...AÑO 444 - DEIBER, PROVINCIA VERANIEGA, RIWA....
El dolor de cabeza era insoportable.
Shyna se levantó aproximadamente a las horas del mediodía. Con tan solo sentarse en la cama sus huesos crujieron cual hoja seca. Casualmente descubrió que dormir con la armadura de cuero puesta no traía resultados agradables.
Se levantó quitándose la estorbosa ropa y fue directo al baño para darse una ducha sin importar que a esas horas el agua estuviera fría.
En realidad esto no le incomodaba, más bien le agradaba; invadían recuerdos de cuando era niña e iba a las cascadas congeladas cerca de su ciudad a darse un chapuzón en invierno. Uno de los pocos recuerdos bonitos que tenía de su infancia.
Salió del baño y se vistió. Con un suspiro Shyna empezó a deshacerse de su pelo enmarañado y se dignó a peinárselo. Por alguna extraña razón hoy estaba nostálgica, ya que mientras se peinaba recordaba muchos detalles de su pasado. De seguro era Domingo.
Le llegó un recuerdo de cuando su madre la peinaba mientras murmuraba una canción, Shyna era muy pequeña en ese entonces, pero cayó en cuenta que su madre le cantaba cada vez que los ruidos de la guerra estaban a la puerta de la esquina. Los primeros cinco años de su vida los pasó junto a su madre, solas, refugiándose de la guerra desencadenada a las afueras. Y si quieren pueden llamarla egoísta, ya lo habían hecho, pero sinceramente esa etapa de guerra, desamparo, caos y de ira que padeció su pueblo, fue una de las mejores de su vida.
Shyna nació tiempo antes de que se organizará el primer golpe de estado fallido liderado por rebeldes contra el Rey Cuervo. El primero duró dos años, y fallaron. El segundo no duró menos de un año, y también se llevaron la derrota. Los adultos siempre maldecían la suerte con la que Cédric se mantenía en pie además de llorar a los difuntos caídos. pero Shyna era muy pequeña y en ese tiempo quedarse en su cálido hogar en compañía de su, en ese entonces, querida madre era todo lo que necesitaba.
Como la extrañaba.
Soltó el peine y sin mucho esfuerzo se ató su cabello en una simple cola de caballo. Se equipó con sus dagas plateadas y demás cosas antes de salir de la habitación. Llegó al restaurante que tenía cierta cantidad de clientes que llegaban a la hora de almorzar, o los que al menos aún se daban el lujo de almorzar en la calle.
No hacía falta decir que Shyna admiraba la forma en que Reginald logró sacar su negocio adelante. Los comerciantes eran los que recibían los golpes más bajos en Riwa, carecían de mercancía en buen estado y de clientes, sin contar el aumento de la inseguridad. Muchos negocios se fueron a la ruina, y pocos han sido sobrevivientes como Reginald. Aunque podía jurar que se mantenía gracias a la venta de insumos narcóticos y alcohol, pues la humanidad siempre gastaría lo que sea por esas sustancias sobre todo bajo una gran presión a la que estaban sujetos los padres de familia.
Shyna se sentó en la barra, a esperar que la atendiera el don en el que pensaba.
—Miren quien ha despertado —Rió Reginald divertido. —Buen día Shyna, ¿Cómo estás?
—Muerta... —Murmuró frotándose los ojos en señal de cansancio.
Shyna pidió la orden de su "desayuno-almuerzo", entre ellas la inolvidable jarra de cerveza. Reginald se molestó un poco y se negó a traerla.
—Está bien, no traigas la cerveza. —Comentó la mercenaria, antes de acercarse y susurrarle. —Mejor... tráeme un poco de la hoja mágica.
—¿Disculpa? No sé de qué me hablas. —Ambos se fulminaron en una guerra de miradas. Reginald carraspeó. —No serias capaz, es muy temprano para consumir...
—¿Me estás retando?
—Ya te traigo tu cerveza.
Shyna rió a carcajadas ante su victoria. Reginald le dió la cerveza solo con la condición de que no se embriagara tanto como anoche y ella solo asintió, sin prometer nada.
La muchacha bebía tranquilamente, hasta que la palabra "mucho dinero" endulzó sus oídos y de manera ágil se agudizó este sentido.
La conversación era compuesta por dos hombres encapuchados sentados en una mesa frente a la barra. La pinta de ambos era considerablemente sospechosa.
