Amenaza.

—¡Arcángel Luna! —Llamó la serafín mayor.

—¡Si señora! —Atendió sin rodeos.

—Hoy tus deberes no son muchos. —Informó Luisana divisando una lista. —Después del mediodía, cuando termines con tus clases de hechicería defensiva, se te ha ordenado que alimentes a los prisioneros.

Luna se sorprendió al escuchar ese mandado. ¿Alimentar a los prisioneros? Nunca lo había hecho, y tampoco era como que le satisfacía hacerlo... debido a que no quería encontrarse con ella.

Había pasado una semana desde la apresión de Lucero, se quedaría encerrada hasta que reflexionara sobre su error y se arrepintiera de sus pecados. Aunque Luna mantenía la mente ocupada con su nuevo cargo como arcángel, a veces no podía evitar sentir culpa al saber que su amiga estaba en un calabozo gracias a ella.

Luego de ver sus clases se encaminó a hacer su deber, tomaba la comida de los presos que consistía en agua y pan relleno para luego repartirlo entre los pocos prisioneros, que usualmente eran ángeles al borde de la locura o el arrepentimiento.

Quiso dejar a Lucero para el final, no sabía si estaba lista para afrontarla. Luna decidió arriesgarse, abrió la celda y se dispuso a iluminarla con su magia de luz recién aprendida. Se sorprendió de verla encadenada, cubierta de heridas y suciedad. Le dolió ver a Lucero tan destrozada.

Luna notó que su amiga dormía, por lo que lentamente y sin apartarle la mirada le acercó la comida. El sonido del plato de metal contra el suelo hizo que Lucero se sobresaltara asustada, pensando que había vuelto su peor pesadilla... No obstante, al ver a Luna frente a ella la fulminó sin expresión.

—Oh... ¿Qué pasa? ¿Era esto lo que querías? —Habló Lucero con voz quebrada, las cadenas que la sostenían traqueteaban entre si. —¿Era así como querías verme? Eras mi hermana Luna... ¿Por qué?

Luna tragó saliva al desviar la mirada, tratando de deshacer el nudo en su garganta.

—Yo no te obligué a pecar...

—¡Pero tú sabías lo que me pasaría, y aun así lo hiciste! —Exclamó la prisionera con rencor. —¿En que momento te volviste tan cruel? ¿Si tanto te estorbo por qué no me matas de una vez?

—Tienes lo que mereces. —Luna intentaba hacerse la fuerte. —Traicionaste a los ángeles y a tú familia...

—¡Mírame a los ojos! —Exigió Lucero. —¡Si tuviste las agallas de acusarme al menos ten las agallas de ver lo que hiciste! ¡Te quedaras sola, óyeme bien! ¡Sola!

—Cállate... —Luna bajó la mirada, trataba de no escucharla y repetirse:

"Es una pecadora, no la escuches."

—¡Tú mataste nuestra amistad Luna! —Recriminó Lucero desahogando todo su odio. —¡Juró que vas a pagar por todo esto, quiero que cada vez que te quedes sola te acuerdes de este rostro! ¡Mírame!

—¡No digas tonterías!

—¡Algún día sabrás el dolor que me provocó tu egoísmo! —Amenazó. Luna pudo percibir como un aura oscura se reflejó en la mirada de su amiga. —¡Algún día tu estarás aquí y yo estaré delante de ti viéndote sufrir, esa será mi venganza...! ¡Disfrutaré cada segundo de tu llanto, te quitaré lo que más amas! ¡Y juro que los destruiré a todos hasta que se convertirán en olvido y cenizas!

Las amenazas de su amiga la hicieron estremecer, por lo que se sobresaltó al escuchar la puerta de la celda abrirse. De inmediato Luna sintió alivio al divisar a su Dios.

—Mi señor. —Luna le hizo una respetuosa reverencia.

Dios ordenó que la arcángel se levantara, su mera presencia ocasionó que la rabia de Lucero desapareciera, dejando en su lugar el temor y el miedo.

—¿Qué? Te escuchabas muy inspirada, por favor continúa. —Pidió Luxem socarrón. Lucero solo se escondió con ayuda de sus alas. —Mmm... Arcángel Luna, ¿Puedo confiar en usted?

