Reunión.

Al tener su pierna lastimada, Luna prefirió llegar al templo de la luz volando, dejó liberar un suspiro de alivio cuando el aire tosco y salvaje del Inframundo cambió al refrescante y tranquilo del reino celestial.

Cuando estuvo cerca de las puertas una sensación de nostalgia la invadió por completo, se aguantó el llanto al no poder creer que se encontraba en casa, viva, quevería sus amigos de nuevo... Luna nunca había apreciado esas cosas tanto como ahora. Todo estaba bien.

En el interior del templo se cruzó con varios ángeles de diferentes jerarquías, algunos la miraban extrañados porque Luna aún tenía la bata de hospital con la que despertó, sin contar que la pierna vendada también llamaba la atención.

Luna fue a cambiarse a su habitación, y antes de que la oscuridad de la noche mandara a todos a dormir, la serafín corrió a la enfermería para que una persona de confianza la revisara. Quién sabía lo que pudo haberle hecho el demonio.

La doctora no quiso hacerle muchas preguntas, simplemente le quitó el vendaje de su pierna y lo primero que hizo al verla fue soltar una exclamación de asombro.

—¿Qué? ¿Es algo malo? —Cuestionó Luna preocupada.

—¡Por la Luz Divina! ¡Está muy bien, es un trabajo bastante pulcro! —Comentó curandera fascinada. —La herida está perfectamente desinfectada y suturada.

Cada vez la situación cobraba menos sentido. Esperaba que por lo menos el demonio no hubiese hecho un buen trabajo, que el hilo con el que suturó su herida estuviese envenenado o algo por el estilo. Pero siendo objetivos, veía su pierna en buen estado.

La doctora le hizo otras pruebas, como el mover los dedos de los pies o la detección de nervios. Todo en orden. Se le dio de alta y Luna pudo retirarse con un perfecto estado de salud diagnosticado.

La serafín se encerró en su habitación con intención de descansar luego de tantos incidentes, se sentó en el ventanal a observar las hermosas estrellas que decoraban el cielo. Extrañó verlas, durante el tiempo que estuvo atrapada en ese bosque lo único que deseaba era ver los pequeños diamantes que iluminaban el manto estelar.

Trató de evadir las millones de preguntas que tenía para intentar dormir, pero el rostro de aquel demonio pasaba por su mente con tanta frecuencia que impidió la tranquilidad de su sueño.

...🤍...

—¡Luna! ¡Luna! —Al día siguiente se encontró con Lumina en los pasillos del templo. —Hasta que al fin apareces, me enteré de que te vieron con una pierna lastimada.

—No es nada, estoy bien. —Contestó Luna sin querer explicar.

—¡Me alegra! —Expresó la serafín con cristal rosado, conforme. —¡Ven, mira de lo que te perdiste! Dios ordenó que no era necesario llevar armadura y hacer guardia, ya que ahora no tenemos rivales que nos ataquen. Eso da más tiempo de divertirnos.

—¿Divertirnos?

—¡¡Siii!! Ya no hay que estar pendientes de pelear. —Comentó Lumina alegre, sin notar la actitud agobiada de su acompañante. —Me gusta pasear por el templo y hablar con ángeles que no conocía, ¿Sabías que hacen conciertos de baile cada semana? ¿O qué los miércoles hay una feria de animalitos? ¡¡Las vacas bebé son taaan adorables!!

—¡Cá-Cállate! —Exclamó Luna, aturdida. —¿Sabes la estupidez que estás diciendo? Tenemos que estar más atentos que nunca, hicimos un pacto con los demonios, seres sucios y traicioneros que no les temblara el pulso para matarnos...

—¡Claro que no, eso no pasará! Tenemos su palabra y la de Lucero...

Lucero. Su corazón se retorció al escuchar aquel nombre.

—Por eso mismo, co-conocemos a Lucero... —Dijo Luna con un nudo en la garganta. —¿Crees que no le importará traicionarnos otra vez?

—Pero si fuiste tú la que...

—¡Chicas, que bueno que las encuentro! —Apareció Luke, interrumpiendo a Lumina que estaba a punto de decir algo peligroso.

—¿Qué sucede Luke?

—Dios me informó que la Diablesa vendrá con su séquito de demonios, nos ordenó darles un recorrido por el templo y enseñarles las funciones del cielo. —Explicó el serafín. —Y es probable que pronto tengamos que bajar al Inframundo a hacer lo mismo.

—¿¡De verdad!? ¿¡Iremos al castillo de los demonios!? ¿Cómo era que lo llamaban? ¡Ah si, "El Palacio de las Sombras"! —Expresó Lumina entusiasmada. —¡Quiero ver todo el lugar, escuché que hay pinturas y estatuas tan realistas que se te eriza la piel...!

—Si te calmas y cierras la boca, tal vez y te lleven. —Pronunció Luna ruda, con la intención de callarla.

Luna confirmó que el séquito de demonios vendría acompañando a su Diablesa, la cual vino a discutir asuntos con el Dios. No obstante, al contrario de sus compañeros, la serafín no se mostraba feliz de convivir con demonios.

No hubiese ido de no ser porque Luxem le ordenó como primera al mando conocer al primer demonio al mando, o sea al segundo demonio más poderoso del inframundo después de la Diablesa. Podría decirse, la contraparte de Luna.

Fastidiada Luna se vió obligada a abrirle las puertas de su hogar a demonios desagradables, y al hacerlo justamente tenía en frente a la Diablesa.

Su corazón se detuvo y sus manos temblaron sin control al cruzar miradas con Lucero, un nuevo estado de crisis comenzó a manifestarse en Luna. Y aunque sus compañeros la vieron extrañados, no quisieron hacer nada.

La Diablesa en cambio, observó a la serafín sin importancia, simplemente pasó de Luna y se dirigió al despacho de Dios. No sin antes, dedicarles una última mirada a sus demonios para que se comportaran.

—Luna, contrólate por favor. —La regañó Lucía con seriedad. —Nos darás una mala impresión.

"¿Crees que no lo intento?"

Trató de gritarle Luna, sin poder debido a su crisis. Su piel comenzó a palidecer, y aunque trataba de calmarse siempre llegaba la imagen de Lucero a perturbarla. No la imagen de la Diablesa que era ahora, sino la Lucero a la que asesinó hace años...

—¡Denle espacio! —Escuchó una voz masculina acercarse. —Trate de inhalar y exhalar señorita Luna. ¡Con fuerza, vamos! ¡Tu puedes!

Aquella voz de apoyo le dio alivio para distraerla de la crisis, inhala y exhala... Luna obedecía esa voz controlando su respiración y regresando la calma a sus sentidos. Una mano se extendió ante ella para levantarla, y Luna sin pensarlo la aceptó en señal de agradecimiento. Sin embargo, se sorprendió al ver que quien la había ayudado era un demonio.

Pero no cualquier demonio, sino el mismo que la salvó en el Inframundo.

—Y bien... —Habló Lucía con incomodidad. —¿Comenzamos el recorrido?

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Comments

Julia Monta88lvan

Julia Monta88lvan

nooooooooo!!!!!!
pq me hacen esto 😖😖😭😭😭😭
Bueno x lo menos Lucero no hizo escandalo, q linda
Bien yo quiero saber de nuestro querido doctorsito😏 y la historia d mi querida Diablesa

2024-02-29

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