...AÑO 444 - PALACIO DE RIWA, PROVINCIA CAPITAL, RIWA....
—Tienes dos opciones: Se las das tú, o se las das tú.
—Eso no tiene ningún sentido, ¡Dáselo tú!
El secretario real, Shelton Suhker y el tesorero real, Cleiro Polley discutían en la sala del consejo real lanzándose entre ellos un pergamino enrollado con un mensaje para el Rey.
—Estoy muy viejo para emociones tan fuertes. —Excusó el secretario Shelton, lanzándole el pergamino a su compañero.
—¡No vengas haciéndote el pobre! —Exclamó el tesorero entregándole el pergamino, siendo rechazado. —¿Por qué dejaste a Ralak escapar?
—¿Lo dejé? ¡Él fue más inteligente que tú y yo juntos¡ Huyó antes de que comenzará la catástrofe...
—¿Cómo pudimos permitir esto? —Expresó el tesorero real lleno de frustración. —Nos van a matar, seremos degollados como gallinas.
—Matarnos sería piadoso. —Intervino el viejo secretario junto a un escalofrío. —Antes muerto que encerrado en este calabozo disfrazado de palacio. No sé cómo los cautivos pueden soportar tantos años de horror, frío y hambre...
—¿Se puede saber por qué lloriquean?
Ambos se sobresaltaron al escuchar la presencia del Gran Ministro Real: Rawan Usman, la mano derecha del Rey. El tesorero y el secretario vieron en él una solución a su conflicto.
—¡Tenemos un mensaje para el rey! —Exclamó el tesorero, extendiéndole el pergamino.
—Y tú Rawan, cómo eres su buen compañero y mano derecha, se lo dirás. —Continuó el viejo Shelton.
Rawan los juzgó con la mirada, tratando de descifrar sus pensamientos mientras tomaba el pergamino.
—¿Tan malas son? —Cuestionó Rawan, refiriéndose a las noticias.
—Silvestre Saravi y Taorus Ralak se pusieron manos a la obra con la ayuda de Tyrol Lindfords para resolver el conflicto... pero tu mejor que nadie sabe cómo reaccionará el rey. —Argumentó el viejo secretario.
Rawan lleno de curiosidad abrió el pergamino y leyó el mensaje bajo la mirada de ambos, su única reacción fue alzar las cejas con desinterés.
—La chica Phoenix está en Farah, con la niña Azdoja. —Rawan enrolló el papel, serio. —No se preocupen, calmaré las aguas.
—Gracias, Rawan. Que los Dioses te bendigan.
Sin esperar a que se arrepintiera, el tesorero y el secretario se fueron corriendo de la sala aliviados.
Sin esperarse que Rawan apenas estuviese solo quemaría el pergamino con el fuego de una antorcha y dejaría que se extinguiera en el suelo bajo su mirada. Rawan Usman dejó su seriedad y mostró preocupación. Debía detener a la joven Phoenix antes de que fuera demasiado tarde.
No por el bien del Rey al que servía, a la mierda el Rey. Sino por el bien de ella misma...
Así era como lo había prometido.
...AÑO 444 - FARAH, PROVINCIA DEL OTOÑO, RIWA....
Los rayos del sol naciente iluminaron la ciudad de Farah. El olor a pan recién horneado y el cantar de los pajaritos le daban una energía de calidez hogareña al ambiente.
Kara seguía en la cama, demasiada pereza traía encima. No dejó de pensar en la fiesta de anoche, o más bien en Shyna, desde como bailó con ella hasta pasar al panorama en el que lloraba en sus brazos y le contaba sobre su pasado.
¿Por qué se sentía así con ella? Tan... vulnerable.
Si se ponía a pensarlo, la verdad era que... su sonrisa picarona la atraía de cierta forma, sus ojos azul-grisaceos como el hielo la hipnotizaban, ni hablar cuando a veces resaltaba ese brillo tan único como diamantes que tenía por ojos. Anoche fue la primera vez que la vió con su cabello suelto, hebras rizadas que caían como lluvia azul y terminaba como nieve. Poseía una piel suave y pálida que daban ganas de acariciar y mord...
¡Momento!
Karaline despertó de un brinco, pensar en esas cosas era malo, anormal... Su comportamiento la estaba asustando.
Pero más se asustó, al ver frente a su cama a Marella mirándola fijamente.
—¿Marella? ¿¡Qué haces aquí!? —Cuestionó Karaline, exaltada.
—Bu-Buenos Días, s-su majestad. —Saludó Marella nerviosa, con las manos tras su espalda. —Vine a... a... ¡Saber si necesitaba ayuda! Recuerde que hoy debe hablar con Lady Alyn sobre... guerras.
Por un momento Kara había olvidado su compromiso con Lady Alyn ese día. Ahora notaba como Shyna se había apoderado de sus pensamientos.
—Gracias por recordármelo, Marella... Ahora que lo pienso, ¿Qué tal si antes te buscamos un hogar? Seguro hay muchas casas que podrían adoptarte, o quizá Lady Alyn podría darte un trabajo...
—¡NO! —Interrumpió Marella, retractandose de su reacción descortés. —D-De eso también quería hablarle, majestad. Yo... le pido que me lleve con usted como su doncella de compañía.
