La Villana Rota
Este día cumplía los 13 años.
Parecía ridículo considerando todo lo que había pasado desde había caído en ese mundo, además de que yo particularmente no me sentía de esa edad de ninguna manera. Había dado un pequeño estirón, y a diferencia de la primera vida que había pasado con ese fragmento de alma que había sufrido tanto en mi vida pasada, ahora estaba creciendo de manera correcta, saludable y quizás envidiable según las miradas de las niñas que me veían crecer.
Y lo estaba celebrando de la manera más bizarra posible para mis estándares.
—¡Ahora presentaremos el último de los eventos de este Festival de Invierno, la obra de Teatro “La Era Dorada”! ¡Presentada por el club de teatro dirigido por la profesora Ellyen y desempeñado por sus alumnos, Xadran Athienne y Helaine Zenith!
Los aplausos se escucharon entre los asistentes, pero un pequeño grupo se abstuvo de hacerlo. No estaban ahí por querer, sino porque era obligatorio.
El telón se levantó, iluminándonos a Xadran y a mí en diferentes partes del escenario, separados por una pared que no nos dejaba vernos, cada uno en su propia actuación.
El piano comenzó a tocar su tonada triste, empezando así la obra.
« Dos herederos, dos reinos y un destino enlazado. Un chico cuya familia lo trata como bastardo, sus hermanos mayores siendo los verdaderos hijos de mujeres sin nombre, él siendo el heredero al trono. Por otro lado, una chica que sí es bastarda, maltratada, dejada de lado, pero criada por su madre para ganar poder.
Ninguno deseaba nada en esa vida mas que ser felices y vivir en paz, pero grandes destinos esperaban a ambos. »
Comenzaba el espectáculo, y mientras todos nos veían sin apartar la vista, un verdadero escenario se desarrollaba a nuestro alrededor sin alertar a nadie.
« Mientras las disputas de herencia comenzaban entre ambos, la guerra se desató y el reino del joven príncipe fue asediado ante su evidente falta de liderazgo. El miedo a morir de los príncipes mayores los acorraló a enviar al más pequeño de todos a enfrentarse a la guerra, condenándolo además a morir para su conveniencia, siendo el único con derecho legítimo a la sucesión.
Por su lado, la madre de la princesa fue ejecutada por traición, pues en su intento de ganar poder, atacó a la reina quien quedó en cama por su veneno. Ella fue encerrada en un solitario castillo, condenada a pagar los pecados de su madre. Sin embargo, mientras crecía, todos comenzaron a conocerla como la belleza en la torre, un tesoro secreto codiciado por hombres y mujeres que lograban dar un atisbo a su rostro. »
Entre escena y escena nos llevaban atrás para cambiarnos de ropa o escenario, momento en el que mis nervios, mi emoción e impaciencia lograban hacerme sentir un ramo de emociones que iban de todos los colores. Eso, sumado a la conexión que sentía con Xadran en la cercanía, parecía que podría explotar en cualquier momento. Él también tenía sus propias emociones que se nos combinaban.
« El pequeño príncipe, sin opción, se fue a la guerra, donde inevitablemente perdió la pelea por su falta de experiencia y poder. La traición de sus hermanos rindió frutos, abandonándolo al enemigo sin querer recuperarlo.
El reino de la princesa, en vez de matarlo, al saber que es el legítimo rey y traicionado por su gente, decide recibirlo, educarlo, cuidarlo y eventualmente prepararlo para regresar a su patria… como una bomba de relojería para aplastar al nuevo reino.
Fue instruido en pelea, manipulación, espionaje, cómo controlar un reino y a la vez tirarlo desde dentro. El joven príncipe entonces creció en el reino extranjero mientras la guerra tenía una temporada fría, pero jamás un final. »
Cuando la escena cambió, quitaron la pared que dividía el escenario, y con aquella magnífica magia que en mi mundo moderno no existía, erigieron la torre que sería mi morada. Mientras hacían eso, Lilia, mi nueva criada, vino a dejarme un mensaje tras el escenario.
—Milady, todo está listo.
Una sensación de placer ante un trabajo bien hecho me invadió, agradeciendo a la chica que en su enorme parecido a Asher también era un dulce a la vista.
Me asomé a ver detrás del telón los asientos oscuros del teatro, donde algunas personas comenzaron a levantarse y retirarse tras recibir noticia de otras personas.
El siguiente número comenzó tras ello.
