...AÑO 444 - FORTANIA, PROVINCIA DEL ALBA, RIWA....
—Que los Dioses me den paciencia...
Tyrol Lindfords, el gobernador de la Provincia del Alba, trataba de mantener la paciencia para no dejarse dominar por la rabia y explotar.
—Te haré una pregunta importante... ¿Sabes leer? —Preguntó Tyrol mirando a Ashton Syriel, Lord de Fortania.
—¿Disculpe? —Dudó Ashton parpadeando varias veces, confundido.
—Te pregunté... ¡QUE SI SABES LEER! —Tyrol estampó contra la mesa un libro, sobresaltando a los presentes. —¡Te dije claramente que enviaras una carta a los Azdula para que recibieran las provisiones y las armas del extranjero! ¡Y me acaban de informar que ellos no recibieron el mensaje, sino alguien más! —Exclamó Tyrol lanzándole el papel a Ashton y sentarse en su silla. Ashton miró de reojo el papel.
Por otro lado, Shyna estaba limpiando las estanterías de la sala escuchando la reunión. Sus movimientos eran silenciosos y pulcros, al igual que su aspecto. La habían bañado y dado ropa limpia, a según para atender de la mejor forma al gobernador. Incluso el trato que recibía de los demás sirvientes era distinto, como si ella tuviese un rango superior.
—Mis disculpas, debí...
—No puede ser... —Tyrol posó su cabeza entre sus manos, no podía creer la poca importancia que le daba Ashton al error. —¡Nashia! Pásame el libro de las familias más importantes de Riwa; el azul que... —Tyrol no terminó su frase, ya que Shyna cargaba el libro en su dirección. —Vaya, hasta mi sirvienta es más atenta que tú. —Abrió el libro. —Veamos, al parecer aunque te haya entregado la carta todavía no entiendes la situación. Lee la carta, como cuando te enseñaron de pequeño a leer, "A, E, I, O, U" ¿Lo recuerdas? Bien... ¿Puedes leer a quién le enviaste el mensaje?
Ashton miró nuevamente el trozo de papel, esta vez su rostro si mostró preocupación.
—Lo-Los Azdoja...—Pronunció el Líder de Fortania.
Los demás miembros se sorprendieron al escuchar el nombre.
—Los Azdoja, muy bien... ¿Y qué región gobiernan los Azdoja? —Preguntó Tyrol, masajeando su barbilla.
—Pues...
—¡Gobiernan Farah! ¡¿Dónde queda Farah?! ¡Es la capital de la maldita Provincia del Otoño! —Explotó Tyrol otra vez. —¡Allí, si no lo sabias, gobierna la mocosa de 12 años que le juró lealtad a la chica Phoenix! ¡Creí que servías para algo, pero solo sirves para torturar a inocentes! ¡Si vuelves a hacer un acto que nos ponga en riesgo yo mismo te ataré a una silla de hierro y te torturaré con fuego...! —Pausó, intentando calmarse. —¿Sabes qué? mejor déjanos.
Ashton miró a los demás miembros del consejo sin poder creer lo que le ordenaban, no obstante ellos apartaron la vista de manera incómoda. Ashton observó otra vez a Tyrol, pero este con la mirada le dijo "No me hagas repetirlo dos veces".
Se sintió indignado, pero no podía hacer nada para contradecir al gobernador. Ashton se retiró de la sala que quedaba en su propio castillo.
—Guarda el libro, Nashia. —Ordenó Tyrol, Shyna asintió y guardó el libro de nuevo en su lugar.
—De acuerdo, es obvio que la Phoenix no pondrá las cosas fáciles. Escuché que tiene miles de soldados de YenLin a su disposición, sólo necesita barcos para traerlos. —Comentó un Lord.
—Lo sé, ¿Alguien sabe del paradero actual de la chica? —Preguntó Tyrol.
—Negativo, mi Lord. Su última parada fue Deiber, donde fue rechazada por Lord James Ranzoni. Hay rumores de que debe andar por estos lares. —Contestó otro noble.
—Si llega hasta la Provincia del Otoño y hace alianzas con los Azdoja estaremos acabados. Su alianza haría que otros tengan la confianza de unirse a ella y oponerse al Rey Cuervo. —Dijo Tyrol.