—¿Estás seguro de que es información verídica? —Murmuró uno de ellos.
—Completamente. Mis informantes aseguraron que fue a comprar soldados en YenLin y que vendrá esta misma noche a reunirse con Lord Ranzoni. —Habló el otro.
—Sin duda debe tener mucho dinero, los soldados de YenLin son carísimos. —Comentó impresionado. —Aunque, me da curiosidad... ¿Qué busca ella con todo esto?
—Según dicen, piensa destronar al Rey Cuervo. Y esta misma noche, o mañana temprano, dará su primer paso para fortalecer alianzas en Riwa. —Informó antes de carraspear. —Honestamente, pienso que convencer a Lord Ranzoni de ir contra el Rey Cuervo será imposible. A menos de que la chica ofrezca acostarse con el, no creo que lo logre.
—Entonces esta misma noche atacaremos.
Shyna dejó de escuchar cuando la conversación dejó de ser importante. Ella reconocía la fama de los soldados de YenLin, buenos, pero caros. Quien tuvo que comprar el ejército debía ser alguien que se ahogaba en dinero, sobre todo si estaba dispuesto a destronar al Rey Cuervo. Debía ser alguien tan poderoso como para tener el ego tan alto y creerse capaz de dominar el mundo.
«Y... ¡Tará! Otra guerra está por venir.»
Luego de comer Shyna se fue del restaurante y de inmediato el bullicio de la gente atormentó sus oídos. Se cubrió la cabeza y empezó a caminar por todo Deiber lleno de personas luchando por llevar el pan a la mesa.
Obviamente Shyna iba hacer algo al respecto con toda la información que recibió de ese nuevo "Rebelde". Si compró soldados en YenLin significaba que tenía dinero.
Dinero que le haría muy bien a Shyna.
Dinero con el que quizá comprará una abundante colección de botellas de vino y cerveza...
Dinero con el que podría cambiar su guardarropa, mejorar sus armas...
Dinero que tal vez utilizaría para ahorrar y viajar a todos aquellos lugares que siempre había deseado conocer. Por ejemplo el misterioso continente de Fenten, donde contaban leyendas sobre la existencia de oasis ocultos con aguas cristalinas que al fondo tenían oro y zafiros...
Dinero con el que incluso compraría un hermoso caballo de nieve, era su sueño desde que tenía memoria ¡Tener en su propiedad un caballo de una raza tan inteligente y poderosa!
En medio de sus fantasías de ambición y grandeza, otro recuerdo intruso de su pasado apareció en su mente. Recordó los establos de su ciudad natal y cómo se paseaba por allí cuando no la veían los guardias. Nunca tuvieron un caballo de esos, y la razón del porqué siempre la llenaba de furia.
A medida que se iba en sus pensamientos, la rabia y el resentimiento invadían su cuerpo sin piedad, dejando atrás sus placenteros planes y la avaricia sustituyéndola por una gran frustración.
Quería golpear a alguien.
De repente unos escandalosos gritos llamaron su atención.
Frente a ella, el hijo de Lord Ranzoni, Jacquen Ranzoni, estaba haciendo un espectáculo gritándole a un vagabundo en medio de la calle. El vagabundo tenía oscuro cabello largo y vestía un camisón sucio y desgastado.
—¡Maldito hediondo! ¡Fíjate por donde caminas! —Exclamó Jacquen molesto. No estaba solo, el joven andaba sobre su caballo junto una doncella.
—Pe-perdóneme, mi Lord... N-No me fije... —Murmuraba el vagabundo cabizbajo.
—Además de gastar oxígeno siendo una porquería, ¿eres ciego? ¡Quítate! ¡Arruinas la vista de mi amada!
—Descuida querido, no importa, no me molesta... —Dijo la joven doncella, intentando calmar al chico.
—¿No importa? ¡Qué la visita de mi amada al pueblo más progresista como lo es Deiber es importante! Y este miserable puerco se atraviesa en nuestro camino.
—Pe-perdóneme, mi Lord. E-Es que no he comido en días y estoy...
—¿Perdiendo la cabeza? No te preocupes, yo arreglaré eso.
Jacquen bajó del caballo y desenvainó su espada entendiéndola al cuello del vagabundo, quien se congeló en su sitio. Los gritos no tardaron en aparecer.
Shyna se acercó a la escena, alarmada.