« Durante su estadía en el reino que lo acogió, conoció entonces a la bella princesa en la torre más alejada del castillo, quedando flechado al momento de poner los ojos en su rostro. »
Era por fin cuando comenzábamos a actuar juntos Xadran y yo, y por nuestro vínculo, sentí cómo sus ojos se enfocaban en mí y unos sentimientos de seguridad, firmeza y lealtad volaban hacia mí.
En las últimas semanas, Xadran se había convertido en mi mejor amigo y confidente. El estrés de planear cosas tan grandes al lado de Mikhael me habían absorbido la energía, y pasar el tiempo con el dragón que tenía emociones tranquilas y energía de sobra para compartirme había sido lo único que me mantenía en pie. No sé qué habría hecho sin él, y aprendí a confiar de nuevo gracias a él también.
Al menos lo suficiente, pues aún mantenía una línea pintada por si acaso ocurría lo peor…
« Sintiendo la unión de ser dos marginados de sus familias, excluidos por todos para un dicho “propósito” mayor, ambos jóvenes cayeron enamorados uno del otro. »
En dicha escena, la profesora nos había dicho que teníamos la opción de demostrar simple cariño o si queríamos irnos por la borda, besarnos. Rechacé la última opción, por supuesto, pero pude ver en los ojos de Xadran en aquella ocasión cierta duda en su cara que no quise darle importancia. Parecía ridículo; eran niños aún, no importa si era dragón o no.
« Sin embargo, al ver la familia de la princesa con quién estaba metiéndose el joven príncipe, no dudaron en intervenir inmediatamente. No podían dejar que una bastarda se quedara con alguien tan valioso como lo iba a ser el joven.
Manipulándola para alejarlo de él, comenzaron a tratarla bien, la presentaron a más familias importantes, la hicieron sentirse importante y valiosa. Así pues, ganando su confianza, le prometieron mejores cosas a venir, que viviría una vida miserable al lado del príncipe, que podría tener mucho más poder si hacía lo que su familia le decía. Envenenaron a la princesa con dichas palabras, creando una raíz de oscuridad en su corazón. »
« A pesar de todo, el príncipe le prometió a la princesa huir, deshacerse de sus futuros, ser felices lejos de toda esa podredumbre. Cuando llegó el día acordado, la princesa con ideas frescas de su familia, envenenada y destrozada, negó la partida con su otrora enamorado. Roto del corazón, el joven príncipe lloró a su rechazo. »
Aunque en esa escena los lloriqueos eran comunes en la sala, esta vez había silencio total. Los que quedaban estaban ajenos a lo que sucedía; los que sabíamos qué sucedería teníamos el cuerpo tenso de lo que sucedería.
—Fui hecho para amarla. —Decía Xadran, ahogando las penas del personaje en alcohol. —¿Cómo podría no sentirse de la misma manera? ¿Era todo un engaño? ¿Sus promesas fueron solo agua de mar, aire en el viento?
El momento era uno que podía romperle el corazón a uno que, recién rechazado el amor, no podía encontrar el camino en otro lado.
No podía saber qué se sentía. Nunca había amado a nadie tanto como este personaje en la historia. Y ver a Xadran me hizo preguntarme qué se sentiría tener tal sensación de desconsuelo.
—Me pregunto para qué estaré hecho, sino es para estar a tu lado… ¿acaso vale la pena todo lo que se me ha prometido? ¿Una vida vacía en un frío trono? Pasaré los días sin ti ahora. El cielo ya no parece tan azul… pero cada día te amo, y te amaré más.
El telón bajó, y cuando Xadran volvió a mi lado, sus ojos tenían un extraño brillo. Me veía fijamente, y recordé las siguientes líneas del escenario que venía, pero que no llegaría a completarse. El momento en el que roto su corazón vuelve a ver a la princesa, casada con otro rey de otra nación, triste, amargada y ambos llorando sus propias pérdidas de la mala decisión que tomó esa pobre niña envenenada.
“Mi vida está llena de alcohol y oro, pero no vale la pena sin ti. Mi cama y mi corazón están fríos, pero ahora sabes que siempre te amé.”
La venganza era un plato que se servía frío.
¿Pero, acaso valdría la pena el final cuando nada pareciera iluminar tu vida como lo habría hecho la historia de esos dos?
El movimiento de personas cesó en el descanso, pero ya se veían más caras familiares entre las personas que aquellos nobles de antes. El plan parecía estar funcionando maravillosamente.
