Capítulo 9; Mi niña.

Pamela;

Acomodé los palillos de metal en mis dedos y tomé una pieza de sushi, la sumergí un poco en la salsa de soya preparada y lo llevé a mi boca, el delicioso sabor me hizo suspirar, hace mucho que no lo comía, había olvidado literalmente su sabor, era exquisito.

—No puedo. —se quejó Nasy después de su decimosegundo intento de tomar los palillos, ya había destrozado la pieza de sushi.

—Para eso te dieron un tenedor. —le dijo Samu, mi hermanita nos vio comer con palillos y quiso intentarlo, papá tuvo la paciencia para enseñarle, pero Nasy simplemente no pudo y terminó frustrándose antes que él.

—Yo quería usar los palillos. —frunció el ceño.

—Aprenderás más adelante, sólo tienes que ser paciente. —le dijo papá reuniendo el sushi destrozado con un tenedor, Nasy hizo un puchero y abrió la boca, haciendo que papá soltara una risita antes de levantar el tenedor lleno de arroz hacía su boca—. Mi niña desesperada. —le dio de comer.

—Al menos se complementan, Pam es la señora paciencia y Nasy es la antítesis. —indicó Samu, solté una risita.

—Creo que sí. —suspiró papá dándole el resto del sushi a Nasy, antes de dejarle el tenedor para que ella comiera por sí sola después de besarle la cabeza.

—Ay niñas. —Clara sonrió.

—¿En dónde está Nani? —pregunté tomando otro rollo.

—Salió en la tarde, dijo que no demoraría. —respondió papá mirando su celular.

—Quizá se entretuvo con algo. —vi que Clara tomó un tenedor para ser solidaria con Nasy, papá la imitó.

—No la conoces tanto, las salidas de mi madre son extensas y ni siquiera se da cuenta hasta que llega a casa.

—O usted sale a buscarla. —añadí, Samu aguantó una risa, papá me miró y asintió.

—Exactamente.

—Bien, ahora ya nos dejaron como los malos que usan palillos. —bufó el chico a mi lado.

—No seas exagerado. —negó su madre.

—Deberías probar este. —Samu me pasó un contenedor de sushi, estuve a punto de estirar el brazo.

—Espera, los que tienen la cinta verde tienen camarones, ella es alérgica. —avisó papá.

—Cierto, lo siento. —apartó el contenedor antes de que pudiera tocar el rollo.

—Se veía bien. —fruncí el ceño.

—Acá hay otro que tiene atún, te gustará. —papá me pasó otro contenedor.

Habíamos decidido pedir la cena a un restaurante nuevo que vendían sólo sushi, inclusive preparamos la sala, armamos una mesa redonda mediana y baja para poder sentarnos en la alfombra con varios cojines y comer en el suelo, había más de 9 contenedores de sushi, de distintos tipos, al igual que sus acompañantes y un montón de salsas y otras cosas como maki, nigiri y temaki.

—¿No es raro que sólo seas alérgica específicamente al camarón? —Samu frunció el ceño.

—Tengo una reacción alérgica a todos los mariscos en general, porque me sale urticaria, pero el camarón me hincha y no puedo respirar. —hice una mueca al recordar vagamente que en algún momento comí camarones y me llevaron a un hospital, no recordaba lo demás, sólo sabía que lo había pasado mal.

—Oh, lo recuerdo, una vez te llevaron al hospital por una alergia. —asintió.

Lo imité, me llevé otro rollo a la boca y lo disfruté plenamente, estaba feliz en ese momento, casi sentía que no me faltaba nada, pero inconscientemente miraba a mi izquierda, como si pudiese recordar que alguien más ocupada ese lugar a mi lado, no sólo en una mesa, sino también en la cama, porque cada vez que abría los ojos miraba a mi lado, como si esperara encontrar a alguien conmigo.

Fruncí el ceño y tragué, tomé otro y volví a llenarme la boca, tal vez no recuperaría tan rápido mis recuerdos, pero al menos trataría de atesorar los nuevos, como este momento de cena familiar, aunque faltaba mi abuela, pero sabía que pronto llegaría y que todo estaba bien.

Una vez que estuve lo suficientemente satisfecha me levanté, le ayudé a Clara a limpiar un poco la mesa, a pesar de que papá le decía que no era necesario que lo hiciera, de todos modos lo hacía.

