Mientras se realizaba la reunión entre los ministros y el Rey Eduardo. Cassandra pasaba por allí, iba camino a su despacho. Sabía que Brahim estaba acompañando al Rey ese día por lo de la ley sobre la protección a las mujeres. Al pasar frente a la puerta del Gran salón escuchó el alboroto, la discusión entre los ministros y el Rey, y escuchó que la nombraban. Se detuvo y se quedó paralizada escuchando tras la puerta, y se dio cuenta que quién hablaba era el Conde Almagro.
Se preguntó, por qué Brahim no da respuesta al Conde? Obviamente ellos aún no habían conversado sobre lo que debían hacer y cómo comportarse como pareja. No habían tenido el tiempo suficiente para hablar y llegar a acuerdos como pareja, debido a las ocupaciones de cada uno. Sobre todo como pareja sucesora a la corona del reino.
Entonces, escuchó al Rey Eduardo decir que nadie debía meterse en la vida privada de su hijo. Fue en ese momento, cuándo Cassandra decidió entrar y dar su opinión. Demostraría que los entrenamientos, no solo le servian para fortalecer su cuerpo y aprender a manejar la espada y su magia, sino para fortalecer su mente y su voluntad.
**********
- Alteza, la Princesa Cassandra quiere hablar con usted. - le dijo José al Príncipe Brahim.
El Príncipe estaba en su despacho se había quedado pensativo sobre lo que sucedió en la reunión esa mañana, y solo pensaba si de verdad Cassandra querría tener una relación más cordial con él.
Brahim se quedó mirando pensativo a su asistente José, y le dijo:
- Bueno, voy a atenderla en este momento. Está fuera? Dile que pase. -
- No, su Alteza. La Princesa lo invita a una cena esta noche en su comedor personal. -
Brahim se sorprendió porque era la primera vez que Cassandra lo invitaba a cenar en su lado del palacio.
- Está bien. Dile que iré. -
- Muy bien, Alteza. - José hizo una reverencia y se retiró. "Tal vez ahora su alteza tenga oportunidad de ganarse el corazón de la Princesa", pensó José.
"Veamos que me propones, Cassandra" pensó Brahim.
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Mientras tanto, el Conde Almagro, ideaba un plan para secuestrar a Cassandra sin verse él implicado. Sabía perfectamente que si lo descubrían sería llevado a la horca por traición.
Pero deseaba tanto ser el primero en poseer el cuerpo de la Princesa, que hasta tenía un infiltrado en el personal del palacio. Por lo que sabía todo lo que sucedia en el mismo.
Este deseo, era como una obsesión que no había podido satisfacer antes. Incluso le había ofrecido al padre de Cassandra, el General Alexander, una gran dote y posibilidad de hacer negocios por su territorio, para casarse con Cassandra. Pero obviamente, nada de lo que le propuso fue suficiente, ya que ella ya estaba prometida al Príncipe heredero.
Lamentablemente, tuvo que estar en su territorio ocupándose de unos problemas y eso lo había mantenido lejos de la capital. Pero ahora se le presentaba una oportunidad de oro. Solo tenía que jugar bien sus cartas. Tal vez no fuera necesario ni siquiera secuestrarla. Ella misma pediría su ayuda.
En realidad, tenía ese infiltrado desde hace bastante tiempo. Por razones políticas.
Usaría los mismos rumores que se han esparcido desde el palacio sobre la pareja de Príncipes herederos para poder tener acceso a Cassandra, secuestrarla y satisfacer sus más bajos deseos, de esa manera tendría una coartada, o si era descubierto no pudieran acusarlo de traición.
"Se estaba acercando el día. Mi día." Pensó el Conde con una sonrisa malvada.
**********
Mientras tanto en el palacio la Princesa Cassandra daba instrucciones para tener todo preparado para la cena que tendría con el Príncipe Brahim. Su dama, Sara, la ayudaba.
Esperaba que todo saliera bien y que pudiera llegar a acuerdos con el Príncipe. Era la única manera de asegurar su puesto dentro del palacio. Si dejaba que metieran concubinas, no dudaba que Brahim se enamorara de alguna de ellas, debido a su rechazo, y entonces sería peor para ella como Reina, al no tener herederos sería degradada a concubina, y aquella de la cual Brahim se enamore, sería seguramente ascendida a Reina en su lugar. Y aún cuando no estaba enamorada de Brahim, no quería que eso sucediera. Sabía que le iría muy mal si eso pasaba.
