Hierbamala.

—Veamos... —Alister se concentró para escribir el diagnóstico. —Tres costillas rotas, un pulmón perforado, no me sorprende... un brazo fracturado, la cadera dislocada y las hemorragias en la cabeza y el abdomen te aseguran un alto porcentaje de anemia.

—¡Deja de hablar y has lo que tengas que hacer, mierda! ¡Ahg! —Karmelo se retorció del dolor en esa camilla. De verdad estaba hecho puré.

—Cálmate o será peor. —Ordenó Alister mientras se colocaba los guantes. —Tendrás que pagarme muy caro por tu estado, tengo que hacerte una cirugía como de ocho horas.

—Ajá si, cúrame.

—En serio, no entiendo como carajo es que sigues vivo. —Reprendió el médico organizando sus instrumentos de cirugía.

—Hierba mala nunca muere, jeje... —Rió Karmelo con travesura, pero suavemente para que sus órganos no explotaran. —¿A dónde vas?

—A buscar con que diluir la anestesia...

—A la mierda la anestesia. —Dijo el demonio herido imprudente. —¿No ves que soporto bien el dolor?

—Bien. No llores porque te lo advertí. —Aceptó Alister antes de mirar a su compañero con seriedad. —Y si te mueves, será peor para ti.

—¡¡Hazlo ya malditaAAAAAAHH!!

En ese momento Karmelo se arrepintió de rechazar la anestesia, no pensó que el filo del bisturí sería más punzante que las heridas que se había hecho en una pelea con otro demonio. Llegó un punto en que no pudo evitar gritar adolorido, pero sin moverse o Alister lo dejaría ahí con las tripas abiertas.

Era irónico como ambos demonios, para ser los más poderosos del Inframundo fuesen tan diferentes. Karmelo era rudo, un busca pleitos de primera, pero buen guerrero. Alister en cambio era más reservado, inteligencia en ventaja, y a diferencia de Karmelo, tenía un arma más fuerte que los puños, y esa eran sus palabras.

Alister nunca tuvo una figura paterna que lo enseñara a defenderse o a portarse como "hombre macho". No le gustaba recordar su pasado antes de conocer a su madre adoptiva, pero vivía huérfano solo y desamparado a la merced de cualquier monstruo.

Hasta que afortunadamente su madre lo acogió, y poco tiempo después adoptó a Alison. Ella le enseñó todo lo que sabía de medicina, ya que era un oficio que nunca pasaría de moda y los podía ayudar a mantenerse.

Cuando su madre murió por culpa de un demonio desquiciado se tomó su profesión más en serio, a pesar de que ahora solo estaba el y su hermanita. Pero Alister no era como sus padres, él no la iba a abandonar.

En ese mundo infernal no le importaba nada ni nadie, solo ellos dos.

Pero desde ese día, el día en el que sanó a ese ángel... había veces en las que Alister no se arrepentía de sus acciones, otras que si.

La cirugía duró todo el día y culminó en la noche, al final Karmelo se terminó desmayando del dolor, para la suerte de Alister. Lo dejó en la camilla y cuando se recuperara le cobraría. El médico se marchó a su casa preguntándose cómo había pasado el día la ángel cuidando a su hermanita.

Esperaba encontrarse un caos en la casa, o a la ángel colgando del techo como una piñata. No sería nuevo.

...❤️...

Luna le cocinó a la pequeña demonio los hot cakes con miel que tanto quería, Alison comía rápido y en enormes cantidades, lo que sorprendió a la serafín. Luego de la cena Alison quiso volver a jugar, pero Luna notó que no paraba de bostezar, ppr lo que decidió leerle un cuento.

Alison no supo que era eso, así que por curiosidad le hizo caso a Luna. La ángel se sentó con la pequeña en el sillón y comenzó a imaginar una historia. A Alison le fascinaron, pidió una tras otra hasta que finalmente cayó rendida como plomo.

Luna suspiró aliviada al conseguir la calma, ella también se iba a entregar al sueño de no ser porque tocaron la puerta. Pensó que podía ser Alister, así que con cuidado la ángel se levantó del sillón y abrió la puerta.

No obstante, su corazón aumentó bruscamente su pulso al ver a la Diablesa delante de ella.

—¿Crees que me olvidé de ti? —Pronunció Zero con un aura temible.

—Lu-Lucero...

Decir su nombre fue su condena, la Diablesa la ahorcó con sus manos como si fuesen rugosas cadenas que se iban apretando en su cuello poco a poco hasta dejarla sin respiración.

—¡Prometí que iba a vengarme! —Le gritó Zero mientras sus ojos y su cabello se tornaban rojos como el fuego. —¡Despídete de una vez por todas, maldita traidora!

—¡No! ¡Perdóname, lo siento! —Luna cerró los ojos al borde del llanto. —¡Me arrepiento de todo, lo siento!

—¡¡Ssshhh!!

Luna se extrañó de escuchar un siseó que la obligaba a silenciarla, por lo que con algo de temor decidió abrir los ojos. Se sobresaltó, no por encontrarse con la Diablesa, sino con el médico de los muertos que cargaba a su hermanita dormida.

—Sshh... —La silenció aquel demonio. —La llevaré a su habitación, vuelvo en un momento.

