Joel 7

Toc toc. . .

— Hola Joel, veo que te resistes a tocar el timbre — me dijo Milagros al abrir la puerta, con una sonrisa cómplice

¡Ella estaba preciosa! Tenía puesto un vestido azul marino que combinaban con sus ojos claros. Su cabello oscuro brillaba y sus labios estaban pintados con un rojo intenso. Verla tan diosa, tan bonita, me dejó sin habla.

— Ho... hola. Estás muy bien, es decir, ¿Estás bien?

— Si cariño. Que bueno que fuiste hasta la agencia a preguntar por mí. Infelizmente he perdido mí celular, con todos mis contactos — me dijo ella mientras me invitaba a sentarme en sus sillones

— Oh, eso es terrible y explica que no me hayas respondido. Admito que quería volver a tener una sesión de masajes y he estado llamando a tu número

— Que pena haber estado incomunicados. Hoy temprano he comprado un celular nuevo, pero soy algo torpe para configurarlo

— Bueno yo podría hacerlo, si quieres y tienes ganas

— Eso sería genial Joel — me respondió para luego hacer una pausa. Por unos segundos solo nos miramos detenidamente a los ojos.

No fue incómodo, era como si nos estuviéramos observando con ternura. Creo que en ese punto ya era evidente que algo más nos atraía y no eran solo los masajes lo que buscábamos ambos.

— ¿Quieres ir al cuarto de masajes? Está vez podemos ir más despacio si lo prefieres. Siento culpa por la primer sesión, creo que te apresuré de más — me dijo haciendo una mueca triste.

'¡Que dulce es!' — pensé encantado. — No fue tu culpa para nada Milagros, yo soy el que está bloqueado. Y sí, vamos al cuarto de masajes, me siento bien para ir

Una vez en el pequeño cuarto, me quedé sentado sobre la cama, Milagros estaba frente a mí con una bata blanca como la vez anterior. Sus manos empezaron a tocar mis manos y luego mí rostro lentamente, eran suaves y agradables. Ella observaba directamente a mis ojos mientras susurraba: 'Todo va a estar bien Joel', 'Todo va a estar bien'. Luego de eso, nos abrazamos por un par de minutos.

— Mili. . . — le dije de repente, tenía ganas de abrir mí corazón con ella

— ¿Si? Dime, estoy para escucharte — me respondió con todo el amor del mundo en su mirada

— Creo que antes de seguir con los masajes, quisiera contarte más sobre mi pasado y algunas cosas que me pesan de él — le dije pausadamente, aún en sus brazos

Ella asintió con la cabeza y me dijo que podía contarle lo que quisiera. Me alivió su comprensión incondicional, después de todo se suponía que ella solo debía darme masajes en aquella ocasión.

Al principio le relaté, con mucha dificultad sobre mí relación con mí padre y sobre mí primer abuso, en manos de mí tía Mora, a quien no veía desde hacía muchos años.

Mili se puso muy triste cuando le conté todo lo que Mora me había hecho, sin contarle los detalles más horribles. Yo aún era demasiado pequeño para entender lo que sucedía. Ese fue el primer abuso que yo había sufrido, pero no el último.

Tristemente, Milagros me dijo que ella también había sufrido uno cuando vivía en el orfanato. Uno de los jóvenes huérfanos y su hermano mayor se aprovecharon de que ella era más débil. Además, como suele suceder nadie le creyó a la víctima. Una mezcla de impotencia y odio se apoderó de mí, sobre todo hacia esos tipos y hacia la directora del sitio.

— Por eso estoy tan resentida con ese orfanato Joel y apenas tuve 18 años decidí irme de allí — me dijo ella con los párpados húmedos

— Eres muy valiente y fuerte. Creo que eres un ejemplo de auto superación — le respondí mientras tomaba sus manos.

Ahora ella se veía vulnerable. Y sin embargo, yo la veía como una persona muy valiente. Sin nada ni a nadie, había logrado salir adelante, estaba a punto de tener dos propiedades, un auto y un oficio como masajista. '¡Mujeres así valen y mucho!' me dije a mí mismo entusiasmado.

Luego de eso, hablamos sobre nuestras vidas un poco más. Yo le relaté como mis inseguridades fueron en aumento porque mí entorno no ayudaba, también las presiones para tener relaciones de mis compañeros de colegio y de mí ex Karen.

Me agradó demasiado que ella me escuchara con toda la atención del mundo, viendo a mis ojos y tomando mí mano. Por eso cuando llegaba su turno de hablar yo hacía lo mismo. Era una cuestión de respeto mutuo, muy dulce. ¡Era lo que siempre había querido!

— Al principio fue difícil, mí primera cita fue relativamente agradable. Sin embargo, las siguientes casi me hacen dejar el trabajo — me dijo Mili con algo de pena y me hizo confirmar lo que yo ya pensaba sobre el mundo de las acompañantes de citas.

Al parecer yo le inspiré confianza y tal vez algunos de esos eventos ella no se los había relatado a nadie. Me contó que un tipo llamado Mauricio fue especialmente cruel con ella, ya que la obligó a posar desnuda para pintarla en un cuadro de arte. Ante su negativa la amenazó con un cuchillo.

Por supuesto, Milagros al ser una mujer inteligente, le cumplió su capricho y no puso en riesgo su vida. La agencia solo le dijo que lo iban a vetar y no volvería a ser cliente de ellos. Otros tipos e incluso una mujer mayor le habían hecho vivir otros momentos incómodos y desagradables. Lo bueno es que Milagros parecía tener un talento especial para manejar esas situaciones.

Con tantos momentos difíciles que Mili había vivido trabajando como acompañante, me vi sorprendido por su historia de vida y así nos pasamos el tiempo de la cita, sin darnos cuenta.

— Vamos a tener que pactar otra, pero no te la voy a cobrar, ya que en lugar de darte masajes me la pasé hablando — me dijo al despedirme. Al parecer debía recibir a alguien más o tenía una cita en otro sitio, no me quedó del todo claro y aunque me daba curiosidad saber no quería ser invasivo con mí nueva amiga. Hubiera dado lo que fuera por quedarme allí con ella un poco más.

— Bueno, no te preocupes Mili, igual me gustó venir y creo ambos sentimos la necesidad de hablar. Y a mí me encantó. — le dije antes de darle un tierno beso en su mejilla y un abrazo de unos pocos segundos.

'No creo que pueda alejarme fácilmente de ti' fue lo primero que pensé al salir feliz de su departamento. Mili también sonreía mientras me saludaba, al parecer a ella también le había hecho bien abrir su corazón conmigo.

'Personas así son las que valen, si la hubiera encontrado antes, tal vez todo en mí vida sería diferente hoy' Pensé al dejar el edificio mientras una brisa fresca me daba en mí rostro inmensamente feliz.

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