...AÑO 444 - PUERTO MANZANARES, PROVINCIA DEL OTOÑO, RIWA....
Llegaron a la costa de Puerto Manzanares.
El lugar era como una feria para Karaline, un sitio repleto de marineros y piratas que presumían de sus tesoros y aventuras vividas en alta mar. Pero ella no estaba para turistear, después de pedir varias indicaciones les informaron que el gobernante de la Provincia Diurna se encontraba en un fortín cerca de ahí.
Este fortín con muros de piedra se notaba que fue construido hace años un fin más religioso que de guerra. Kara le pidió a la mayoría de la escolta que esperaran afuera mientras ella, Shyna y pocos soldados se adentraban ahí.
Al entrar lo que se encontró sin duda no se lo esperaba. El líder de la Casa Yunshark y gobernante de la Provincia Diurna era una mujer de edad avanzada. Su pelo canoso era cubierto por una pañoleta y su cara sombría era decorada con símbolos en pintura. Una auténtica pirata.
Alrededor de ella había chicas jovenes con el mismo aspecto, se sentían rodeados por una secta y eso no la hizo sentir menos tranquila. Como pudo se acercó al pedestal de piedra donde se encontraba la mujer y le rindió sus respetos.
—Mi lady soy Karaline Phoenix. —Se presentó en una corta reverencia. —Vengo a pedirle cordialmente que se una a mí para derrotar al traidor Cédric Ravenly y devolverle la paz a Riwa.
La mujer en el pedestal compartió miradas con sus compañeras, para después soltar de forma unísona una carcajada como si le hubieran contado un buen chiste.
—Por favor, discúlpeme. No piense que me burlo de usted, pero es lo que hacemos. —Entre risas habló la mujer mayor. —Ay niña, admiro tus agallas para estar frente a mí, ¿Pero qué te hace pensar que podrás vencer al Rey Cuervo?
—Soy la legítima heredera al trono por derecho, y quiero vengarme de Ravenly por su traición a mi dinastía. —Explicaba Kara mientras la mujer asentía con la cabeza. —Tengo fe de que podré ganar la guerra, cuento con el apoyo de los Azdoja y miles de soldados de YenLin, pero ellos están varados allí y necesito su ayuda con barcos para poder buscarlos e integrarlos a mi ejército y vencer a Ravenly.
—Sí, sí... muy bonito tu plan, niña ¿Pero cómo lo digo? No me interesa. —Respondió la vieja sin más. —Sinceramente no me convence, y prometí que no me dejaría llevar por las fantasías de otro opositor a la corona, mejor larguense.
Kara iba a protestar, pero antes una voz se alzó entre la multitud.
—¡Espera un momento! —Una chica castaña vestida de pirata se hizo notar, observando a los forasteros con el ceño fruncido. —¿Kate? ¿Nashia?
Al escuchar esos nombres Kara y Shyna vieron con detenimiento a la chica, se trataba de Cotha. Las tres se miraron asombradas.
—¿Las conoces, Cotha? —Cuestionó la anciana ante el sofocante silencio.
—¡S-Si! Las conozco, señora Asoia. Ellas fueron las que me ayudaron a escapar de Fortania cuando me capturaron... No entiendo, ¿Me mintieron? —Preguntó Cotha, algo indignada.
—Estábamos en territorio enemigo, debíamos mantener precauciones. —Argumentó Shyna.
—Entre ellas ocultar nuestra identidad.
—Ustedes dos le salvaron la vida a mi mano derecha, eso es un acto que nadie en este reino hubiera hecho. Eso lo respeto. —Pronunció la anciana, la cual poseía el nombre de Asoia. —Tal vez cambie de opinión, pero lo dejaré a decisión de Cotha...
Karaline y Shyna le suplicaron a Cotha con la mirada, y esta ante toda la tensión solo río.
—Es lo menos que puedo hacer... ¡Yo digo que apoyemos a la reina Phoenix! —Aseguró Cotha animando a las demás.
—Bien, confió en ti Cotha. —Asoia se levantó de su trono de piedra, caminando hasta la pelirroja quedando cara a cara. —De todos modos, yo también quiero vengarme del maldito Rey Cuervo, el se llevó la vida de mi esposo y mi hijo, pero me las va a pagar ¡Porque ahora los Yunshark, la flota de Aire y las Valkirias son suyas, majestad!
