¡Este Pequeño Extra Renuncia!
...
La habitación del hospital era cálida gracias a la calefacción, y los analgésicos hace tiempo que habían surtido efecto. A decir verdad, Matt no tenía una razón física para quejarse. En teoría debería sentirse cómodo. Sin embargo, de esa supuesta comodidad no había nada.
Su mente estaba algo embotada por todo el medicamento, pero aún en esa situación él sabía la desgracia que lo rodeaba.
—Usuario… —llamó una voz mecánica en su mente, pero él la ignoró. Se trataba del Sistema 86, quién lo había acompañado durante años.
En su lugar, miró al hombre frente a su camilla, un alfa atractivo y bien vestido.
A Matt siempre le había agradado el contraste de su apariencia indiferente con la amabilidad de su personalidad. Sin temor a equivocarse, él podía decir que era ese detalle lo que había conquistado su corazón desde el primer segundo en que leyó la novela…pero ahora, tan solo quería que esta persona desapareciera de su vista, igual que el sistema ligado a su mente.
—Deberías irte —dijo con resolución, y por un segundo no supo a quién se lo decía, si al hombre o al sistema. O quizás a ambos.
Su cuerpo estaba al borde del desmayo y solo quería descansar; no obstante, este alfa no dejaba de molestarlo.
—Matt, está bien que me culpes a mí…pero Oriel no hizo nada malo. Fue mi error empujarte. Es que si no lo hacía, no podría haber alcanzado a Oriel, y le habrían disparado. ¡Él estaría muerto ahora!
—Solo vete.
—Si te sirve de consuelo, él está muy lastimado por lo que sucedió. ¡Aún así no puedes culparlo! Fueron los enemigos de mi familia los que llevaron a cabo este atentado. Oriel intentó que no salieras lastimado.
Las palabras que escuchó el omega destrozaron los últimos pedazos de su corazón; sin embargo, se negó a llorar, aún cuando sus ojos ya ardían.
Desvió la mirada con furia y se encontró con su vientre terriblemente plano. Se sintió ahogar solo con ese vistazo.
—Era mi hijo…mi bebé…tenía cuatro meses. No has dicho nada sobre él, pero aquí estás, ¡abogando por tu pobre conciencia y la de tu amor! —No se contuvo, y gritó. Y fue entonces que las lágrimas corrieron por sus mejillas como un torrente, porque se dio cuenta de que decir esas palabras en voz alta volvían la situación más real e insoportable.
Su mirada se empañó, y ni siquiera le importó la imagen antiestética que estaba dando.
Él siempre se había preocupado por lucir bien frente al alfa, todo instado por el sistema…y esta era la primera vez que no se interesaba en mostrar su mejor rostro.
—Matt…lo lamento —dijo el hombre con voz pausada. —Pero Oriel no hizo nada malo. Fue un terrible accidente…
Matt alzó el rostro, y el alfa detuvo sus palabras. El odio en la mirada del chico lo hizo callar.
—¡También era tu hijo, Daryl! ¿Eso no te importa? —reclamó. —¿Mat4r con tus propias manos a tu hijo ni siquiera merece una mención de tu parte?
Y fue precisamente en ese instante —y aún luego de todos los analgésicos con los que lo dopar0n—, que pudo sentir un dolor agudo que atacó su abdomen…y no tardó ni dos minutos en sentir de nuevo un líquido caliente y espeso escurriendo debajo de las sábanas.
Supo de que se trataba…
Su rostro se tornó aún más pálido, pero no dijo nada. Ya no había una vida dentro de él, así que le daba igual que el sangrado se hubiera reanudado.
El sistema se dio cuenta de la grave situación y se preocupó.
—Usuario, ¡puede comprar una pastilla curativa! Su salud se recuperará en un segundo —dijo con urgencia. —¡Le haré un descuento! ¡Solo cómprela! ¡Tiene puntos de sobra!
—*Piérdete*. —Le respondió con frialdad en su mente.
