CAPÍTULO 8

Luego de intentar tranquilizar su respiración, dio un último suspiro antes de abrir la puerta de su habitación, donde se arreglaría lo más que pudiera. Apenas si pudo cepillarse los dientes, colocarse un poco de desodorante y peinarse un poco; sin embargo, así como le preocupaba hacer esperar tanto a la joven madre embarazada, lo hacía el hecho de presentarse mal ante ella.

Asegurándose de que estuviera arreglado, su traje intacto, su sombrero bien puesto y su bolso con todo lo necesario, bajó casi corriendo las escaleras.

—¡Joder!—gritó por lo alto.

Justo cuando había llegado al primer piso del edificio residencial para poder irse, debido al caminar distraído, terminó tropezándose contra la puerta. Tal había sido su descuido, siendo que tenía de frente la puerta, que uno de los profesores practicantes que estaba entrando terminó escupiendo su café por un ataque de risa que de inmediato intentó ocultar.

Con la cara roja a más no poder, intentando ocultar su vergüenza, caminó hasta la entrada principal de la academia con el fin de ya no sentir más la mirada de burla que el maestro estaba intentando contener.

—¡Serás tonto!—dijo en voz alta tras cruzar la acera.

Antes de volver a su hogar, se acercó a un rosal cercano que pertenecía a un parque. No sabía la razón exacta, pero aquella rosa le hacía recordar a lady Aristia, por ende, aunque fueran un poco caras, intentaría comprarle un ramillete de rosas mágicas. Aquellas flores eran especiales para las embarazadas, ya que purificaban el aire.

Si bien sabía que debido a su reputación nadie intentaría irse en contra suyo debido a su torpeza, si llegaba a sentirse un poco mal porque aquello no le permitía tener el porte que como futuro médico graduado de aquel prestigioso lugar le exigía.

—¿Será que una mujer le puede gustar un hombre torpe?—se preguntó mientras veía su reflejo en el espejo, recordando todo lo que pasó ese día.

Tras escuchar como su abuela tocaba la puerta, le permitió que ella ingresara y el mismo la ayudó con la bandeja, sentándose en el escritorio que estaba en su pequeño despacho.

—Henry, mi querido nieto, sé que eres torpe por naturaleza; sin embargo, tu abuela ve que lo estás más de lo usual y no cree que sea por tus estudios—sonrió al futuro médico—¿Tienes novia o estás enamorado?

Henry, al escuchar aquella pregunta, casi se atraganta con el café. Tanto que tuvo que dejar la taza en la mesa y con una servilleta limpiarse la bebida que cayó en sus piernas.

—Digamos que por mi personalidad mi última cita no tuvo éxito—respondió bastante apenado—así que estoy soltero, mi abuela querida, pero sí me atrae una mujer en particular en estos momentos y estoy buscando que acepte mi cortejo.

—Siendo alguien muy guapo, con un cuerpo tonificado, me sorprende que las mujeres te rechacen nada más, por eso que tú me dices—dijo observándolo con detalle—pero en definitiva esa dulzura que tú tienes puede ayudarte y siendo un futuro médico, ¡Estoy segura de que lograrás cortejarla!

Su abuela, en ese mismo momento, estaba dando pequeños brinquitos en lo que su cuerpo le permitía, mientras escuchaba las palabras de su nieto. Henry de inmediato sonrió al verla así, parecía una niñita emocionada por el chisme que una señora de casi noventa años de edad.

—¿Será que mi nieto querido puede hacerle el honor a su única abuela de conocer a su futura nuera?—preguntó con los cachetes inflados y bastante rojos.

Henry, sin poder contenerse ante los deseos de su única familiar con vida, suspiró para luego sonreír. Si se trataba de las mujeres, él no podía negarse a sus deseos y menos de su abuela, una señora que podía fácilmente manipularlo con una mirada tierna.

—Lady Aristia tiene una pastelería a dos calles de acá—le respondió—aunque creo que mañana estará descansando.