Subí a mi alcoba, olvidando por completo que había dejado mi celular conectado al cargador, hace días mi papá me regaló un nuevo celular de alta gama, cuando le pregunté el motivo dijo que después del accidente había desaparecido el anterior y cuando estuvo seguro de que podía usar uno, me lo compró y me ayudó a configurarlo.

Verdaderamente ni siquiera usaba el aparato, no tenía redes sociales y sólo usaba WhatsApp porque era necesario para comunicarme con papá cuando trabajaba o simplemente intercambiaba mensajes con Samu cuando cada uno estaba en su alcoba y tenía pereza de moverse, siempre nos enviábamos mensajes o stickers.

Las demás aplicaciones eran de Netflix, Prime Video, HBO, Spotify e incluso una aplicación para leer libros.

Desconecté el celular del cargador y encendí la pantalla, no había ninguna notificación, lo dejé en la mesita de noche, me tiré en la cama boca abajo después de quitarme los tenis y suspiré.

Miré el otro lado de la cama, por algún motivo no me sentía cómoda durmiendo directamente en el centro, a veces lo intentaba, pero cuando despertaba sólo ocupaba el lado izquierdo de frente a la cama.

Coloqué una almohada en el espacio libre con la esperanza de llenar el lugar, pero no estaba ni cerca de ocupar el otro lado, suspiré profundamente, sentía algo raro en el pecho, me acomodé sobre la almohada, la fría tela me puso de mal humor, no sé porqué tuve el presentimiento de que estaría al menos un poco tibia, me equivoqué.

Me levanté un poco, le di un par de golpes y después la mordí para tratar de liberar la repentina frustración que inundó mi pecho.

—¿Se puede saber que te hizo la almohada para que la ataques de esa manera? —giré el rostro soltando la tela, miré hacía la puerta, Cort estaba ligeramente recargado en el umbral, ya no tenía su uniforme estilo militar, sino que usaba un simple chándal y camisa, ambos de color azul marino, una sonrisa burlona estaba plasmada en su rostro.

—Que te importa. —fruncí el ceño, le mostré la lengua y oculté mi rostro en la almohada. Escuché su risita y sus pasos acercándose a la cama, sentí que se sentaba cerca de mis pies.

—Me han hecho muchos gestos a lo largo de mi vida, pero el que me ha llegado a ofender un poco es ese.

—Que bueno. —lo miré, me miró de reojo y volví a mostrarle la lengua, vi que rodaba los ojos y ocultaba su sonrisa.

—Tú padre nos compró la cena, no soy muy fanático del sushi, pero ese en especial estaba rico, también nos dio galletas de la fortuna, son mis favoritas, aunque odie las fortunas en papel. —vi que abría una bolsita de plástico, partió la galleta a la mitad—. Clara me dijo que te trajera una, pero sólo te daré la fortuna. —sacó el papelito y me lo dio.

Me senté con las piernas cruzadas como indio.

—Quiero la fortuna de la otra galleta. —pedí cuando se metió la galleta a la boca.

—Puedes conservar ambas. —medio masticó.

—Lo haré, pero creeré más en la fortuna de esa galleta. —señalé la que aún se encontraba cerrada.

—Como quieras. —abrió la bolsita, partió la galleta y sacó el papel, lo cambié.

Leí brevemente lo que decía y rodé los ojos.

—¿Qué dice esa? —suspiré. Tragó y miró el papel.

—“Eres inteligente, fuerte, valiente y perfecto, sigue trabajando así, mantente enfocado”.

—¿En serio? —me acerqué más a él.

—“Un viejo amor vendrá de nuevo a ti” espero que no. —hizo una mueca— ¿Qué dice la tuya?

—“El amor de tú vida está justo frente a tus ojos”. —leí y lo miré, justamente él también levantó los ojos e hicimos contacto visual momentáneamente.

—Eso es más directo que las otras 4 veces que intentaste besarme. —levantó una ceja.

—Cierra la boca. —hice bolita el papel y lo lancé al suelo antes de acostarme en la cama.

—No lo digo yo, lo dice la fortuna. —me imitó, colocó los brazos debajo de su cabeza y suspiró, la mitad de su cuerpo cubría parte del espacio vacío a mi lado.

—La fortuna es estúpida.

—Algunas personas creen en ella.

—Las personas son estúpidas.