—Me importa, sé que también era mi hijo…aún así, no quiero que culpes a un inocente —exclamó Daryl, ajeno a la segunda conversación que mantenía Matt con el sistema. —Esas personas atacaron en un mal momento, y ambos salieron lastimados. ¡Él deberá vivir con el dolor de haber presenciado lo que te pasó! ¿No puedes ser más compasivo con él?
Matt sufrió un ligero shock, no podía…no quería creer lo que estaba escuchando. Él perdió a su hijo, pero aquí estaba este hombre diciéndole sobre ser compasivo con alguien que ¡ni siquiera había sufrido un rasguño al final!
Vio al alfa frente a él. Buscó al hombre del que se había enamorado…y no lo encontró.
—Mira 86, ¿no es este el villano cuyo desarrollo querías evitar? —Le preguntó al sistema con sorna. —El villano obsesionado con el protagonista. ¿Deberías estar decepcionado ahora?
—Usuario, sabe que yo quería brindarle una ruta satisfactoria… —Se lamentó 86. —Mi propósito era darle la absolución al villano de su obsesión…pero…
—Fracasaste. No. En realidad lo hicimos los dos. Solo que yo estoy pagando el peor precio.
Matt vio al hombre…y no lo reconoció. Este alfa que se preocupaba únicamente por el protagonista no era la persona que amaba. O a decir verdad…tal vez si lo era.
Tal vez la esencia de Daryl era amar a Oriel hasta los huesos, y nada ni nadie podría cambiar ese hecho.
—Siempre fue así… pero yo no quise verlo… —susurró con una tristeza insondable.
Él solo…solo se había engañado estúpidamente con las estadísticas de favorabilidad.
—¿No merezco una compensación por eso? —Le preguntó a 86 luego de varios minutos en silencio. —Seguí cada tarea que me diste. Y a pesar de haber terminado con éxito cada ruta, míranos aquí. Para este villano no hay absolución. Tu computadora central es un fraude. ¡Merezco una compensación por haberme asignado una tarea sin solución!
—Usuario… —dudó 86. Miró al hombre frente a la camilla que tenía la obsesión escrita en el rostro, y supo que a pesar de las estadísticas positivas, su misión había fracasado.
—¿Ahora no respondes? —Se burló Matt.
—¡Veré que puedo hacer! ¡Contactaré de inmediato a mis superiores! Debe haber un error con el villano, o con este mundo. En teoría, a estas alturas el único amor del villano Daryl debería ser usted. Ni siquiera debería pensar en Oriel. Las estadísticas siguen sin mostrar diferencia aún ahora. ¡Volveré en un minuto!
Luego de decir eso, 86 desapareció y Matt se quedó solo con Daryl.
—Matt, por favor… —pidió de nuevo el alfa. Era la primera vez que el chico lo veía bajar la cabeza.
—Tú… —Se atragantó. —Tú no me amas. Nunca lo hiciste… ¿cierto? —preguntó a pesar de que la respuesta no podía ser más obvia.
La verdad le golpeó el rostro con dureza, y se dio cuenta de su ingenuidad los pasados años.
Él realmente creyó que las cosas entre los dos habían cambiado, pero tal parecía que todo había sido un fraude.
Su amistad con Daryl era un fraude.
Su amor con Daryl era un fraude.
Su vida junto a Daryl había sido un fraude.
—¡Con una mi3rda Matt! No estamos hablando de eso ahora. ¡Oriel puede volverse loco si no aclaramos esto! Solo quiero que se sienta mejor.
Matt sentía que se ahogaba y la furia nublaba su juicio. ¡Quería destruir a todos! A Oriel; a Daryl; a Kaleb; al autor; y sobre todo, al maldito 86 que lo había traído a este mundo fraudulento.
Cuando transmigró por primera vez hace diez años, se maravilló por la oportunidad que el Sistema le había concedido después de morir en un accidente de tren. Y lo supo de inmediato, había viajado al mundo de una novela popular de cierto sitio web llamada “Dulce, dulce omega”.