—¡Mi lord, no! ¡No lo haga! ¡No es necesario derramar sangre! —Exclamó la doncella que lo acompañaba, con pánico.
—¿No es necesario? Es su bienestar el que está en juego, mi lady. —Una sonrisa cínica se formó en los labios de Jacques. —De esta forma demuestro que bajo mi cuidado nadie nos podrá faltar el respeto.
La doncella seguía llorando y suplicando por la vida del vagabundo, pues este no hacía nada más que mirar al joven sin decir nada. Alrededor, todos miraban expectantes y le rezaban a los Dioses para que tuvieran misericordia de la vida del hombre, más sin embargo, nadie hacia nada para impedirlo.
Shyna se movía sigilosamente hacia los dos caballos y a la doncella. Su plan era tomar a la doncella desprevenida y amenazar a Jacquen para que dejara al mendigo.
Sin embargo, cuando estuvo apunto de acercarse la doncella la miró, dándose cuenta de su presencia. Shyna y ella intercambiaron miradas, en ella se reflejaba la tristeza y la agonía pura.
Esa mirada fue suficiente para que Shyna retrocediera. Tendría que encontrar otra forma de perjudicar a Jacquen sin meter a otra víctimas de las injusticias de la alta nobleza, como lo era esa doncella.
Shyna divisó rápidamente a su alrededor buscando una solución rápida. Finalmente posó su vista en el caballo de Jacquen y algo dentro de ella se iluminó. En menos de un segundo corrió hacía el caballo y le pegó una fuerte nalgada, ocasionando que se alarmara y corriera desesperado llamando la atención de todos.
—¿Pero qué? —Jacquen se exhaltó ante el alboroto.
— ¡¡JACQUEN, SÁLVAME!!! —Gritó la doncella, fingiendo estar a punto de desmayarse.
Jacquen soltó su espada y corrió a evitar que su novia se cayera del caballo y cuando se aseguró de que estuviese en tierra firme salió corriendo a buscar su caballo, el cual había corrido muy lejos con todo el dinero y las compras que Jacquen realizó y que caían al suelo.
La gente reía divertida de tal escena, incluyendo la doncella, quien miro a Shyna y movió sus labios pronunciando un bajo "Gracias".
Shyna asintió con la cabeza en respuesta y dirigió su atención en el vagabundo quién reía como todos los demás, burlandose del joven aristócrata que corría cual perro faldero detrás de su caballo. La mercenaria caminó hasta el vagabundo y en un movimiento veloz le dejo unas monedas de dinero en su cuenca sin que este se diese cuenta.
«La justicia antes que todo.»
Shyna se retiró de allí, con una media sonrisa de triunfo en su rostro.
Siguió paseando entre la multitud, cuando de casualidad un dúo de jovenes doncellas con atuendos verdes llamaron su atención. Pasaron frente a Shyna, pero como el resto de la gente no la notaron, en cambio Shyna a ellas si, y por la apariencia que cargaban sin duda eran sirvientas de los Ranzoni.
Ambas doncellas poseían una linda belleza, no obstante sus rostros de amargura y estrés no le daban ánimos a nadie de acercarseles. Entraron en una tienda de telas y ropa; Shyna sonrió de forma cínica y entró a la tienda como un cliente más. Este era su momento de acumular información. Agradecía que era una tienda de telas ya que podía ocultarse entre ellas.
—... Escuché que es una mujer hermosa y que tiene pelo rojo como el fuego. —Cuando se acercó escuchó hablar a una de las doncellas con entusiasmo.
—Escuche que el pelo rojo es el rasgo de todo Phoenix, si ella en verdad dice serlo...
—¿Crees que lo que dicen sea cierto? —Interrumpió con excitación la doncella anterior.
—¿Qué cosa?
—Que el Rey Cuervo la asesinó cuando era bebé, pero que resucitó ya que los Phoenix no pueden extinguirse.
—¡Jajá! Por favor Gema, no seas idiota. —Reprochó su compañera. —Es lo más absurdo que he escuchado.
—¿Y si es verdad? —Sugirió Gema. —Sabes que el origen de los Phoenix siempre fue un misterio, y no es secreto para nadie que estaban muy vinculados con la brujería.
—N-No me hables de eso, se me eriza el cuerpo.
«Espera... ¿Chica hermosa? ¿Phoenix? ¿Ellos no se habían extinguido porque el Rey anterior no tuvo descendencia? ¿Resucitar? ¿¡Era eso posible!?»
