali es arquitecta y a la par tiene estudios en comercios internacionales, además… Tiene un diplomado en redacción de contratos mercantiles.
Al saber eso Kenn se sorprendió y emocionó a partes iguales, diciendo que él también quería ser arquitecto, Ali simplemente encendió sus ganas de estudiar eso, le explicó todos los procesos y proyectos que hacía, el corazón se me agitó un poco al ver la ilusión en la mirada de mi hermano menor.
Pasamos al comedor, Ali seguía hablando con Kenn, discretamente, pero como todos los demás estábamos en silencio, podíamos escuchar la charla a la perfección, en cuanto nos sentamos llegaron Zuzka, Massi y Jackson, les presenté a Ali y por momento Zuz se robaba la atención de Ali y la charla que tenía con Kenn, aunque en realidad, el verdadero motivo de su distracción era Massi.
—¿Puedo sostenerlo? Es muy lindo. —le tendió las manos al bebé, quien rápidamente extendió los brazos.
—Claro. —Zuz se lo pasó.
—Eres un bebé muy guapo, sí, eres muy apuesto. —le habló con ternura, a veces sentía que Massi sabía provocar a las mujeres, porque soltó una risita, las regordetas mejillas se le pusieron rojas y oculto su rostro en el pecho de Ali—. Oh por dios, es tan tierno. —me miró, los ojos le brillaban tanto al igual que la sonrisa.
—Sí, es todo un galán. —tomé la copa de vino y bebí un trago.
—Uy, hasta acá huele a… —Karl olfateó cerca de mí— compromiso.
—Es perfume Armani. —rodé los ojos, Ali soltó una risita y volvió a mirarme.
—Por lo pronto. —añadió ella regresándole el niño a su madre.
—¿Ah sí? —levanté una ceja, avispas rabiosas zumbaron por mi estómago, mi corazón se hinchó y bombeó con violencia.
—Sí. —asintió inclinándose la copa.
—Buena noche, ¿por qué nadie me avisó que tendríamos visita? —papá entró al comedor, mi abuelo lo aniquiló con los ojos, Nonna evitaba mirarlo al igual que mi madre, pero a él le valió, porque aún así besó la mejilla de su madre y la de su esposa antes de caminar hacía nosotros, Ali y yo nos levantamos.
—Ella es mi novia Alika, él es mi padre, Santiago. —los presenté brevemente, ella le dedicó la mejor de sus sonrisas, papá asintió estrechando su mano.
—Un gusto señorita…
—Aster, Alika Aster. El gusto es mío, señor Webster. —respondió rápidamente.
—Es bueno conocerte, no los distraigo más. —acomodó su silla y la recorrió para que se sentara, me acomodé lentamente al ver que él caminaba al puesto al lado de mamá, para ese entonces ya habían preparado un lugar para él.
Comenzamos a cenar, podía pasar horas escuchándola hablar sobre su trabajo, lo que le gustaba y sus viajes, era una persona muy sencilla a pesar del estilo de vida que tiene, es muy transparente y amable, sorprendentemente se llevó bien con Zuzka y logró entablar una conversación fluida con Jackson, mantuvo la atención de papá sobre ella en todo momento.
—¿De dónde eres? —preguntó Zuz cuando sirvieron el postre.
—Nací en Herning, Dinamarca.
—Ya veo, ¿toda tú familia es de ahí? —sonrió un poco.
—No en realidad, somos la segunda generación que nace ahí, Dan dice que soy un mix de nacionalidades. —me señaló brevemente.
—Lo eres. —asentí.
—¿Por qué? —Zuz frunció levemente el ceño.
—Mi abuelo es africano, nació en Botsuana, mi abuela es alemana, nació en Zúrich, mi papá es danés, pero mi madre nació en Moldavia.
—¿Cuántos idiomas hablas? —preguntó Karl cuando literalmente Ali dejó a todos sorprendidos.
—Casi 10, aún estoy aprendiendo árabe e hindi. —respondió con una pequeña sonrisa de autosatisfacción.
—Vaya. —murmuró Kenn.
—¿Cuál es el nombre de tú abuela? —preguntó papá entrecerrando los ojos. Antes de que pudiera decir algo, Ali respondió.