Esa información era útil, la Provincia del Otoño quedaba a pocos kilómetros, sería fácil llegar.
—Hasta ahora contamos con nuestros hombres del Alba, con los del Rey y los Ralak, pero aún así no seríamos suficientes... —Informó otro hombre.
—Los meiryanos no se han declarado fieles a nadie, ¿Por qué no les pedimos alianzas sus señores, los Wolfheard? —Preguntó un Lord,, todos lo vieron de forma indagadora. —Es una opción, escuché que usted era amigo de ellos, Lord Tyrol.
La mayoría de los presentes asintieron a la idea, menos Tyrol, el cual negó de inmediato.
—Tú mismo lo dijiste, "era". Los meiryanos nunca nos apoyarán, están en contra del Rey Cuervo, y lo que los Wolfheard dicen, se hace... No conquistan Riwa porque no quieren. —Comentó Tyrol, recordando el carácter audaz y salvaje de los hijos del invierno.
Shyna se acercó a servirle vino a Tyrol, pero este colocó la mano sobre la copa para impedirlo.
—No quiero licor, trae té, y mucho. Estaremos despiertos por un laaargo rato.
Shyna asintió a la orden de Tyrol y se dirigió a la puerta a buscar el mandado.
—Nashia. —La llamó Tyrol antes que saliera. Shyna obedeció al llamado observándolo. —¿De dónde eres?
Shyna se sorprendió por la pregunta. Sin embargo respondió de inmediato, era otra persona así que podía inventar lo que sea.
—Soy hija del Verano, mi Lord, de Bálaga. —Contestó Shyna, firme.
—¿Quiénes son los señores de Bálaga? —Interrogó Tyrol.
—Los Gyllenhall, mi Lord. —Respondió Shyna.
—¿Y cuál es su símbolo? —Preguntó Tyrol nuevamente.
Pero Shyna quedó atónita. Se le había olvidado... Era un animal de color gris, pero no recordaba cual.
La habían jodido, sus nervios se hicieron notar. Pensaba que lo había arruinado y que la mandarían a ejecutar en ese instante por mentirle a un superior.
—Un bagre gris, pensaba que alguien de Bálaga lo recordaría. —Contestó Tyrol, a lo que Shyna bajó la cabeza derrotada. —Eres hija del invierno, ¿Verdad?
Shyna apretó sus puños con fuerza, para después contestar:
—Sí, mi lord. —Asintió Shyna de frente a Tyrol, ambos fijaron sus miradas el uno en el otro.
—Empecemos otra vez... ¿De dónde eres? —Preguntó Tyrol sin romper la mirada entre él y la joven.
—Wollgong, mi lord. Gobernado por los Bonnard, su símbolo es un Cóndor negro. —Mintió nuevamente, pero al menos sonada más creíble.
—Bien... Yo era amigo de los Wolfheard, pero nuestro contacto se rompió hace tiempo por una riña. Dime, Nashia ¿Qué dicen los hijos del invierno sobre los Wolfheard actualmente? —Preguntó Tyrol.
Shyna tragó saliva, no visitaba el norte desde hace un buen tiempo, si algo había cambiado o no, ella era la menos indicada para decirlo. Igual recordarlo le daba disgusto.
—Dicen... Dicen que los Wolfheard están bendecidos por los Cuatro Dioses debido a que siempre consiguen lo que quieren. Son muy respetados, incluso al gobernador lo suelen llamar "Alfa". —Contestó Shyna, Tyrol quiso saber más. —Dicen que los Wolfheard son fáciles de vencer si están separados, pero si están juntos podrían arrasar con todo, "Si lastimas un Wolfheard, los lastimas a todos" ese es su lema, son como una manada. Siempre el Alfa es el más fuerte, el más astuto, el que puede viajar solo y regresar ileso. También hay rumores de que pueden convertirse en lobos cuando lo desean, que son invencibles...
Una pequeña sonrisa risueña se escapó de los labios de Shyna mientras hablaba de su...
—¿Y tú crees esos dichos, Nashia? —Preguntó Tyrol con una ceja alzada.
