Una mujer de extrema belleza sostenía con fuerza a una mujer embarazada, mientras esta pendía sobre un pozo de lázaro. Aquella abertura, que conducía a redes inexplicables donde ni siquiera los más antiguos dioses podían saber exactamente donde los conducirían.
—¿Por qué?—preguntó en pánico—al menos deja que tenga mi bebé, solo le falta un mes… Después puedes matarme.
—Ni tú ni él sobrevivirán—dijo dejándola caer—vivirán mil y una vidas viendo como mueren juntos, y viendo como todo lo tuyo será mío.
Mientras la mujer caía en medio de aquel mar de energía maldita, se maldijo por haberlo amado, se maldijo porque había escogido a su prima por encima de ella. Lo amaba tanto, pero a la vez odiaba. Si tuviera la oportunidad de evitar enamorarse, así fuera del lado malvado de aquel hombre, lo haría.
“Cada muerte que tú y tu hijo tengan… Te acercarán al trono de los cielos y la tierra”
“No quiero… No quiero… Solo quiero vivir con mi hijo, ¿Está mal en pedir eso?”
Fue lo último que escuchó antes de perder por completo la consciencia, sintiendo por última vez como su cuerpo y su hijo, aún no nato, eran llevados, de manera caprichosa, por las crueles manos del destino. Sin saber, en su muñeca, de manera espiritual, fue atada una pulsera con mil diamantes exactos.
Mil años después
Ciudad de Rodas, Gran Reino de Ymittos, junio del año 1548.
La mañana anhelada por todos en la realeza y el pueblo del reino de Ymittos había llegado, apenas el sol dio sus primeros rayos de luz, un carruaje estaba listo para llevar a las princesas Katherine y Freya a la nación de Insomnia, lugar donde contraerían matrimonio con los dos herederos directos al trono, los príncipes gemelos Ignis y Aqua.
—¡Vayan con las bendiciones de los dioses, mis niñas!—dijo su abuela, la reina regente de Ymittos.
—Así será, su majestad—respondió Freya con timidez, haciendo una inclinación.
—No se preocupe, mi querida abuela—dijo su prima Katherine—haremos que es enorgullezca de nosotras y me aseguraré de que nadie se moleste por la condición mi querida prima.
La reina, quien no asociaba esas palabras con nada malicioso, solo sonrió dándole un último abrazo a sus dos nietas, pensando que todo iría bien entregando al reino vecino a sus dos queridos tesoros.
—Espero que cuando estemos en eventos públicos, escondas tu horrorosa cara—dijo Katherine una vez estuvieron en el carruaje, dándole un pellizco en su brazo—no sé como a nuestra abuela se le ocurrió enviarte a ti también como prometida; sin embargo, te lo advierto, por tu bien no nos avergüences.
Un poco adolorida, sintiendo su piel irritada, tras aquel duro pellizco, Freya, quien escondía su rostro con una capa, solo asintió para separarse de ella y colocarse en un rincón del carruaje. Intentando dormirse, solo esperaba que el resto del viaje su prima no le dijera nada, por eso su mejor solución era siempre estar callada.
—Pobre del príncipe Ignis—dijo Katherine agregando más sal a la herida—ser comprometido con un monstruo como tú, sabes bien que aunque sean amigos de la infancia él no te va a aceptar. Así que por tu bien, procura evitarlo para asquearlo.
Katherine observó con alegría a Freya, gozaba verla sufrir, sobre todo porque sabía la baja autoestima que esta tenía y cómo podía manipularla a su antojo. Por eso, a cambio de favores por parte de políticos y altos mandos, se ofrecía a ellos; sin embargo, en realidad, a quien ofrecía era a Freya.
Aquello era fácil tomando en consideración que ella no era capaz de decir nada de los abusos, y teniendo fácil acceso a grial con agua bendita, que se le fue otorgado por el propio papa para su cumpleaños, podía regresarle la virginidad a su prima al día siguiente de haberlo hecho.
Aunque a veces le gusta molestarla, sobre todo durando más de una semana después de ese encuentro. Debido a que muchos de estos acababan en ella, por lo que Freya temía no solo que se descubriera que había dejado de ser virgen, sino que posiblemente estuviera embarazada.
Al menos Freya, cuyo nombre completo era Luna Freya, suspiró aliviada. Dentro de poco llegarían al reino vecino, por ende, aunque aún era posible, sería difícil para su prima seguirla vendiendo por noches de placer a aquellos asquerosos hombres.
Ciudad de Lumina, sacro reino de Insomnia, agosto del año 1548.
Un reino milenario protegido por un domo mágico, se extendía en la mitad de un subcontinente, protegiendo a todos sus habitantes del ataque del imperio.
Los ciudadanos del reino, enorgullecidos por tener una de las familias reales más poderosas en el mundo, tanto en artes mágicas como de combate, estaban expectante quién de los dos príncipes sería el heredero a la corona.
Lo anterior fuese un evento común y corriente, si no fuera porque quien heredaría el trono tendría el poder absoluto del cristal estelar, que bendecía al reino con su protección.
Los dos príncipes, ambos gemelos, habían nacido siendo el primer embarazo de la difunta reina, por ende, habían tenido la misma oportunidad de heredar la corona.
Para afianzar aún más su influencia, el anciano rey, convocó al reino vecino de Ymittos para que enviaran a dos candidatas a prometidas de sus respectivos príncipes, sin saber que aquella decisión desataría el fin de todo.
Una noche, una semana previa al banquete real, donde darían oficialmente el comunicado del matrimonio de los dos príncipes gemelos, Katherine hizo un trato con un viejo boticario, el cual, a cambio de una extraña pócima, pidió a cambio acostarse con ella; sin embargo, ella no lo haría.
—¿Tanto me odias?—preguntó Freya colocándose uno de los vestidos de Katherine.
Su prima, con una calma siniestra, sacó de su cofre un anillo mágico, el cual lo puso en el dedo de Freya, provocando que su apariencia fuera idéntica a la de ella. Aquello hizo temblar las piernas de la prometida del príncipe Ignis, sabía lo que significaba.
En la madrugada de aquel frío día, el boticario salía de la habitación oculta que había conseguido Katherine, dejando a una magullada Freya, desnuda, temblando bajo las sábanas, Su cuerpo, lleno de moretones, y su sábana llena de sangre, solo era un cruel testimonio de las múltiples veces que pasó aquello.
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Updated 27 Episodes
Comments
Rhina Aparicio
Que poca cosa se considera solo hay que decir NOOOOOO
2024-07-23
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ABAD celia
cuando se tiene bajo estima si !! peor q no tiene quien la proteja oh se den cuenta del daño q le hacen
2024-01-21
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Marina Hinostroza
Tanto poder tenía la prima sobre ella?
2024-01-16
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