Asoia se arrodilló ante ella, las demás chicas alrededor imitaron su gesto incluso Cotha.
—Gracias, de pie por favor. —Kara hizo un gesto para que se levantaran. —Prometo que no las defraudaré.
—Majestad, me presento cordialmente: Mi nombre es Asoia Yunshark, y ella... —Asoia hizo una seña para que una joven chica se acercara. —Es mi hija y futura heredera, Noami.
—Es un placer.
—Mañana mismo podremos partir con los barcos hasta YenLin y buscar su ejército. Le ofrezco que usted y sus hombres pasen la noche aquí, ¿No tendrán problema? —Propusó Asoia.
—Ninguno hay, estamos encantados. — Accedió Kara con una sonrisa.
...🌙...
La noche llegó luciendo la luna en lo más alto, está le transmitió su poder a las mareas para que pudiesen subir.
Alrededor de una fogata en la orilla de la playa marineros bebían y cantaban eufóricos sin ninguna vergüenza. Algo que a Kara siempre le fascinó, hasta que escuchaba sus historias de barcos hundidos, náufragos y monstruos marinos que su temor llegaba.
—¿Así que... Kate o Karaline?
La pelirroja se exaltó cuando de un brinco Cotha se sentó a su lado bebiendo de una cantimplora.
—Lo siento, ¿Te asusté? —Preguntó la castaña al ver la cara estupefacta de la reina.
—Con esa forma de llegar, cualquiera. —Rió Karaline.
—No fue la gran cosa. —Comentó Cotha bebiendo de la cantimplora. —Claro, a menos de que tuvieses la cabeza en otro lado.
—Jeje... Tal vez sea por eso. —Masculló la pelirroja, regresando su vista al fuego y volviendo a su trance.
Cotha al escucharla la miró con curiosidad, y decidió interrumpirla de sus pensamientos otra vez.
—¿Piensas mucho en algo? —Comenzó Cotha para después poner un semblante pícaro. —¿O en alguien?
Karaline la encaró desencajada, intentó ocultar su sonrojo y se maldijo mentalmente, pensando que comenzaba a ser muy obvia.
—¿Y-Y según tu, en qué "alguien" podría pensar? —Soltó Karaline tratando de tomar compostura.
—No lo sé, podrías estar pensando en un alguien cualquiera. —Cotha dejó la insinuación al aire, aliviando un poco a Karaline, pensando que se trataba de una simple broma de la castaña. —O en "alguien" que posee el nombre de Shyna.
¡Condenado ser!
Las maldiciones internas volvieron a Karaline, y Cotha lo único que hacía era reírse de su reacción.
—¿Sabes la locura que estás insinuando? —Expresó sin gracia.
—Lo noté en Fortania. No tienes porqué engañarme, mucho menos a tu corazón. Recuerda lo que a partir de ahora te voy a decir: Tú estas enamorada de Shyna.
Las palabras le cayeron como un balde de agua fría, su cabeza colapsada empezó a dar vueltas. ¿Será cierto lo que dice? ¿La duda que ha tenido desde hace días, será realidad? ¿Ella y Shyna?
No, no podía ser, era una demencia total.
Justo cuando Karaline quiso reclamarle, Cotha se había ido dejandola con el reproche en la punta de la lengua. Después de eso, no pudo volver a disfrutar como antes los relatos del mar.
Por otro lado, Shyna se encontraba apartada del grupo, observaba de manera relajada las lúgubres aguas nocturnas hundida en sus pensamientos. El viento chocaba contra su cuerpo, haciéndola sentir en casa.
De improvisto sintió como alguien se paraba junto a ella imitando su acción, y por el rabillo del ojo divisó a Cotha.
—Ahora es que antoja darse un chapuzón, no lo crees... ¿Shyna, no? —Dijo Cotha rompiendo el silencio, abrazándose a sí misma debido al frío. Shyna sonrió de lado, asintiendo.
—Tu familia es algo particular. —Comentó Shyna. Cotha sonrió orgullosa.
—Sí, desde la muerte de nuestro señor a manos del Rey Cuervo, Lady Asoia ha sido muy comprensiva con el pueblo y con las Valkirias. —Agregó la castaña.