La sonrisa se borró de los labios de Shyna y apretó sus puños de la impotencia nuevamente.
—No, yo no pienso así. Pienso que los Wolfheard son personas a las que subestiman bastante, les falta moral y solo se dejan llevar por sus impulsos salvajes... Además de que tienen una debilidad.
Shyna y Tyrol se seguían mirando a los ojos. Si las miradas mataran, los dos tendrían una guerra más grande a la que estaba por venir.
«Corazón frío, ojos feroces. Puedo jurar que la vi antes... ¿Pero en dónde?»
Pensaba Tyrol fijo en la chica. Sabía a simple vista que ella era norteña por su figura, su cabello, su piel, sus ojos, incluso su nombre. Pero su comportamiento no tenía nada que ver con ellos. Era silenciosa, educada e inteligente... como su amada difunta, Shiveka.
—Gracias Nashia, puedes ir por el té. —Ordenó Tyrol, Shyna asintió y se retiró de la sala.
Al estar afuera Shyna soltó un gran suspiro de alivio. Empezó a caminar por los pasillos pensando en la conversación de hace un momento.
No quería volver a tener una conversación así, algo que odiaba profundamente era que se metieran en su vida, y en su pasado... Pero el lado bueno es que al menos sabían que hacer al escapar de allí, solo tenía que avisarle a Kara.
Llegó hasta el almacén de barriles de agua, dispuesta a llenar la jarra e ir a la cocina a preparar el té.
—Al fin te encuentro.
La voz de un hombre asustó a Shyna haciendo que derramará el agua. Frente a ella tenía un hombre con cabello largo por encima de los hombros y armadura.
—Eres una chica rápida, complicada de rastrear. —Habló el soldado. —Incluso tuve que ponerme esta ropa tan incómoda...
—¿Quién eres? —Cuestionó Shyna a la defensiva.
—¿No me recuerdas? Nos conocimos en Deiber. El hijo del señor Ranzoni me atacó y tu volviste loco a su caballo, además de que me invitaste el almuerzo. —Contaba el hombre mientras se acercaba a la chica.
El recuerdo de ese día pasó por la mente de Shyna.
«La justicia antes que todo.»
Ese hombre era el mendigo que salvó de Jacquen Ranzoni. Aunque algo no encajaba, ¿Cómo ese mendigo indefenso que salvó hace varios días estaba frente a ella? O también, ¿Por qué la estaba buscando?
—Todos miraban, pero nadie hizo nada... Salvo tú. —Pronunció el hombre en un hilo de voz.
—Te recuerdo... ¿Tú quién eres?
—Aris, me llamo Aris... Y al parecer tu sentido de la justicia sigue intacto, Shyna. —Dijo el hombre con una sonrisa.
¿Cómo sabía su nombre? No recordó habérselo dicho, y menos aquí que la conocían como "Nashia".
—Mi sentido de la justicia siempre está intacto. ¿Y cómo es que sabes mi nombre? —Dudó Shyna frunciendo el ceño.
—Siempre lo supe, no es justo guardar secretos, sobre todo cuando alguien confía su vida en tus manos. —Pronunció Aris misticamente.
Shyna supo que se refería a Kara. No obstante se hizo la que no entendió, ¿Cómo era que sabía todas esas cosas?
—No sé de qué habla.
—Lo sabes perfectamente. Y sobre todo la conversación de hoy te afectó... ¿De dónde eres? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está tu familia? —Recitaba Aris. —No te preocupes, no hace falta que me respondas, yo lo sé todo.
Al decir esto Shyna distinguió que los ojos del hombre brillaron. Era un brillo que había visto antes, y esas veces no significaban nada bueno.
«Lo que me faltaba, un brujo.»
—Eres un brujo. —Más que una pregunta, era una afirmación.
—Eres astuta, y claro que lo sabía. En fin, me salvaste el pellejo cuando nadie más lo hizo y me diste de comer, te la debo. —Shyna estaba confundida ante la oferta de Aris. —Dejaré que lo pienses...
—Ayúdame a escapar de aquí, a mí y una amiga más. —Pidió Shyna. El brujo sonrió.
—Eso es algo complicado, la seguridad aumentó...