—Frida Klein.
—¿Cómo Adler Klein? —levantó una ceja.
—Sí, bueno, mi abuela es hermana mayor de… —se calló y frunció levemente el ceño— ¿lo conoce?
—Algo, sí.
—¿Ah sí? No sabía. —me miró confundida.
—Nunca hablamos sobre nuestros abuelos. —logré responder, ella asintió, siguió comiendo postre tranquilamente, papá pasó de mirarla de manera agradable a casi analizarla fijamente, Jackson se unió a su estúpido juego de miradas que sólo me hizo sentir más culpable.
Ahora entendía a Nathan.
Sabía lo que sentía querer proteger a alguien de la amenaza que está sentada frente a ti.
Pasamos a la sala, apenas charlamos un rato y decidí que era hora de irnos al ver como mi abuelo quería hablar con papá, pero él desviaba la atención con Ali o Massi, preguntándole cosas muy… Obvias a mi novia sobre el hermano de su abuela.
—Creo que ya es hora de irnos. —fingí un bostezo que afortunadamente contagió a Ali, se cubrió la boca y sonrió después de bostezar.
—Sí, es mejor que se vayan a descansar. —sonrió mamá levantándose para despedirnos al igual que Nonna.
—Deberíamos desayunar algún día. —le dijo Zuzka al momento de abrazarla.
—Claro, ¿te dejo mi número? —mi tierna novia sonrió emocionada—. Oh… Lo cambié hace unas semanas y aún no me lo aprendo, puedes pedírselo a Dan. —añadió.
—Por supuesto. —Zuz me miró, pero aparté la mirada rápidamente.
—Se lo enviaré más tarde. —respondí antes de despedirme de mi madre y Nonna, tomamos nuestras cosas y salimos de regreso a mi departamento, era pasada la media noche cuando nos acostamos en la cama, inexplicablemente no pude dormir.
Sólo pensaba en una cosa… Más bien en una persona; Nathan.
Intenté no moverme mucho para no molestar a Ali, pero fallé horas más tarde, conocía perfectamente como dormía, un profundo y largo suspiro significaba que estaba por despertarse, automáticamente cerré los ojos y fingí dormir.
—¿Aún sigues despierto? —su ronca, adormilada y suave voz interrumpió el silencio de la noche.
—Sí. —murmuré pasando un brazo debajo de su cuerpo, se acomodó sobre mi pecho, rodeó mi cintura suavemente.
—Deberías dormir o sino papá Noé no te traerá regalos. —besó mi pecho.
—Desde hace tiempo papá Noé me trajo el mejor regalo. —la pegué a mi cuerpo, sentí que sonreía contra mi piel.
—Entonces sino duermes no te daré tú regalo.
—De acuerdo. —suspiré profundamente, apreté los párpados y conté mentalmente, apenas llegué a 10 cuando sentí que Ali se movió.
—¿Estás dormido? —susurró tan bajo que apenas le entendí.
—No. —respondí de la misma manera, abrí los ojos.
—¿Quieres contarme algo? —acarició mi abdomen.
—No. —repetí.
—¿Seguro?
—No. —murmuré frotándome el rostro.
—¿Qué pasa, cariño? —encendió la lámpara.
—¿Recuerdas lo que te conté en la tarde? —peiné su cabello cuando se sentó como indio, mirándome.
—Ajá. —frunció levemente el ceño, luego sus facciones se iluminaron un poco—. Ya veo, ¿es sobre Zuz?
—¿Cómo lo sabes?
—Tienes exactamente la misma expresión agobiaba que tenías cuando me contaste todo, tus facciones cambiaban automáticamente cuando Zuz y tú padre me preguntaban cosas, el agobio cambió a molestia cuando hablaba con Jackson. —explicó mientras acariciaba mi mandíbula.
—¿Tan obvio soy? —la indignación flotó en mi pecho.
—Tus facciones son como un libro abierto, cariño. —sonrió levemente—. Sí te preocupa que hable o me reúna con Zuz, relájate, se cuidarme sola, tomé clases de defensa personal hace meses. —levantó el mentón con orgullo.
