Capitulo 9. Sospechoso

...Megan Jones...

Mientras intento leer un poco sobre la próxima clase que tendré después de la hora de receso, el playboy no deja de verme, lo sé porque puedo sentir el peso de su mirada en mi, no entiendo que es lo que quiere o que pretende tratando de hacerse el interesado en nosotras, sé que debe tener alguna intención oculta, porque para los chicos como él, las chicas como nosotras son invisibles. Ya le he advertido que no voy a hacer su tarea, si quiere aprobar con buenas calificaciones éste año, tendrá que estudiar muy duro o encontrar a otra chica que si esté dispuesta a ser utilizada por él, porque de mi parte no obtendrá nada.

Según él, no me necesita para que haga sus tareas, pero ... ¿Entonces que quiere?, yo no me creo ese cuento tonto de que sólo quiere "charlar", já, como si no tuviese suficientes amigos ya para charlar, a otro perro con ese hueso. Disimuladamente miró de reojo a San, ella está encantada con su presencia, de momento hasta se olvidó de mi, porque está mirándolo mientras que los corazoncitos voladores revolotean a su alrededor, le hace ojitos y le parpadea de una manera que me tiene sorprendida, pues nunca la había visto coquetear con alguien, y menos pensé que le llegaría a interesar un chico Playboy como Oliver Davis.

El sospechoso le sonríe constantemente y asiente a todo lo que ella le dice mientras que él se devora toda su ensalada de frutas; Sam habla sin parar como cuando algún tema nuevo le apasiona y cotorrea sobre eso durante días, pero me molesta el hecho de que ella está tan animada y Davis ni siquiera la está escuchando realmente, lo sé porque puedo darme cuenta cuando alguien de verdad te está escuchando con atención o si simplemente finge que lo hace, y la segunda es el caso.

Sigo ignorando su "conversación" y me decido a concentrarme en lo mío, pero nuevamente él habla dejándome aún más sorprendida.

- Oye Megan, ¿que tal si me acompañan a la fiesta que se dará éste fin de semana en casa de Liam?, estará súper divertida. - Dice cambiando abruptamente el tema de "conversación" que tiene con Sam; yo levanto la mirada sin poder creer lo que acabo de escuchar, ¿Él nos está invitando a una fiesta?, esto si que es fin de mundo, esta misma noche escribiré la lista de cosas que quiero hacer antes de morir.

- No gracias, no asisto a fiestas - respondo en negativa de inmediato, termino de hablar y escucho el jadeo de Sam, notablemente para ella esa invitación es un sueño de adas hecho realidad, la miró de reojo y ella está mirándome literalmente con la boca abierta, pero lo que he dicho es cierto, yo no asisto a fiestas, mucho menos a ese tipo de fiestas que hacen esos niños ricos con escaso cerebro, dónde lo único que hacen es dañar sus vidas, con cigarrillos, alcohol, ligar con chicas y cualquier barbaridad que se les ocurra.

- ¿No? - inquiere sorprendido y me mira como si ahora tuviese cuatro brazos - Pero... las estoy invitando a ir conmigo, ¿no les parece genial? -dice como si él fuese la última coca cola del desierto e ir con él se tratara de un gran privilegio, menudo egocéntrico, creo que tendrá que cambiarse a un cuerpo más grande donde quepa todo su ego.

- A mí me parece súper genial - expresa Sam - pero... lastima que no estaré aquí para el fin de semana - dice en forma de lamento.

-Es una lastima, pero Megan si puede ser mi acompañante - dice mirándome fijamente con sus dos iris grises azulados, casi parece que le agrada la idea de ir sólo conmigo, ¿Que está pasando aquí?, todo se pone cada vez más extraño.

- Creo que tendrás que ir sólo, o tal vez invitar a una de tus... ¿Cientas de conquistas?, la verdad no sé cuántas tienes - le digo sarcásticamente - a mi no me interesan esas fiestas, menos como tu acompañante, además, tengo que estudiar.- termino de hablar y vuelvo la vista a mi libro, en eso suena la campana anunciando que ha acabado el receso, entonces cierro mi libro y me levanto para marcharme junto a Sam a la siguiente clase. Antes de salir del cafetín miro en dirección a la mesa donde estaba sentada hace un momento y veo que Davis aún sigue sentado pensativo en la misma posición.