No tendría la misma libertad de ahora. Y muchas de las cosas que quería hacer y que hacía, como sus entrenamientos, seguramente le serían quitadas. Lo mejor era intentar llevarse bien con Brahim. Después de todo era su esposo. Debía olvidarse de lo que pasó entre ellos anteriormente. Y planificar para su futuro.
"He mejorado mucho en el manejo de mi magia", pensó Cassandra.
Recuerdo.
Esa tarde había prácticado su magia con su maestro. El cual puso una barrera mágica alrededor de los dos, y luego la invitó a pelear con magia.
- Y la barrera mágica para que es, Maestro? - preguntó curiosa.
- No quiero que destruyas el palacio por error. Vamos, comienza. - le respondió su Maestro.
Y comenzaron, ella inició el ataque haciendo una espada de fuego y luchando contra su maestro, que también tenía una espada de fuego.
Luego, ella miró al cielo, y de repente comenzó a caer una lluvia de fuego sobre su maestro. Este se defendió haciendo un escudo de fuego. Lo que hizo que se le devolviera la lluvia en forma de pequeñas flechas a Cassandra. Entonces, ella coloco una pared de fuego para que las flechas no la alcanzarán.
De repente, sus ojos se pusieron de color rosa intenso y las llamas estaban a su alrededor pero sin quemarla o tocaría, ella levantó sus manos y comenzo a lanzar bolas de fuego a su Maestro. Una detrás de otra.
Su Maestro fue tomado por sorpresa, pero logro poner a tiempo una barrera más pequeña a su alrededor, pero eran tan fuertes los ataques que le lanzaba Cassandra, que tuvo que concentrar su energía en la barrera a su alrededor, lo que hizo que la barrera más grande que los aislaba a los dos, se desactivará, y entonces algunas bolas de fuego fueron a dar al jardín real.
Cassandra estaba como en un trance, y no se dió cuenta. Su maestro al darse cuenta, reunió todas sus fuerzas y empujando hacia afuera la barrera como un escudo, le devolvió el último ataque, dándole de lleno a Cassandra, sin lastimarla. Haciendo que está despertara del trance.
Ella se detuvo de repente, mirando a todos lados. El color de sus ojos volvió a la normalidad. Y las llamas a su alrededor desaparecieron, y vio a su Maestro levantadose del suelo.
- Lo volví a hacer. Disculpe maestro. - dijo afligida, haciendo una breve reverencia.
El maestro se sacudía la ropa, mientras sonreía
- Has mejorado mucho. Estoy muy orgulloso de tus avances. Pero tenemos que trabajar en tu autocontrol. Mira hacia allá. - le dijo el Maestro señalando en dirección al jardín real.
Cassandra se llevó las manos a la boca, sorprendida.
- Yo hice eso? -
Las bolas de fuego que habían escapado al desaparecer la barrera, fueron a dar a una parte del jardín, y se había prendido. Sin embargo, el personal del palacio que pasaba por allí, se había dado cuenta y habían logrado apagarlo. Obviamente nadie sabía que había sucedido. Ya que cuando pasaron, ellos ya habían dejado de entrenar.
- Debes tener más control sobre tu magia, Cassandra. Y así evitamos accidentes - le dijo el maestro.
- Tiene razón, maestro. -
- No practiques tu magia sin mi. De acuerdo? - Cassandra asintió - Nos vemos mañana a la misma hora, Princesa Cassandra. - le dijo el maestro haciendo una reverencia.
Cassandra correspondió a la reverencia. Y cada uno se fue en direcciones diferentes.
Fin del recuerdo.
Cassandra sonrió. Al recordar que su magia aumentaba más cada día. Era emocionante saber que podía defenderse si llegaba a estar en peligro.
Claro, por ahora era un secreto su entrenamiento. Solo lo sabían el Principe Brahim y su maestro.
- Alteza, debe acomodarse. Dentro de poco su Alteza el Principe Brahim estará aquí. - le recordo Sara.
- Si tienes razón. - le respondió Cassandra levantándose de su asiento y viendo los vestidos que había elegido Sara para que escogiera.
**********
- Alteza, ya es la hora de su cena con la Princesa. - le recordó José.
Brahim ya estaba casi listo. Se miró al espejo mientras José le ayudaba a colocarse una especie de chaqueta larga de color rojo y dorado sobre la ropa, camisa blanca y pantalón negro.
- Está bien. Tal vez me quedé está noche con la Princesa. Espero que no nos molesten, José. - le ordenó Brahim a su asistente.