Dudo mucho que las clases de defensa personal tengan efecto contra sicarios y mafiosos.
—Esa es mi chica. —asentí, volvió a acomodarse en mi pecho después de apagar la lámpara.
—Ya veo porque te preocupaba tanto presentarme a tú familia. —soltó una ligera risita.
—Aún falta que conozcas a alguien más.
—Espero conocerlo pronto. —volvió a besarme el pecho, la envolví en mis brazos cuando me giré hacía ella, besé su frente e inhalé el aroma a chocolate que había en su cabello, de esa manera logré relajarme lo suficiente como para dormir un par de horas al menos.
Siguiendo con la tradición navideña familiar, al día siguiente desayunamos en casa de mis abuelos, pasamos a la sala para abrir los regalos y fruncí el ceño al ver que había más cajas que anoche, el papel era color marfil, con textura rugosa y acabado mate, se veían muy elegantes.
Apenas nos sentamos en los sofás, los gemelos comenzaron a repartir algunos regalos.
—Creo que me faltó un regalo. —escuché una voz que venía desde la entrada de la sala, automáticamente me levanté al reconocer al dueño, como siempre; usaba ropa negra, pero en está ocasión había algo diferente en él, el zafiro en sus ojos era opaco, su piel era más blanca que de costumbre, había recuperado el peso perdido, o al menos eso parecía gracias al abrigo que usaba, sus pómulos seguían marcados y sus ojeras oscuras rodeaban casi todo su ojo, haciéndolo ver más agotado e incluso se veía más grande por culpa del cabello crecido y la sombra de la barba.
—Nat. —sonrió Kenn casi corriendo a abrazarlo, Nat apenas me miró cuando me acerqué un poco.
—Hola enano. —sonrió levemente regresándole el abrazo, Karl se unió a ellos y no pude evitar acercarme para aplastar a los gemelos.
—¿En dónde estuviste? —sujeté su nuca.
—En todos lados. —respondió ronco, en cuanto nos separamos, lo abrazó mamá y después Nonna.
—Así que tú eres el hermano adoptado. —habló Ali cuando Nat entró por completo a la sala, se quitó el abrigo, llevaba un suéter negro que se amoldaba a sus músculos, no sólo había recuperado su peso, sino que había aumentado su masa muscular.
—¿Lo soy? —levantó una ceja.
—Eres el único de cabello azabache y ojos azules, aún así no entiendo la obsesión de las mujeres contigo.
—No lo notaste a tiempo. ¿Cómo estás Alika? —estrechó su mano.
—Mejor que tú, Nathan. —suspiró profundamente.
—¿Se conocen? —fruncí el ceño.
—No en persona, él salió con varias de mis amigas cuando estaba en la universidad. —explicó ella usando un suave tono de reproche, Nat apenas sonrió levemente.
—Te debo un regalo.
—De acuerdo. —asintió.
La mera presencia de Nat hizo que Zuz se mantuviera quieta, apenas mirándolo de reojo, Jackson se molestó al igual que papá, pero mi hermano ni siquiera les prestó atención, se sentó a un lado de mamá.
—¿Quieres tus regalos? —preguntó Karl.
—¿Hay regalos para mí?
—Un par, no sabíamos si ibas a venir. —respondió mamá.
—Mejor guárdalos para mañana, tengo cosas que hacer. —se levantó.
—Apenas acabas de llegar. —Nonna frunció el ceño.
—Lo sé, pero en verdad tengo que hacer esto. —se colocó el abrigo.
—¿Te veré mañana? —le preguntó mamá, Nat asintió besándole la mejilla.
—Feliz navidad, Nonna. —se despidió de ella y de Ali, ignorando completamente al abuelo, papá, Zuz y Jackson.
—Nathan. —lo llamó el abuelo haciendo que se detuviera en la entrada de la sala, miró sobre su hombro—. Es bueno verte. —añadió, Nat apenas asintió y salió rápidamente.
Ali me miró, como buscando alguna respuesta o explicación acerca de la actitud de mi hermano, lastimosamente no la tenía y buscarla me tomaría mucho tiempo.
¿Qué jodida mierda planeaba ahora?
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