Capítulo ocho -La fiesta

- ¿y bien? -le preguntó Louis al entrar en la sala después de él- ¿de qué querías hablar?

-hice llorar a Matthew- dijo Sam con la cabeza gacha. Su hermano parpadeó desconcertado.

- ¿qué? –Sam no vio el resto de decepción en los ojos del otro mientras le contaba lo que le hizo a Matthew sin entrar demasiado en detalles durante los próximos minutos. Louis había actuado orgulloso y reticente cuando Sam se le acercó para hablar pensando que este quería disculparse con él por su comportamiento en los últimos días. No lo que le dijo después. Louis había sido dejado de lado cruelmente por su hermanito y aunque se sentía agraviado no sabía qué había hecho mal.

- ¡Te pasaste de la raya! -reprendió a su gemelo después de que terminara el relato.

- no me había dado cuenta de la presión que ponemos sobre Matthew –continuó Sam con aire reflexivo. Louis bajó la vista como si estuviera pensando sobre ello -creo que...deberíamos dejarlo tranquilo por un tiempo\, al menos el fin de semana.

- ¿más reglas? -rezongó Louis. Había sido idea de Sam turnarse para dormir con Matthew\, después no quería que lo tocara y ahora esto.

-...y no intentar nada en la fiesta -añadió Sam- Matthew debe disfrutar de su día -Louis puso los ojos en blanco.

-bien -accedió Louis con resignación. Luego se levantó de la silla y salió de la habitación pasando por el umbral de la puerta.

Al parecer tenían una tregua temporalmente.

…

Matthew se alejó del patio donde se estaba llevando a cabo la celebración. La señora Copper le había informado que sus padres estaban al teléfono.

- ¿aló? -dijo Matthew.

- hola-escuchó la voz de su madre y sonrió- Matthew\, cariño\, ¿cómo estás?

-bien -mintió. Aunque solo en parte.

-me alegro, amor- contestó la mujer- lamentamos no poder estar allí contigo, surgió un pequeño imprevisto con la constructora y tu padre se demorará un poco más… -Matthew podía escuchar varias voces de fondo y los ruidos de una excavadora. Su mamá siguió hablándole sobre algo más, pero aunque oía su voz la mente de Matthew divagaba sobre lo ocurrido o mejor dicho lo no ocurrido en los últimos días. Los gemelos estuvieron ignorándolo. No era como si no le hablaran, solo no se le acercaban o interactuaban demasiado con su persona.

Después de cómo se habían comportado Matt estaba confundido. Se preguntaba si él hizo algo para que actuaran de esa forma. De Sam lo comprendía, él tampoco se había esforzado en iniciar una conversación desde que había huido aquella vez en el pasillo, pero en el masoquista de Louis no era natural. Y lo que era peor ¿por qué se sentía mal? Debería estar feliz. No estaba siendo acosado sexualmente.

La última vez que Sam lo tocó se había quedado paralizado del susto. Sin embargo, ahora le daba vergüenza. Empezaba a sudar y olvidaba hablar cuando estaban cerca. “¿qué me pasa?”. Sus reacciones eran estúpidas. Matthew soltó un suspiro.

A través de la ventana observó a los invitados divertirse bebiendo y conversando con sus conocidos. Había luces colgantes que iluminaban la fachada de la casa y varias sillas afuera para que se sentaran los asistentes. La señora Copper prácticamente convidó a todo el pueblo. Y le presentó a todos y cada uno de los habitantes. Matthew estaba seguro de que mañana no recordaría ni la mitad de los nombres.

Matthew se despidió de su madre y después tuvo lugar una copiosa cena. Se sirvió un enorme pollo relleno que ocupaba el centro de la mesa, además de ensalada fría, patatas, salsas, y gaseosa. Al anochecer se repartió la torta. Matthew tomó una buena rebanada de esta. En ese momento devoraba su segundo plato junto a Sam, a un metro de su posición. Estaban sentados en un banco en las lindes del jardín, al lado del cerco. Sam miraba el suelo con inusitado silencio y expresión meditabunda, al tiempo que sujetaba su parte de pastel y jugaba con sus pulgares.

Matthew se concentró en terminar de comer y entonces se fijó en las manos de Sam.