—Tengo una duda, ¿Qué son las Valkirias? —Preguntó Shyna directa. —Si mal no recuerdo, en Fortania me preguntaron por ellas antes de torturarme.
—Las Valkirias somos todas nosotras. —Respondió Cotha, extendiendo los brazos. —Somos servidoras al pueblo Diurno y leales a la Diosa de la Vida, la Diosa Aera. Luchamos por la justicia, la sabiduría y los derechos de las personas.
—Tu religión suena genial y todo, pero casi me matan, y a millones de personas las cuales no tuvieron la misma suerte. —Agregó Shyna con el ceño fruncido.
—No creas, también hemos perdido injustamente a varias de nosotras. Por eso acabé en Fortania, tratando de salvarlas. —Dijo Cotha decaída, pero en un instante se animó. —Hasta que un día, la Diosa puso a dos dementes en mi camino con las que logré escapar.
—No significa que todo acabó, ni que tus compañeras estén descansando en paz. —Decía cortante.
—Pero todo cambiara cuando Karaline gane la guerra... ¿Por eso te uniste a ella, no? —Sugirió Cotha. Shyna tragó saliva y apartó la mirada sin responder. —¿O fue por otra cosa?
—¿Qué otra cosa sería sino?
—Porque te gusta. —Soltó maliciosa.
Shyna no dijo nada, solo bajó la mirada. Cuando Cotha quiso volver a molestarla no esperó la fuerte risa repentina de la mercenaria. Shyna reía a carcajadas, dejando extrañada a la castaña.
Shyna dejó de reír, pero aún con su sonrisa socarrona se acercó a la castaña y se le insinuó con picardía.
—¿Y eso te molesta, acaso?
Cotha se sonrojó, a la vez sintió un escalofrío recorrerla cuando la tuvo tan cerca. No se esperaba esa respuesta.
Shyna sonrió victoriosa, y sin más se apartó de la castaña perpleja.
—Quiero explorar el lugar, con tu permiso. —Se despidió Shyna haciendo una burlona reverencia.
—C-Claro, disfruta. —Dijo Cotha a duras penas, viendo como se retiraba.
Mientras tanto en la fogata, los marineros empezaron a entonar una canción llamada 'Reyes del Mar' que Kara escuchó atenta hasta que hablaron de guerra y náufragos. Pero en realidad, luego de la conversación con Cotha su mayor temor solo daba vueltas sobre el mismo eje: Shyna.
Tú estás enamorada de Shyna.
Quería convencerse de que lo que sentía por Shyna era simplemente un cariño muy profundo. Ahora venía Cotha y le decía último que quería escuchar.
Marella se comenzó a preocupar por la constante distracción de la pelirroja, y eso solo podían alertar problemas.
—¿Qué le parece la canción, majestad? —Preguntó Marella tratando de llamar su atención. Sin éxito. —¿Majestad, está bien?
—¿Ah? Oh, lo siento Marella. Si, todo bien. —Karaline no era consciente de lo que pasa a su alrededor. Gran decepción. —Marella... ¿Qué piensas sobre Shyna?
La pregunta extrañó a Marella, pero a ella no le resultó difícil responder.
–Pues... desde que me rescataron, a simple vista se ve que entre ustedes dos hay un cariño muy fuerte, aunque a usted se le nota más que a Shyna. —Marella sonrió. —Claro, sin contar que todos en Farah hablaron de cuando bailó con ella en la fiesta, se ve que es una amiga leal...
—¡¿Qué, qué?!
Se cubrió el rostro con las manos. Ahora si estaba pérdida. Todos sabían que estaba enamorada de Shyna, menos ella misma, y quizá Shyna también... ¿O acaso ella también sabía y no había dicho nada?
Tragala tierra.
—¿Dije algo malo, majestad?
—¡No, no! No dijiste nada malo, es solo que yo... No sé cómo expresar esto que siento, es extraño. —Intentó desahogarse. —Es como si estuviera nerviosa pero emocionada a la vez y al estar con ella ese sentimiento aumenta, pero al pensar en esa posibilidad siento desprecio...
—¿Interrumpo algo?
Se escuchó una voz detrás de ellas. Kara se encontró con los ojos diamantes tan únicos de Shyna. Y la contraria ante su mirada le sonrió.