—A veces tu papá se toma muy literal lo que dice la fortuna.

—Oye, no seas grosero. —lo empujé suavemente con el pie, escuché su risita.

—Te apestan los pies, aléjalos. —me dio un ligero manotazo. Me senté otra vez y me quité un calcetín para olerlo.

—No es verdad, huelen a detergente y a limpio, de seguro te apestan más a ti. —le lancé el calcetín.

—¿Quieres olerme los pies? —giró un poco y me miró con una ceja arriba, usaba demasiado ese gesto.

—Que asco, no quiero vomitar. —sacudí la cabeza.

—Mhm… Pobrecita. —se burló.

—Cierra la boca. —se me escapó una sonrisa.

—Ya quisieras olerme los pies.

—Mhm… Pobrecito. —hice un puchero, soltó una risita ronca, varonil y suave, inexplicablemente la piel se me puso de gallina.

—Cort. —una voz lo llamó desde la puerta, literalmente saltamos del susto, el chico poniéndose de pie a una velocidad impresionante.

—Padre. —casi hizo un saludo militar de lo firme que estaba.

—Es hora de irnos, ¿todo en orden, señorita? —me miró, sus ojos eran más oscuros que los de su hijo, pero el tono de cabello era exactamente igual.

—Sí señor, gracias. —sonreí un poco, Cort salió de la alcoba sin mirarme, su padre lo miró de reojo antes de volverme a mirar.

—Permiso, que tenga buena noche.

—Igualmente, gracias. —respondí, sonrió levemente antes de girarse e irse, mi estómago se removió suavemente, de repente mi pulso se disparó y terminé suspirando con fuerza mientras me tiraba por tercera vez en la cama.

Me quedé mirando el techo durante algunos segundos, papá entró minutos después y se acostó a mi lado, me moví hasta acomodarme a su lado, abracé su cintura cuando me recosté casi sobre su pecho, comenzó a tocarme el cabello y suspiré profundamente, los ojos se me cerraron involuntariamente.

—¿Cómo te has sentido? —preguntó.

—Bien, ¿y tú?

—Muy feliz de tenerlas.

—¿Te agrada que Clara y Samu estén con nosotros?

—Sí ustedes son felices con ellos, yo también lo estoy. —respondió con simpleza.

—Clara hace postres muy ricos, ¿verdad?

—Sí, incluso a intercambiado recetas con tu Nani.

—Deberían abrir una pastelería. —levanté un poco la cabeza para mirarlo.

—Quizá luego, tu Nani quiere enfocarse en la empresa familiar por ahora. —me miró durante unos segundos, recargué mi barbilla en su pecho.

—¿Puedo ayudarla en algo?

—Lo harás, cuando entres a la universidad el próximo año. —sonrió levemente, tocó mi frente.

—Falta mucho. —fruncí el ceño.

—No tanto, aún te falta recuperarte completamente, no sirve de nada que entres a estudiar si no puedes recordar algunas cosas después. —negó.

—Las recuerdo después —afirmé— Incluso recuerdo cosas de la escuela, hice un examen complicado y lo aprobé.

—Dime la calificación.

—99.5 sobre 100, comí strudel y Nasy vio caballos. —respondí, entreabrió los labios.

—¿Qué más recuerdas?

“Felicidades pequeña, me siento muy orgulloso de ti”.

Una voz resonó en mi cabeza, fruncí el ceño al no identificar de quien se trataba, pero estaba casi segura de que era la misma que escuchaba en mis sueños… O pesadillas, cada vez que mi cerebro intentaba recordar algo que terminaba olvidando en cuanto despertaba.

—Sólo eso. —acomodé la mejilla sobre su pecho, me concentré en el latido de su corazón, era fuerte y constante.

—¿Segura? —insistió acariciando mi espalda.

—Mhm… —asentí.

—Iré a ver si tu abuela ya regresó, si no es así, ¿quieres acompañarme a buscarla?

—Sí. —sonreí, a veces la encontrábamos en lugares divertidos; como en una heladería o comprando cosas para Nasy y para mí.

—Ahora vuelvo. —se levantó cuando me levanté para dejarlo ir, salió de la alcoba, yo busqué mi calcetín y me lo puse, estaba a punto de ponerme mis tenis cuando algo vibró en mi cama.

