Capítulo seis- Mudanzas, acercamiento

Por primera vez en lo que llevaba de verano Matthew se despertó más temprano que la señora Copper y Matthew se dio cuenta de que ella dormía en el sofá. Este asunto le provocó un poco de pena. Sumado a eso, el esposo de la mujer tendría unos días de descanso del trabajo.

Había dos sofás grandes en la sala. Y Matthew sospechaba que el señor Copper había dormido en uno de ellos con su esposa el día que se quedó después de que jugaron fútbol en el jardín. Aunque la mayoría de las veces él se quedaba en la ciudad por su trabajo, ya que casi siempre salía tarde.

Así que, Matthew le dijo a su anfitriona que podían cambiar de lugar para que los esposos durmieran juntos. Al principio la señora Cooper no vio problema con que se quedara en la habitación y dijo con aire risueño que se sentía como si hubiese vuelto a ser adolescente. Matthew no entendió mucho de esto último, pues a él realmente le parecía inconveniente dormir en sofá.

Al final la señora Copper accedió a su idea aunque no estuvo dispuesta a dejar que durmiera en el mueble, alegando que era su invitado.

Entonces la mujer dijo a sus hijos que le ayudasen a limpiar el almacén (y por ayudar se refería a que ellos dos lo harían solos). El ´´almacén´´ un cuarto con ventanas selladas ubicado en el segundo piso ocupado con trastos, bicicletas viejas y otros cacharros. Como era de esperarse a ninguno de los chicos le hizo gracia, incluido Matthew. Pero este no podía discutir la autoridad de la señora en la casa. Por lo que guardó silencio un rato.

Sin embargo pronto comenzaron las discusiones. La madre de los gemelos para zanjar la disputa propuso que Sam que se pasara a la pieza de su hermano mayor, la cual quedaba en la planta superior de la casa y era la más espaciosa de todas.

Louis, aunque aceptó la decisión de su madre a regañadientes no dejaba de molestar a Sam con ciertas reglas que debía cumplir ahora en adelante que iban a compartir habitación. Sam le contestó que si tanto le molestaba su presencia podía irse a dormir en el almacén. A lo que Louis respondió:

- lo haría si tú lo limpias primero y trasteas mis cosas -Lo que demostraba que quería la habitación\, pero no el trabajo de limpiarla. Siguieron un buen rato discutiendo hasta que la madre de ambos volvió a intervenir.

-Matthew puede dormir aquí con Louis -propuso la señora Copper. Refiriéndose a la habitación de Louis- y Sam se queda en la suya.

-me parece bien- accedió Louis sonriente - ¿cierto Matt? -Antes de que el susodicho pudiera decir algo se fijó en la amenazadora expresión de Sam, captó el mensaje en seguida: ´´no te atrevas a decir que sí´´.

-Claro que no- respondió Sam en su lugar. Louis lo atravesó con ojos centelleantes y trató de manifestar algo, pero Sam lo interrumpió- yo dormiré con Louis- sentenció.

-Matthew es quien decide -le espetó Louis a su hermano, luego miró a Matthew, quien bajó la vista.

-Ah...yo...creo que mejor voy a dormir en el almacén...solo -puntualizó en voz baja. Louis hizo una mueca ante su respuesta.

Sin embargo, la discusión no acabó allí. Ahora Louis se negaba a compartir cuarto con Sam. Llegando a un punto en el que Sam decidió que limpiaría él solo el almacén mandando a su hermano al carajo. En respuesta Louis rodó los ojos.

-déjame ayudarte -dijo Matthew. Sam lo miró con los labios entreabiertos. Quizás no esperaba su muestra de colaboración.

Matthew notó que Louis no manifestaba nada y se marchaba ceñudo (escapándose frente a sus narices de echar una mano). Al final acordó con Sam que se quedaría en el almacén. No quería causarle más disgustos. Y Resultó que la habitación era mucho más grande y confortable de lo que parecía sin todos aquellos cachivaches.

…

Una cosa inquietaba a Sam últimamente, su hermano también había empezado a actuar.

La incomodidad de Matthew era de lo más elocuente. Esquivaba la mirada de ambos, se sonrojaba y huía en cuanto era probable que se quedaría a solas con uno de los dos. No solo eso, Louis le sonreía a Matthew con picardía y hacía comentarios insinuantes a menudo. Por suerte, Matthew era un poco lento y respondía con una inocencia arrolladora. Pero tampoco podía relajarse.

