...AÑO 444 - PROVINCIA DEL ALBA, RIWA. ...
Karaline, Shyna y su caballo habían pasado sin problema la frontera abandonando la Provincia del Verano y dándole la bienvenida a la Provincia del Alba.
Esto le extrañó a la mercenaria, el viaje hasta ahora había sido muy pacífico para su gusto. Aun así no se confiaba, el camino para la capital de la provincia, Andaluz, sería muy largo.
Ahora cabalgaban por los senderos del bosque de VientoFresco, llamado así debido a su ambiente fresco y cálido. Los árboles estaban decorados con flores preparándose para dar frutos y cruzaban un arrollo de aguas cristalinas.
Por otro lado, para matar el tiempo Shyna le pedía, o más bien le insistía, a Kara que cantara una canción.
—No quiero. —Se negó Kara, por milésima vez.
—¿Por qué? ¿No se supone que las doncellas saben cantar todas las canciones habidas y por haber? —Preguntó Shyna con toque de burla.
—Nunca fui una doncella normal... Me aburría con todas esas clases, reverencias, juegos, deberes; no iban conmigo. Siempre prefería algo más potente, algo que me impusiera un reto. —Expresó Kara.
—Pues... Con tus "retos" no has ganado mucho. —Le recordó la mercenaria. —Gánate mi apoyo y cántame, Pajarito de Fuego.
Kara rodó los ojos fastidiad, ignoró el pedido de su compañera y pasó de largo el "nuevo apodo".
—¿Cuándo llegaremos a la capital? —Preguntó Kara, queriendo evadir el tema.
—Dos días y una noche, aproximadamente. Descansaremos en una posada después de pasar por las colinas... Aunque es raro que no las hayamos pasado aun. —Shyna murmuró lo último dicho, pero fue escuchado por la pelirroja.
—A lo mejor la pasamos. —Comentó Kara.
Shyna giró su cabeza hacia atrás mirando incrédula a su acompañante.
—Son cerros amplios, el más grande de la provincia, con pronunciadas cascadas y fuertes ventiscas ¿Me puedes explicar como pudimos cruzarla sin darnos cuenta, Pajarito de Fuego? —Dijo Shyna, regresando su mirada al frente acelerando un poco el paso del caballo.
Karaline bufó fastidiada. No sabía si Shyna era una especie de valiente caballero sobre un corcel dispuesta a rescatarla o un molesto perico que le encantaba dar órdenes.
«Gracias a los Dioses no tiene un látigo...»
Pensó Kara, dejando escapar una pequeña risa.
—¿Y la canción para cuándo, Pajarito? —Insistió nuevamente la mercenaria.
—¡Ah! ¡Qué no lo hare! Deja de ser tan pesada, no es justo subestimar a una mujer solo por ser bonita. No tengo porque actuar bajo un ridículo estereotipo. Me gusta usar vestidos y joyas, pero no significa que soy débil ni me gusta que me sometan. —Expresó Karaline.
—Oh, eres de esas. —Dijo Shyna sonriendo de lado al escucharla.
—¿Cómo que de esas...? —Dudó la pelirroja. Shyna empezó a reír, dejando cada vez más confundida a su compañera. —¿Y ahora de que te ríes?
Después de reír un rato Shyna se tranquilizó, para comenzar a explicar.
—Ay Kara... Kara, Kara. Me refiero a que eres de las que piensa que si algo sale mal es por ser "mujer" y la culpa recaé en el machismo y que la única forma de vencerlos es estableciendo el poder feminista, cuando lo único que haces es vencer la violencia con más violencia. —Argumentó Shyna su punto de vista.
—¿Entonces apoyas el machismo?
—Te daré un consejo Pajarito de Fuego, los Dioses no perdonan. En esta vida no importa si eres grande, pequeño, delgado, gordo, hombre, mujer... siempre tendrán una razón para criticarte. —Comentó la mercenaria. —No hay que llevarnos bien, las personas me caen muy mal en realidad, pero si hubiese algo de respeto en esta puta sociedad no estaríamos sufriendo tanto.