Miré sobre mi hombro y vi que papá había dejado su celular ahí, era una llamada, el tono se hizo cada vez más fuerte, lo tomé y revisé el contacto.

“W.P. Company”

¿W.P. Company?

Traté de hacer memoria para recordar si se trataba de algún socio, fruncí aún más el ceño al sentir que había escuchado hablar sobre dicha empresa…

Deslicé el dedo por la pantalla y llevé el aparato a mi oreja.

El otro lado se mantuvo en silencio durante varios segundos, me planteé colgar, porque parecía que mi voz había desaparecido, quise hablar, pero no sabía que decir, el otro lado también se mantenía en silencio.

Apreté los labios, estuve a punto de apartar el celular para colgar cuando escuché una voz.

—¿Estás ahí, Zachary? —esa voz, abrí los labios, ahogué un jadeo, parpadeé varias veces, como si eso me ayudara a recordar más rápido—. ¿Zack? —insistió, me lamí los labios dispuesta a responder.

—¿Hola? —apenas pude articular.

—¿Es el mío? —entró papá, automáticamente pegué el celular a mi pecho y asentí rígidamente, mi cuerpo tensándose repentinamente.

—Creo que es del trabajo. —susurré pasándole el aparato, miró la pantalla, frunció el ceño, las facciones le cambiaron y casi parecía estar molesto y preocupado al mismo tiempo.

—Diga. —se lo llevó a la oreja mientras salía de mi alcoba, dejándome ofuscada, confundida y tensa.

Esa voz… Mi cerebro se sintió como una hoja de papel arrugada que trataban de alisar lentamente, con cuidado de no rasgar nada.

Entonces fui consciente de algo; esa voz se escuchaba más ronca cuando hablaba en inglés, pero curiosamente en mis sueños hablaba otro idioma que entendía a la perfección, mi cerebro arrojó de golpe la respuesta; italiano, esa voz hablaba en italiano y yo conocía el idioma.

Entreabrí los labios, tomé mi celular, pero entonces recordé que no tenía nada antiguo en el, nada que me hiciera recordar algo, me levanté y me puse los tenis, salí de mi alcoba para dirigirme a la de Nasy, mi hermanita miraba la pantalla, me acerqué a ella y me acosté a su lado.

—Hola. —me saludó.

—Hola. —sonreí un poco, me imitó, sus ojitos me analizaron durante algunos segundos.

—¿Ocurre algo? —vaciló.

—¿Sabes hablar italiano? —pregunté casualmente.

—No, ¿tú sí? —regresó la mirada a la pantalla, me lamí los labios.

—Creo que sí.

—Eres muy inteligente.

—¿Por qué?

—Tal vez lo aprendiste en el colegio.

—Sé más italiano que alemán.

—Es un idioma difícil, yo todavía no lo entiendo a la perfección. —suspiró profundamente.

—De acuerdo, te amo.

—Yo te amo más, Pam-Pam. —sonrió mirándome de reojo, besé su mejilla y ella la mía, me levanté y salí.

Algo picó en mi estómago, se sintió como si mis intestinos se retorcieran lentamente, apretándome y lastimándome, me detuve en el pasillo, fruncí el ceño cuando ese curioso malestar subió a mi cabeza, los ojos me ardieron cuando mi cerebro parecía retorcerse del mismo modo que mis intestinos.

¿Qué carajos?

Me recargué en la pared, las piernas me temblaron, amenazando con ceder.

Respiré profundamente, o al menos eso intenté.

“¿Qué pasa, pequeña?”

Una voz retumbó en mi cabeza, los ojos se me llenaron de lágrimas al reconocer aquella voz en el celular.

“¿Qué tiene mi bebé?” su voz ronca y seductora se convirtió en suave y tierna, los labios me temblaron, miré alrededor y mi corazón se agitó al ver que veía todo con claridad, no era un sueño, prácticamente estaba recordando algo.

“¿Qué le pasa a mi pequeña princesa?”

Me limpié las mejillas al sentir que las lágrimas me escurrían libremente, respiré con fuerza, me impulsé a seguir caminando hasta llegar a mi alcoba, cerré la puerta detrás de mí y me derrumbé contra ella.

—Para por favor. —rogué apretando mis sienes. Si no podía recordar algo con claridad, deseaba que el recuerdo ni siquiera apareciera, sólo me frustraba y me torturaba cada vez que aparecía incompleto.

