Huracán Alison.

Los demonios se habían ido del templo y la reunión culminó. Dios no quiso ver a nadie después de eso, dijo que estaría muy ocupado en algo así que no aceptaría interrupciones. Eso significaba que todos tenían el día libre, pero Luna en vez de divertirse prefirió encerrarse en su habitación y pensar qué era lo que pasaba con ella.

Alister...

No podía evitar pensar que ese demonio, sin duda estaba completamente loco...

¿Por qué él estaba empeñado en salvarla? No sólo una, sino dos veces. La primera con sanar su pierna, la cual se encontraba perfectamente curada ahora. Y la segunda, en su ataque de pánico al cruzar su mirada con Zero.

No se lo planteó durante la reunión porque no quería llamar la atención de los demás, sobretodo porque el curandero nunca se separó del demonio fastidioso llamado Karmelo. Pero Luna se interesaba en conocer sus intenciones, en si eran buenas, o todo lo contrario.

En eso, miró sobre su escritorio la bata doblada con la que había llegado del Inframundo después del incidente con su pierna. Esa bata era de él, por lo que pensó en la idea de ir mañana al Inframundo con la excusa de devolvérsela, y cuando lo tuviese acorralado lo interrogaría para sacar respuestas.

Este era el momento en que debía dormir. Sin embargo, su subconsciente la esclavizó a un potente insomnio que la mantuvo mirando el techo toda la noche sin poder descansar.

¿Qué pasaba con ella?

...🤍...

La ángel bajó después de mucho tiempo al Inframundo apenas amaneció. Si la gracia de Luxem lo deseaba, llegaría rápido a la casa del demonio, le devolvería la bata, lo interrogaría y después se largaría a cumplir con sus deberes.

Atravesó el camino volando por el bosque, quería evitar caer en otra trampa. Finalmente llegó a la casa del doctor, y apenas puso sus pies sobre la tierra para acercarse a la puerta escuchó varios gritos y maldiciones venir de la casa.

—¡Mierda! ¡¿Por qué no ha llegado?! —Al parecer era la voz de Alister, con notable ira. — ¿¡Dónde mierda está metida esa desgraciada?!

A Luna le entró un mal augurio, quizás y no era un buen momento. No obstante, cuando estuvo a punto de voltear para marcharse el doctor abrió la puerta, consiguiendo a la ángel.

—¡Ugh! Pensé que eras la niñera... —Bufó Alister disgustado. —¡Da igual, entra que voy tarde!

—¡O-Oye! —El demonio jaló obligada a Luna al interior de su casa. —¿Qué te ocurre?

—La cuidarás mientras no estoy, ya comió así que tiene mucha energía. —Alister tomó apresurado su maletín junto a su bata blanca. —Llevo una hora esperando a la estúpida niñera y me necesitan con urgencia en el Palacio.

—¡Espera! ¿¡Qué crees que haces?!

—¡Vuelvo en la noche, te lo agradezco Luna!

Alister se fue de la casa, y para rematar cerró la puerta con llave. Luna hizo lo posible por abrirla, en vano.

—Este demente... ¡Sácame de aquí! —Gritó Luna forcejeando la cerradura.

—¡Por cierto, su nombre es Alison! —Escuchó que gritó el demonio a lo lejos.

¿Alison?

Luna seguía sin comprender nada, ¿Por qué a nadie le gustaba darle explicaciones? Lo peor no era eso, sino que era la más perjudicada al final. Pero esto no se quedaría así, ella encontraría la manera de salir.

La ángel revisó las ventanas con intención de escapar por ahí, sin saber que todas estaban completamente selladas. Trató de revisar la puerta trasera, la que quedaba por la cocina, sin esperar encontrarse con alguien.

En el suelo de la cocina se encontraba una pequeña niña jugando con sus juguetes. La demonio menor murmuraba una canción mientras maniobraba sus muñecas con inocencia. Luna la observaba sin hacer ningún ruido... ¿Acaso era la hija de Alister?

La ángel intentó acercarse sigilosamente a la puerta trasera. No obstante, la niña terminó capturandola gracias a su sombra. Y aunque Luna se alarmó, la niña la miraba como si nada.

—¿Tú eres la nueva niñera? —Cuestionó la pequeña Alison, divisandola extrañada. —¿Por qué tienes alas extrañas?

Luna permaneció perpleja, aún cuando la niña se levantó abrazando su conejo de peluche y se acercó a ella. La pequeña Alison se encontraba hipnotizada por las alas de hermoso plumaje blanco, su tacto se debía sentir suave y sedoso.

—¡Hey, ten cuidado! —Exclamó Luna, dando un paso hacia atrás al sentir como la niña tocaba su ala. —Eso duele...

La niña sonrió de oreja a oreja, el dolor no le parecía algo malo. Al contrario, le parecía divertido. Por lo que Alison no tuvo pudor para acercarse a las alas y arrancar una de las plumas, exaltado a Luna del dolor.

—¡Ay! ¡Niña bruta! —Luna trató de recuperar su pluma, pero la niña la esquivo. —¡Eso es mío!

Alison le sacó la lengua en señal de burla y salió corriendo entre risas traviesas, comenzando una persecución por toda la casa. Luna la reprendía con tal de detenerla, más esto aumentaba el sentido juguetón de la niña. La pequeña era un completo caos, porque mientras corría tiraba todo al suelo con la intención de retener a la ángel.

La gota que derramó el vaso fue cuando Alison tumbó una estantería de la sala, varios libros salieron de su sitio para esparcirse por el suelo.

