Capítulo doce- Ahogamiento Parte 1

La familia Copper tenía la costumbre de ir todos los años al río para pescar, nadar o disfrutar de los otros juegos acuáticos. Con la celebración el cumpleaños de Matthew y la organización que eso implicó la ocasión fue aplazada unos días.

El evento para Matthew se presentó de manera oportuna como un descanso de sus preocupaciones y una distracción de su culpa por haber besado a ambos gemelos (aunque en realidad fue al revés).

Matthew no estaba seguro de si quería estar con uno u otro. En definitiva gustaba Sam y había estado pensando con más cariño en él después de que tuvieran tantos roces en los días recientes. Sin embargo, no podía olvidarse de Louis y en su manera de encenderlo con un simple beso.

Con todo esto y sintiendo su cabeza desordenada Matthew se dijo a sí mismo que se divertiría aquel día y luego pensaría seriamente a quién correspondería.

De modo que se preparó una hora antes de partir y entró en la cocina por un bocadillo. Se detuvo un instante junto a la puerta al ver a Sam apoyado en el mesón en una posición aburrida. Al notar su presencia levantó la cabeza.

- ¿puedes hacerme un sándwich? -preguntó Sam. La manera en que lo dijo hizo que Matthew no se pudiera negar y enseguida contestó dirigiéndose a los gabinetes:

-lo haré, pero porque yo también quiero uno. No porque me lo hayas pedido -Sam esbozó una ligera sonrisa.

Pasados unos minutos Matthew ya tenía uno de los emparedados en el sartén y le daba vuelta para calentarlo del otro lado cuando llegó Louis por la puerta trasera de la casa. Probablemente, volvía de jugar futbol con sus amigos. Al verlos se quedó quieto.

- ¿qué están haciendo? -inquirió aún planteado en el mismo sitio con expresión sorprendida.

-Matt está haciendo sándwiches -respondió Sam.

- ¿para todos? -se extrañó Louis.

-no- Sam se incorporó del asiento y luego de colocarse detrás de Matthew tomó el emparedado que acababa de colocar en un plato- para mí -dicho esto se lo llevó a la boca con un gesto de satisfacción. Louis lo fulminó con la mirada.

- ¿eso es cierto? -interrogó Louis a Matthew.

-bueno, sí, pero...-Louis no lo dejó terminar.

-ah, ya veo- repuso con molestia. Parecía más huraño de lo normal, aunque Matthew no creía que fuera por el sándwich sino por otra razón. De inmediato Louis regresó por donde había venido.

- ¡Louis! -le llamó Matthew apresurándose hacia el exterior. Matthew se quedó en el umbral y vio que Louis se alejaba a zancadas cuesta abajo por una colina. Fue en vano que le gritara\, pues si algo había descubierto el poco tiempo convivido con los gemelos es que si se enfadaban podían llegar a ser bastante tozudos. Matthew miró a Sam preocupado- ¿qué le pasa?

-no tengo idea- replicó el gemelo sin molestarse por ocultar una actitud de regocijo en la cara mientras mordisqueaba su comida. Sam seguramente sabía lo que sucedía, pero no quería decírselo e intuía que con menor razón lo haría Louis.

- ¿tenías que actuar así? -inquirió Matthew. Era obvio que Sam trataba de poner celoso a su hermano. Aunque Matthew no notaba esto\, solo veía que quería incordiar a Louis.

-él también me molesta a veces -fue la justificación que dio Sam antes de retirarse despreocupadamente.

Más tarde al llegar a la localidad se separaron. Los chicos no tenían interés en la pesca como el señor Copper y su esposa había decidido quedarse en casa. Pidiendo que cuidaran de Matthew en su lugar, el cual se limitó a sonreír. Esperaba que no se tomaran en doble sentido la frase. Así que, Sam, Louis y él fueron a la zona donde se paseaba por el río en esquifes.

Matthew imaginaba que iba a ser un día soleado y tranquilo hasta que llegaron al muelle. Entonces Sam y Louis empezaron a discutir sobre cuál de los dos se subirá con él. Los botes tenían capacidad solo para dos personas.

Debido a que los chicos estaban tan concentrados en su pelea cuando llegó su turno no se dieron cuenta de Matthew se subía a uno de los botes y después lo hacía una joven que esperaba en la fila. Los hermanos observaron como la embarcación se alejaba de la orilla con la boca abierta y en completo silencio. Matthew les sonrió desde la distancia y se encogió de hombros. Luego los saludó con la mano. A lo mejor de esa forma los gemelos pasaban un tiempo juntos y quizás llegaran a reconciliarse.

La chica con la que navegaba se llamaba Samantha. Tenía el cabello rubio, una bonita sonrisa y era verdaderamente agradable. Charlaron sobre diferentes cosas, como su lugar de procedencia, con quienes vivían, ocupaciones y pasatiempos. Resultaba un poco raro al principio que le pidiera que la llamara ´´Sam´´, pues no se parecía en nada al Sam que conocía. Ella era más bien tímida aunque se notaba su esfuerzo por entablar una conversación. Por otro lado, Sam, aunque fuese más calmado que su hermano no era para nada avergonzado.

En ese momento Matthew fue consciente de que los chicos no estaban junto a ellos.

Giró la cabeza y los vio a unos quince metros por detrás de ellos. Ni siquiera habían empezado a remar. Solo se dejaban llevar por el movimiento de las aguas. Quizás estuvieran hablando y haciendo las paces.

…

-esto solía ser divertido- comentó Louis a Sam con los codos en las rodillas y una mirada pensativa. El segundo mantenía un ademán de helada inexpresividad luego de estar sentados durante varios minutos haciendo nada. Ni siquiera lo miraba. Louis siguió hablando como si no lo hubiese notado-los dos competíamos con mamá y papá a quién llegaba primero al otro lado del muelle- su hermano bajó la vista y la dejó fija en las tablas inferiores del bote como si fueran ellas las que estuvieran hablando. No, la situación era peor, actuaba como si no estuviera allí.

Louis chasqueó la lengua. Aquello no estaría pasando si hubiera prestado más atención a Matthew en lugar de andar en dimes y diretes con Sam. Había perdido la oportunidad de pasarla bien un rato con Matthew. De repente Louis pensó en algo.

-oye, ayúdame a remar- dijo poniéndose en pie. Sam lo miró contrariado. Louis percibió esto y frunció el entrecejo- si los haces, haremos que nos sigan y esto terminará más rápido -Sam miró el remo impasible un par segundos y después lo sumergió en el agua. Al menos esta vez estuvieron de acuerdo.

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