-oye, … ¿Te vas a comer eso? -Sam levantó la cabeza y esbozó una débil sonrisa.

- ¿no crees que ya comiste demasiado? -Matthew le devolvió el gesto. A lo mejor así lo convencía a darle un trozo de su porción. Cosa que al final hizo.

- ¡pastel! – exclamó alborozado antes de dar un mordisco.

-Aunque me gustaría que tuvieras algo más en la boca -comentó Sam. Al oír esto Matthew se atragantó. Tuvo que tragar para no ahogarse y tosió un par de veces antes de poder replicar algo.

- ¿qué? – dijo con ojos rojos al tiempo que sentía que se le subía la temperatura a la cabeza y el corazón le latía con fuerza. Sam asió su propio vaso de gaseosa y se lo llevó a sus labios curvados en una sonrisa sin mirarlo.

Sam había dedicado los últimos días a pensar en una manera de disculparse con Matthew por haberlo tocado sin su permiso. El día de la fiesta se dispuso a hacerlo definitivamente. Pero a Matthew parecía que no le importaba siquiera. Estaba más concentrado en llenar la andorga. Sentía que sus preocupaciones habían sido en vano. Por alguna razón eso le alegraba.

-siento lo que te hice- dijo Sam en voz baja. Matthew dejó de atragantarse con comida y alzó la mirada- estuve mal.

-no me gustó que Louis me tocara de repente- admitió Matthew un rato después bajando la cabeza- por eso lo golpeé- Sam estuvo a punto de reírse.

-bien- repuso dándole un trago a su bebida. Su hermano se lo merecía. Entonces un pensamiento cruzó por su mente y giró la cabeza- espera, ¿quieres decir que quieres golpearme? -Matthew miró hacia el cielo pensativo.

-quizás.

Sam hizo una mueca. Si Matthew decidía golpearlo apretaría los dientes y recibiría el golpe sin resistirse aunque le doliera. Matthew pareció divertirse con su reacción y agregó:

-O… ¿Qué puedes darme a cambio?

Sam ensanchó sus ojos con asombro. Luego giró la cabeza y atisbó a Louis en el otro extremo del patio conversando con varios amigos. Pensó en el hecho de que el acuerdo al que llegó con su hermano no decía nada de contenerse si era otro quien hacía el primer movimiento. Se volvió de nuevo hacia Matthew.

- ¿quieres ir a adentro? -preguntó Sam.

…

Matthew observó a Sam hurgar en la alacena. Habían ido a buscar algo dulce para comer. Sam dijo que cocinaría si no encontraban nada. Solo por eso accedió y porque no quería que la señora Copper lo viera tomando otra porción más de torta. No quería parecer un glotón aun cuando lo era.

- ¿qué es esto? -inquirió Matthew. Sacando un bidón con un líquido oscuro del fondo de uno de los cajones.

-es vino-respondió Sam después de examinar el recipiente- ¿quieres probar? -Matthew hizo una mueca. No consideraba que fuese una buena idea beber algo que estuvo guardado durante a saber cuánto tiempo. Sobre todo, si fue ocultado para una ocasión en especial.

-tu mamá se va a enojar- advirtió Matthew.

-solo un poco está bien -dijo Sam sonriente. Procediendo a verter el contenido en dos copas hasta la mitad - no se dará cuenta. Además, estoy casi seguro de que ni se acordará de que existe -el gemelo degustó primero.

- ¿cómo sabe? -Sam le respondió con una sonrisa. Matthew decidió averiguarlo por sí mismo y bebió un sorbo. Enseguida sus ojos se expandieron. El sabor era intenso y le dejaba una sensación ardiente en el pecho. Sin embargo\, también era dulce y agradable-… ¿Es de uva?

-sí -confirmó Sam- podemos beber con galletas- propuso girándose de nuevo hacia los cajones.

- ¡y queso!

- ¿queso? -Sam hizo una mueca divertida- ¿no te sentará mal?

-espero que no.

Media hora más tarde habían ingerido dos cuartos de la botella cuando Matt empezó a sentir que el mundo bailaba a sus pies. Le resultaba extremadamente gracioso ver moverse su derredor si estuviera en un juego mecánico de feria.

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