Miré mi alcoba, las paredes parecían inclinarse sobre mí, enjaulándome, amenazando con derrumbarse lentamente, bajé las piernas y dejé que todo aquello que sentía me empujara al fondo.

Algo centelleó en mi cabeza, recordé el porcentaje de un examen, ¿podré recordar el nombre del colegio?

Me levanté lentamente, tomé mi celular de la cama, busqué su número de celular y le envíe un mensaje.

^^^“¿Eres bueno hackeando correos?”^^^

Estuve a punto de morderme las uñas después de enviar dicho mensaje, tardó un par de minutos en verlo, en cuanto las flechas se pusieron azules, su respuesta tardó en llegar.

“Depende”

^^^“¿De qué?”^^^

“¿Para qué quieres hackear un correo?”

^^^“Necesito unos documentos personales que papá no me entregará fácilmente”^^^

“Te cobraré por el trabajo”

^^^“Pásame tú número de cuenta y te transfiero”^^^

Envió emojis riendo, no pasaron ni 2 minutos cuando envió una fotografía, creí que verdaderamente me pasaría el número de cuenta, pero abrí los labios al detallar la lista de correos que papá había recibido, todos eran recientes, ¿cuándo hice mi examen?

“¿Cuál quieres?” Escribió.

^^^“Busca algo relacionado a un colegio”. ^^^

Segundos después envió otra captura; “Centro Studi Europeo di Gambardella Giuseppe…”

^^^“Sí, ese”.^^^

Me envió el documento, efectivamente era un PDF que contenía una carta de felicitaciones junto al resultado del examen, el 99.5 sobre 100 estaba resaltado en negritas, me fijé en la información del colegio y fruncí el ceño al ver la dirección; Potenza, Italia.

“¿Eso es todo, patrona?”

^^^“Gracias”^^^

Leyó el mensaje y no respondió, de todos modos no tenía que hacerlo.

Potenza, puse la ubicación en el celular y navegué por Google maps durante unos minutos, mi aturdida cabeza despejándose suavemente mientras reconocía varios lugares, las fotografías del colegio se multiplicaron en mi cabeza al recordar las aulas, la cafetería y los pasillos.

La imagen de un casillero azul oscuro adornado con un pequeño cartel que decía “mi Valentín” se filtró en mi cabeza, recordé que alguien metía precipitadamente algunos sobres dentro de la ranura del casillero, justo donde apuntaban flechas rojas. Se sintió como si me transportara a ese momento en específico, miré de reojo a mi lado, una cabellera castaña o rubia, casi color miel apareció, alcancé a ver su perfil, su nariz era pequeña y ligeramente respigada, sus labios formaban un pequeño beso, se movió, como si quisiera girarse hacía mí, casi sonreí, pero mi corazón dio un vuelco cuando la imagen se esfumó, dejándome sola y casi derrotada.

Pero entonces algo golpeó mi cerebro, como si lanzaran algo que sacudió ligeramente mi mente.

Miller.

¿Cómo Rafael Miller, el mejor amigo de papá?

Ahogué un gritito, regresé mi atención al celular y comencé a descargar todas las redes sociales que aparecían en la aplicación de descargas. Mis dedos temblaban, mis palmas se llenaron de sudor y las froté un par de veces, en cuanto se descargó la primera aplicación comencé a configurarla, al momento de poner mis datos vacilé terriblemente.

Preferí inventar un nombre cualquiera, escogí cualquier imagen que tenía guardada en el celular y mi cuenta de Instagram se formó, pasé directamente al buscador y tecleé Rafael Miller.

Bufé al ver la cantidad de perfiles que tenían ese nombre o similares, lo borré y escribí sólo Miller, obteniendo el mismo resultado, dudé, pero terminé escribiendo el nombre del colegio, entré al perfil y busqué entre todas las fotografías una en donde aparecieran los estudiantes, bajé hasta principios del año y me detuve de golpe al detallar una fotografía de un grupo de 10 personas, 4 chicas y 6 chicos sonriendo, mostrando unas galletas en forma de corazón y más adornos de San Valentín.

Mis ojos se enfocaron en una chica de cabello rubio… Color miel, tenía los ojos cerrados, pero lanzaba un beso a la cámara, entré a la lista de perfiles etiquetados y casi vuelvo a gritar cuando leí un nombre “Leah N. Miller”, mi dedo se disparó como un relámpago al seleccionar dicho perfil.