« Con su plan formado de hace años, el joven príncipe volvió a su tierra natal, donde se convirtió en un hombre, tirando a todos sus enemigos y al falso rey que coronaba ese castillo manchado de sangre. Ganó el apoyo de los nobles, creó una revolución, regresó al poder de manera triunfal… »
Xadran empuñó su espada, apuntándola al chico que ocupaba el puesto del enemigo del príncipe. Aquella sería la escena en la que él lo decapitaba, pero todo cambió en esos momentos cuando Xadra volteó a ver al poco público restante.
—Los corruptos y los envenenados, los que dejaron a su paso incontables muertes y sufrimiento, los que no se arrepienten de sus actos y viven sobre cadáveres y oro. —Esa fue la señal para todos los ahí presentes bajo nuestras órdenes. —Rindan sus armas, sus fuerzas. Ríndanse y quizás encontrarán una posibilidad de vida.
Salí tras el telón usando el bello vestido que habían confeccionado para mí para el resto de la obra, pero que jamás sería usado para ese propósito.
Todos voltearon a verme extrañados, pero tal y como lo orquestamos, todos los soldados que habían ocupado el puesto de los nobles inocentes desenvainaron sus espadas, apuntándolas a aquellos que aún estaban ahí sin saber qué es lo que habíamos planeado.
Zamira, Arthrea y su séquito. Nobles cuyas familias habían participado activamente en la creación, comercialización y secuestro de toda la operación que se había desarrollado en esa lejana montaña.
De un solo golpe, me deshacía de todos aquellos que me habían hecho mal en esa vida. Todo parecía perfecto a ese punto.
Estiré mi magia por debajo de los pies de todos los presentes, cuidando no atacar a nuestros propios soldados en el proceso.
Gracias a Naïssen había aprendido nuevos trucos con mi magia, y ese era uno de ellos.
La oscuridad no solo eran sombras y ausencia de color. La oscuridad era el vacío del mundo. Absorbía, oprimía, aplastaba.
La gravedad bajo aquellos culpables se duplicó a mis órdenes, así que no tuvieron ni siquiera tiempo de reaccionar cuando las espadas se pusieron sobre sus cuellos, atrapados bajo mi poder aplastante. No pudieron usar magia ni moverse, y gracias a eso, toda aquella misión salió como lo planeamos.
—Para aquellos que no tienen la menor idea de qué es lo que está sucediendo, déjenme darles una breve explicación. —Les dije con una sonrisa, aprovechando el escenario para aumentar mi voz. —Todos aquí han sido encontrados culpables de corrupción, esclavitud y trata de humanos, traidores a la patria y dependiendo de sus respuestas en un extenso interrogatorio, serán condenados a un encarcelamiento temporal, prisión o muerte.
Todo parecía ir de acuerdo al plan. Los soldados colocaron esposas para la anulación de la magia en cada uno de los presentes que estaba incapacitado, aunque una sensación extraña se apoderó de mí.
Como un cosquilleo en la nuca que avisa de peligro, Xadran y yo nos volteamos a ver mutuamente quizás sintiendo lo mismo.
Las puertas al anfiteatro se abrieron entonces de golpe, llenando de luz la sala por los fuegos artificiales que explotaban fuera. En el marco de la entrada estaba Mikhael, usando su armadura blanca con la espada desenvainada en su mano.
—Mikhael. Me alegro de verte, no pensé que fueras a llegar hoy; ahora.
Genuinamente me alegré de verlo. Había ido a la montaña a limpiar las cuevas personalmente acompañado de Asher y Raya, y el que estuviera de vuelta sano y a salvo significaba que todo había salido bien y podríamos dejar pudrir a todos los culpables en las celdas por mucho tiempo…
Excepto que alzó la espada en mi dirección y un rayo de luz se disparó a mi dirección como una espada dorada imitando la de acero.
Xadran me quitó del medio únicamente por instinto, dejando detrás de mí justo donde estaba un agujero en la tela que atravesaba todo hasta la pared de atrás. El telón entonces prendió en llamas rápidamente, a lo que la gente de atrás comenzó a gritar y asustarse pidiendo agua o alguien con magia que lo apagara.
A mi desgracia, ese momento me desconcentró lo suficiente para debilitar mi magia, dejando que algunos de los que estaban a punto de aprisionar se liberaran de las cadenas y explotaran de magia.
