2do Capítulo • Presa o Cazador.

...AÑO 444 - PROVINCIA VERANIEGA, RIWA....

La luna y las estrellas brillantes dominaban sobre el cielo. El bosque poseía un silencio escalofriante, a pesar de que el clima estuviese demasiado caluroso. Ni una ráfaga de viento soplaba, incapaz de mover los oscuros árboles.

Estar varias horas esperando en la rama de un árbol no era recomendable para este calor, donde más de un mosquito fastidioso pasaba a saludar a cualquier ser que transportara sangre. Pero aún así, Shyna era una rebelde sin causa que hacia las cosas sin pensarlas.

«Quien tenga miedo a morir que no nazca.»

Esa era la filosofía de vida de la mercenaria, o la frase con la que se consolaba. De repente se escuchó el ruido de una carreta aproximarse en el camino. Shyna se quedó quieta sin emitir el más mínimo sonido, y gracias a su ropa oscura que se camuflaba entre las sombras era casi imposible que la vieran.

La carreta que hacia presencia era conducida por dos hombres encapuchados, y eso volvía complicado el poder ver sus rostros con claridad.

«Así que mi objetivo son ellos dos... ¡Bah! Pan comido.»

Los encapuchados eran conocidos como los hermanos Dugadarra, eran un dúo de criminales que causaban estragos en la Provincia Veraniega. Ofrecieron una gran cantidad de dinero por atraparlos, más dinero que el que pedían por la cabeza de Shyna, y estaría mintiendo si negaba que eso no le daba algo de celos. Se propuso la misión de atraparlos y acabarlos, de todos modos no tenía nada que perder.

La mercenaria con mucho sigilo empezó a trasladarse de árbol en árbol, acercándose a la pareja de criminales. Uno de ellos parecía tener la pierna lastimada.

—¿Cuánto falta, Yemi? —Preguntó el herido, con voz cansada.

—¡Cállate! ¿Cómo te atreves a llamarme por mi nombre? —Le regañó el otro.

Shyna sonrió por eso, eran unos idiotas.

—Si claro, cuidado y los grillos descubren tu identidad. —Dijo el contrario sarcástico.

—Cierra la boca, hace un calor terrible y gastas el poco aire que queda. —Agregó el de nombre Yemi. —Llegaremos esta noche, si los Cuatro Dioses lo quieren.

«Mmm... pues como que no van a querer, jeje.»

Shyna rió internamente, preparada para la batalla. Cuando la carreta pasó debajo de ella Shyna saltó aterrizando en el tejado. El golpe del aterrizaje llamó la atención de los conductores que frenaron la carreta de inmediato al ver la sombra detrás de ellos.

—¿Quién es? ¡Quieto ahí! —Uno de ellos desenvainó su espada, amenazando al desconocido.

Shyna levantó la mirada, dejando ver sus inusuales ojos de color gris azulado en medio de la oscuridad.

—Buenas noches caballeros, creo que han tomado el camino equivocado. —Una sonrisa cínica empezó a formarse en el rostro de la chica.

El tal Yemo, que era quien sujetaba la espada se montó sobre el techo de la carreta, quedando frente a Shyna. Ella tomó ágilmente sus dos dagas de plata en cada mano, dispuesta a responder.

—Veremos si no es al revés, y no hayas sido tú la que tomó el camino equivocado. —Pronunció el criminal.

El hombre atacó de inmediato, Shyna actuó con velocidad y se agachó esquivando el cortante filo de la espada. Estando abajo, Shyna le dio una patada ocasionando que perdiera el equilibrio y con una segunda patada en la cara Yemi cayó de la carreta, sufriendo una larga y dolorosa caída al suelo que amortiguó su espalda.

Shyna también bajó de la carreta, cayendo de pie cual gato. Justo en sus pies se encontraba la espada de su enemigo, la tomó y la tiró hacia el bosque, dejando al criminal desarmado.

—¿Eso es todo? Que aburrido... —Comentó Shyna fingiendo decepción. —¿Este era todo el terror que debían darme? En los cantos suenan más atemorizantes.

—¡Perra bastarda! ¿Qué es lo que quieres? —Preguntó Yemi desde el suelo.

El sujeto que seguía en la carreta temblaba de miedo desde hacia rato.