—¿Lo harás o no? —Interrumpió Shyna, demandante. Aris rió.
—Bien... Tú y tu amiga saldrán por las grandes puertas de Fortania a medianoche, sin ningún problema. —Aseguró Aris con intención de retirarse. —Ahora vete, Lord Tyrol tiene mucha sed, y no sólo de té...
Shyna quiso preguntarle que significaba lo último dicho, pero este ya había desaparecido mágicamente.
¿Confiar en un brujo? Shyna se arriesgaba mucho, no tenían mala reputación por nada. Ella misma tuvo que matar a varios brujos a cambio de recompensas. Pero ese brujo se mostraba sincero y en verdad agradecido.
Shyna se retiró de ahí con el jarrón de agua en manos y caminó a la cocina donde pediría que prepararán el té y si tenía suerte se encontraría con Kara.
Tal y como pensó, Kara estaba en la cocina hablando con otra chica. Esto le causó cierto disgusto a Shyna, no supo porqué.
—¡Kate! —La llamó Shyna.
Kara fijó su atención en ella para después dejar a la chica con quien hablaba.
—¿Qué ocurre? —Le preguntó Kara.
—Esta noche nos vamos de aquí. —Le informó Shyna haciendo que Kara se sorprendiera, ¿Acaso harían un tipo de plan suicida para escapar? Iba a preguntar pero Shyna la interrumpió. —No preguntes, a la medianoche tomaremos unos caballos y nos iremos a la Provincia del Otoño, ahí hay alguien que quiere ayudarte.
Kara asintió obediente, Shyna entregó la jarra y pidió el té. Mientras esperaba fulminaba con la mirada a Kara y a la castaña que la acompañaba, miraba más a la última con desconfianza. La castaña chica parecía inocente, incluso torpe, pero aún así no podía evitar sentir desprecio ante su presencia. Cuando el té estuvo listo se iba a retirar, pero Kara la detuvo.
—¿Ella puede venir con nosotras? —Preguntó Kara señalando a la castaña.
—¿Por qué deberíamos...? —Shyna se molestó al pensar. —¡¿Le dijiste quién eres?!
—No, no lo sabe. —Intervino Kara antes de recibir un regaño. —Es alguien que tiene familia allá afuera y ansia verla. No puedo dejarla aquí, Shyna. Sé que no es alguien que quisiera estar en mi contra, por favor.
Shyna suspiró pensando si acceder o no. Al final terminó asintiendo con la cabeza, sabiendo que se arrepentiría luego. Kara sonrió y por la emoción no pudo evitar abrazarla.
Shyna se congeló en medio del abrazo, su corazón empezó a latir frenéticamente mientras que por su rostro comenzaron a caer gotas de frío sudor.
—E-Eh... Cu-Cuidado, si ti-tiras el té me a-asesinaran. —Titubeó Shyna nerviosa, intentando alejar a la pelirroja.
No es que no le gustara el contacto de Karaline, sino que tenía un pequeño "trauma" con los abrazos.
—Po-Por favor su-suéltame, te lo pido... —Murmuró Shyna con dificultad.
Kara rompió el abrazo dedicándole una cálida sonrisa.
—Lo siento, me deje llevar, ¿Entonces nos vemos a la medianoche? —Dijo Karaline, un poco divertida por la reacción de su compañera.
Shyna carraspeó su garganta volviendo en sí, asintiendo con la cabeza.
—Pero recuerda, no le digas a nadie y solamente ella irá con nosotras ¿Entendido? —Recalcó Shyna.
—Entendido. —Asintió Kara para dar media vuelta y retirarse.
Shyna suspiró y volvió a tomar su camino hacia el salón donde se llevaba a cabo la reunión.
Su corazón seguía latiendo a gran velocidad, y aunque no lo mostrara un sentimiento de incomodidad la seguía invadiendo. Llevaba años sin sentir el calor de un abrazo...
Un abrazo de verdad, no uno traicionero.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 48 Episodes
Comments
Sandra Ocampo
shyna parece la potragonista
2024-08-13
1
Asle Chiquinquirá Urdaneta Morillo
Esa no la entendii???
2024-01-11
1