Las dos chicas entraron en silencio, cada una sumergida en sus pensamientos.
...Lindo día de otoño......
...Te vi entrar y me dije...
...¿Cómo es que ocurrió todo?...
...Odio mi sentir....
...El primer momento en que te vi,...
...mi corazón dejó de latir....
...Nunca olvidaré como sonreías, como me sonreías....
Kara se sorprendió al escuchar la canción de repente, no sabía que Shyna tenía una voz tan bonita.
—No entiendo porque diste tanto rodeo, cantas muy bien Pajarito de Fuego. —Comentó Shyna.
Kara frunció el confundida. Pensó que la que cantaba era Shyna, pero si no era ella... ¿Entonces quién?
—Emm... no soy yo.
Kara sintió como Shyna se tensó deteniendo el caballo de forma drástica. Observó a sus alrededores alerta, luego miró a Kara haciendo un gesto con su dedo y sus labios indicándole que guardara silencio. Kara asintió con la cabeza.
Todavía se escuchaba la voz cantando. Shyna se bajó del caballo, dejando a Kara sobre este. La mercenaria caminó con sigilo por toda el área.
La voz se detuvo.
Una flecha rápida apareció en el aire, siendo clavada en el tronco de un árbol cerca de Shyna.
—¿¡Quién anda ahí?! —Se escuchó el grito de un hombre.
Shyna se acercó de forma silenciosa pero rápida al caballo, tomando las cuerdas y dirigiéndolo a unos arbustos alejados del camino.
—¡Salgan de donde quiera que estén! —Cerca de ellas se escuchó el sonido de unas hojas ser pisadas.
Shyna mantenía sus manos en el mango de las dagas plateadas dispuesta a atacar, Kara temblaba de los nervios esforzándose en hacer el menor ruido posible, cuando inesperadamente vió una sombra colocarse detrás de Shyna. Kara quiso advertirle pero antes de reaccionar, la sombra reflejó a un hombre que atacó a Shyna tomándola del cuello.
Karaline gritó. Shyna se zafó del agarre clavando una de sus dagas en la pierna del atacante, haciendo que este gritara del dolor. Con la otra daga Shyna la posicionó en el cuello del atacante herido.
—Baja el arma, jovencita... —Se escuchó una voz grave detrás de ella.
Shyna giró para ver al dueño de la voz, pero al verlo quedo anonadada. Era un grupo de varias personas.
Por la distracción el hombre que era acorralado por Shyna la tomó desapercibida, dándole una patada en la pierna haciendo que perdiera el equilibrio y callera al suelo. El hombre que la tumbó puso la suela de su pie sano sobre la cabeza de Shyna para impedir que se moviera mientras uno de los hombres le ataba las manos.
—Miren que tenemos aquí... dos jovencitas en la frontera, ¿Qué hacen solas por esto lares? —Preguntó uno de los hombres acercándose a las chicas.
Kara bajó la mirada y Shyna hacia fuerzas para liberarse, en vano.
—Está prohibido andar por las fronteras, se tiene que pagar con un castigo. —Dijo una mujer para soltar una carcajada.
—Deberíamos llevarlas a Fortania, la pasaran fenomenal en ese lugar. —Comentó uno de los hombres.
—Buena idea. Ya oyeron lindas, nos vamos a Fortania. —Convidó el hombre sobre Shyna, presionándola con más fuerza contra el suelo haciendo que se quejara del dolor.
La mujer que iba con ellos ató las manos de Kara con cuerdas que eran incómodamente ásperas, seguro dejarían marca.
—¡Camina! —Ordenó la mujer empujando a Kara.
A Shyna la tomaron bruscamente del cabello, haciendo que esta soltara un pequeño quejido de dolor. Un hombre la registró, quitándole sus dos dagas plateadas y las cosas de valor que tenía. La amarraron y la obligaron a caminar junto a Kara.
—Pagarás por lo que lo de mi pierna, tenlo por seguro. —Fue lo último que dijo el hombre cojeando y siendo ayudado por sus compañeros.
—¿Fortania? —Susurró Kara.