- No se preocupe, su Alteza. Cuídare que eso no suceda. - le respondió haciendo una reverencia.
Ambos salieron de los aposentos del Principe, y José lo acompaño hasta la entrada del ala del palacio correspondiente a la Princesa.
- Que está noche traiga al futuro heredero, Alteza. - le dijo José, retirándose del lugar.
Brahim, suspiro. Todos seguían presionandolo con eso. Siguió caminando por el pasillo hasta llegar a un salón que daba a una terraza al aire libre. En el salón estaba una mesa preparada para servir la cena. Alrededor había flores rojas y blancas. Y otros muebles, sin verse sobrecargado.
- Vaya, cambio la decoración. - dijo para si mismo Brahim, acercándose a la terraza.
- Su Alteza, Bienvenido. La Princesa ya lo atenderá. Tome asiento, por favor. - Le indico Sara haciendo una reverencia.
- Gracias, Sara. Estaré en la terraza. -
Sara asintio y se retiró dejandolo solo.
A los pocos minutos llegó Cassandra. Con un hermoso y sencillo vestido largo, y sin mangas de color rojo y blanco. Con un ligero maquillaje que hacía resaltar sus hermosos rasgos. Y el cabello suelto atado con una cinta roja, los rizos oscuros caían en cascada por su espalda hasta la cintura, y algunos rizos enmarcaban su rostro.
-Alteza, disculpe la espera. - dijo Cassandra haciendo una reverencia.
Brahim se volteo y al mirarla sus ojos brillaron, con emoción.
- No te preocupes, Cassandra. No espere mucho. - respondió acercándose a la joven y levantando su rostro, al toque de sus dedos en la barbilla ajena. Mirando aquellos ojos oscuros, mirar los propios.
"Que bella es" pensó Brahim mientras acercaba sus labios a los de ella. Pero de un momento a otro, ella se alejo.
"Aún es muy pronto" pensó Cassandra caminando hacia la terraza con la cabeza baja, sintiendo el aire frio en su piel. Necesitaba tener la mente clara.
No quería que su molestia hacia el Principe, interrumpiera lo que quería hacer.
- Cómo esta, Alteza? Cómo paso su día? - le preguntó ella tratando de parecer tranquila. Pero su corazón iba a mil por hora.
- Bien. Con mucho trabajo. Y el tuyo? Preguntó Brahim mientras se acercaba de nuevo a ella, quedando detrás y pudiendo percibir su perfume.
- Bien, Alteza. Creo que es mejor sentarnos a comer. - dijo Cassandra escapandose de nuevo de Brahim.
- Llámame por mi nombre. Estamos casados. Y estamos solos. - le respondió el mientras la ayudaba a sentarse. Ella solo sonrió.
- Está bien, Brahim. Comenzamos? - le dijo Cassandra con una hermosa sonrisa. La cual fue correspondida por Brahim. Y comenzaron a comer, y de vez en cuando hablaban de cosas sin importancia.
Sin embargo, ambos se dieron cuenta que habían congeniado. Porque de pronto, Cassandra comenzó a reír con las ocurrencias de Brahim.
"Que hermosa risa" pensó el Principe. Y él a su vez le sonreía.
Al terminar de comer. Pasaron a sentarse en los muebles en la terraza al aire libre. Allí les sirvieron postre y té.
Y siguieron conversando. Ahora de anécdotas de su pasado.
De pronto, hubo un tenso silencio entre los dos. Brahim se levantó y le tomo la mano.
- Quieres bailar conmigo? - le preguntó a Cassandra. Ella lo miró sorprendida.
- Pero no hay música, Brahim. -
- No importa. Te guiare. - le respondió con una hermosa sonrisa el Príncipe.
De inmediato Cassandra sintió que esa era la mejor sonrisa que le habían dado en mucho tiempo. Asintio, y tomando su mano, se levantó. El paso su mano por su cintura, acercándola a él , y comenzaron a bailar.
Los pasos eran como de un vals. Ambos estaban concentrados en el otro. Luego de varios giros se detuvieron.
Se quedaron mirando intensamente. Y se fueron acercando los labios de Brahim a ella.
"Me va a besar" fue lo que pensó Cassandra emocionada.
"Cómo era posible que alguien que hasta hace unas semanas odiaba, ahora le pareciera encantador??" pensó Cassandra.
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Comments
Irene Salas
Pues que se apuren a consumar su matrimonio porque el 🐖 conde está buscando la manera de secuestrar a Cassandra para abusar de ella🤢
2025-03-21
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