—¿Deberíamos comprar una tela roja? Ya sabes, son los colores de la casa Phoenix y eso... —Dijo Gema viendo las telas.
—No lo sé, sabes que al Señor Ranzoni no le interesa. De seguro no aceptará aliarse con ella y le dará su cabeza cortada al Rey Cuervo. Elijamos la que sea, pero tiene que estar listo antes de esta noche que es cuando llegará. —A partir de ahí las doncellas no volvieron a hablar.
Shyna sentía que se había ganado la lotería. Esta noche debía tener un plan.
Mientras Shyna pensaba, una de las doncellas lamiró de forma sospechosa. Afortunadamente sedió cuenta y fingió estar viendo las telas como si nada.
La doncella que la miró era la tal Gema, quien pasó de Shyna y salió del negocio. Esto le extraño a la mercenaria, pues estaba dejando a amiga sola por lo que decidió seguirla. La pudo localizar frente a la tienda, no había ido muy lejos. Al parecer andaba algo molesta; se acercó a escucharla.
—¡Demonios! Sabía que esos estúpidos no me esperarían... ¡Ahg! ¿Ahora cómo hago? No puedo irme caminando, menos sola... —Refunfuñaba la doncella para sí misma.
Como si Gema hubiese invocado la mala suerte, unos tres hombres que caminaban por allí detuvieron su atención en ella, se podía distinguir a simple vista que estaba perdida.
—Hola muñeca, ¿Estás pérdida? —Preguntó uno de los hombres acercándose.
—A-Aléjense... ¡Patanes! —Exclamó la doncella asustada dando pasos hacia atrás.
—¿Pero por qué? No te asustes, prometo que disfrutarás de nuestra compañía. —El hombre no respetaba el espacio personal de la doncella comenzando a tocarla.
La chica intentaba apartarlo en vano, solo recibía las risas burlonas de los tres y que los toques fuesen más fuertes e incómodos.
—¡HEY!
Los tres hombres se detuvieron ante el llamado de atención. Giraron encontrándose a Shyna con los brazos cruzados y una mirada rígida.
—Vaya, vaya... ¿Rooney, cierto? —Dijo Shyna acercándose a ellos.
—¡Ahg! ¿Tú de nuevo? ¿Cuándo dejarás de atravesarte en mi camin-
—Te gusta buscarme problemas ¿Verdad? Pues te lo diré amablemente: ¡Aléjate De Mi Compañera! —Amenazó Shyna, tomando a Gema y alejándolo del chico. — ...A no ser que tú y tu cuerda de ineptos quieran terminar como el dúo Dugadarra.
—No nos amenaces, no tenía ni jodida idea de que era tu compañera...
—¡Adiós, Rooney! —Shyna ni le dio la oportunidad de hablar, simplemente se fue junto a Gema a esperar que se fueran.
—G-Gracias señorita, no sé cómo agradecerle que me haya salvado. —Comentó la doncella con sus mejillas sonrosadas.
—No es nada, pero deberías irte si queremos evitar a más patanes como él. No es seguro que andes sola si no puedes defenderte...
—Lo sé, pero tengo que entregar un pedido y los muchachos con los que llegué no me esperaron. ¡No sé cómo irme, vivo muy lejos para ir a pie! —Decía Gema aumentando su histeria.
—Tranquila, tranquila, buscaremos una solución. —Shyna la sujetó de los hombros, y pensó por un segundo. —Mmm... ¿Sabes? Mi caballo está en el establo, si quieres te llevo a tu casa en él . —Le ofreció con una sonrisa amable.
Gracias a su sonrisa inmediatamente la doncella sintió confianza.
—¿En serio? ¡Gracias! —Celebró contenta la doncella. —Espero no ser una molestia.
—Para nada, será un placer.
Ambas jóvenes se dirigieron a los establos, Shyna le pagó a el mozo que cuidaba los caballos para que le diese uno. Con el caballo listo se subieron en el y se pusieron en marcha rumbo al bosque, en ese momento a Gema no le quedó más opción que decirle que vivía en el castillo de Los Ranzoni.
—¿Al castillo de Los Ranzoni? ¿Eres de su familia o algo por el estilo? —Insinuó Shyna divertida.
—¡Jajá! Ya quisiera. No, solo trabajo ahí. —Agregó Gema. —Igual no es la gran cosa, te tratan como un trapo sucio.