—No hables. —Respondió Shyna mientras caminaban a su nuevo destino.
...🌙...
...AÑO 444 - FORTANIA, PROVINCIA DEL ALBA, RIWA....
Fortania; la tierra encabezada por la familia Syriel y aliada de los Lindfords: los gobernantes de la Provincia. Ubicado en uno de los lugares más fríos y sombríos de Riwa, el castillo poseía grandes y oscuras murallas de piedra incapaces de trepar.
Un grupo de guerreros llegó a la fortaleza, escoltando a dos chicas que encontraron en la frontera.
—Dioses ¿Qué es ese olor...? —Preguntó Kara asqueada debido al putrefacto aroma que llegó a sus fosas nasales.
—Son cadáveres. —Contestó Shyna de forma fría.
Kara miró sorprendida a su compañera; no por lo que lo dijo, sino por como lo dijo.
—¡Camina! —les gritaron.
Se adentraron en el castillo, por dentro era peor. El olor a podrido y a tierra húmeda le daban náuseas a la pobre Kara. Llegaron a un lugar donde habían jaulas de ganado hechas de palos y madera podrida. Habían personas sucias de barro en el interior, amarradas a la jaula por una soga en el cuello.
Kara alzó la cabeza y vió que sobre el tejado de las jaulas habían picas con cabezas de personas.
Todo esto le parecía inhumando, aberrante...
A las dos les amarraron una cuerda áspera alrededor del cuello y las arrastraron a una de las jaulas con mínimo 40 personas más.
Fortania no parecía ser un castillo noble, sino una prisión. Un infierno.
Los gritos de dolor de un hombre se escucharon asustando a Kara y a Shyna, aunque todos en la jaula permanecían cabizbajos como si nada pasara.
Los gritos seguían, se escuchaban los gritos junto a los "No", "Suéltenme", "Ayúdenme" y otras plegarias más. Después de tantas súplicas finalmente dejaron de sonar.
—Murió.
Habló una mujer, mirando un punto fijo. Kara, Shyna miraron a la mujer.
—Era mi esposo... —Kara no pudo evitar sorprenderse ante la revelación de la señora. —Mi hermano murió hace tres días, y mi madre el día anterior.
—Lo siento mucho... ¿T-Torturan a alguien todos los días? —Preguntó Kara.
La mujer asintió.
—¿Alguien ha sobrevivido? —Preguntó Shyna.
La mujer no se molestó en contestar.
Los guardias de los alrededores habían traído la cabeza del hombre al que habían torturado, la clavaron en una estaca arriba del establo con las demás cabezas como si fuera un premio.
La noche cubrió el día en un manto oscuro. Si el día era malo las noches eran peor, y cuando creían tener mala suerte con dormir en el suelo, sorpresa, la lluvia vino a visitarlos.
El establo no tenía un tejado en buen estado, lo que significaba que todos los prisioneros se mojaban con el agua del cielo.
Hambre, sueño, frío, muerte... Karaline no podía creer que así era como vivía el pueblo. Hizo el máximo esfuerzo por no romper en llanto.
Al venir la lluvia Shyna le dijo que se cubriera la cabeza con la capa y que se quedará en la parte con tejado para que la ceniza no se escurriera y mostrará su cabello natural.
Si Karaline sufría el riesgo de que la mataran siendo una don nadie, más rápido lo harían si se enteraban de que era una Phoenix.
Kara fingía que dormía, lo cual era imposible por la incomodidad y el miedo que sentía, por lo que de vez en cuando miraba a Shyna.
La mercenaria seguía despierta, las gotas de agua corrían por su rostro y aunque una mueca de disgusto se mostraba reflejada en su rostro Kara debía confesar que era hermosa. Sus ojos azules-grisáceos brillaban de alguna forma como cristales, su piel pálida era decorada con las gotas de agua y sus labios rosados, no podía apartar su vista de ellos...
Si Shyna se arreglara un poco sin duda alguna llegaría a ser la mujer más hermosa que haya visto nunca.