—¡Mira lo que hiciste! Vamos, levántalo. —Ordenó Luna molesta.

—Levántalo tú, que para eso estás. —Alison rió a carcajadas, burlándose de ella.

—¡A ver, mocosa! —Exclamó Luna tronando los dientes. —¡Que te quede claro, yo no soy ninguna sirvienta!

—Mi hermano te ordenó que me cuidarás. Y si tu obedeces, eres una sirvienta. —Dijo la niña, creída.

—¡Eso no es así!

La niña volvió a sacarle la lengua y salió corriendo nuevamente. Luna se hartó, dejó que la niña corriera y decidió recoger el desorden, el cual no soportaba. Levantó la estantería y acomodó los libros en su respectivo color y orden del abecedario. Varios eran de medicina y hechizos caseros, pero hubo uno de ellos que le resultó interesante.

Aquel libro era un álbum de fotos, en las que se mostraba una mujer demonio muy hermosa junto a un niño con una enorme sonrisa. Algunas fotos eran en la casa, otras en el bosque con animales. Más adelante estos dos dejaron de aparecer solos, ahora la protagonista de las fotos era una bebé, la cuál de seguro era Alison. El niño debía ser Alister, pero... ¿Quién era esa mujer? Era bastante joven como para ser su madre.

En fin, eso no le incumbía. Ese era el último libro por acomodar, Luna se subió sobre una silla para llegar a la repisa más alta y dejar el libro ahí. Hasta que de repente apareció Alison con la increíble idea de moverle la silla y ocasionar que cayera.

La niña revoltosa inclinó la silla para tirar a la ángel, quien sin esperarlo se estampó contra el suelo y recibiendo un fuerte golpe. Luna miró a Alison de manera asesina, la niña empezó a correr y la ángel no dudó en perseguirla para darle su lección.

Alison se escondió en uno de los cuartos, y cuando Luna abrió la puerta para entrar una sustancia desagradable y pegajosa cayó sobre ella. La ángel maldijo por su uniforme, se había arruinado por completo.

—¡Jaja! ¡Caíste, caíste! —Canturreó la niña bailando con su conejo de peluche.

—¡Se acabó! ¡Basta de juegos!

—Nooo, nos estamos divirtiendo.

—Yo tengo un juego mucho mejor. —Afirmó Luna con malicia.

...🤍...

—¡Nooooo! —Alison quiso correr al ver su peor pesadilla. —¡Odio el agua, detesto el agua! ¡Suéltame!

—¡Vamos! —Luna forzaba a la pequeña para meterla en la bañera. —¿Desde hace cuanto no te bañas?

—¡Este juego no es divertidoooo! —Lloriqueó.

La ángel logró hacerla entrar en la bañera, Luna se mojó en el proceso pero no le importó, debía quitarse esa extraña sustancia que Alison derramó sobre ella. Luego de varias horas limpiando, estrujando y sacando mugre, el baño terminó.

Después de secarla, Luna vistió y peinó el cabello de Alison lleno de nudos. La ángel se cubría con una toalla, luego vería como salvaba su ropa, aunque presentía que sería imposible recuperarla.

—Tengo hambre. —Se quejó la niña mientras la peinaban.

—Vale, tu... ¿Qué se supone que comes? —Preguntó Luna con algo de miedo de saber la respiesta. La dieta de los demonios que conocía se basaba en sangre y vísceras.

—¡Adoro los hot cakes! —Exclamó Alison ilusionada. — Pero mi hermano dice que eso no me da energía, sino esas asquerosas plantas que prepara seguido, ¡Buagh!

—Jeje... Bueno, tal vez no sea tan malo comer hot cakes de vez en cuando. —Luna dejó el cepillo y culminó el peinado con lazo que encontró tirado. —Ya estás lista.

Alison fue a mirarse al espejo, y quedó totalmente asombrada con su aspecto.

—Wow... ¿Esa soy yo? —La niña miró incrédula a la ángel, quien asintió. —¿Qué es esto en mi cabello? Se ve muy bonito.

—Es un lazo... ¿Te gusta?

—¡Siii, gracias niñera! —Agradeció Alison dado saltitos de felicidad. Luna suspiró satisfecha.

—Bien, en un momento haremos de comer. —Informó la ángel.

—Primero deberías vestirte. —Comentó Alison. —Mi hermano guarda ropa de mujer en su armario, puede que te queden a ti.

Luna frunció el ceño ante ese dato, ¿Ropa de mujer? ¿Qué hacía Alister con ropa de mujer?

"Eso no debería importarte..." Se regañó a si misma, y tenía razón, eso no era de su incumbencia.

Luna se dirigió al cuarto de Alister, igual de desordenado que los papeles en su escritorio. Abrió el armario y se puso a rebuscar entre su ropa, fue en ese momento que encontró doblado un vestido azul el cual quiso probarse debido a lo hermoso y coqueto que era.

La ángel pensó que los vestidos podían ser de la chica que vió en el álbum de fotos, pero en ninguna la observó con este vestido puesto...

—¡Tengo hambre! —Gritó Alison.

Luna suspiró, decidió no perder el tiempo pensando y prepararle de una vez los hot cakes al huracán llamado Alison.

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Comments

Julia Monta88lvan

Julia Monta88lvan

es bueno q disfrutes autora,😊😀
Me gusta mucho esta trama, me encanta, Luna como q va dejando de caer tan mal...😅 y bueno ojala y no la regañe Alister digo, fue culpa de su pequeña demonia,.
ya me voy oliendo el romance, eso me va gustando masss....🤗🤗

2024-03-05

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