CAPÍTULO 15

Con un poco de enojo hacia el médico por haberse autodenominado prometido de Freya, cuando él era en realidad el único hombre destinado a ella, ordenó a los guardias y a la anciana esperar en el primer piso, mientras los tres habían subido al salón de estar, en el segundo piso.

Freya estaba mirando con recelo al hombre que aun su corazón amaba; sin embargo, su hijo no nato había vuelto sus prioridades distintas, si bien era normal que en esa época ella como mujer se quedara callada, no podía seguir más en aquella situación y poner en riesgo a su bebé, ¡Por más que amara al hombre que conoció de niña!

—¿Quién te crees que eres para hablarme así?—preguntó después de volver a toser.

No entendía la razón por la cual estaba tan molesto, en especial porque hasta ese entonces nunca había amado a Freya, por lo que para la alianza que quería proponerle, no era necesario amor, entonces ¿Por qué le molestaba que otro hombre la reclamara como suya?

—Me atrevo por la misma razón por la que usted, príncipe "ciego" no ordenó a sus soldados llevarme por ofender a un miembro de la familia real—dijo muy molesto—hay algo que nos hizo cruzar caminos a los tres, el hecho de que yo tuviera esa visión hace unos días y que la princesa sea MÍA, lo demuestra. Y si usted está acá, en su estado moribundo, es porque la necesita a ella y si me hace daño peor va a ser la cosa.

Freya observó con asombro, mientras su corazón se aceleraba, todo lo que estaba ocurriendo con una incredulidad muy grande. Aquello era parecido a cuando veía como los hombres se peleaban por la atención de su prima Katherine; sin embargo, ella, que era fea y débil, estaba siendo celada por dos hombres.

—¿Tuya?—preguntó con una sonrisa—no está de más recordarte que quien la hizo mujer, fui yo, ¡Yo reclamé su virginidad primero! ¡Yo fui quien la embarazó primero! ¡Su bebé es mío!

Ambos se levantaron, pero la postura de Henry era más autoritaria, en cambio, Ignis, debido al cáncer, tuvo que agachar un poco su cabeza a causa del malestar, mientras intentaba aguantar la sangre que quería expulsar. Aquello lo estaba disfrutando el médico, ya que si bien era cierto que en otra situación no pudiera ni dirigirle la palabra a un miembro real, porque tenía todas las de ganar, se encargaría que el príncipe pagara el triple todo el daño que hizo.

"Si no fuera porque en ese entonces dejaron a mi padre, un simple plebeyo, sin atención médica inmediata a causa de un noble que no tenía nada en realidad, él estuviera vivo. Pero ante este estúpido príncipe no bajaré la cabeza".

Fueron las palabras que pensó, apenas pensó en su fallecido padre en la guerra, estaba cansado de las injusticias por las clases sociales, por ende, aunque no tuviera el poder, la magia o la influencia del príncipe, usaría su inteligencia y estatus para hacerse un nombre en la sociedad y evitar que pasaran por encima de gente como él.

—Puede que hayas sido el primero, pero yo soy el último y eso es lo que me basta—respondió con una sonrisa—sabes, para una mujer es importante recordar su primera vez con gozo, pero ella solo lo recuerda con dolor... ¿Tengo que recordarle como la golpeaba y humillaba? En tanto que conmigo, se vino enseguida, apenas comencé a saborear su leche, que de por cierto estaba deliciosa. Muchas gracias por dármela, la probaré todas las noches.

—¡Insolente!—gritó al sentir su hombría herida.

—¿Pero qué le duele, su alteza? ¿Qué le digan poco hombre al no hacer venir a su prometida en su primera noche? ¿Qué ella solo recuerde cosas dolorosas de ese momento?—preguntó con una sonrisa victoriosa—¿O qué un plebeyo como yo haya podido hacer que se viniera solo probando su rica leche?

Luna Freya estaba observando la escena incrédula, no podía creer que fuera ella la razón de la pelea. Parecía un gatito que estaba observando el volar de una mosca de un lado a otro, expectante por lo que pudiera pasar.

Mientras tanto, en la dimensión del dios guardián, este, su hermana y un misterioso hombre de piel trigueña y cabello negro estaban observando igual de expectantes la escena. Él, quien había sido llamado por ambos dioses, estaba riéndose a mil por hora, en verdad era la primera vez que veía como esas dos personas se daban duro pese a sus clases sociales.

—Está bien, los ayudaré—dijo—pero quiero a esos tres, sobre todo al príncipe. Espero que no les moleste que cobre mi pago con ellos, ¿No?

—Para mí, lo más importante es la princesa—respondió el dios guardián—ya sea como reina o como reina regente, ¡La quiero a ella sentada en el trono! Si deseas formar una fiesta con ellos tres no tengo problema, siempre y cuando cumpla tu parte.

—Gilgamesh, ¿Puedes dejar tu enamoramiento de un lado?—preguntó un poco cómica la diosa.

—Lo importante es hacer a la princesa reina, cosa que ya está en proceso debido a que el príncipe heredará su título a su hijo aún no nato y se casará con ella—respondió con una sonrisa muy grande—pero eso no impide que la princesa no goce con otros hombres, ¿No sería un golpe muy grande a su prima que ella le mostrara como tres hombres se arrodillan a sus pies pese a su condición física? ¡Qué le demostrará que ella también puede! ¡Cómo disfrutaré jodiéndole a esa princesa pactadora con demonios!

La diosa hermana comenzó a reírse a la par que Gilgamesh, uno de los espíritus más fuertes del reino, quien protegía al monarca en el trono en secreto. De verdad le gustará ver como la princesa maltratada dominará a tres hombres. En tanto que su hermano suspiró, serio, esa era una de las cosas por las que no quería convocar a la misión a Gilgamesh, conocía muy bien lo lujurioso que era el espíritu, ahora no solo iba por una persona, ¡Sino que por tres!

—Solo muévete con cuidado—advirtió.

—Soy el primer monarca de este reino—respondió Gilgamesh serio—sé muy bien lo que estoy haciendo.

Dicho eso siguió observando las imágenes de la discusión; no obstante, algo invisible a simple vista, que estaba al frente de la ventana, hizo que sus sentidos se alertaran.

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