Abigaíl había esperado durante unos meses la oportunidad de conseguir un buen esposo, su madrastra había hecho lo posible para que pudiera trabajar en el palacio, la llegada de la comitiva del rey Darío prendió una luz en su cabeza así que se vistió con el vestido más provocativo que tenía y arreglo su roja cabellera para poder meter en sus redes a algún miembro de la visita estaba tan desesperada por tener estabilidad que al ser cortejada por su majestad no titubeó para satisfacerlo.
Se hizo la digna al darse cuenta de sus intenciones, negando que lo conocía. Este cayó embelesado en su inocencia y torpeza; eso fue crucial para su encuentro, en donde le entregó su virtud el resto de la noche. Claramente, sacaría partido de convertirse en la que calentaría la cama de su emperador.
Antes de salir el sol, Abigaíl tomó sus ropas y salió del lugar rumbo a su dormitorio, dejando a André dormido en esa pequeña cama rústica.
Ella retomó sus labores dentro del palacio, en donde se encargaba de mantener atendidos a los miembros de la comitiva mientras la emperatriz terminaba el recorrido matutino con el rey Darío.
Andre, en cambio, se despertó rejuvenecido, buscó a su lado a la joven dándose cuenta de que su lado estaba vacío, sonrió ante el recuerdo de ese nuevo cuerpo que le entregó su virtud, así que se sintió orgulloso por el hecho de tener ese poder.
Sir Baldo fue llamado por el jefe de la guardia al desconocer el paradero del emperador, así que junto a varios caballeros en completo silencio buscaron a su majestad por el palacio hasta que fue visto saliendo de la pequeña cabaña que estaba a la orilla del lago.
— Majestad, buenos días. Estábamos preocupados.
—¿Tú? ---- lo miro despectivamente.
— Me habían avisado de que no estaba así, que salimos en su búsqueda.
— Ya estoy aquí, así que pide que preparen mi baño. Estoy cansado.
— Pero debe reunirse para el almuerzo con el rey Darío.
— No me importa, que lo haga mi esposa, al parecer ella es del agrado de ese bárbaro.
—Lamento contradecirlo, pero usted debe estar presente para consolidar la unión y dar una buena imagen del imperio.
Al escucharlo su ira se desbordó tomandolo del saco delante de los caballeros que los acompañaban.
— ¿No habías renunciado? Deja de molestarme, noble de pacotilla. Tú, saca a este estúpido de mi castillo, no quiero volverlo a verlo. --- señaló a uno de los caballeros.
Sir Baldo fue arrastrado hacia la salida del castillo ante la mirada de la emperatriz y sus invitados.
—¡Suéltenlo! ---- gritó.
— Majestad no es posible, el emperador dio la orden de sacarlo del castillo.
— No me importa, así que suéltenlo, Sir Baldo, se irá conmigo. Discúlpeme por ésto rey Darío.
— La entiendo, todos los gobernantes no tienen todo resuelto. La dejaré continuar con su charla, nos vemos en el almuerzo.
El monarca se retiró con sus hombres para que la emperatriz Dalia resolviera el percance.
Lady Sara acompañó a ambos hasta el jardín del té. Allí pidió explicaciones a Sir Baldo por lo ocurrido.
— Me dirá lo que pasa.
— ¡Majestad!
— Es una orden, Sir Baldo.
— El emperador me echó por qué le recordé sus obligaciones con la comitiva invitada, se negó y por eso actuó así.
— ¿Dónde estaba?
—¡Disculpe!
— Él no durmió en sus aposentos, recuerde que hay ojos y oídos aquí.
— Lo encontramos en la cabaña del lago.
— Sir Baldo, creo que usted debería trabajar fuera del palacio. ¿Qué le parece vivir entre la corte de mi abuelo?. Usted es un recurso invaluable y ayudaría mucho en el manejo de las relaciones con el imperio.
— Eso sería un honor majestad. ¿Pero mi familia?
— Les gustará, hay muchos paisajes hermosos y la comida es exquisita. Así que regrese a su casa, en un mes tendremos lista su partida.
— Usted realmente tiene las virtudes de la duquesa Carlota. ¡Gloria a la flor del imperio!
Sir Baldo se retiró con una sonrisa en sus labios debido a que ese había Sido su sueño desde que entró a trabajar con la familia real.
— Mi señora, ¿Qué piensa sobre eso?
— Se está equivocando mucho, anoche fue el inicio. Averigua lo que hizo después de la cena, alguien debió haber visto algo.
— Si mi señora. ¿Cómo sigue su cara?
— Aún me duele, pero gracias a tu té pude concluir el recorrido. Regresemos, tengo que enviar esa carta a mi abuelo.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 81 Episodes
Comments
Rocio Raymundo
ojalá eya pueda ya darse cuenta que su esposo no la merece para nada
2025-01-12
0
Vicky Ortega
q irá a pasar
2024-11-11
0
Omaira Charfe
en la mejor parte autora siga con la historia está muy buena felicidades
2024-06-01
3