CAPÍTULO 10

Debía hacerse cargo de limpiar todo el destrozo que dejó la lluvia en su terraza y en la acera de al frente; sin embargo, su embarazo ya le estaba costando moverse con facilidad y siendo que ella también creía un poco en los dichos populares de su reino natal, aunque quisiera le costaba dejar de sentir que algo pasaría.

—Bebé, creo que mamá está sensible en estos días—dijo acariciando su vientre—te prometo que mamá no se dejará llevar tan fácil por estas cosas, así que crece bien allí adentro y lléname de alegría cuando nazcas, ¿Puedes?

Sonrió mientras le hablaba a su hijo no nato, cualquiera pudiera creer que estuviera loca; sin embargo, después de todo lo que sufrió, lo único que la mantenía aún en pie era conocer a su bebé, era lo único que hacía que lo mal que se sintiera se fuera de inmediato.

Al pensar en eso no pudo evitar analizar la situación de los dos hombres que había en su vida, ya que si bien se había alejado de Ignis, este seguiría siendo el padre de su hijo hasta la muerte. Así mismo, el doctor Henry con sus atenciones y su cortejo hacía que su mar de emociones se hiciera cada vez más pesado.

"¿De verdad podré amar? Aún recuerdo los golpes y los insultos de Ignis... por más que intente empezar de cero, aún es difícil para mí"

Se dijo mentalmente mientras aguantaba las lágrimas, solo esperaba que el príncipe no la encontrara y la llevara o en el peor de los casos se robara a su hijo, como venganza por haber huido. Pero, ¿Qué podía haber hecho ella en esa situación?

La vergüenza de su estado, en conjunto con los celos que sentía hacia Katherine, hacía que para ella el mero hecho de estar allí se volviera una carga tanto para sí misma como para los demás. Pensando que era cuestión de tiempo para que dejaran de buscarla, la olvidaran y Katherine ascendiera al trono, lo mejor era estar escondida en las sombras.

Ahora que estaba siendo cortejada por Henry, se preguntaba muchas veces si pudiera tener una segunda oportunidad teniendo esas heridas y siendo tan horrenda. Sobre todo, lo que más anhelaba era poder vivir en paz, sin que su deformidad o su mera existencia le trajeran problemas día y noche.

—¡No!—gritó al sentir como se resbala a causa de un charco con agua cubierto de hojas.

Para evitar que su bebé se maltratara, logró sostenerse de una de las rejas exteriores y voltear su cuerpo; no obstante, debido a su peso, le estaba costando equilibrarse, haciendo que su tarea de evitar la caída fuera imposible.

"Si me dejo caer, lastimaré al bebé. Prefiero lastimarme la espalda antes, ¡Vamos, Freya, tú puedes!

Fueron las palabras que se decía mientras intentaba volverse a poner en pie, preocupada de que su hijo sufriera algún daño. Cuando estaba a punto de estallar en lágrimas, debido a que lo más probable es que cayera fuerte en el piso, las manos de lo que parecía un hombre detuvieron su cuerpo y la enderezaron.

Con el corazón a estallar a mil por hora, teniendo en su nariz el olor de un perfume familiar, volteó su mirada para observar a la persona que la había ayudado.

El futuro médico, Henry Glassman, pretendiente de la princesa, estaba paseando con su abuela por los alrededor de la pastelería de su paciente, con el fin de poder hacerle una visita "casual" y "no planeada" a la mujer que estaba planeando conquistar, al verla desde la esquina, a punto de caerse, corrió de inmediato para evitar que ella y su hijo se lastimaran.

—¡Lady Tía!—dijo tirando el canasto de frutas al piso, antes de salir corriendo.

Pudo evitar que su vientre y su espalda se lastimara, pero ella se terminaría cortando un poco el brazo; no obstante, lo peor fue al sentir como su sombrero y su antifaz se habían caído, sumado al hecho que a causa del sudor provocado por el miedo del momento, una parte de su maquillaje se corrió.

La antigua princesa frunció el ceño asustado, pálida como el papel, alejándose de inmediato del agarre del médico. Mantenía la cabeza gacha mientras intentaba contener sus lágrimas, su cabello alborotado y suelto, ayudaba a ocultarse un poco más; sin embargo, la vergüenza de que alguien más viera su fealdad la estaba torturando.

Henry observaba con preocupación a su paciente, estaba intentando hablarle, pero ella no respondía. Lo único que hacía era mantener su rostro oculto, mientras acariciaba su vientre, como una niña buscando consuelo en su peluche.

—¡Lady Tía!—gritó mientras la alzaba en sus brazos.

Asustada, dio un pequeño brinco, mientras se acomodaba de manera inconsciente entre los brazos de su médico. El hombre, quien estaba claramente serio, no solo la estaba cargando, sino que no hacía cara de asco.

—¿No le doy asco?—preguntó mientras el hombre entraba a la pastelería.

—¡Está sangrando!—respondió un poco molesto—¿Cómo cree que me va a dar asco? ¡Mucho menos en su situación!

Seguido por su abuela, subió al apartamento de la pastelera y la dejó en su cama, mientras usaba un pequeño botiquín para hacerle los primeros auxilios, en lo que esperaba a que su abuela le trajera de su hogar el equipo de sutura para poder vendar de manera definitiva la cortada.

—No entiendo—dijo en un susurro, mientras mantenía la cabeza gacha, mirando de reojo las acciones de Henry.

—¿Qué cosa?—preguntó mientras seguía haciendo un poco de presión para parar la hemorragia.

—Nada—respondió al darse cuenta de que había hablado en voz alta.

—El bebé—acercó su mano al vientre—¿Se siente bien? ¿Puedo tocarlo?

Un poco avergonzada, asintió con la cabeza, mientras observaba en silencio el accionar del médico. No solo el perfume de Henry, sino también su toque, todo era parecido al príncipe Ignis, de hecho, estaba seguro de que había sido el príncipe quien la ayudó a evitar su caída.

"¿Cómo es posible que haya dos personas tan iguales pero distintas?"

Fue la pregunta que se hizo, pero que enseguida detuvo su análisis, al ver que los ojos del médico se estaban volviendo rojos. Al principio la asustó, pero luego el toque de este se volvió más ameno y cálido que la hizo sentir mucho mejor.

Mientras tanto, en el palacio real, Ignis se encontraba acostado en su cama. Luego de tener una noche larga, donde estuvo tosiendo sangre, a causa del cáncer que absorbió del rey. No obstante, en medio de su sueño, terminó abriendo los ojos, de manera inesperada, con sus ojos brillando del mismo color que Henry, pudiendo ver lo que estaba haciendo.

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Comments

Marina Hinostroza

Marina Hinostroza

Ya a estas alturas sabe dónde está Freya, no debería ir y traerla,? aunque no sé cómo se resolvería que los tres estén involucrados, ...el doc Henry la quiere y no le importa cómo se ve su cara, sin embargo piensa que es viuda.

2024-01-16

1

Angela Cortes

Angela Cortes

pues no sé si sea capaz de hacer algo por medio tratar de componer lo que hizo pues fue mucho el dañó que le hizo a Tia-Freya

2023-09-13

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