...Oliver Davis ...
¿Me rechazó?, ¿La ñoña me rechazó?, ¿Es enserio?.... Esas eran las preguntas que resonaban en mi mente una y otra vez, no lo podía comprender, cualquier chica estaría contenta de que yo la invitara a asistir a una fiesta conmigo, hasta su amiga la que no se cansa de hablar se emocionó cuando las invité, pero la cerebrito ni se inmutó, estoy comenzando a creer que de verdad no le importo en lo más mínimo, de ser así, ¿Cómo haré para conquistarla y ganar la apuesta?.
Es muy extraño que le sea tan indiferente a Megan, soy consiente de que soy bastante atractivo, y aunque tengo mis defectos, también tengo mis encantos, no sólo por suerte soy popular entre las mujeres, pero veo que con ésta chica las cosas no funcionarán tan fácil, debo dejarme de tonterías y actuar de verdad, posiblemente la cerebrito sea de las chicas que se enamoran más del trato y palabras bonitas que del físico, y aunque no es lo mío, tendré que acudir a eso si quiero obtener resultados.
Al final de la jornada, la vi salir de la prepa con su amiga, pero ésta se marchó en un vehículo mientras que Megan se marchó caminando. Rápidamente fuí por mi motocicleta y la seguí, era la oportunidad perfecta para ofrecerle un aventón, con eso tal vez ganaría puntos, ¿Pero que pasó?, a ella no le gustó para nada la idea, en cambio me dejó bien claro una vez más que no confía en mis intenciones, y aunque tiene razón, debo hacerle creer lo contrario. En el momento que me enfrentó y me preguntó lo que pretendía, casi me sentí delatado, entonces acudí a una opción infalible que casi no uso.
- Me gustas e intento conquistarte. - le dije de una forma que ni yo mismo podría creerlo, siempre evito decirle esas palabras a una chica cuando quiero ligar, porque luego se hacen ilusiones y piensan que quiero una relación seria con ellas, pero en éste caso, tal vez me sirva para ganar esa apuesta loca de la que ya me estoy arrepintiendo.
Lo que nunca me esperé fue lo que sucedió después, al escuchar mis palabras, la cerebrito me miró con sus ojos abiertos y cejas elevadas, obviamente sorprendida, pero luego arrugó el entrecejo, se sacó los lentes y se masajeó el puente de la nariz como si estuviese bajo mucho estrés, ¿No sé supone que debería reaccionar de otra manera?, no sé, emocionarse, sonreír, ¿Sonrojarse tal vez?, ésto es raro, todo con Megan Jones es raro.
Luego de varios segundos, levantó el rostro y se acercó a mi tomándome bruscamente de la chaqueta quedando su rostro muy cerca del mío, pero su mirada y sus palabras se sentían amenazantes.
- ¡Escuchame muy bien, DAVIS!, mis excelentes calificaciones y record académico no los he obtenido precisamente por ser tonta, se que algo quieres, algo buscas de mi, pero lamento romper tus ilusiones al decirte que tu actuación barata no funcionará conmigo, ¡no obtendrás nada de mí!. ¿¡Puedes dejar tu ridículo jueguito ahora mismo y dejarme en paz!? - Espetó ella en un tono frío y enfadado sin dejar de atacar mis ojos con los suyos.
Se que dijo otras cosas más, pero realmente no la logré escuchar, por algunos segundos me quedé sordo, se que me hablaba y me sarandeaba de la chaqueta porque la tenía en frente de mi y veía sus movimientos como en cámara lenta, pero mis sentidos estaban bloqueados, yo sólo pude mirar detenidamente el ámbar de sus iris, sus pestañas eran largas y pobladas y sus cejas que casi no se podían ver antes por la montura de sus lentes y su flequillo, eran sutiles y perfectas, muy lindas a decir verdad, ¿Quien diría que la cerebrito tendría unos ojos tan bellos?, todos pensarán, ¿Que tienen de especial unos comunes y corrientes ojos color café?, pues les diré, que los de ella no son así, mas que café, tiene como un tono avellana, pero tan brillantes y dulces como la miel... ¿¡Pero que demonios!?, ¡no es momento para divagar con tonterías, Oliver!, la chica, consentrate en la chica, ella es tu objetivo, me reclamé a mi mismo, y fué cuando mis sentidos volvieron a la normalidad y la escuché de nuevo.
- ¿¡Me estás escuchando Davis!? - me reprendió.
- Sss... Si, te estoy escuchando - le digo casi tartamudeando al principio, pero luego recapacito y vuelvo a la jugada - pero estás equivocada, muñeca; yo no estoy jugando a nada, me pediste la verdad y eso estoy haciendo, diciendo la verdad, me gustas, por eso me acerco a tí. - ella rueda los ojos y finalmente me suelta.
- Eso no te lo creería ni tu madre, pero "supongamos que sea cierto", tu a mi no me gustas para nada, es más, ni si quiera me caes bien, ¿Entiendes Davis?, no me interesas, no me agradas, no me gustarías ni de mascota, si tuviera un perro, tu serías la mascota de mi perro, y aún así no me agradarías...- su discurso parecía que no terminaría, y para mí no era nada agradable escucharla, de modo que la interrupí.
- Ya entendí, no te agrado - la corté rapidamente.
Ésto me tenía fuera de si, no entendía lo que estaba pensando, ya hasta me sentía enfadado y ofendido, fracaso total, no debí decirle que me gustaba, lo único que logré fué que ésta ñoña de ojos lindos y lengua afilada me humillara, ¿que se cree?, ella ni siquiera me interesa tampoco, sólo estoy haciendo ésto por esa estúpida apuesta, de lo contrario ni siquiera le hablaría, en eso ella tiene toda la razón.
Me sentí tan impotente que por un momento pensé en decirle lo horrenda e insípida que es, y unas cuantas cosas más para desquitarme, pero no pude, no soy capaz de hacer algo así, pero de algo si estoy seguro, mandaré ésta apuesta al diablo, no me voy a seguir rebajando a perseguir e insistir a ésta ñoña sin gracia teniendo a tantas chicas lindas detrás de mi.
- Bien, ¡Perfecto!, ahora que lo entiendes, ¡Déjame en paz! - me dijo casi gritando, se puso sus lentes nuevamente y siguió caminando a pasos apresurados.
¡Que se vaya!, ¿a quién le importa esa sabelotodo fea y aburrida?, a nadie. Agarro mi casco y lo pongo en mi cabeza.
- Tranquila bebé, fué mejor así, esa niña ciega y fea no merece estar encima de ti - digo acariciando mi moto como si la estuviese consolando - ¿La mascota de su perro?, atrevida, ¿Cómo se atreve a compararme con algo así?, como se nota que no ve más allá de las páginas desgastadas de sus libros.
Vuelvo a encender el motor y me voy a máxima velocidad, ésta tontería se acabó, no perderé más mi tiempo, mañana le diré a Liam que puede pedir lo que quiera, que no seguiré con esa apuesta, así tendré el camino libre para ligar en la fiesta con la que yo quiera y demostraré una vez más que no necesito ganar una tonta apuesta para que las chicas se mueran por mí.
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