—La verdad quiero muchas cosas, pero mejor hablemos de lo que me pueden dar ustedes. Quiero algo que robaron hace unos días, anoche exactamente, y lo segundo que quiero... —Shyna se acercó al hombre recostado en el suelo, colocando su filosa daga sobre el cuello del hombre. —Son sus cabezas.

Yemi tragó en seco, sus ojos transmitían su desesperación por intentar salir de esa situación. Su visión choco con la de su compañero, que estaba paralizado sin saber que hacer. Ambos heridos y sin armas. Los Dioses no se la pusieron fácil, incluso pensaban que su hora había llegado.

—Vete... ¡Vete de aquí! —Gritó Yemi con dificultad hacia su hermano. —Tienes oportunidad de salvarte.

—¿Qué? ¡No me iré sin ti! —Se negó su compañero.

—Aww, que lindos... —Canturreó Shyna con ternura. —No se preocupen, haré que tengan una muerte rápida.

—¡Idiota, solo vet...!

El hombre fue interrumpido debido al inesperado corte en el cuello ocasionado por la daga plateada, comenzó a sangrar haciendo que el criminal perdiera la vida de forma inmediata. Shyna limpió la daga con la ropa del caído y miró con una sonrisa al chico en la carreta, quien al ver a su hermano desangrarse soltó un grito desgarrador.

Cuando la chica tuvo intenciones de acercarse el criminal arrancó la carreta obligando al caballo a correr. Al arrancar la carreta Shyna se subió por la parte de atrás sin que el conductor se diera cuenta.

El criminal desviaba la vista hacia atrás, con la intención de alejarse de la asesina. Nunca se iba a perdonar el hecho de perder a su compañero y no poder hacer nada por su maldita pierna, que había resultado herida en el último ataque.

Atrapado en sus pensamientos no se fijó en que la chica de la que estaba escapando se encontraba sentada junto a él, quien se aguantaba las ganas de reír. El chico al sentir algo a su lado dejó de mirar hacia atrás percatándose de su indeseada acompañante.

—Detén la carreta. —Ordenó Shyna con voz serena. El criminal no se podía mover, el miedo había consumido todo su cuerpo. —¡Detén la carreta! ¡YA!

El hombre soltó las riendas del caballo acelerado, dejando el destino de ambos a la suerte. Shyna maldijo, pero eso no la detuvo. Con sus dagas plateadas Shyna cortó las cuerdas que sujetaban el caballo a la carreta, permitiendo que el animal siguiese su camino libre y la carreta terminó varada en pocos segundos.

El criminal estuvo a punto de escapar, pero no se libro de la daga en su cuello que le impidió huir. El hombre trago saliva con tan solo ver a sonrisa de la mercenaria.

—Dime mi querido amigo, ¿Qué sentiste al ver a tu amiguito morir? —La pregunta por parte de ella atemorizó más al hombre. Si no moría en manos de esa lunática lo haría de un ataque al corazón. —¿Qué sentiste? De seguro sentiste lo mismo que sintieron personas que han presenciado como sus hermanos, padres e hijos son asesinados por ustedes... ¿O me equivoco?

El hombre comenzó a llorar, y rezaba internamente a los Cuatro Dioses para que su vida se salvara con algún milagro. Shyna no pudo evitar sentir repulsión por las suplicas.

—¿De verdad estás llorando? ¿Por tú vida, que está más que pérdida?

—Por favor, por lo que más quiera... ¡S-Soy de utilidad! ¡Puedo conseguir riquezas, haré todo lo que me pida! ¡Pero no me asesine!

—¿De utilidad? Yo solo veo un cursi e inútil lisiado. —Pronunció Shyna, presionando el filo en la garganta. —Por eso el reino está como está, muchos inútiles como tu aún estorban y lo hacen caer...

De por sí el criminal estaba sin aliento, por lo que cuando Shyna lo sujetó del cuello e hizo presión hasta dejarlo inconsciente. Fue difícil cargarlo debido al peso muerto del hombre, pero la mercenaria logró atarlo de pies a cuello y dejarlo colgando cabeza abajo como piñata.

Ya ahí moriría, ya sea de hambre, de sed, o porque la sangre se le suba a la cabeza, o quizá los inútiles de la guardia real aparezcan y se lo lleven. Varios destinos eran seguros para el Dugadarra.