—Me gustaría que su majestad me acompañe, ¿Se puede? —Pidió.
Kara asintió levantándose del tronco para seguir a Shyna, quien había tomado un palo y lo prendió en llamas simulando una antorcha. Marella quedó ahí, ahora la que mirada la fogata pensativa era ella. El tiempo se le agotaba y no quería que la mataran...
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—¿Qué pasa? ¿A dónde vamos? —Interrogó Kara, dándose cuenta de que se estaban alejando demasiado del campamento.
—Quiero mostrarte algo, Pajarito. ¿Puedo? —Contestó Shyna en un tono de suspenso que enloqueció a la pelirroja.
Ambas chicas llegaron al final de la costa y se adentraron por un camino de piedras sobre un riachuelo, acompañadas en silencio, salvo por el sonido de sus pasos.
Siguieron el riachuelo hasta llegar a un claro donde se encontraba una laguna en la cual se reflejaba la luna que los iluminaban. Con su llegada las luciérnagas también se integraron a su vista y los árboles de hojas naranjas por el otoño descendian de forma lenta.
Kara miró el paisaje encantada, no tenía palabras para expresar la hermosa obra de arte que le brindaba la naturaleza.
—Wow, esto es tan... tan...
—¿Mágico? —Terminó Shyna.
—Mágico es una palabra muy pequeña... ¿Cómo sabías de este sitio?
—Estaba explorando, y pensé en que ti al verlo. —La mercenaria clavó la antorcha en la tierra mientras se sentaba a la orilla del lago, la pelirroja imitó su acción. —¿Cometí un error al traerte?
—Jaja... es muy hermoso, gracias Shyna. —Agradeció la reina sonriente, viendo las luciérnagas volar con su brillo.
Shyna veía como las luces de las luciérnagas se reflejaban en los ojos esmeraldas de su reina, era tan hermosa esa vista que la vió muy detalladamente para que nunca se le olvidara. Kara apartó la mirada de las luciérnagas, notando la vista ajena sobre ella.
—¿Qué pasa?
—¿Crees que te llamé solo para que vieras el lugar? —Respondió Shyna. El corazón de Karaline latió de los nervios. —Quería felicitarte, has logrado vencer el miedo y tener seguidores a tu favor que te llamen "majestad". Estoy orgullosa de ti, y eso que no acostumbro a decirlo, jeje...
—Gracias Shyna. No lo hubiera logrado sin ti, estoy consciente de ello. —Se sinceró la pelirroja, riendo junto a Shyna.
—Quiero darte algo. —Shyna bajó su mirada sacando algo de su cinturón.
Una daga se mostró en sus manos pálidas, sin embargo no era una de las plateadas que la caracterizaban, sino una que poseía el filo hecho de un hierro azulado y una sublime empuñadura de cobre negro con un rubí en el extremo.
—La vi y me recordó a ti. Filosa, pero muy hermosa, quiero que te la quedes. —Shyna le extendió el arma, sorprendiendo a la reina.
—¿Eso es una orden? —Dijo Kara en tono burlón, tomando la daga con mucho regocijo. Ese regalo ahora significaba todo para ella. —¿De dónde la sacaste?
—Siempre cargo con ella desde que me fui de casa. —Explicó. —La agarre por bonita, pero no la uso mucho, sé que estará mejor contigo.
—Gracias Shyna, la cargaré con orgullo.
Cuando Kara le sonrió a su compañera de repente todo desapareció, solo eran ellas dos en el mundo. Ambas se miraban a los ojos, admirando mutuamente mente sus facciones. La mirada de Shyna cambio de los ojos verdes a los labios de la pelirroja y un pensamiento indebido invadió su mente haciendo que apartara la vista.
Las manos de Kara tomaron el rostro de la contraria, obligandola a que la mire a los ojos. Karaline quería seguir viendo de forma indefinida el atractivo de su compañera, agradeciendo el privilegio de ser la única en poder admirarlo.
Sin esperar que Shyna la jalara hacia ella para terminar chocando sus labios entre sí, fundiéndose en un suave pero romántico beso que las dos correspondieron.
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Comments
Dayma Sánchez Pérez
espero el próximo capítulo con ansias ☺️
2023-12-21
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