Sam sentía que debía tomar una acción drástica. Matthew no parecía gustar más de él que de Louis. Necesitaba hacer que se sintiera atraído por él. Hacer…que se acostumbrara a él.

¿Y qué mejor forma de practicar que con el propio Matthew?

Por lo anterior Sam tocó la puerta de su habitación. Dentro de la casa no tenían muchas probabilidades de acercarse a Matthew. Siempre corrían el riesgo de que su madre los viese. Sin embargo era una lástima (para Louis) que su hermano era de aquellos que no podían soportar estar mucho tiempo ´´encerrado´´ en el interior de una vivienda. Aquella tarde este último había salido a jugar futbol con sus amigos. Tal vez estaba seguro de que no intentaría nada con su madre alrededor. Se equivocaba.

- ¿Sam? -dijo Matthew cuando abrió la puerta.

-necesito hablar contigo- Sam bajó la mirada. Permaneciendo un par de segundos con expresión pensativa.

-está bien- Matthew salió de la habitación y cerró tras de sí - ¿de qué querías ha…? -antes de que finalizara su oración Sam lo besó.

Matt sintió los labios de Sam presionando los suyos con efusividad. Su cuerpo estaba paralizado. No entendía qué le sucedía. Se suponía que tenía que apartar a Sam, es lo que habría hecho antes. Pero por alguna razón, su mente estaba en blanco, no lograba pensar en otra cosa aparte de la dulzura con que era besado.

En seguida Matthew sintió que le ardían las mejillas y los latidos de su propio corazón eran pesados y dolorosos. Similar a cuando emprendía una experiencia nueva tenía miedo de lo que iba a suceder al final de todo y al mismo tiempo un poco de emoción.

Sam tocó con su lengua una parte sensible en su cavidad e hizo que emitiera un sonido de satisfacción involuntario. Matthew sentía deshacerse en su boca y sin evitarlo se sonrojó.

Al separarse para recuperar el aliento se miraron a los ojos.

- ¿por qué ha sido eso? -preguntó Matthew jadeando. Sam esbozó una sonrisa y puso una mano en la pared a un lado de su cabeza mientras dejaba otra sobre la mejilla de Matthew acariciando con suavidad su barbilla.

-porque es divertido.

- ¿acaso te gusta tanto molestarme? -suspiró Matthew.

-porque finges que te molesta cuando en realidad lo estás disfrutando- dijo Sam acercando más su rostro al tiempo que ensanchaba una sonrisa.

- ¿ja? -Matthew no podía creer lo que estaba escuchando-eso no es cierto -Sam ladeó la cabeza.

- ¿Si no es así por qué no me alejas?

Matthew bajó la mirada cayendo en cuenta. Era cierto, estaban demasiado cerca, pero no lo había notado. En lo profundo de su mente Matthew sabía que esto era porque no le había parecido para nada disgustante la cercanía del otro. Encima lo había dejado hacer lo que quisiese.

Decidido a recuperar algo de su orgullo Matthew frunció el ceño y miró a Sam. Entornando los ojos. Trató de sostener su mirada, no obstante la otra era demasiado penetrante y finalmente la apartó con la cara acalorada. Enseguida el gemelo se inclinó hacia él. Probablemente con intenciones de besarlo. Matthew giró la cabeza hacia el otro lado y levantó sus brazos para guardar distancia entre ambos, pero sin llegar a tocar a Sam.

-eh...- vaciló tratando de idear una excusa para librarse de esa situación. Sin embargo, no quería alejar a Sam. No quería hacerlo sentir mal y además temía hacerle daño. Aunque era poco probable dado la diferencia de contextura corporal, Sam era mucho más fornido que él.

Sam aprovechó su confusión para besarle de nuevo. Mucho tiempo después se separó lentamente sin apartar su mirada de la de Matthew, quien todavía mantenía los brazos alzados. Los separaba menos de un palmo de distancia. Sam bajó la vista a sus labios y Matt cerró los ojos. Casi de inmediato sintió de nuevo los labios de Sam sobre los suyos. Después de eso continuaron besándose en medio del solitario y silencioso pasillo, sin que nadie los interrumpiera.

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