Pasé directamente a las fotografías, la última que había publicado fue a mediados de marzo, una fotografía de ella con un chico pelirrojo, al parecer era su novio, me deslicé hacía abajo y los ojos me picaron, la nariz me ardió y agua salada subió por mi garganta al detallar una publicación.

Una fotografía mía… De ambas, sonriendo, felices, ella parecía abrazarme por el cuello, pegando su mejilla a la mía, haciendo muecas mientras que yo simplemente sonreía, mi cabello se veía largo y brillante, usaba delineador negro y rímel, mis ojos se veían más profundos y el color esmeralda brillaba con intensidad, leí la descripción.

“Mi chica favorita, te amo”.

Etiquetó un perfil, el nombre apareció como Pam Köster, entré y mi pecho se encogió, apretando mi corazón tan fuerte que no pude respirar durante unos segundos.

Esta cuenta es privada.

Al parecer era mi antigua cuenta… Al parecer no, sin duda alguna era mi antigua cuenta, tenía una foto mía de perfil, había publicado cerca de 200 fotografías, seguía a 60 perfiles y tenía más de 1000 seguidores, ¿por qué tenía tantos?

Regresé a la fotografía y seguí detallando a la chica, ¿cómo podía olvidarla?

—¿Qué haces Ángel? —papá regresó, prácticamente pasaba todo el día… Casi todos los días detrás de mí. Sorbí por la nariz y levanté el teléfono en su dirección, miró la pantalla, su sonrisa cayó y algo más inundó sus facciones.

—¿Era mi mejor amiga? —la voz me tembló, se sentó en la cama, sus labios temblaron al momento de forzar una sonrisa.

—Era como tú hermana.

—¿Qué pasó? —las lágrimas se me escaparon.

—Es complicado de explicar Ángel…

—Entonces vete. —me limpié los ojos.

—Cariño.

—Vete, si no puedes o no quieres explicarme nada, entonces vete, no me estas ayudando a recordar… Es como si no quisieras que recordara nada. —se me escapó un sollozo.

—No, claro que no cariño. —quiso tomar mis mejillas, pero me alejé, las piernas me temblaron cuando me levanté de la cama y negué.

—Vete.

—Pam… —se levantó.

—Que te vayas, ¡vete! —volví a limpiarme los ojos, vaciló al momento de moverse.

El resentimiento pesó en mi pecho, se giró y caminó a la puerta.

—¿En verdad prefieres irte a explicarme lo que pasó?

—Algún día lo entenderás. —se detuvo en el umbral y me miró sobre su hombro, pasé saliva, me giré para entrar al baño, cerré la puerta detrás de mí y puse el cerrojo, casi corrí a la otra puerta que daba al pasillo, también puse el seguro por si las dudas, me subí sobre el tocador a un lado del lavamanos y seguí mirando las fotografías de Leah.

Mi corazón poco a poco se elevó lentamente, mi cuerpo calentándose suavemente y mis recuerdos inundados flotando sutilmente, acercándose a la muralla que rodeaba mi cerebro, arañando las paredes, luchando por subir y adentrarse nuevamente en el.

Sonreí al detallar otra fotografía de ambas con otra chica… Una mujer, las 3 estábamos frente a un espejo de lo que parecía ser un bar.

¿Yo salía a bares?

Ni siquiera había cumplido la mayoría de edad para hacerlo, pero ahí estaba yo.

Etiquetó a la chica, quise entrar a su perfil, pero también era privado, la desesperación me hizo temblar.

Los minutos u horas pasaron hasta que recordé al chico de la primera fotografía, por suerte lo había etiquetado, desafortunadamente no tenía publicaciones, pero Stefan Farrell tenía casi 15 mil seguidores y seguía a 249 personas.

Sólo tenía 2 grupos de historias guardadas, sus nombres eran LM y SAN, el primer grupo eran más de 10 fotografías de Leah, abrí mucho los ojos cuando la fotografía de un ultrasonido apareció, sonreí al ver el mameluco de recién nacido color azul en la última fotografía, tenía escrito algo; “Mi pequeño”.