—Con mi vida, su señoría. —Afirmó Luna sin sobrepensar.

—¿Qué crees que merece Lucero por decirte esas amenazas? —Cuestionó el Dios.

Luna frunció el ceño ante esa pregunta un tanto sencilla, aunque igual decidió responderle.

—¿Una penitencia...?

—Muy bien. —Asintió Luxem. Este comenzó a caminar hacia la ángel encadenada que ya se iba imaginando lo peor. —Merece un castigo.

—A-Aléjese... déjeme en paz, po-por favor... —Balbuceaba Lucero al borde del llanto.

—Te diré una cosa, Luna... debes aprender mucho si quieres llegar a lo más alto. —Mientras Luxem hablaba, este le dió la vuelta a la ángel prisionera, quedando frente a su espalda. —Ante mi han pasado muchos ángeles, pero pocos soportaron la presión de la cima. Tú, Luna, eres centrada y obediente, eso es importante si ansías trabajar a mi lado...

Lucero tembló al sentir como tomaban una de sus alas. Ambas amigas cruzaron miradas, de no ser porque su amiga de toda la vida estuviese ahí, Luna se habría tomado con mayor entusiasmo las palabras de Dios.

—Quiero que aprendas bien esta lección, por el bien de todo el mundo y de los que lo habitan. —Pronunció Luxem adaptando una voz más grave y a su vez apretaba con fuerza las alas del ángel. —Debemos renunciar a muchas cosas, hasta a nuestros propios hermanos.

—Po-Por favor...

—¿Te arrepientes de tu pecado, Lucero?

Lucero lloró asustada cuando su ala fue levantada, en un ángulo incorrecto para que quedaran mejor extendidas a la vista. El miedo saliendo desde lo profundo de su médula la perturbaba, la hacía temblar junto a las cadenas que la sometían.

—No has aprendido nada, Lucero. —El Dios chasqueó la lengua. —Veo que necesitas un castigo más severo.

Luna se sorprendió cuando de las manos de Luxem se manifestó un intenso fuego que posó en la raíz de las alas del ángel, y con un grito grotesco proveniente de Lucero pudo presenciar como fueron desgarradas de su cuerpo.

Luna quedó en shock, cerró los ojos horrorizada para evitar que las lágrimas cayeran. El dolor debía ser insoportable. Lucero sintió como su propia piel fue rasgada junto al ala, se la arrancaron en un proceso rápido, pero doloroso.

Vió su ala mutilada ser tirada a su lado, alas cubiertas de delicadas plumas blancas que ahora caían. Un ligero rastro de sangre aún recorría la espalda de Lucero, y esta con sus ojos azules desorbitados observaba como la única ala que le quedaba también sería arrancada.

Lloró con todas sus fuerzas, Luna escuchaba sus gritos de perdón y rogándole que se detuviera. Pero nunca una palabra que demostrara su arrepentimiento, ya no quedaba nada puro en ella, trataba de convencerse para no colapsar.

Escuchó el tétrico grito desgarrador de su amiga y a su vez percibió un destello que apenas se apagó, los gritos se detuvieron.

Luna tenía miedo de abrir los ojos, aún así lo hizo por curiosidad. La imagen quedó marcada en su mente, el Dios detrás de Lucero quien había caído desmayada y sus dos alas tiradas delante de ella.

—Lealtad. —Suspiró Luxem. —Eso es todo lo que pido.

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Comments

Alison 📚

Alison 📚

¿spoiler?

2024-03-27

1

Julia Monta88lvan

Julia Monta88lvan

Luna x tu culpa Lucero sufrio tanto .... , y te hacias llamar su "amiga" casi hrmna ,....
q himpocresia y maldad de tu parte , nose como esta historia trata de Luna , si la personaje principal es ella como pudo ser tan egoista, vanidosa , traicionera, y primeros capitulos me hicieron odiarla
No supo el daño que le ocasionastes ,uno enorme,
Jeje.😔 senti rabia y una pena enorme , esta historia deberua ser de Lucero, su vnganza, su romance pero KLRESPLANDOR sabe lo q hace y siempre nos termina sorprendiendo ,Asi q confiare en el proceso/Sob/

2024-02-16

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