Capítulo 16 : La Alianza Secreta
En el otro lado de la ciudad, Camila estaba en su apartamento en Nueva York, disfrutando de una copa de vino mientras observaba el horizonte. La luz dorada del atardecer bañaba los rascacielos, pero su mente estaba muy lejos de la paz que el panorama sugería. La relación de Isabela y Sebastián había sacudido su mundo de maneras que no estaba dispuesta a aceptar.
No se trataba solo de celos; era algo más profundo. Camila había pasado años manteniéndose cerca de Sebastián, cultivando una relación en la que él dependía de ella en momentos clave. Y ahora, esa modelo había llegado para trastocar todo. Isabela se había insertado en la vida de Sebastián con una facilidad inquietante, y eso no era algo que Camila pudiera permitir.
Tomó otro sorbo de vino, su mente girando en torno a una idea que había estado madurando. Había notado la forma en que Emmanuel miraba a Isabela, el evidente interés del fotógrafo por ella. Sebastián, por otro lado, claramente se sentía incómodo con la cercanía de Emmanuel. Si jugaba bien sus cartas, Camila podría aprovecharse de esa tensión.
Decidida, tomó su teléfono y escribió un mensaje rápido.
—*Tengo algo que discutir contigo. Estoy segura de que te interesará. ¿Podemos vernos?*
Emmanuel no tardó en responder. —*Nos vemos en el bar Le Noir en una hora.*
Una hora después, Camila llegó al elegante y discreto bar. Emmanuel ya estaba allí, sentado en una mesa apartada. Llevaba una copa en la mano y una expresión seria en el rostro. Camila se sentó frente a él, cruzando las piernas con una elegancia estudiada.
—¿De qué quieres hablar? —preguntó Emmanuel, sin rodeos, sus ojos fijos en los de Camila.
Ella sonrió ligeramente, disfrutando del momento antes de lanzar su propuesta. —Quiero proponerte una alianza —dijo, su voz baja pero firme—. Una para separar a Sebastián e Isabela.
Emmanuel la miró con escepticismo al principio, pero sus ojos pronto revelaron interés.
—¿Por qué querría hacer algo así? —preguntó, aunque ya tenía una idea en mente.
Camila lo observó, sabiendo que este era su momento de convencimiento. —No me digas que te conformas con ser solo su amigo. He visto cómo la miras. Y además, a Sebastián no le gusta que te acerques a su novia.
Emmanuel la miró en silencio, procesando lo que había dicho. Finalmente, exhaló lentamente.
—¿Y qué es lo que tú ganas con esto? —preguntó, aunque ya intuía la respuesta.
Camila no dudó en responder. —Quiero a Sebastián. Sé que me necesita más de lo que está dispuesto a admitir, pero para que eso suceda, tengo que alejar a Isabela de su vida.
Emmanuel se inclinó hacia adelante, intrigado. —Así que tú te quedas con Sebastián, y yo me quedo con Isabela.
—Exactamente —respondió Camila—. Nos beneficiamos ambos.
Emmanuel sonrió, levantando su copa en señal de acuerdo. Camila chocó su copa con la de él, sellando el pacto. Sabían que era un juego peligroso, pero el deseo de obtener lo que querían era más fuerte que cualquier duda.
Camila regresó a su apartamento con una sensación de triunfo. Había cruzado una línea, y no había vuelta atrás. Pero si todo salía como lo planeaba, pronto estaría al lado de Sebastián, y Emmanuel tendría a Isabela. Y en ese momento, eso era lo único que importaba.
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