Capítulo cinco -Besos y una caricia

La señora Copper dijo que el domingo celebrarían el cumpleaños de Matthew como era debido. Había mucho que organizar para entonces. Mientras tanto, Matthew rememoraba lo sucedido el día anterior en el patio con los hermanos.

- ¿podrías acostumbrarte a esto? -recordar la voz de Sam en su oído lo hacía sentir extraño. Sobre todo porque cuando Sam lo abrazó en un primer instante, por alguna razón no había querido alejarse de las sensaciones que experimentaba su cuerpo. Por esto, cada vez que lo veía se sentía sumamente avergonzado y trataba de evitar a ambos chicos lo máximo posible.

Fuera de eso los gemelos se comportaban inusual últimamente. Estaban distantes entre ellos. Pasaban más tiempo separados que juntos y pocas veces se dirigían la palabra. Matthew se preguntó si él tendría algo que ver.

Mientras meditaba en esto giró en un recoveco y se topó con Sam. Al instante Matthew dio un respingo en el sitio. Sam colocó una mano en la pared, cortándole el paso.

- ¿te gusta Louis? -inquirió con una cara de circunspección. La pregunta lo tomó tan desprevenido que Matthew se quedó en blanco por un rato - ¿te gusta más Louis o yo?

- ¿qué…? -esa situación era demasiado. No entendía a qué venían esas todas esas cuestiones. Cada vez se sentía más confundido.

Matthew miró los ojos que le devolvían la mirada con profundidad. Los de Sam eran de un castaño claro como el color de las avellanas. Los suyos, en cambio, eran azules y oscuros y se veían reflejados en los primeros. Enseguida Matthew sintió calor en las mejillas y apartó la mirada.

-me gustas – confesó Sam. El otro se sorprendió. No podía ser cierto. Apenas llevaba dos semanas allí ¿cómo podría alguien enamorarse en ese tiempo? Matthew observó la expresión de Sam. Parecía serio al respecto -No tienes idea de cuanto me gustas -en ese momento Matthew fue consciente de las aceleradas pulsaciones en su pecho.

-Me gustaste desde la primera vez que hablamos -siguió Sam.

Matthew estaba en shock. Apenas se fijó en que Sam bajaba la vista a… ¿Sus labios?  Sin embargo, antes de que pudiera siquiera pensar en reaccionar Sam se inclinó sobre él y le besó los labios con lenta y delicada fogosidad. Una, dos, …Matthew perdió la cuenta en el tercer beso. Entonces cerró los ojos y dejó que Sam incluso introdujera su lengua en su boca. No podía resistirse.

Al separarse ninguno de los dos podía controlar su respiración.

-pensé…-dijo Sam entre jadeos-…que, si era con Louis, no me importaría compartirte, que estaría bien, …pero ahora no estoy tan seguro.

- ¿de qué estás…? -Matthew no comprendía a qué se refería, estaba demasiado extasiado como para pensar. Sin embargo, no alcanzó a terminar su frase.

-Sam- En ese preciso instante ambos escucharon la voz de Louis que se acercaba por el pasillo. Matthew se sobresaltó y Sam se separó un poco de él. Fingiendo que no habían estado comiéndose a besos hace unos segundos. Luego vieron aparecer a Louis en el umbral- Sam, mamá te llama.

Samuel se dio la vuelta y miró a su hermano como si deseara que desapareciera de la faz de la tierra. Matthew nunca lo había visto poner esa cara. Pero para él era una suerte que Louis no los hubiese visto.

En cuanto Sam se fue con algo de resistencia (parecía no querer irse) se produjo un tenso silencio, Matthew creyó que también debía irse, sin embargo, Louis lo agarró de repente por la muñeca y lo llevó por otro pasillo.

-oye ¿qué haces? …Estas actuando raro- Louis no contestó su pregunta. Estaba más callado de lo usual. Poco después lo empujó dentro de la habitación más cercana y cerró la puerta tras de sí. Posteriormente, estampó ambas manos en la pared a cada lado de la cabeza de Matthew. En una posición similar a la de antes.

- ¿qué estaban haciendo tú y Sam? –inquirió Louis. Su rostro era inexpresivo. Pero Matthew pudo ver un atisbo de enfado.

-N-na- tartamudeó mirando por encima de la cabeza de Louis. No quería decir la verdad. Le causaba pudor.