—Pero... si pasamos por allí cerca con canastos para el mercado, de modo que ella no lo vea mal, ¿Podríamos acercarnos a ver si está en su tienda?—preguntó con los ojos muy grandes y brillosos.

—Está bien abuela, haremos eso—dijo negando con la cabeza—pero si no la vemos no la llamaremos, no quiero agobiarla siendo su día de descanso. De lo contrario, esperaremos a mi próxima consulta con ella para presentártela, ¿De acuerdo?

—¡Sí, mi niño!—respondió con una sonrisa muy grande.

—Sin embargo...—le dijo de manera sincera—sé que usted es una mujer comprensiva, solo quiero que sepa que ella es viuda. Su esposo, según lo que me ha contado, murió hace cinco meses debido a una extraña enfermedad, dejándola a ella y a su hijo, aun en el vientre, solos en este mundo. Espero que eso no sea un problema.

—Tu abuela lo entiende, Henry—argumentó la anciana—mientras seas feliz con ella, yo la aceptaré.

Después de aquella charla, su abuela saltó de inmediato de la silla, para luego besar la frente de su nieto e irse del lugar pensando en que cosas podría llevarle a la futura integrante de la familia.

La noche en que Ignis detuvo el avance de la enfermedad de su padre y el día siguiente a esto fue un infierno para él. Jamás pensó que el hijo predilecto del rey, el gran Aqua, fuera tan malvado para disfrazarse por santo y en vez de aliviar el mal de su padre, lo estuviera empeorando más.

Suspiró para terminar de reírse por lo bajo, nadie pudiera considerarse bueno en ese castillo. Si el mejor de los dos príncipes era así, teniendo como prometida a la malévola de Katherine, ¿Qué esperaba siendo el también un villano como decía el dios guardián?

Él no tenía nada con lo que pudiera decir que era el bueno, había sido devuelto a la vida, meses antes de su muerte, por el dios que protegía su reino y que por largo tiempo lo estuvo torturando en el limbo a más no poder por lo que hizo.

Sin nada más que poder hacer, se levantó de su cama con el fin de ir a ver a su padre. El rey, una vez que él le influyó casi un ochenta porciento de su energía mágica, no solo tuvo una gran mejoría en su estado de salud, sino que los médicos estaban viendo el estado de su cáncer.

“¿Estás consciente de lo que has hecho?”

Preguntó la voz del dios guardián en su mente, haciendo que se detuviera en la cama. Entendía muy bien la razón de la pregunta y sin poder negarse tan siquiera, solo asintió ante aquellas palabras.

Para todo portador de magia, se le era prohibido ir en contra del destino. Solo en ciertas ocasiones, los dioses podían hacerlo. Evidencia de eso era el mismo, quien debía estar ya muerto, pero volvió a su pasado con el fin de remediar todo el daño que hizo.

No obstante, si bien no se debe salvar a alguien destinado a morir, no es imposible hacerlo. El deber y el poder solo eran separados por la voluntad del portador mágico; sin embargo, por eso mismo los magos elementales de agua como Aqua solo eran bendecidos para aliviar los males, no sanarlos.

—¡Mierda!—expresó luego de toser sangre.

Al ver su mano manchada con sangre y la poca magia que tenía, supo enseguida que el destino estaba cobrando el haberse ido en contra de él. Ahora que había influido su energía mágica en su padre, alguien de la realeza debía morir de cáncer par subsanar la falla, por consiguiente, ese alguien era él.

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Comments

Ana Santos

Ana Santos

y porque no el otro desgraciado que envés de aliviar el dolor de su padre lo empeoro?

2024-01-09

5

𝑵𝒐𝒓𝒂 𝑲𝒊𝒕𝒔𝒖𝒏𝒆

𝑵𝒐𝒓𝒂 𝑲𝒊𝒕𝒔𝒖𝒏𝒆

cría cuervos y te sacaran los ojos estos hermanos se merecían un final igual

2023-12-31

0

Angela Cortes

Angela Cortes

más capítulos porfa Autora 🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏

2023-09-11

3

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