Así como el de Shyna, quien después de colgarlo se dirigió a la parte trasera de la carreta, en su interior estaba repleta de sacos con leña. Buscó entre ese montón, pero no había rastros de nada.

《¡Maldita sea! Lo que faltaba, tal vez el dúo ya se gastaron las riquezas que ultrajaron... ¿Pero todas? ¡Tuvieron que dejar algo esos imbéciles!》

Shyna no pudo evitar maldecir ante aquel pensamiento, pateó con rabia el último saco de leña que no había revisado y por pura casualidad sonaron monedas en su interiorm. A la mercenaria se le iluminaron los ojos, abrió el saco y se encontró con mas leña y una bolsita llena de monedas y joyas de gran valor. Un medallón en particular le llamó la atención, pues le parecía familiar.

—Mmm... ¿Dónde vi...? —En ese momento lo recordó. —¡Ya sé!

...🌙...

...AÑO 444 - PUEBLO DE DEIBER, PROVINCIA VERANIEGA, RIWA. ...

Y así fue como Shyna destruyó una moda, otra vez.

El dúo Dugadarra había causado estragos severos en la Provincia del Verano, sobre todo en el pueblo de Deiber, por lo que fue un gran impacto y tema de chismes cuando descubrieron a uno de ellos muerto y al otro colgando en un árbol. A según, los soldados se llevaron al sobreviviente y lo encarcelaron a la espera de un juicio.

Deiber era el segundo pueblo más poblado de la Provincia, después de la capital de la misma: Volamena. Deiber era liderado por su señor, el Lord James Ranzoni.

Los Ranzoni eran muy fieles a la corona Ravenly. Y como digno Lord que era mientras él comía, vestía y vivía de forma despreocupada, al pueblo se le hacia difícil mantenerse en pie.

Deiber era una zona costera, recibía todos los barcos extranjeros y era la principal fuente de comercio entre Fenten y Riwa. Más sin embargo, el paradero de todas estas ganancias eran destinados a los gobernantes corruptos y sus vasallos.

Esto ocasionó que los caminos se llenaran de rateros, ladrones y mercenarios que impidiesen el paso de los comerciantes.

¿Y con qué se excusaban los nobles ante las protestas? Pues solo repetían una y otra vez lo que decía el Rey: que el pueblo tenía un castigo por no apoyarlo en el principio de su reinado.

«Pero explíquenme una cosa, ¿Cómo una mujer viuda con dos niños pequeños puede valerse por sí misma y por sus hijos en un mundo cruel y machista en un reino con la peor economía? ¡Bah! Que sabrán los nobles, como ellos tienen el estómago lleno no les interesan los que lo tienen vacío.»

Pensó Shyna llegando al pueblo de Deiber, nadie notaba su presencia ya que una de sus especialidades era pasar desapercibida. Además de que todos estaban informándose sobre el ataque a los Dugadarra ocurrido en la noche. Por el rabillo del ojo distinguía a la gente caminando o uno que otro mendigo pidiendo limosna. Shyna no entendía porque los mendigos se esforzaban en pedir limosna, de todos modos ¿Qué comprarían con una moneda? Absolutamente nada.

Shyna llegó a una posada donde había varios hombres de oficios dudosos conversando y una que otra camarera sirviendo las mesas, o tratando con tantas manos largas. Shyna caminó hasta la barra; debido a la esbelta figura de Shyna todos deducían al instante que era una mujer, por lo que no se abstuvieron a lanzarle piropos.

—Hola bonita... ¿Andas sola por aquí, muñeca? —Dijo un hombre que estaba en la barra junto a Shyna, quien lo ignoró. —Vamos bonita no me ignores, no te conviene.

—¡Rooney! Déjala en paz y ve a fastidiar a otro lado. —Exclamó el hombre que atendía la barra. El tal Rooney solo chasqueó la lengua para alejarse. —No te esperaba tan pronto por aquí. ¿Todo bien, Shyna?