Alister se fue a las habitaciones, y Luna notó que seguía en el sillón. De seguro se había quedado dormida, todo fue una pesadilla...

La serafín vió que la puerta estaba abierta, y con el demonio distraído esa era su oportunidad de irse. Pero, sin embargo, su curiosidad la ataba a quedarse e interrogar al demonio.

—Supongo que no nos hemos presentado formalmente.

La voz del demonio capturó su atención, la ángel quedó frente al hombre de semblante orgulloso, quien no borraba su sonrisa dichosa.

—Ni me lo menciones, has sido muy grosero. —Reprendió Luna, haciéndose la dura.

—Oye, sobreviviste a Alison, eso significa que no lo pasaste tan mal. —Dijo Alister con una sonrisa ladina. —Y quizás así me pagas por haberte salvado la vida, dos veces.

—Cierra la boca, no seas tan imprudente... demonio. —Soltó Luna despectivamente.

—¿Y cómo quieres que sea? ¿Serio, amargado, aburrido? Nah, no tendría sentido. —Comentó el médico divertido. —Además, si fuera así no llamaría tu atención.

—¿Tú, llamar mi atención? Creo que estás mal de la cabeza.

—¿Entonces para que viniste hasta aquí en primer lugar? Sino fue para agradecer mis servicios.

—A-Ah, pues... Vine a... —Por un momento la ángel se puso nerviosa, hasta que recordó que vino a traer la bata. —Devolverte tu bata, me estorbaba en mi cuarto, así que te la traje.

—Mmm... Y veo que regresarás, porque llevas otra prenda ajena encima. —Detalló Alister observándola con detenimiento. —¿De dónde sacaste ese vestido?

—De tu armario. —Contestó Luna sin pudor. — Lamento si estoy abusando de los trajes de tu novia, Alison me dio permiso.

—¡Jaja, no! No, no tengo novia, para tu suerte. —El demonio le guiñó el ojo con picardía. —Ese era el traje de mi antigua enfermera, eso es todo.

—¿Antigua enfermera? —Dudó la ángel con curiosidad. —¿Y qué le pasó?

—Le dio fiebre mielera, es una enfermedad que provoca la hinchazón la piel y sientes que te quemas por dentro. —Informó Alister con seriedad. —Es una enfermedad muy contagiosa... y ella justamente murió con ese vestido puesto.

—¿¡Q-Qué!? —Exclamó Luna espantada.

—¡JAJAJA! —El demonio no pudo aguantar la risa, a la vez se ganó una mala mirada del demonio. —Ay, adoro tu inocencia... Es broma palomita, esa enfermedad ni siquiera existe.

—¡Eres un idiota, demonio!

—Me llamo Alister. —Corrigió, un poco irritado de que la chica lo llamara demonio. —No te asustes, haré hasta lo imposible por salvarte la vida. Aunque claro, tiene un precio...

—Y-Yo supongo que caerás rápidamente en bancarrota, de ser así. —Evadió Luna mientras se cruzaba de brazos. —Pero hablando en serio... ¿Cómo murió tu enfermera?

—Nah, nunca murió. Por desgracia anda vivita, jodiendo... —Añadió Alister en un suspiro agotador. —Y gobernando.

—... ¿No sería coleando?

—No. —Contestó el demonio seriamente. —Y no sé si soportarás hablar de esa persona, considerando por cómo te pones al verla.

—Mmm... —Luna comenzó a sentirse incómoda al saber a quién se referían. —Hablas de la Diablesa, ¿No? Espera, ¿Trabajó para ti?

—Por un tiempo, para pagarme el hecho de que la salvé moribunda en aquel río... No importa, es una historia muy larga. —Obvió Alister sin importancia. —Me gustaría saber porqué ella te afecta... ¿Acaso fuiste su amante?

—¡Por Luxem, no! —Aclaró Luna de inmediato. —Ella era mi amiga, nada más...

—¿Pero...?

—¿Pero que?

—Vamos, siempre hay un pero. No me dejes con la intriga.

—Ahg, eso a ti no te interesa. —Evadió Luna, dispuesta a irse. —¿Sabes que? Mejor me voy.

—¿Volverás mañana? —Alister la detuvo antes de que se fuera. —Tengo unas consultas pendientes, y no hay nadie que cuide a Alison en mi ausencia.

—Pues tendrás que seguir buscando. —Sin más, Luna se retiró volando de la casa.

—¡Te esperaré! —Gritó Alister por última vez.

Luna llegó al cielo con la noche cubriéndolo todo, pensó que todo el día de ausencia le había acumulado piramides de trabajo.

Sin embargo, no tenía nada. Era como si ella ya no hiciera falta en el cielo...

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Comments

Julia Monta88lvan

Julia Monta88lvan

Este capitulo me fue como regalo despues de haber esperado tanto 😅😢😔
Esque me siendo sincera me esta encantando mas esta novela y me deja asi, con mas intriga.
Felicidades me encanta esta historia, tambien tu imaginacion y como arreglas esta historia.
..................
Luna no seas asi, mira q el esta desesperado x volverte a ver y yo creo x otras razpnes tu tambie
Lucero no es reconrosa, segun yo ella te perdono😊

2024-03-10

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