Zamira fue la primera que se liberó, echando para atrás a todos los guardias que la habían rodeado con una terrible ráfaga de luz y calor. Xadran me protegió con su cuerpo, y noté pronto un olor a quemado proviniendo de él.
—Gah, joder eso quema diferente a Veothus. —Se quejó soltando mi cuerpo, levantándose y ayudándome en el proceso.
Zamira nos dedicó una mirada de odio junto con Arthrea, pero en vez de atacarnos, ella solo hizo una barrera de luz y así como así, se esfumó frente a nosotros... ¿Acaso acababa de usar la velocidad de la luz? Según había estudiado, eso era solo de magos realmente capaces. Tenía que concederle que la había subestimado, pero eso solo me hizo enojar porque se había llevado justo a la mocosa que yo quería.
Me levanté con ayuda de Xadran, volteando a ver con odio a Mikhael que me regresaba el sentimiento.
—¿¡Cuál es tu problema!? —Le grité a través del escenario, y él solo respondió con otro mandoble de su espada que envió una hoz de luz a nuestra dirección, pero ahora lista para él, hice una rajada de oscuridad que bloqueó y rompió la luz en miles de pedazos desordenados al aire, que rompieron la pared, el techo y otros lugares que pronto se encendieron en llamas.
—Zenith. —Su voz cargaba tremendo odio que nunca había sentido de él en el pasado. Si antes no nos soportábamos solamente por ser como gatos y perros, Zenith y Helios, ahora parecía que yo era su enemigo jurado, y eso me confundía. —No sé qué esperaba de ti, pero definitivamente no que fueras ese tipo de persona. No que me mintieras o que te burladas de mí, por no hablar de tu traición.
—¿De qué hablas? —Realmente no lo comprendía. Parecía demasiado molesto; cegado por la ira, tanto que comenzó a atacarme de nuevo al ver mi confusión.
—¡Ni siquiera intentes defenderte! ¡No debí esperar nada de ti! —Otros dos ataques volaron a mi dirección, y yo los rechacé a duras penas porque no podía convencerme de lo que estaba sucediendo o de lo que estaba pensando Mikhael.
—¡Mik! —Su apodo se me salió accidentalmente, o quizás era un intento inconsciente de apelar a su simpatía. —¡Detente, no sé de qué estás hablando! —Intenté entrar en razón con él, pero parecía ser inútil.
—¡Montañas de pruebas, Evelyne! ¡Todo lo que encontré, todo!
—¡Todos, despejen el área! —Gritó Xadran a los soldados que estaban siendo víctimas de los ataques colaterales entre ambos, y vi cómo el lugar comenzaba a despejarse mientras Mikhael comenzaba a acercarse para atacarme.
—¿¡De qué hablas, Mikhael!? —Volví a repetir, pero ahora mi defensa fue un ataque. Con un movimiento de mi mano, una mano oscura salió del suelo e intenté darle un puñetazo, pero él reaccionó rápidamente. Entrenado para pelear, solo agitó la espada en dirección a mi oscuridad, desvaneciéndola como jirones de humo como si hubiera sido quemada. Pero yo no me detuve ahí, invocando otras dos manos que lo atacaron y una de ellas logró golpearlo por la espalda.
—Tsk. —Alzó una mano para dispararme un rayo de luz como un látigo, lo que esquivé por poco agachándome, pero cuando el látigo regresó de nuevo, el que recibió el golpe a mi sorpresa fue Xadran, que lo detuvo con la mano limpia que humeó y olió a sangre hirviendo. Un olor nauseabundo si me preguntan.
—Helios, tienes solo 10 segundos para explicarnos por qué demonios atacas a Evelyne o te juro que no verás a ver tu preciada luz del día. —No sé qué le había picado a Xadran ahora, pero sus amenazas y su instinto de protegerme me abrumaban. Sentía que nuestro vínculo se estaba agrandando todavía más y notaba su enorme lealtad a mí. Su necesidad de mantenerme a salvo rivalizaba con un sentimiento de odio hacia el príncipe por siquiera atreverse a tocarme un cabello, al igual que un sentimiento… que no quise ver.
—Esto no te incumbe, excusa de dragón. —Le espetó Helios, que retrajo su látigo de luz, sin dejar de verme a mí.
—Sin embargo, yo también quiero saber de qué estás hablando. —Agregué colocándome a la espalda de Xadran, cuyos instintos protectores me invadían y no atrevía a dar un paso más allá.