—Mejor que nunca, Reggie. —Dijo Shyna quitándose la capucha y dejando en libertad su cabello con puntas plateadas atado en una cola de caballo, su piel pálida como si nunca hubiera tenido contacto con el sol. Lo más destacante eran sus ojos azul-grisáceos. —Tengo algo para ti, porque de seguro ya lo sabes, pero quiero que lo escuches de mi boca. ¡Logré vencer a los Dugadarra!

Todos en la taberna se callaron al momento y miraron a la chica sin creerlo.

¿Acaso ella sola pudo vencer a los Dugadarra?

Todos empezaron a reír en burla. Era ilógico ¿Cómo una muchacha podría acabar con dos de los criminales más peligrosos en Riwa?

—¿Ella? ¿Vencer a los Dugadarra? No me hagas reír. —Comentó uno de los hombres entre risas.

—Que yo sepa, fue la propia guardia que los capturó.

Shyna no mostraba expresión alguna, solo tomó la pequeña bolsa de cuero y la dejó sobre la barra. Reggie abrió la bolsa, y al ver su contenido sus ojos se expandieron con asombro.

—El collar de mi esposa... ¡Es el collar de mi esposa! ¡El que se llevaron los Dugadarra! —Exclamaba fascinado.

Todos cerraron la boca sorprendidos, aunque algunos seguían sin creerle. De todos modos, a Shyna no le importaba si le creían o no. Le importaba otra cosa.

—Tomas lo tuyo, ahora yo tomo lo mío; mi paga. —Exigió Shyna, entre el silencio y uno que otro murmullo de la posada. Reggie asintió, y abandonó el bar por unos segundos para después traer una bolsa con un montón de monedas en su interior.

Lo primero que hizo Shyna fue abrir el saco, y por sus manos pasearon monedas antes de que cayeran en la mesa.

—Tráeme pan cubierto en mantequilla de ajo, carne cocinada en leña junto algunos frutos del bosque y un vaso de cerveza, limpia la mesa que esta frente a la chimenea se me antoja sentarme allí... —Demandaba de manera excéntrica. Reggie asentía mientras anotaba lo que pedía. —¡Ah, otra cosa! —Nuevamente tomó unas monedas y las dejó en la barra —Prepárame una habitación, que la chimenea esté encendida cuando llegue. —Ordenó Shyna por última vez, antes de ir a sentarse a la mesa que pidió.

Se podría decir que dar órdenes era su especialidad, no dudaba en el hecho de que quizá fue reina en otra vida. Al estar en su mesa se quitó el cinturón donde guardaba sus dagas y lo dejó colgando de la silla para después sentarse cómodamente a esperar su pedido. Con sus botas barrosas montadas sobre la mesa Shyna observaba el fuego de la chimenea consumirse poco a poco...

No quería nada, ningún pensamiento lleno de inquietud que la perturbara. Solo descansar.

—¡Eh, Shyna! —Se escuchó la voz de un desconocido, arruinando el deseo de Shyna. —Hola, lamento molestar, soy Orel, es impresionante lo que hiciste con el dúo Dugadarra, causaban muchas desgracias...

Shyna vio como el hombre se sentaba en su mesa con total confianza, ella solo se limitaba a fulminarlo con la mirada.

—Vaya, veo que te gusta hablar, ¡Jeje! —Comentó el hombre, nervioso. —Bueno a lo que vengo, necesitaría de tus servicios Shyna, unos amigos me dijeron que los has ayudado a proteger su mercancía de los bandidos, ¿Cuánto me cobrarías por ayudarme?

—Eso depende de la carga y de lo largo que sea el viaje. —Contestó la chica con frialdad.

Un mozo se hizo presente entre ellos dejando la comida que pidió Shyna. Esta bajó los pies de la mesa y empezó a comer con desespero, como si no hubiese comido en años.

—Sobre la carga, solo es carne de ganado para un restaurante...

—¿A dónde iría la carga? —Preguntó Shyna, mientras saboreaba una fresa.

—A Meirya, a la capital de la Provincia Invernal.

Shyna se atragantó con un poco de su comida al escuchar esto. Orel quiso ayudarla, no obstante ella extendió su mano impidiéndolo y tomando un vaso de cerveza se le pasó.

—¡Ujum! ¿A Meirya? No, no, definitivamente No. Yo no hago viajes allá, yo no voy a las montañas; menos a Meirya. —Contestó Shyna bebiendo el vaso de cerveza. —Que-Queda muy lejos...