El siguiente grupo de historias sólo era una fotografía, 3 hombres, con los torsos desnudos, 2 de ellos usaban lentes oscuros, los tatuajes apenas se veían en sus pieles, puse el dedo sobre la pantalla, muy cerca del tercer hombre, usaba unas gafas de ciclismo color rojo con anaranjado, sus mechones azabache estaban mojados y colgaban sobre su frente, rozando su nariz, su sonrisa se sintió como algo cálido en mi estómago, me acerqué más a la pantalla, su traje de baño era negro, tenía más tatuajes que los otros dos, su torso era musculoso y la saliva se me volvió liviana al detallar su musculoso abdomen de 6 cuadritos, una ligera V se le formaba en la cadera, los dedos me hormiguearon al igual que otras partes del cuerpo que me hicieron sentir avergonzada.

Llené mis pulmones de aire y lo liberé lentamente.

Me lamí los labios, sostenía una lata de cerveza en su mano derecha, tenía un corazón tatuado en el dedo anular y por alguna razón sentía que lo había visto antes, pero no recordaba en dónde.

Cerré los ojos con fuerza y le tomé captura de pantalla a la historia, salí de la aplicación y entré a galería, recorté la fotografía para tenerlo sólo a él.

Lo admiré hasta que los ojos me ardieron y las mejillas se me calentaron.

¿Cómo se llamaba?

Ni idea.

Mi cerebro no lo recordaba, pero mi corazón se sentía lleno y feliz de verlo, por alguna razón eso me hizo sentir mejor, casi memoricé los tatuajes que alcanzaba a ver en su piel, sus labios se veían carnosos y suaves, su mandíbula era formada y ligeramente cuadrada, pero lo que más me tenía fascinada eran los diminutos hoyuelos que se formaban en sus mejillas, apenas eran ligeros huecos en su piel, tal vez si sonriera más, se notarían mejor, pero eran perfectos en esa fotografía.

Suspiré profundamente, sintiéndome como si estuviese flotando en una nube ridículamente rosa.

¿Cómo se sentirá abrazarlo?

Sentir su piel y sus músculos contra mí.

Sacudí la cabeza cuando un hormigueo bajó por mi espalda, la piel se me puso de gallina y un cosquilleo agitó mi vientre, los muslos se me tensaron cuando me apreté la pierna buscando controlarme, logré el efecto contrario.

—¿En serio? —me reprendí a mi misma, mis hormonas revolucionaron dentro de mi cuerpo, apreté los dientes y bajé del tocador, las piernas me temblaron y el cosquilleo en mi vientre se intensificó por un segundo.

Me lamí los labios imaginando que tan suaves serían los de aquel chico… U hombre, se veía bastante joven… Bueno, no es como si pudiese ver más de su rostro, en ese momento odié sus gafas de ciclista que cubrían hasta sus cejas y parte de su nariz.

Me quité la ropa lentamente, la piel ardiéndome y picándome de una manera que jamás había experimentado, o al menos, no que recordara.

Rodé los ojos mientras caminaba a la regadera, abrí las llaves y el agua comenzó a fluir, acomodé la temperatura y entré, el agua casi fría se sintió como hielo sobre mi cuerpo caliente, dejé salir un pequeño gritito, apreté los puños y casi me encogí debajo del chorro, respiré temblorosa antes de comenzar a lavar mi cabello.

Me duché tranquilamente, el agua bajando la temperatura de mi cuerpo y despejando mi cabeza saturada.

En algún momento traté de agudizar mis oídos, a la espera de escuchar a alguien entrar a la ducha, por un segundo sentí que alguien sujetaba mi cintura, me moví inconscientemente a la derecha para dejar un pequeño espacio libre bajo el chorro, la piel me hormigueo como si unos brazos se envolvieran a mi alrededor.

—Te amo, pequeña. —una voz hizo eco en mi cabeza, abrí los ojos, miré a mi alrededor y luché contra la sensación de vacío que amenazaba con inundar mi pecho otra vez.

Terminé de ducharme y salí, me sequé el cabello, me envolví en una toalla mientras buscaba mi pijama en el vestidor, me puse crema, cepillé mi cabello y me vestí, salí a mi alcoba, había una charola en el buró con una botella de agua, un vaso de jugo y los medicamentos que tenía que tomar.