—¿De verdad? —Su pregunta burlona y despectiva me hicieron dudar de mí misma. No sé qué había hecho, pero tenía la impresión de que había sido algo muy, muy malo… —Obsérvalo por ti misma entonces.
De su saco me tiró a los pies un montón de papeles. Eran las compras y ventas de todos los esclavos, desde dónde los capturaron hasta sus compradores. Pero encima de todo eso, mi nombre venía plasmado en todos y cada uno de ellos como beneficiaria de cada transacción.
No solo eso, en todos venía mi sello de aprobación.
El mismo sello que hace una semana había perdido.
Me habían inculpado.
—Todos parecían conocerte, “señora Zenith”... ¿O debería llamarte Yami? —Eso me congeló las palabras. ¿Cómo lo había averiguado? Y es que su expresión de traición absoluta me dolía mucho más que sus acusaciones. Después de que el último momento que habíamos compartido como tal había sido tan agridulce, ahora dolía que se enterara de esa manera.
Y por encima de todo, mis emociones fluyeron hacia Xadran, quien comenzó a formular sus propias conclusiones al parecer. Estaba sintiendo un mar de celos venir de él.
—¿C-cómo…?
—Debiste estarte burlando todo el tiempo de mí, ¿cierto? Cuando te contaba todo lo que me pasaba. Cuando confié en ti. Y peor aun cuando te dije… —No debía mencionar lo que habíamos hecho apenas hace unos días para saber a qué se refería. —A este punto no sé quién eres, Zenith. Pero ten por seguro que no eres ni mi aliada, ni mi amiga. No serás nada de mí más que una pila de cenizas. Y no creas que me lo estoy inventando todo, pues lo escuché desde una fuente demasiado confiable. —No me lo habría creído si no hubiera sido porque ella me lo confirmó todo.
Apuntó con la espada hacia la entrada, donde la persona menos esperada cruzó la puerta encadenada, golpeada y bastante maltrecha.
—¿Mona? —Elevé una ceja, sorprendida de verla ahí. No la había visto en días porque la había mandado a un recado importante, pero ahora mismo no comprendía nada de nada.
Ella me vio con ojos llorosos, con expresión triste.
—Así que solo vengo a terminar de eliminar a los traidores… empezando por la víbora que trabajó todo tras las sombras. —Sus ojos se iluminaron de dorado cuando dijo eso, y con una rapidez inigualable, se abalanzó hacia mí con la espada empuñada en ambas manos con intención asesina.
Solo vi cómo sus ojos dejaban una línea de oro a su paso, queriendo acabar con mi vida en esos instantes…
Pero ocurrió entonces lo verdaderamente inesperado.
Con un tirón de mi pecho como nunca lo había sentido que me dejó sin aire, el mundo se oscureció ante mis ojos. Sentí un empujón que me tiró al suelo.
¡¡CLANK!!
Solo pude ver cómo Mikhael volaba al otro lado por el impacto devuelto, y no golpeó la pared solo porque un destello verde apareció justo a tiempo para evitarle el golpe. Thresh ya estaba ahí, viendo lo que a todos nos quitó el aliento.
Me di cuenta entonces que la oscuridad no había sido en mis ojos, sino enfrente de mí.
Creciendo cada vez más en tamaño y envergadura, dos alas negras y coriáceas se extendieron a cada lado llenando todo el teatro. La cola no me golpeó por poco, pero sí pasó cerca de mi enorme y pesada.
Con un estridente rugido, Xadran se transformó por fin en un gigantesco dragón negro.
Con un escalofrío, recordé aquella visión tanto tiempo atrás cuando había tocado el libro que me había dado el director.
Una cuchilla dirigida a mí empuñada por Mikhael y las fauces abiertas de un dragón negro.
No había sido el pasado lo que había visto en esos momentos, sino el futuro...
Excepto que no detectaba ninguna emoción fija venir de Xadran.
Solo había locura, enojo y dolor. Estaba vuelto loco.
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Comments
Daniel Fernando Santos
cómo me emputecen las propagandas, una atrás de otra; cómo cachetazo de loco, déjame leer la historia loco!!!!!!
2024-09-17
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moon 1
quién supo que había pedido ayuda al príncipe para inculparla por lo de la montaña???
2024-09-06
0
Liliana Barros
Ese princeso se dejó manipular 😡
Tenía razón ella en no confiar en él.
2024-09-03
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