—Pero señorita, le pagaría muy bien, más de mil lo juro...

—¡No! He dicho que no. Si eso era todo, lárgate. —El grito que pegó Shyna espantó al hombre, y sobresaltó a más de uno en el bar.

Si, era buena la oferta, pero Shyna estaba demasiado cansada, después de vencer a esos dos solo quería consentirse. El hombre insistió, pero fue imposible ablandar a la mercenaria, no le quedó de otra que irse decepcionado, dejando a Shyna gozar de su comida tranquilamente.

Meirya... que ironía, hacia años que no escuchaba sobre su ciudad natal.

¿En qué condiciones estaría actualmente el sitio donde se crió? Aquel lugar que siempre permanecería en su corazón. Aunque lo negara, lo extrañaba y le daba curiosidad visitarlo. Sin embargo, prometió nunca más volver. Su hogar era su pasado, y ella quería abandonar su pasado costara lo que costase.

Mirar su plato de comida vacío sin ninguna migaja y rememorar su entrañable hogar ocasionó que Shyna desviara su vista a sus dagas plateadas que se encontraban sobre la mesa.

Si, su mayor deseo era desvincularse de Meirya para siempre...

Pero hasta los más pequeños detalles la seguían atando a ese lugar.

—Padre... ¿A quién le pertenecían esas dagas?

En su infancia, Shyna se deslumbraba por la cantidad de armas y elementos de guerra que se exhibían en su casa, como si fuese un museo. Aunque sin duda sus favoritas eran un par de dagas plateadas que cada vez que veía sus ojos brillaban de fascinación.

—Eran de tu abuelo, del mío también, y del abuelo de mi abuelo también... —Siguió su padre, nombrando aquella extensa jerarquía. —Estas dagas son una reliquia familiar muy valiosa, al igual que todo lo guardado en este lugar.

—¿Eso significa que también serán mías en un futuro? —Inquirió la niña ilusionada.

Ante la pregunta su padre comenzó a reír, de una manera que Shyna notó que reía como si se estuviese burlando.

—Esa no debe ser tu prioridad, Shyna. Las niñas como tú tienen mejores cosas en las que pensar. —Añadió su padre entre risas, posando un fuerte agarre en los hombros de su hija. —Ven, salgamos de este viejo y aburrido lugar.

Estúpidos recuerdos, siempre apareciendo para arruinar sus momentos pacíficos.

Shyna sacudió su cabeza volviendo a la realidad, tomó la jarra de cerveza con la intención de servirse, pero desafortunadamente para ella no quedaba ni una gota.

La serenidad en las palabras de su padre contrarrestaban sus acciones violentas.

Shyna fue arrastrada a la salida, y sus entrañas se oprimieron cuando su padre cerró la puerta con un candado, para nunca más volver a abrirla.

A pesar de eso, no sería impedimento para que años después Shyna forcejeara la cerradura como mantequilla y tomará las dagas plateadas para hacerlas de su propiedad.

—¡Oye, mozo! Sírveme más cerveza.

Esa fue la frase que repitió Shyna más de una vez esa noche.

Cada vaso de cerveza que le llevaban se lo bebía hasta la última gota. Paró de beber al quedar totalmente ebria, todo con tal de cumplir su misión de olvidar. Con dificultad tomó sus cosas y caminó hasta la habitación que había pagado. Al estar en la habitación se quitó las botas para abalanzarse en la cama y ceder ante un profundo sueño.

...🌙...

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Comments

Julia Monta88lvan

Julia Monta88lvan

Esque si, ..... basicamente para eso nacimos .
❇Pero esa frase❇

2024-04-03

1

Asle Chiquinquirá Urdaneta Morillo

Asle Chiquinquirá Urdaneta Morillo

Que excelente!!!
Será Shyna hermana de Karaline?
O acaso, es otra descendiente mujer del reinado Phoenix?

