...
Matt flotaba en la nada…literalmente. Intentó abrir los ojos, pero no tenía ojos para ver. Quiso moverse, pero ni siquiera tenía cuerpo. Tan solo existía su conciencia.
Como todo ser humano sintió miedo hacia lo desconocido. Pero no tardó en resignarse, después de todo no era la primera vez que moría.
Fue entonces que una voz bastante andrógina y algo mecánica llegó a él.
—¿Te arrepientes?
Matt pensó un poco ante la pregunta que venía de la nada, y por raro que pareciera supo a que se refería. ¿Se arrepentía de haber ayudado al villano Daryl? ¿Se arrepentía de haberlo conocido? ¿Se arrepentía de haberlo amado?
En realidad no importaba cuál fuera la pregunta, porque la respuesta era la misma para todas.
—Lo hago, pero ahora no hay nada que pueda hacer —dijo mientras se encogía de hombros figurativamente.
—¿Y si te dijera qué puedes volver? —preguntó la extraña voz mecánica.
—No es necesario. No quiero volver a ese mundo por nada del mundo.
—El precio es bastante asequible —intentó seducir.
—¿Para qué querría volver a ese lugar? Nada cambiará; y sinceramente, ya no quiero que cambie. Aprendí la lección. —Se negó. El solo recordar todos esos años desperdiciados en una persona…y la semilla perdida… —Por cierto, ¿qué eres? ¿Dónde estoy ahora?
—Soy el Superior del pequeño 86. Reportó la anormalidad de tu caso y vine a revisar la situación.
—¿Entonces vienes para darme una compensación? —indagó Matt.
—Veremos si es posible —reconoció la voz. —Veo que todas las rutas se completaron con éxito…
—Nunca fallé ninguna misión.
—Siendo objetivos, el villano no debería tener preferencia por nadie más que tú, pero veo que en el momento decisivo tomó la decisión equivocada… Esto no cuenta como nuestro error a decir verdad, puesto que los humanos tienen libre albedrío, nosotros solo modificamos un poco los estímulos externos; sin embargo, tal parece que sí hubo un error en el análisis del villano, lo que causó los inconvenientes actuales —explicó el superior.
—¿Eso qué significa?
—En resumen, las recompensas que prometimos al usuario eran imposibles de cumplir. El villano jamás podría abandonar su obsesión.
—Entonces, él…
—Justo lo que piensas. A pesar de que el villano se enamoró sinceramente de ti, le sería imposible dejar de pensar en el protagonista. Su primera opción siempre sería el protagonista. Y su prioridad sería el protagonista.
—Es así… —Matt ya ni siquiera se sorprendió al escucharle. Perder la pequeña vida en su viente le había enseñado esa verdad de una manera cruel. Tampoco prestó atención a la corta frase “se enamoró sinceramente de ti”, pues él creía que eso no era amor. Daryl no sabía amar.
—Dada la anormalidad de este personaje que causó graves problemas al usuario, y que 86 no falló en asesorarte, podemos compensarte por los inconvenientes.
—¿En qué consiste esa compensación? ¿Volver a mi vida original?
—No puedes volver a tu antiguo mundo, dado que tu cuerpo original ya no existe ahí —informó la voz mecánica.
—¿A otro mundo?
—En los demás mundos no hay ningún cuerpo que se amolde a tu alma. Aún si fueras, serías aplastado por la ley del mundo en una hora o dos. Solo este lugar acepta tu existencia.
—Entonces, ¿mi única opción es volver a ese maldito lugar si quiero vivir? —Se quejó.
—Así es.
—Bien puedo morir ahora.
—¿No deseas escuchar ni siquiera lo que iba a decir a continuación?
—Habla entonces —dijo Matt sin muchas esperanzas. Sentía que estaba siendo estafado por segunda vez.
—Como dije, solo en este mundo hay un cuerpo disponible para ti, así que solo puedes ir a este lugar.
—¿A dónde quieres ir con toda esta información? —escupió el chico.
—Si vuelves a este mundo, ya no tendrás que llevar a cabo ninguna misión. Las leyes de protagonistas, villanos y extras tampoco te retendrán, y podrás actuar como desees. En términos simples, serás un transeúnte más. Esta es la compensación que podemos ofrecerte.
—¿Cuál es la trampa? —Matt no estaba convencido.
—Desde luego, para que esto suceda debe haber un pago —aceptó la voz mecánica sin vergüenza. —De otra manera, no podríamos retroceder la línea temporal aunque lo intentáramos.
—¿Qué pago?
—Veo que llevas ahí un amor cultivado por dos vidas, es un bien muy valioso. ¿Estarías dispuesto a sacrificarlo a cambio de volver y rehacer tu vida? La ventaja es que no necesitarás cargar con ese amor, y estarías libre para reiniciar de nuevo.
Matt se sorprendió por lo que escuchaba. Nunca se le ocurrió que el pago podría ser…renunciar a su amor por Daryl…
“Si yo pudiera dejar de amarlo…”
—¿Eso es posible?
—Desde luego. Si aceptas deshacerte de tu amor por el villano, podrás volver sin ninguna carga. Te puedo asegurar que cuando lo vuelvas a ver no sentirás nada por él.
—Pero mi bebé… —El chico seguía sin estar convencido. Aunque olvidara su amor por Daryl, jamás podría olvidar a su hijo. Ese es un dolor que llevaría a cada paso del camino. Durante cuatro meses había pensado en el pequeño ser dentro de su cuerpo, y se había encariñado tanto, que el solo recordar lo que había sucedido rompía su corazón.
—Puedo hacer que vuelva a ti.
—¿Qué? —Se congeló.
—Puedo hacer que vuelva a ti —repitió con amabilidad la voz. —Si te embarazas, puedo hacer que ese niño sea el que perdiste.
