CAPÍTULO 9

Movió su cabeza intentando despejarse, pero nada le quitaba el sentimiento de encima, al parecer no podía hacer nada para no morir. Ya sea ese misterioso incendio que lo mataría en unos meses o el haber absorbido el cáncer de su padre, lo único que podía hacer era evitar ir al infierno.

“El príncipe machista tiene cáncer, ¿Sabes que el haberte quedado sin magia y ahora con cáncer te pondrá en una situación de desventaja?”

“Lo sé"

Dicho eso se acercó a su mesa de noche y tomó agua de manera presurosa de la jarra. Era irónico la verdad, el hecho que el villano como él tuviera sentimientos y hubiera salvado a alguien a costa de su propia vida.

—¿Por qué hiciste que regresara, la verdad?—preguntó en un susurro—siendo lo que hice, ya es para que estuviera en el infierno. Pudiste haberle dado esta misión a otra persona, entonces, ¿Por qué yo? Si lo vemos también de esa forma, ¿No sería mejor que fuera alguien capaz de amar a Freya y no yo?

Mientras esperaba la respuesta del dios en su mente, se quedó observando el cielo y como pronto comenzaría el amanecer.

Su respiración era pesada, así como sucedía con su padre. Pero lo que más le pesaba era que él no podía amar a Freya, aunque hicieran las pases y se convirtieran en aliados, en su corazón solo dominaba la culpa de lo que hizo en su pasado.

Aquello podía verlo el dios guardián desde su dimensión y prueba de ello era ver como el príncipe no solo se había quedado sin magia prácticamente, sino que había firmado una nueva sentencia de muerte.

“La quiero a ella como reina, para eso necesita casarse contigo. Me da igual si la amas o no, pero no puedes dañarla. ¿Me he explicado?”

Ignis asintió ante aquella respuesta, siendo ese el caso, lo único que él tenía que hacer, antes de morir, era llevarse consigo a todas las personas malas y dejarle el camino libre a Freya.

“Siendo ese el caso, ¿Será el hombre que vi en el bucle de tiempo el que esté destinado a amar a Freya"

El dios guardián suspiró, haciendo que Ignis se preocupara por si lo hizo irritar al preguntarle algo que no era debido.

“El destino de ustedes tres en definitiva está cruzado y no puedo hacer nada para eliminar esa conexión que tienen. Los tres se necesitan"

Por lo que podía entender, el papel de ese hombre no solo era para con Freya, sino para con el mismo.

—¿Es posible que me hables más claro?—preguntó de nuevo en un susurro—no es por ofenderlo, su divinidad, pero a veces me confunden sus mensajes tan cifrados. Siendo que me estás dando más información, debe ser porque pudo averiguar o saber más sobre lo ocurrido.

Mientras esperaba respuesta, salió en pijama hacia la habitación de su padre. Ya no le importaba el protocolo de vestimenta ni mucho menos el qué dirán de los empleados, solo quería ver si su rey estaba bien.

“No puedo decirte mucho por el momento, pero he averiguado algunas cosas, entre las cuales dónde está tu prometida”

Dicho eso, el dios guardián hizo que una visión le viniera a la mente del príncipe, haciendo que una punzada de dolor lo hiciera caer y que más sangre brotara, pero ahora de su nariz.

—¡Mi príncipe!—llamó alarmada una de las sirvientas—¡Un médico!

Ignis, quien estaba estático y con una hemorragia, observaba en su visión la pastelería donde estaba Freya y como esta se encontraba durmiendo con su vientre tan prominente.

“Cumple con tu destino, sálvala y hazla tu reina, procura su bienestar y desenmascara no solo a Katherine sino también a todos los que están trabajando con ella y te doy mi palabra de que tu muerte será distinta"

Fueron las palabras que escuchó antes de ver como todo a su alrededor se oscurecía, perdiendo así la consciencia.

Antes de haberle pasado esa pista al príncipe, el dios guardián volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo mientras Ignis se encontraba descansando.

Justo cuando se disponía a ir a la dimensión primigenia, lugar donde todos los dioses se reunían, terminó recibiendo una visita que resolvió todas sus dudas.

—¿Qué pasó, hermanito?—la voz de una niña emergió de un cristal triangular—¿Está enojado conmigo por haber enviado al hombre a tu bucle de tiempo?

Si se hubiera quitado su armadura se hubiera podido ver el claro desagrado que tenía. Al frente suyo, aunque en su forma de cristal flotante, se encontraba la diosa guardiana de Ymittos, Luna Freya. Aquella divinidad por las que mucho colocaban sus nombres a sus hijas y la princesa no había sido la excepción.

—¿Puedo saber por qué has entrado en mis dominios en este reino?—preguntó enfadado—¡Sabes bien que está prohibido meterse en los asuntos de otros dioses!

—¡Gruñón y no saluda a su hermana que no ve en tanto tiempo!—respondió acongojada—y yo que venía en son de paz.

—Responde...—la paciencia se le estaba acabando.

—Sabes bien que esa regla de los dominios se puede romper si afecta los terrenos de los demás, así que no te enojes conmigo—dijo—te conviene tenerme a mí y a ese hombre que responde bajo el nombre del doctor Henry Glassman.

Tuvo que aguantarse hasta que dijera todo lo que sabía, ya que si bien era cierto que como dios era todopoderoso, no era un ser omnisciente y omnipresente en cuanto a asuntos de otros reinos se tratara. Siendo que Ymittos era el lugar natal de la princesa Freya, entonces ese hombre en efecto no había sido puesto sin razón alguna.

—No te enojes, hermanito—dijo el cristal más cerca de su rostro—solo estoy haciendo mi trabajo, al igual que el tuyo. Siendo que esto involucra a nuestros dos reinos, ¿Por qué no cooperar juntos? ¡Si le bajas a tu enojo, te diré todo lo que sé!

Una vez habló con la diosa y pasó el incidente en el palacio real, la noche se terminó de ir y llegó el día; no obstante, lo que se suponía sería una alegre mañana soleada, se había convertido en una tormenta eléctrica que solo aminoró a la altura del medio día.

—Qué raro—dijo Freya en un susurro—aún no es temporada de lluvias, ¿Por qué tendría que llover en mitad del verano?

Al observar el cielo tan azul y despejado, propio de a hora, no le hubiera pasado jamás por la cabeza que hacía solo unas horas, hubo tremenda tormenta que había comenzado antes de la madrugada se fuera por completo. Un viejo dicho decía, que si algo raro ocurría en tiempos normales, un mal estaba por suceder.

Movió en negativa su cabeza, ya tenía mucho sobre lo que pensar como para sugestionarse más con ese adagio. No obstante, la preocupación hizo que detuviera por un momento su escoba. Después de que la tormenta acabara, aprovechando que estaba probando nuevos maquillajes para experimentar distintos looks, salió con un uniforme sencillo pero con la cabeza oculta gracias a su antifaz.

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Comments

𝑵𝒐𝒓𝒂 𝑲𝒊𝒕𝒔𝒖𝒏𝒆

𝑵𝒐𝒓𝒂 𝑲𝒊𝒕𝒔𝒖𝒏𝒆

osea tengo una duda en esta parte
¿ el dios le promete una muerte distinta y no que no valla a morir? ¿es así ?

2023-12-31

2

Angela Cortes

Angela Cortes

ah qué emoción ojalá la dejes con el médico el no dice nada de sus cicatrices ojalá le pueda hacer algo en su cara y se la mejore

2023-09-13

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