—En definitiva los ricos no saben apreciar las gemas que poseen. —La doncella se sonrojó repentinamente ante la frase. Pues la chica la había alabado con usando su nombre sin nisiquiera saberlo. O eso pensaba pensaba. —Está bien, te llevaré, pero queda un poco lejos, ¿Sabes de algún atajo para llegar más rápido? —Cuestionó Shyna, con otra intención.
—Sí, es pasando por ahí. —Dijo Gema señalando una dirección. —Te pediría por favor que no se lo digas a nadie, ese camino es solo para caballeros del castillo.
—No te preocupes ¡Agárrate fuerte! —Shyna puso en movimiento el caballo, cabalgando rápidamente sorprendió a la doncella, quien nunca había visto a una chica tan joven cabalgar así.
La doncella solo pensó cabalgar de esa manera en sus sueños. Sin pudor ni protocolos y con una sonrisa incosciente, Gema disfrutó del viaje a caballo sujetándose de la cintura de Shyna. Pasaban por árboles, arbustos y piedras, las mismas que ya conocía, pero esta vez las veía desde una perspectiva diferente.
Incluso se sintió desilusionada cuando el castillo de los Ranzoni comenzaba a distinguirse. Gema le rezaba a los dioses de que el viaje no acabará nunca.
—Hemos llegado, mi Lady. —Informó Shyna, despertando a Gema de su sueño.
—Muchas gracias, es usted un ángel... ¿Puede llevarme allá? Es la entrada para los sirvientes. —Señaló Gema otra vez.
—¿No estará cerrada?
—Oh no, esa puerta siempre está abierta. —Afirmó. Shyna asintió evitando sonreír victoriosa.
Al llegar a la puerta Shyna ayudó a Gema a bajarse del caballo, cuando de repente la puerta se abrió bruscamente y salieron dos doncellas alteradas, tanto, que no notaron la presencia de las dos.
—¿Acaso viene el Rey a Deiber? Todos están muy inquietos. —Comentó Shyna divertida. Gema rió.
—No, viene una visitante extranjera que quiere hacer una alianza con el señor Ranzoni.
—¿Alianza? ¿Para qué? —Preguntó Shyna. Gema se alzó de hombros, no quería dar explicaciones. —Perdona mi impertinecia...
—Descuida, yo... De-Debo irme, muchisimas gracias otra vez, en serio, le debo una. —Parloteaba la doncella sonrojada. —Adiós, señorita... ¿Cómo se llama? Demonios, nunca le pregunté su nombre ¡Que insolente soy! ¡Jaja!
—Shyna. —Contestó la peli-azul con una media sonrisa.
—Shyna... pues yo soy Gema, s-si gusta saber, jeje... —Reía nerviosa, y a la vez apenada. —Dioses, estoy quedando como una ridícula...
—Es un hermoso nombre. —Intervino la mayor. —No pudieron darte uno mejor.
Gema se sonrojó a más no poder, su cara le hizo competencia a una rosa roja.
—¿De verdad? Jeje... —Recapacitó. —Dioses, ya es tarde, debo irme. ¡Hasta luego señorita Shyna! ¿Por qué nos volveremos a ver, cierto? —Volvió a recapacitar. —¡Lo siento, ahora si me voy! ¡Adiós señorita Shyna!
Finalmente Gema entró al castillo, dándole espacio a Shyna de respirar. Subió al caballo y se dirigió rápidamente al bosque donde se trepó en un árbol para ver mejor el castillo de los Ranzoni.
Si iban a tener a esa tal "Phoenix" como invitada Shyna imaginaba que debían hospedarla, y si la hospedaban eso significaba que todo el dinero de ella estaría allí junto al dinero de los Ranzoni. Ambos presumirian sus riquezas dejándolas jugosamente expuestas.
¡Por favor, Shyna no tendría que decidir en qué gastarlo! Alcanzaría para todo y más.
Ya tenía su plan: entraría por la puerta de servicio vestida de doncella, robaría todo lo que pudiera y se iría.
Era tan fácil que nada podía salir mal...¿Verdad?
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Updated 48 Episodes
Comments
Asle Chiquinquirá Urdaneta Morillo
Jajajaja...
Que ambiciosa y confiada es Shyna!!!
A veces es malo contar los polluelos antes que nazcan...no crren?
2024-01-11
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