Su papel era el de un simple extra que aparecía en raras ocasiones, y la más memorable era la de su muerte.
La trama iba de cómo un beta llamado Oriel, lograba conquistar a todos con su deslumbrante personalidad.
Pero siendo un poco más específicos, la historia iba así:
A los dieciocho años, el protagonista Oriel fue invitado a la fiesta de un amigo, y ahí conoció a Kaleb —el segundo protagonista—. El alfa era dos años menor, y estaba en su “etapa rebelde” colándose en fiestas ajenas, peleando en la escuela y tomando a temprana edad. Todo un adolescente problema.
Una cosa llevó a la otra, y desde luego Kaleb y Oriel se enamoraban a primera vista apenas se veían en la fiesta. Para su buena suerte, esa misma noche Oriel sufría una diferenciación tardía y se convertía en un omega.
Eso era suficiente para demostrar que eran la pareja perfecta. No obstante, la realización de su amor no sería tan fácil.
Daryl y Oriel eran amigos desde la preparatoria, y el primero hacía hasta lo imposible por obtener el amor del omega, convirtiéndose con éxito en el villano durante la segunda mitad de la novela.
Así, se interponía entre los protagonistas a cada paso del camino. Todo para que al final —y luego de muchas idas y vueltas—, muriera al sacrificarse por Oriel, cuando un ex amante de Kaleb enloquecía de celos y le apuntaba con un arma.
Muchos lectores habían concluido que ese era el karma y sacrificio de Daryl para expiar sus pecados.
Y luego de la muerte de este villano, Kaleb y Oriel confesaban su amor y vivían felices para siempre.
Pero, ¿dónde entraba su pequeño personaje en todo esto?
Matt era un omega, hijo menor de los Northman. Y sus padres eran dos de los tres investigadores principales que trabajaban para Farmacéutica Belmont. Aunque no era lo único curioso sobre él, pues su madre y la madre del villano eran amigas desde la infancia, y anhelaban que sus hijos se casaran, por lo que siempre “bromeaban” sobre ello.
Y Daryl, como un buen villano, no dudaba en usar esta relación para proteger a Oriel y su patrimonio más adelante.
La familia del villano era un pilar en la sociedad actual, siendo fundadores de Farmacéutica Belmont. Se podía decir que gracias a sus patentes e investigaciones, la igualdad omega estaba en su mejor momento.
Sin embargo, fue por eso que la familia Belmont hizo muchos enemigos a lo largo del camino, los cuáles se volvieron valientes luego de la misteriosa muerte de sus padres, cuando él (Daryl) tenía apenas dieciocho años.
Al verse en un estado tan miserable, el villano no quiso exponer a Oriel a su oscuro mundo, por lo que no dudó en comprometerse formalmente con Matt, en cuanto el omega cumplió los dieciocho años. De esta manera mató dos pájaros de un tiro: por un lado, protegió a su primer amor; y por el otro, aseguró la lealtad de dos de los tres investigadores de la farmacéutica.
Desde luego, el pobre Matt sufrió varios intentos de secuestro y diversos ataques solo por el anuncio de su compromiso. Aún así, él estaba demasiado enamorado de Daryl y soportó el tormento.
Sin embargo, al final sería el mismo hombre quién lo lanzaría frente a las personas armadas para proteger a Oriel en el momento decisivo. Matt recibía un impacto de bala, y m0ría desangrado en la acera.
El villano ni siquiera sintió un ápice de remordimiento cuando el omega dejó de respirar. Y era este detalle el que convenció a los lectores de que la muerte de Daryl era en realidad un pago por haber empujado a Matt, pues él también moría por un impacto de bala.
...
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Comments
Madelein 😍
imbécil y quién lo es con dónde está la empatía con el padre de tu hijos desgraciados
2024-11-23
0
Madelein 😍
que fuerte como perdonas algo así creo que no se puede
2024-11-23
0
Li🦋
Un alfa horrible, me cayo mal, el pobre desangrandose y había perdido a su bb y lo único que le importaba era el otro tipo
2024-11-04
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