- ¡Megan!, ¿¡Que has hecho!?, ¿Despreciaste la invitación de Oliver Davis? - me reprocha Sam como si yo hubiese cometido un pecado mortal.

- Claro que rechacé esa invitación, no me interesa Davis ni sus fiestecitas, además, su actitud con nosotras no es sincera, algo se trae entre manos. - le respondo tranquilamente mientras caminamos por el pasillo.

Al principio Sam se queda atónita, luego su expresión se vuelve pensativa y termina asintiendo con la cabeza.

- Tienes razón, no es normal que quiera acercarse a nosotras de repente y nos invite a una fiesta así como así, ¿Que crees que trame? - inquiere ella.

- No tengo ni idea Sam, pero lo mejor será evitarlo y no darle cuerda, esos idiotas mujeriegos como Davis sólo piensas en senos y lo que hay bajo las faldas, pero a las de las chicas igual de taradas que ellos, nosotras no entramos dentro de sus parámetros de gustos e intereses, y si se acercan a chicas como nosotras, es porque algo necesitan de nosotras, y ya te dije, no voy a hacerle las tareas a nadie. - menciono segura de mis palabras antes de entrar al salón.

Terminamos las clases del día sin tocar más el asunto del Playboy, salimos de la escuela y me despido de Sam, ya que a ella la recoge el chofer de su familia, con la promesa de que nos veremos ésta noche para la pijamada. Encamino mis pasos hacia la parada de autobuses, hoy mi padre no puede venir por mi porque está en una reunión de trabajo, y cuando él está ocupado, suelo irme en transporte público. Apenas doy unos pasos fuera de la prepa, salto del susto al escuchar un ruidoso rugido de una motocicleta a mi lado, mi instinto de supervivencia me hace girar bruscamente para ver de dónde proviene el sonido que dice "¡peligro!", entonces me encuentro otra vez con el caribonita de Oliver Davis, ¡Genial!, pienso con ironía, otra vez ese chico descompuesto.

- ¿Te asustó mi bebé? - dice riendo de manera burlona mientras palmea el tanque de su motocicleta - Tranquila, no muerde, sólo ruge. Pero... tal vez el dueño si - espeta con media sonrisa maliciosa y una mirada sugerente, lo que me hace mirarlo por encima de mis lentes, con el ceño fruncido e incrédula de que esté intentando coquetear conmigo.

- ¿Estás loco, Davis?, ¡me asusté! - me quejo con molestia mientras me doy media vuelta para seguir mi camino.

- No te enfades, muñeca; sólo quería ofrecerte un aventón - responde siguiendo mis pasos lentamente en su motocicleta.

- ¿En esa cosa?, no gracias - le digo agitando mi mano en negativa sin dejar de caminar, me aterran esas máquinas.

- Vamos, puedo llevarte a dónde quieras y llegarás más rápido - insiste y yo detengo mis pasos para voltear y verlo a los ojos.

- ¿Por qué estás hablándome? - lo interrogo ya extremadamente extrañada, confundida e incómoda por su actuar durante todo el día.

- ¿Tiene que haber un por qué?, simplemente quise acercarme y conocerte más, ¿Por qué te extraña tanto? - contesta y pregunta introduciendo sus manos en los bolsillos de su pantalón de manera despreocupada luego de detener su moto.

- ¿Que te traes, Davis?, no soy ninguna tonta, y personas como tú - lo señalo con el dedo - no se relacionan con gente como yo - me señaló a mi misma - amenos de que tenga un interés de por medio, así que habla, ¿que es lo que quieres? - por un momento se queda serio y callado, luego de varios segundos esperando una respuesta, él se relaja y me mira sonriendo levemente para volver a hablar.

-¿Quieres saber la verdad? - pregunta.

- Por favor - le exijo seria con mi mirada fija en él.

- Me gustas e intento conquistarte. - responde él.

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