—¿Prometes qué será el mismo? —preguntó esperanzado de pronto.
—Desde luego que su exterior será diferente al cambiar uno de los padres, pero su alma será la misma. ¿Es suficiente compensación?
—Yo… —Matt sintió que lloraría de la alegría al segundo siguiente. Todo aquello que lo retenía había desaparecido, y sus dudas parecían banales.
Hizo lo mejor que pudo para controlarse y continuar: —Acepto.
Más tardó él en aceptar, que una luz cálida en iluminar el lugar. Y Matt volvió a perder la conciencia en dicho instante.
Lo que él no sabía es que al renunciar a su amor, también lo hacía a los recuerdos.
Fue así que cada experiencia, cada persona, y cada sentimiento que experimentó durante los últimos diez años fueron barridos de su corazón, quedando al final solo un chico de veinte años que murió en un accidente de tren.
Esa segunda vida fue borrada por completo de su memoria. Claro que los beneficios recién obtenidos seguían ahí, aún si él no los recordaba.
86 —quién había estado a lado de su superior todo el tiempo—, vio con tristeza como el usuario al que había acompañado durante años perdía sus recuerdos compartidos.
—¿Triste? —preguntó el superior.
—Lamento no haber sido de ayuda para mi usuario.
—Ese personaje es una anormalidad. No fue tu culpa, ni suya. Cualquier ruta habría desembocado en el mismo final, con el villano sacrificando al usuario. —86 agradeció las palabras, y se sintió un poco mejor.
—Adiós usuario. Espero que encuentres lo que buscas esta vez —susurró.
…
—¡Hey! —dijo una voz juvenil a su lado. Matt frunció el ceño y se quejó.
—Cinco minutos más… —balbuceó.
—¡El profesor Bill viene! No llores cuando te golpee —recriminó el dueño de la voz.
—¿Profesor…?
Matt se levantó en automático, preguntándose por qué a los profesores les importaría si un mesero dormía o no en su descanso.
“Espera… ¿no iba en el tren directo a casa?”, se preguntó confundido.
La luz golpeó su rostro y tuvo que tallarse los ojos. Luego de unos segundos se acostumbró y miró a su alrededor.
Estaba en lo que parecía ser un salón de clases.
—¿Dónde…? —vio en todas direcciones, y no reconoció a ninguna persona, mucho menos el lugar. —¿Quiénes…?
Estaba por preguntar, pero su boca se cerró en automático justo en ese momento, pues sintió un dolor de cabeza tan intenso que lo hizo encogerse.
Un mar de recuerdos ajenos se estrelló en su propia conciencia y se sintió aturdido por varios segundos.
El chico a su lado se dio cuenta de su anormalidad.
—¿Hey, estás bien? —preguntó mientras se acercaba a su lado. Fue entonces que el profesor Bill entró por la puerta, y no tardó en notar a los dos chicos.
El hombre era un beta que rondaba los cincuenta años, con una calva en la cabeza y una panza prominente.
—Northman, Lobato, ¿acaso siguen jugando? —reprendió el hombre.
—¡No es eso profesor! Matt no se encuentra bien, creo que le duele la cabeza.
La mirada seria en los ojos del chico, y la expresión pálida del otro le demostraron al profesor Bill que no se trataba de ningún juego. No le quedó de otra más que dejar a un lado su enojo.
—Acompáñalo a la enfermería —dijo.
En medio de los susurros de los demás alumnos, Matt se puso de pie y fue guiado el resto del camino por ese chico. Caminaron por un par de pasillos, bajaron escaleras y cruzaron puertas. Su mente estaba algo enredada y solo se dejó llevar.
El dolor de cabeza no disminuyó en todo el trayecto. Y se sintió mareado con cada paso.
Llegó un punto en el que las ganas de vomitar lo atacaron. Temiendo devolver todo en su estómago en pleno pasillo, Matt solo pudo balbucear: —Baño…
El chico comprendió y se dirigieron al baño más cercano. Y tan pronto como entraron, él corrió a un cubículo y devolvió todo el contenido de su estómago.
Las arcadas lo ahogaban, y las lágrimas fisiológicas empañaban su vista.
En el proceso desató con torpeza la corbata en su cuello, e incluso desabotonó los botones superiores de la camisa. Tampoco olvidó quitarse una banda que estaba cubriendo la parte trasera de su cuello, pues se sentía sofocado.
Al cabo de unos segundos que parecieron eternos se calmó, y al final bajó la cadena de la taza.
Se sentía sucio y fue a lavarse el rostro. Por suerte, el agua fría despejó su mente. Tampoco olvidó enjuagar su boca.
Luego de eso, los nuevos recuerdos se asentaron un poco en su memoria, por lo que supo qué sucedía y en dónde se encontraba.
Miró su reflejo en el espejo con un toque de incredulidad. El rostro que veía seguía siendo el mismo que recordaba, pero más joven…un par de años.
Lo único que le demostraba que había cambiado de cuerpo era el color de sus ojos, pues ahora eran un poco extraños. A primera vista eran de color verde, pero con la luz iluminándolos podía notar toques grises.
Y así, tan increíble como pareciera…él había cruzado. Y no a cualquier lugar, sino al interior del libro “Dulce, dulce omega”, que era el libro que había terminado de leer la noche anterior.
Con muchas dudas volvió a echarse agua en el rostro. Y el agua helada lo hizo suspirar.
“Entonces morí…”, se dijo. No había una tristeza absoluta en su corazón, solo le sorprendió la fragilidad de la vida humana.
...
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Comments
Carolina Jiménez
hay no, que feo nombre jajaja
2024-12-05
0
Dios Kook
ofertón bebé
2025-03-20
1
Mary (Lupis❤️🌹)
que loco
2025-01-14
0