Kara sacudió sus pensamientos... ¿Por qué pensaba así de ella? No sabía lo que pensaba. Tal vez el hambre la hizo enloquecer.
...🌙...
—¡Arriba! ¡Levántense hijos de perra! —Unos guardias con cacerolas empezaron a golpearlas elaborando un ruido escandaloso.
Todos los prisioneros se levantaron.
—A-Allí viene... el que elije. —Murmuró uno de los prisioneros.
Un hombre con armadura se acercó; era un hombre alto y fuerte. En resumen, inspiraba terror. El hombre pasaba por el establo escogiendo al siguiente que sería torturado, todos bajaron la mirada al suelo intentando no llamar la atención.
—Tú. —Se escuchó que dijeron.
Kara alzó la cabeza para ver a quien había elegido. Eligió a Shyna.
—Mierda, Shyna...
—No hagas ninguna estupidez. —Le susurró Shyna, queriendo mostrarse tranquila para no preocupar a la pelirroja, pero por dentro estaba desesperada en buscar una solución.
Los caballeros tomaron a Shyna por la cuerda atada a su cuello, sacándola del establo y sentándola en una silla de hierro manchada de sangre seca. Kara apartó a los prisioneros para poder ver a su compañera.
—Mmm... Voy a disfrutar esto. —Dijo el hombre que había sido herido por Shyna el día anterior. —Pero primero te haremos unas preguntas... ¿Dónde está el botín de la aldea?
—No vengo de ahí. —Contestó Shyna cortante.
—¿Dónde están las Valkirias? ¿Trabajas para ellas? —Preguntó nuevamente.
—Ni idea de quiénes son. —Contestó Shyna nuevamente.
El hombre alzó los hombros mirando a uno de sus compañeros.
—Trae una antorcha, hoy me apetece jugar con fuego.
Un guardia asintió y se retiró para traer una antorcha. Kara veía la escena preocupada, tenía miedo de lo que podrían hacerle. Al ver la antorcha se alteró más, cerró los ojos esperando a escuchar los gritos de su compañera.
De repente el relinchar de unos caballos entrando al castillo detuvieron las acciones de todos. Los guardias se comenzaron a arrodillar y Karaline no supo porqué, hasta que vió una bandera.
Un Jaguar dorado gruñendo sobre un fondo de azul y blanco.
El símbolo de los Lindfords, los gobernadores de la Provincia del Alba.
Un hombre de cabellos dorados, bien aseado y con armadura brillante iba sobre un caballo blanco acercándose a los prisioneros.
—¡Arrodíllense! —Ordenaron los guardias a los prisioneros.
Todos los cautivos obedecieron, incluso Kara para pasar desapercibida.
—¿Qué pasa aquí? —Preguntó el hombre en el caballo. Lord Tyrol Lindfords, gobernador de la Provincia.
—M-Mi Lord, n-no lo esperábamos hasta dentro de otra luna. —Dijo nervioso uno de los guardias.
Tyrol Lindfords se bajó de su caballo soltando una carcajada.
—Se nota. —Contestó mirando los prisioneros. —¿Qué hacen estas personas aquí encerradas?
—Los calabozos están llenos. Mi Lord, Ashton Syriel ordenó que se encerraran así. Igual no se preocupe, no estarán aquí por mucho tiempo. —Explicó el guardia.
—Hay tantos jóvenes... ¿Nunca han pensado que podemos sacarles algún provecho? —Preguntó Tyrol alzando una ceja al caballero.
Siguió mirando a los prisioneros para luego fijar su vista en Shyna. Tyrol mostró cierto asombro al verla. Shyna al notarlo agachó la mirada.
—Tú... ¿Cómo te llamas? —le preguntó Tyrol a la prisionera.
Shyna se mantenía cabizbaja, sin intenciones de mirar a Tyrol a los ojos.
—Na-Nashia, mi lord. —Mintió la mercenaria.
Tyrol alzó ambas cejas, y miró a otro encarcelado aleatorio.
—¿Y tú? ¿Cómo te llamas y a qué te dedicas?
—Pi-Piter, s-soy panadero, mi lord.
