CAPITULO 15

Capítulo 15 : El Encuentro con Emmanuel

Sebastián volvió a la compañía con un solo pensamiento rondando en su mente: Emmanuel. El fotógrafo se había acercado demasiado a Isabela, y aunque ella había dejado en claro que no había ningún interés romántico de su parte, Sebastián no podía dejar de sentirse incómodo. Había llegado el momento de poner límites.

Al llegar a la oficina de Emmanuel, lo encontró revisando unas fotos en su ordenador, concentrado en su trabajo. Pero Sebastián no tenía tiempo para rodeos. Su mirada se endureció mientras se acercaba, listo para la confrontación.

—Emmanuel, necesito hablar contigo —dijo, directo, su voz firme y sin espacio para discusión.

Emmanuel levantó la vista, algo sorprendido por el tono autoritario de Sebastián. Se quitó los auriculares, desconcertado por la tensión en el aire.

—¿De qué se trata? —preguntó, intentando sonar neutral, aunque la incomodidad era evidente en su postura.

—Ahora que todo el mundo sabe que Isabela es mi novia —comenzó Sebastián, cruzando los brazos—, quiero que quede claro que cualquier interacción entre ustedes debe ser estrictamente profesional.

El fotógrafo parpadeó, procesando la demanda. Aunque no lo demostrara abiertamente, la declaración lo tomó por sorpresa. Emmanuel siempre había tenido un interés en Isabela, aunque nunca lo había expresado de manera directa. Pero ahora, con la relación entre ella y Sebastián públicamente confirmada, sabía que cualquier insinuación hacia ella sería vista bajo otra luz.

—No sabía que estaban en una relación —admitió Emmanuel, desviando la mirada por un instante.

—Ahora lo sabes —respondió Sebastián, con un tono que no admitía réplica—. Y espero que no te acerques a ella con otra intención que no sea el trabajo.

Emmanuel asintió lentamente. —Entendido. No tengo otro interés que no sea el trabajo. Pero supongo que no te molestará que seamos su amigo, ¿verdad?

La pregunta hizo que Sebastián lo mirara con atención. Emmanuel era listo. Estaba buscando los límites exactos de lo que podría o no hacer. El fotógrafo sabía cómo moverse en territorios grises.

—No, no me molesta que sean amigos, siempre y cuando te mantengas en los límites que acabo de marcar —respondió Sebastián, firme pero evitando sonar posesivo. Aunque la idea de Emmanuel cerca de Isabela no le agradaba, también sabía que demostrar celos abiertamente solo lo haría parecer inseguro.

Emmanuel esbozó una sonrisa forzada. —Claro. Todo profesional. No te preocupes.

Más tarde, de regreso en el departamento, Isabela le comentó a Sebastián sobre su conversación con Emmanuel. Parecía tranquila, pero había un brillo en sus ojos que denotaba incomodidad.

—Emmanuel se disculpó por intentar acercarse a mí sin saber sobre nuestra relación —explicó ella, sentándose en el sofá mientras revisaba algunos correos en su teléfono—. Me dijo que no sabía que estábamos juntos.

—¿Y qué le dijiste? —preguntó Sebastián, manteniendo su tono casual, aunque estaba muy interesado en la respuesta.

Isabela lo miró, suspirando ligeramente antes de responder. —Le dije que no pasaba nada, que podíamos ser amigos. No quiero que haya tensiones innecesarias en mi trabajo, y me pareció lo más adecuado.

Sebastián asintió, pero no pudo evitar la pregunta que surgió en su mente.

—¿Te molestó que aceptara su disculpa? —preguntó Isabela, estudiando su expresión con atención. Sabía que Sebastián podía ser algo protector, pero no quería que esto se convirtiera en un problema entre ellos.

—No, Isa, está bien —respondió él después de una pausa, intentando sonar despreocupado. Sabía que confiar en ella era clave para que su relación funcionara—. Confío en ti.

Sebastián la besó suavemente, asegurándole que todo estaba bien. Sin embargo, en el fondo, algo le seguía molestando, aunque no quiso profundizar en ello en ese momento.

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