-No mientas Matthew-dijo Louis. El tono en que lo dijo sonó expresó como una petición que una orden. Matthew se sorprendió de ver una expresión triste en el otro.

-Nos.…-empezó- estábamos…be…be-no pudo continuar. Al final Matthew miraba el piso en lugar de a Louis. Sentía la cabeza hirviendo y que Louis lo mirara con tanta intensidad y en silencio lo incomodaba. El gemelo suspiró.

- ¿cuántas veces? -Matthew levantó la vista del suelo. Louis se acercó más a su cara. Escudriñándolo. Matthew separó los labios, pero no habló. Cerró la boca. Como consecuencia Louis dirigió la mirada hacia ella y luego a sus ojos - ¿fueron varias?

Ya lo sabía. ¿Pero por qué no se apartaba? Se miraron unos segundos, que le parecieron una eternidad. Matthew se movió a un lado para quitárselo de encima, pero Louis terminó de cortar el poco espacio que había entre ellos con un insondable beso.

- ¡¿uh?!

…

Esa misma noche Matthew se durmió pensando lo que había ocurrido en el día. No obstante, más tarde se despertó a las tres de la mañana y no volvió a pegar ojo. Se movía de un lado para otro tratando de encontrar una posición cómoda para volver a dormir. Pensó en lo que había dicho Sam, cómo los latidos de su corazón se habían acelerado, en los besos de él y luego Louis.

Sentía tan acaloradas las mejillas al recordar la humedad de la lengua y la sensación de los labios contrarios que cuando se dio cuenta de que la sábana le cubría la boca se sintió sofocado por el calor y se la quitó de encima como si le quemara. Después se giró de nuevo en la cama.

Entonces Matthew recordó que Sam le había dicho que le gustaba, pero ¿y Louis? Él no le había dicho nada.

Cambió de lado.

Todo fue tan extraño y rápido. Estaba desconcertado, pero principalmente abochornado. Había sido su primer beso. Además, los gemelos eran hombres. Él nunca había tenido ningún tipo de inclinación por ese lado. Siempre le habían gustado las chicas. Pero… Se habían sentido demasiado bien aquellos besos.

Ahora la pregunta que rondaba su mente era: ¿qué iba a hacer?

Sam le había confesado sus sentimientos y si Louis también sentía lo mismo... tendría que elegir entre uno de los dos. La idea de tener que hacerlo le disgustaba mucho.

Matthew apretó los labios y al cabo de varios minutos se durmió con esa impresión de agitación y vergüenza inundando sus sueños.

…

Al amanecer, se sentía en extremo cansado. Como si no hubiese dormido nada.

En la hora del desayuno Sam se sentó a su derecha en la mesa y esto pareció molestar a Louis.

- ¿por qué te sientas al lado de Matthew? -reprochó el gemelo. La madre de ambos levantó la mirada de su plato y observó extrañada a su hijo.

- Allí hay otro asiento- dijo la mujer a Louis. Evidentemente, quedaba un asiento vacío entre Matthew y Louis, en la cabecera del comedor. Lo normal era que Sam se sentara en la silla justo al lado de su hermano, pero no lo había hecho- ¿qué pasa con ustedes?

Matthew se sintió mal de que se estuviesen peleando por su culpa.

-Matthew, come algo- instó Sam con voz amable. Pero Matthew apenas le escuchó. Se quedó mirando fijamente su comida. De manera repentina algo rozó la parte interna de su pierna cerca de su rodilla. De inmediato Matthew gimió de sorpresa y pegó un brinco en la silla. Golpeando sin querer la mesa. Todos se volvieron a mirarle. Louis con el plato alzado en una mano y en la otra una cuchara colmada que estaba a punto de llevarse a la boca. Imposible. No podía creer lo que acababa de pasar.

-ja, ja, ja- rio Matt ocultando su nerviosismo -me estaba quedando dormido- esperaba que se creyeran esa excusa.

-se te nota- declaró la señora Copper preocupada- ¿no dormiste bien? -Matthew le sonrió.

-…no- casi podía escuchar su corazón latiendo descontrolado. La señora Copper había dicho que Louis era el más atrevido de los gemelos, pero Sam podía ser mucho peor.

-deberías descansar- aconsejó ella.

-…sí- En cuanto dejaron de mirarle Matthew volvió el rostro y fulminó a Sam con la mirada. Este sonreía felizmente. ´´Este chico necesita una lección´´, pensó Matthew.

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