2024-01-10

1

Eriel Ricardo Velázquez

Eriel Ricardo Velázquez

Está muy entretenida tu obra

2023-12-31

3

Total
Capítulos
1 PRÓLOGO • Un trono usurpado...
2 EL REINO DE RIWA
3 1er Capítulo • Resurgir de las Cenizas...
4 2do Capítulo • Presa o Cazador.
5 3er Capítulo • Libertad
6 4to Capítulo - Justicia
7 5to Capítulo - Emboscada.
8 6to Capítulo - ¿Por qué creer?
9 7mo Capítulo - Viviendo como el Pueblo.
10 8vo Capítulo - ¿Quién Soy?
11 9no Capítulo - Invisible...
12 10mo Capítulo - La Reina Niña.
13 11mo Capítulo - Fiesta Otoñal.
14 12mo Capítulo - En busca de Aliados.
15 13er Capítulo - Reyes del Mar.
16 14to Capítulo - Invasión.
17 15to Capítulo - Valkirias.
18 16to Capítulo - Sangre de Dragón.
19 17mo Capítulo - Nada.
20 18vo Capítulo - Tierras de Lava.
21 19no Capítulo - Presencia de Sangre.
22 20mo Capítulo - Abrazo Traicionero.
23 21er Capítulo - Pasado.
24 22mo Capítulo - Furia de Volcán.
25 23mo Capítulo - La Profecía.
26 24mo Capítulo - Unión.
27 25mo Capítulo - Marchito.
28 26mo Capítulo - Alborada.
29 27mo Capítulo - Hombres del Alfa
30 28mo Capítulo - Invierno en Primavera.
31 29mo Capítulo - Jardines Colgantes.
32 30mo capítulo - El Peso de una Guerra.
33 31er Capítulo - Catatumbo.
34 32do Capítulo - Quédate.
35 33er Capítulo - La Reunión
36 34to Capítulo - Hogar.
37 35to Capítulo - El Declive de la Humildad.
38 36to Capítulo - Puñales de Fuego.
39 37mo Capítulo - Revolución.
40 38vo Capítulo - Abrazo de Espinas.
41 39no Capítulo - Almas Gemelas.
42 40mo Capítulo - La Daga de Fuego
43 41er Capítulo - Reina de Reyes.
44 42do Capítulo - Coronación.
45 THE FIRE QUEEN AND THE SILVER QUEEN.
46 DATOS CURIOSOS.
47 Sígueme para más historias!
48 YO SOY LA TORMENTA.
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1
PRÓLOGO • Un trono usurpado...
2
EL REINO DE RIWA
3
1er Capítulo • Resurgir de las Cenizas...
4
2do Capítulo • Presa o Cazador.
5
3er Capítulo • Libertad
6
4to Capítulo - Justicia
7
5to Capítulo - Emboscada.
8
6to Capítulo - ¿Por qué creer?
9
7mo Capítulo - Viviendo como el Pueblo.
10
8vo Capítulo - ¿Quién Soy?
11
9no Capítulo - Invisible...
12
10mo Capítulo - La Reina Niña.
13
11mo Capítulo - Fiesta Otoñal.
14
12mo Capítulo - En busca de Aliados.
15
13er Capítulo - Reyes del Mar.
16
14to Capítulo - Invasión.
17
15to Capítulo - Valkirias.
18
16to Capítulo - Sangre de Dragón.
19
17mo Capítulo - Nada.
20
18vo Capítulo - Tierras de Lava.
21
19no Capítulo - Presencia de Sangre.
22
20mo Capítulo - Abrazo Traicionero.
23
21er Capítulo - Pasado.
24
22mo Capítulo - Furia de Volcán.
25
23mo Capítulo - La Profecía.
26
24mo Capítulo - Unión.
27
25mo Capítulo - Marchito.
28
26mo Capítulo - Alborada.
29
27mo Capítulo - Hombres del Alfa
30
28mo Capítulo - Invierno en Primavera.
31
29mo Capítulo - Jardines Colgantes.
32
30mo capítulo - El Peso de una Guerra.
33
31er Capítulo - Catatumbo.
34
32do Capítulo - Quédate.
35
33er Capítulo - La Reunión
36
34to Capítulo - Hogar.
37
35to Capítulo - El Declive de la Humildad.
38
36to Capítulo - Puñales de Fuego.
39
37mo Capítulo - Revolución.
40
38vo Capítulo - Abrazo de Espinas.
41
39no Capítulo - Almas Gemelas.
42
40mo Capítulo - La Daga de Fuego
43
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44
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