Tyrol miró al líder de la guardia de despectivamente.
—Pon a estos prisioneros a trabajar, serán útiles para la próxima guerra. De paso ve y dile a Ashton que se preparé para la reunión. —Ordenó Tyrol caminando hacia su caballo. —Ah y... traigan a Nashia, necesito una sirvienta.
—Lord Tyrol, nuestro señor Ashton posee mejores sirvientas, no necesita a esta pordiosera...
—No quiero una pulgosa de aquí. La quiero a ella. —Impusó el gobernador.
—Sí, mi Lord. —Asintió el caballero para ordenar que soltaran a Shyna y se la llevaran.
Kara se extrañó. De tantas mujeres, ¿Por qué Tyrol quería exclusivamente a Shyna? La forma en la que la miró tampoco era normal.
Abrieron las puertas de los establos y cortaron las cuerdas que rodeaban sus cuellos, permitiendo que los prisioneros pudieran salir.
—Las mujeres, por aquí. —Avisó un guardia.
Kara siguió a las mujeres y llegaron a la cocina, donde su trabajo era limpiar. Todas se pusieron manos a la obra, excepto Kara, que estaba muy concentrada en cómo poder escapar.
Fortania poseía muros imposibles de escalar, y ahora que habían liberado a los prisioneros para trabajar como soldados la seguridad sería más grande.
—Sigue limpiando, lo haces bien. —Pronunció una chica castaña soltando risas. De inmediato Kara notó que era sarcasmo, porque no había hecho nada. —¿Cómo te llamas?
—Ka-Kate. —Respondió Kara, tal como le había dicho Shyna que lo hiciera. —¿Y tú?
—¿Yo? Bueno, yo me llamo Cotha. —Contestó la mujer tomando una esponja para limpiar. —No eres de aquí ¿Cierto? —Kara negó. —¿Eres hija del Verano o de la Primavera?
—De-Del verano. Soy huérfana así que no tengo mucho que contar. —Contestó Kara.
—¿Conoces a la chica que se llevaron como sirvienta?
Kara no sabía que responder en ese caso. Decidió ser sincera así que asintió.
—S-Sí, ella vino conmigo. —Kara tomó una esponja. —Voy a limpiar las ventanas. —Avisó Kara, terminando la conversación.
Salió de la cocina y empezó a limpiar los espejos y las ventanas, siguió así por todo el pasillo. Mientras limpiaba se percató de que alguien se le acercaba, ese alguien era Shyna cargando un jarrón de plata en sus manos.
—¡Shyna! ¿Estás bien? —Preguntó Kara preocupada.
—Sí, todo está bien. —Contestó Shyna.
—Debemos encontrar una manera de escapar, tiene que ser ahora mismo o la seguridad aumentará...
—No podemos irnos. —Interrumpió Shyna, Kara la miró sorprendida esperando una explicación. —Mañana Tyrol Lindfords tendrá una reunión con los hombres más poderosos de la provincia, podré escuchar los planes de guerra que tienen, quienes apoyaran al Rey Cuervo y quienes apoyarán a los Phoenix. Podemos sacar información valiosa, no podemos irnos ahora. Además, no sabemos por donde escapar, la única salida que he visto es la puerta principal... —Explicó Shyna. —Solo una noche más, por favor.
Pidió Shyna, acariciando con delicadeza la mejilla de la pelirroja. Kara no pudo evitar sonrojarse, Shyna reaccionó dejando la acción y empezó a caminar hacia la cocina.
—¡No te vendría mal vivir como el pueblo! —Agregó Shyna a distancia.
Kara no sabía que era lo que le sorprendía más, si tendría que pasar otra noche en ese lugar o que Shyna había pedido algo con un "Por favor".
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Updated 48 Episodes
Comments
Julia Monta88lvan
noooooo!!!
ya está empezando lo bueno con estas 2 y cierto primera vez q Shyna dice algo así q emoción
2024-04-04
2
Asle Chiquinquirá Urdaneta Morillo
Hay que ver hasta que punto la maldad y el descontrol impera en ese mundo!!!
2024-01-11
2