Por primera vez en semanas sólo me tomé el jugo de naranja y me acosté después de cerrar la puerta, escondí las pastillas en el cajón de mi buró y volví a concentrarme en mi celular, detallando profundamente la fotografía hasta quedarme dormida… O al menos eso intenté, puesto que desperté varias veces a causa de un cosquilleo en mi vientre y un calor intenso que no me dejaba cerrar los ojos…

Capítulos
1 Sinopsis.
2 Capítulo 1; Soledad.
3 Capítulo 2; Amenaza.
4 Capítulo 3; Dulcemente amargo.
5 Capítulo 4; Liebe.
6 Capítulo 5; Asfixia.
7 Capítulo 6; Ofensa.
8 Capítulo 7; Solitario
9 Capítulo 8; Opciones.
10 Capítulo 9; Mi niña.
11 Capítulo 10; 27.
12 Capítulo 11; Agotamiento.
13 Capítulo 12; Mini rojito.
14 Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.
15 Capítulo 14; Vacío llenado con whisky.
16 Capítulo 15; Te extraño
17 Capítulo 16; De regreso.
18 Capítulo 17; L.M.U
19 Capítulo 18; La más bella.
20 Capítulo 19; Confesión.
21 Capítulo 20; Sin problemas, no hay guerra.
22 Capítulo 21; My sweet-hurt
23 Capítulo 22; Maldición familiar.
24 Capítulo 23: Sospechoso
25 Capítulo 24; Onda expansiva.
26 Capítulo 25: Él viene por mí.
27 Capítulo 26; My kind of love is painful.
28 Capítulo 27; Otra historia.
29 Capítulo 28; Crisis.
30 Capítulo 29: El primer golpe.
31 Capítulo 30; Mi otra mitad.
32 Capítulo 31; Espía.
33 Capítulo 32; Temporal.
34 Capítulo 33; Maldito.
35 Capítulo 34; Sweet.
36 Capítulo 35; Taaffeíta.
37 Capítulo 36; Tratos.
38 Capítulo 37; Oui
39 Capítulo 38: Desgaste.
40 Capítulo 39; Fragmentado.
41 Capítulo 40: Locura.
42 Capítulo 41; Sfax.
43 Capítulo 42; El diablo.
44 Capítulo 43; Hogar, dulce hogar.
45 Capítulo 44; Ligero como el humo.
46 Capítulo 45; ¿Es real?
Capítulos

Updated 46 Episodes

1
Sinopsis.
2
Capítulo 1; Soledad.
3
Capítulo 2; Amenaza.
4
Capítulo 3; Dulcemente amargo.
5
Capítulo 4; Liebe.
6
Capítulo 5; Asfixia.
7
Capítulo 6; Ofensa.
8
Capítulo 7; Solitario
9
Capítulo 8; Opciones.
10
Capítulo 9; Mi niña.
11
Capítulo 10; 27.
12
Capítulo 11; Agotamiento.
13
Capítulo 12; Mini rojito.
14
Capítulo 13; Año nuevo, recuerdo nuevo.
15
Capítulo 14; Vacío llenado con whisky.
16
Capítulo 15; Te extraño
17
Capítulo 16; De regreso.
18
Capítulo 17; L.M.U
19
Capítulo 18; La más bella.
20
Capítulo 19; Confesión.
21
Capítulo 20; Sin problemas, no hay guerra.
22
Capítulo 21; My sweet-hurt
23
Capítulo 22; Maldición familiar.
24
Capítulo 23: Sospechoso
25
Capítulo 24; Onda expansiva.
26
Capítulo 25: Él viene por mí.
27
Capítulo 26; My kind of love is painful.
28
Capítulo 27; Otra historia.
29
Capítulo 28; Crisis.
30
Capítulo 29: El primer golpe.
31
Capítulo 30; Mi otra mitad.
32
Capítulo 31; Espía.
33
Capítulo 32; Temporal.
34
Capítulo 33; Maldito.
35
Capítulo 34; Sweet.
36
Capítulo 35; Taaffeíta.
37
Capítulo 36; Tratos.
38
Capítulo 37; Oui
39
Capítulo 38: Desgaste.
40
Capítulo 39; Fragmentado.
41
Capítulo 40: Locura.
42
Capítulo 41; Sfax.
43
Capítulo 42; El diablo.
44
Capítulo 43; Hogar, dulce hogar.
45
Capítulo 44; Ligero como el humo.
46
Capítulo 45; ¿Es real?

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