Marella apretó sus ojos y agachó la mirada esperando una respuesta negativa. Karaline frunció el ceño descolocada.
—Seguirnos en la guerra puede ser muy riesgoso, Marella. No creo que sea lo mejor...
—¡Por favor, majestad! —Algunas lágrimas amenazaron con salir de los ojos de Marella, aún con la vista baja. —Le seré leal y de mucha utilidad, desde este día juro servirle como su doncella de compañía sin importar las circunstancias.
La rubia se arrodilló ante Karaline sin quitar las manos de su espalda y apretó sus ojos, esperando. Kara se levantó de la cama y la tomó del mentón para que se levantara.
—Si eso es lo que quieres, te lo puedo conceder. —La rubia no pudo retener las lágrimas, y le agradeció enormemente. Karaline la abrazó repentinamente dejándola petrificada.—Seré tu nueva familia, Marella.
Mientras Marella sostuvo con más fuerza el candelabro que ocultaba detrás de su espalda...
...🌙...
La reunión con Lady Alyn fue rápida, pues ambas concluyeron lo mismo: Necesitaban más aliados.
No tardaría mucho para que Cedric se enterara de su alianza, y sabían que se enojaría mucho. Ambas planearon dejar la ciudad con el objetivo de conseguir aliados y no quedarse en un solo lugar a esperar ser atacadas por Ravenly. Lady Alyn iría a la Provincia Nocturna a pedir la alianza de su amigo Arman Mithernatch, mientras que Kara iría a Puerto Manzanares, donde se encontraba el Líder de la Casa Yunshark, gobernador de la Provincia Diurna, a quien pensaba pedirle barcos.
Cuando estuvo lista para partir un grupo de soldados la esperaban en frente al castillo para acompañarla. Lady Alyn mandó a hacer unos estándartes con el símbolo Phoenix para que esos caballeros los portaran, dándole a Kara más razones para sentirse en deuda con la Reina Niña.
Karaline llegó con aires de confianza, pero toda seguridad se esfumó cuando vió por primera vez en ese día a Shyna cepillando con la fascinación de una niña pequeñas a un caballo blanco. Ella portaba una armadura de cuero azul oscuro, y su pelo ondulado seguía suelto.
Kara tragó en seco, la ignoró y se dirigió a su caballo predestinado; uno gris cual nube cargada de tormenta, y percibía que tenía un carácter prepotente.
—¿Cómo se llama? —Cuestionó Kara.
—Le decimos Talante, pero puede cambiarlo si desea majestad. —Contestó un escudero.
Karaline lo acarició y el caballo relinchó en respuesta, haciéndola sonreír.
—Plomo. —Masculló Karaline.
Ella sentía que su semblante se asemejaba al plomo, fuerte y pesado. Karaline lo acariciaba mientras terminaban de ensillar al caballo, dejando que pudiese subirse y acostumbrarse a su nuevo corcel.
—¡Buenos días, Pajarito! Luces radiante.
La voz de Shyna hizo que saliera de su zona de confort. La vió por el rabillo del ojo, luciendo su típica sonrisa picarona.
—Oh, eh... gracias, tú también. —Gageó evitando el contacto visual.
—¿Si, verdad? Ahora adoro este lugar. Al fin encontré algo decente que vestir, pero nada se compara con mi corcel... —Shyna se alejó un segundo para acercarse junto al caballo blanco. —Siempre quise montar uno de niña. ¡Declaro desde hoy que la ciudad de Farah cumple tus sueños!
Shyna abrazó el cuello del caballo, gesto que Kara hizo que se sonrojara de la ternura. Ver a su amiga tan feliz le transmitía el mismo sentimiento.
—Kara... ¿Estás bien? Te noto extraña. —Habló Shyna al percatarse de que no le estaba prestando atención a sus palabras.
—¿Qué? No, no pasa nada. —Desvió intentando ocultar sus nervios. Shyna alzó una ceja incrédula, exigiendo una explicación coherente. —Es solo que, no me sacó de la cabeza lo que pasó anoche...
—Hey, hablando de eso... ¿Sabes que sucedió? —Cuestionó con una risilla nerviosa. —No recuerdo nada, solo que amanecí en mi cama con una gran jaqueca.
Esa revelación desilusionó a la pelirroja. Anoche fue uno de los momentos más significativos para ella, para las dos, y le frustraba que no lo recordará. A lo mejor estaba confundida con sus sentimientos, no podía esperar menos de una borrachera.
—No pasó nada. —Contestó Kara tomando la compostura. —¡En marcha!
Karaline galopeó hacia el frente de la escolta, dejando a una Shyna confusa tragandose el polvo que dejó su andar. Marella escuchó la conversación de casualidad al buscar compañía.
—¿Tú sabes que pasó, Marella? —Le preguntó Shyna cruzándose de brazos.
—Además de que se volvió una lunática bajo los efectos del licor, no que yo sepa señorita Shyna. —Pronunció la rubia.
—A veces asusta el veneno en tu lengua. —Shyna rió antes de montarse en su caballo. —Vámonos, que nos dejan atrás.
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Comments
Julia Monta88lvan
jajaja🤣🤣 me has hecho la tarde Autora
2024-04-04
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