capitulo 10

Temprano por la mañana, Andre se dispuso a esperar al enviado del reino de Dalca. Estaba enojado por la visita y trataba de controlarse para evitar cualquier malentendido con su aliado más importante, pues a pesar de estar unido por matrimonio a su linaje, había la posibilidad de arruinarlo todo. En cuanto a Sir Baldo mantenía la calma, pues sabía que estas visitas eran frecuentes desde la muerte de la duquesa Carlota. 

Isaac fue guiado hasta el despacho del emperador por Lady Sara, quien al llevarlo hasta su destino se despidió de él para retomar sus funciones con la emperatriz.

Uno de los guardias anuncio la llegada de Isaac este fue recibido por el secretario quien hizo una reverencia y lo llevo hasta el asiento frente al emperador, André no podía disimular su descontento, pues se sentía como si fuera tratado como un niño que apenas está aprendiendo a leer y no como un monarca. 

— Buenos días, emperador.

— Buenos días, Isaac. Tome asiento, tenemos mucho de que hablar. Sir Baldo traiga unas tazas con té.

— Sí, majestad.

Al salir el secretario, la tensión aumentó, la mirada penetrante y orgullosa de aquel hombre de piel bronceada lo estaba haciendo enojar aún más.

— Majestad, sé que mi presencia le molesta un poco, pero los rumores de división del Parlamento y la poca participación política por parte de mi sobrina están poniendo algo ansioso a mi rey.

— Pues no debería, son asuntos de Dragomir. En cuanto a lo del parlamento, son solo algunos nobles incapaces de aceptar algunos cambios y, con respecto a mi esposa, ella no está presente debido a su estado. 

— Recuerde que los asuntos de este imperio están ligados a nuestro reino, aunque no le guste. Con respecto a la emperatriz, un embarazo no dificultará su juicio para lograr mantener la paz en el imperio. Además, es injustificable que haya pedido más presencia de nuestros recursos marítimos como si se preparara para la guerra.

— Solo quiero mantener mis costas protegidas de invasores.

— ¿Acaso no hay suficientes hombres? 

André guardó silencio ante la pregunta.

—Majestad, si tiene planes en mente que vayan en contra de lo establecido, le aconsejo que desista.  Apenas tiene unos meses en el trono y, si no estoy mal, tiene un primo en la frontera montañosa que podría reemplazarlo.

—¡ME ESTÁ AMENAZANDO! — le gritó.

— No, solo es un consejo. Así que siéntate y póngalo en práctica. Me iré después de dos días, así que espero que se calme. Y con respecto a su petición, esta ha sido rechazada.

Isaac ni siquiera pestañeo se levantó del asiento y salió con mucha tranquilidad en cuanto al emperador este estaba tan enojado que clavo la pluma en la mesa de madera, Sir Baldo entro con la bandeja con las tazas de té, pero al ver la expresión de su monarca termino regresándose, pues sabia que la conversación no había terminado en buenos términos.

En cuanto a Dalia, ella seguía embelesada con sus damas tejiendo ropa y paños para su bebé, ahora que no estaba al frente de sus obligaciones políticas,  tenía más tiempo libre para pasar concentrada con cada cosa de su primogénito.

— Sara, ¿De qué hablarían?

— Lo más probable es sobre el imperio y por su embarazo.

— Creo que son por los rumores, ¿debo intervenir?

— Sí. Es momento de que se involucre en el parlamento, recuerde que cuenta con el apoyo debido a su linaje.

— Esta misma tarde iré.

— Si es así, prepararé un vestido cómodo. ¿Llevará joyas?

— Solo la corona. No quiero ir tan ostentosa. 

Por la tarde el parlamento estaba reunido para comenzar la reunión semanal. André trataba  de estar calmado mientras estaba escuchando la habladuría de los nobles. Cuando se disponía a iniciar la sesión, su esposa fue anunciada por Sir Baldo. Ella entró con sus damas, llevaba un vestido color esmeralda y su cabello suelto, adornando su cabeza con la corona llena de gemas. Caminó hasta su esposo y se sentó a su lado.

Su esposo comenzó la sesión para escuchar las infinitas quejas de los más viejos, quienes se oponian a ciertos cambios.  Uno a uno pasaban exponiendo sus quejas, mientras Dalia mantenía su atención en cada una de ellas. 

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