Luego de la extraña entrevista laboral, mi primera cita fue ese mismo día, solo que por la noche. Cómo yo acababa de dejar el orfanato por tener 18 años, no tenía a dónde ir ni mucho dinero.
Para mi fortuna, una amiga de nombre Cindy, quien también había dejado el orfanato recientemente, había conseguido un buen trabajo. Ella me invitó a dormir en el sofá cama de su casa hasta que yo consiguiera algún ingreso y me pudiera mudar sola.
Eran las 20 PM y yo estaba sentada en su cómodo sofá mientras, con una taza de café, trataba de procesar lo que había ocurrido en la oficina "Latidos Únicos".
Me imaginación volaba y me veía a mí misma siendo acompañante y bailando para hombres con mucho dinero. Era como si de repente se me hubieran despertado muchas fantasías juntas.
De repente, sonó el teléfono fijo de mi amiga. Ella estaba dándose una ducha así que decidí responder:
— Buenas noches, quisiera hablar con Milagros — me dijo una voz peculiar que reconocí de inmediato: ¡Era Cleopatra!
— Si soy yo — atiné a responder, algo paralizada por la llamada
— ¡Milagros! ¡Qué bueno que eres tú! Hemos revisado tu perfil y creemos que eres perfecta para este trabajo — me dijo rápidamente
— ¿De verdad? Pues estoy muy interesada, pero aún no lo he decidido — le dije todavía sorprendida por la situación
— Mira, nosotros necesitamos a alguien para un encuentro con un cliente importante hoy. Él no desea tener sexo, solo una cita. Si aceptas y todo sale bien quedarás oficialmente dentro
— Es que ni siquiera hemos firmado un contrato
— Firmaste el formulario, con eso basta por ahora Milagros. Además, nuestro único filtro es justamente que concluyas exitosamente una primer cita
— Oh ya veo, entonces ¿Sería esta misma noche?
— Exacto, a las 22:45. Un coche negro particular podría recogerte a las 22:15, te llevaría al sitio de la cita y luego el retorno es por tu cuenta. El pago te lo daríamos a tu cuenta bancaria, una vez que el cliente nos diga que te presentaste en el sitio y todo salió bien.
— Ya veo, ¿Cuánto ganaría yo?
— Por hoy son 600 dólares. La mitad es para ti, es decir 300 dólares por dos horas aproximadamente. Hacemos las transferencias en el momento. Las nuevas reciben el 50%, si trabajas y te califican bien los clientes, ganarás más.
— Ya veo, es bastante dinero. Emm... está bien. Sí, acepto— le respondí algo nerviosa. Aún tenía dudas, pero pensaba en mi billetera y solo tenía 20 dólares, prestados.
Una vez que me dieron todos detalles del encuentro, me di cuenta de que no tenía ningún vestido sin imperfecciones para ver al cliente. Toda mi ropa era de segunda mano. Para mi fortuna, la agencia parecía estar en cada detalle.
— Una cosa más Milagros, te haremos llegar con el chofer un vestido rojo y unos zapatos para que puedas usar en tu primera cita, en caso de que los necesites.
Recién en ese momento recordé que algunas de las preguntas del formulario eran:
* mis medidas
* mi color favorito
* si tenía ropa nueva de ocasión para salir y estar elegante o al menos presentable.
También tenían la dirección de mi amiga, ya que me habían preguntado dónde estaba viviendo. Había sido imprudente darles esa información sin avisar a Cindy, pero no había tenido opción.
— Muchas gracias, espero que todo salga bien — fue lo último que les dije, algo perpleja e incrédula al mismo tiempo
— Seguro que sí, Milagros. Y si te sientes en peligro, sabes que puedes llamar al número que te llegará en una tarjeta con el vestido. Éxitos y hablamos —.
Así nada más y ya estaba trabajando de acompañante. ¿Quién lo creería? Por un momento sentí que me estaba vendiendo por 300 dólares, además tenía algunas dudas. Sin embargo, la posibilidad de vivir esa nueva experiencia y ganar algo de dinero era tentadora.
Cuando era más joven, en el orfanato, descubría de a poco mí sexualidad. Había fantaseado con ser prostituta y vivir de eso. Incluso, con Cindy y un joven llamado Germán, habíamos jugado a que ella manejaba una especie de cabaret; Germán era el cliente y yo la chica prostituta. Teníamos los tres 15 años y casi jugando, Germán y yo habíamos llegado a tocarnos íntimamente.
Pero, nada en mi vida parecía estar hecho para darme satisfacción o felicidad. Mi encuentro con Germán se transformó en pesadilla cuando su hermano más grande me tomó por los brazos. Mientras yo gritaba, ambos me lastimaban, con sus bocas, sus manos y su violencia. Esa fue mi primera experiencia sexual, traumática, asquerosa y aterradora.
Por supuesto, nadie me creyó. Cindy, quien había presenciado todo mientras se escondía debajo de una mesa, se había salvado de que abusaran de ella. Pero nunca se pudo perdonar a sí misma el no haber intentado algo para ayudarme. Quizás por eso, ya de adultas, era tan buena conmigo.
La directora del maldito orfanato nos acusó a nosotras de promiscuas. Los hermanos no recibieron ningun tipo de castigo. Meses después, ambos escaparon y no volvieron.
Desde entonces, no pude volver a tener intimidad con otro hombre, me aterraba que me volvieran a lastimar. Y es que de hecho, llevo las marcas en mi piel hasta el día de hoy. Cuando me sujetaban me lastimaron con sus uñas.
Por todo esto que estoy relatando, me parece increíble haber terminado trabajando como acompañante de citas. La necesidad nos obliga a hacer lo que nunca imaginamos.
En fin, mi encuentro con el primer cliente fue tranquilo. Yo tenía instrucciones de ir a sentarme en un bar específico, pedir una bebida y esperar. Así, estuve esperando quince minutos, nerviosa, sudorosa, me sentía observada por todos.
En mi cabeza había mil pensamientos a la vez: ¿Y si es desagradable? ¿Y si quiere que haga cosas asquerosas? ¿Y si al estar encerrados en su departamento u hotel me quiere tocar aún con mi negativa? ¿Para qué vine?
Finalmente, el cliente apareció. Era un hombre "mayor". Asumí en ese momento que tenía unos 55 años o un poco más, pero se lo veía bien. Quizás su traje impecable y sus zapatos que brillaban me dieron esa buena impresión. Él se quedó visiblemente sorprendido cuando me vio.
— Perdón mi indiscreción señorita, pero nunca envían chicas tan jóvenes y bonitas. Ahora mismo, me siento afortunado de poder compartir estos momentos con usted — me dijo con una amabilidad que yo casi no conocía.
— Muchas gracias, es usted muy amable señor Roldán. Espero que me tenga paciencia pues soy nueva e inexperta en esto de ser acompañante — le confesé con vergüenza, luego él se rió y ambos nos relajamos.
Fue muy comprensivo con mis torpezas y mi dificultad inicial para hablar de corrido. El vestido hacía que mi espalda quedara al descubierto y, al percibir él que yo tenía frío, me tapó con su propio saco. Antes de irnos me propuso algo:
— ¿Te gustaría acompañarme hasta mañana? No te preocupes, tengo una cama extra para ti, no busco sexo, solo disfrutar de tu presencia — me dijo mientras pedía la cuenta del bar por lo que consumimos
— Suena muy bien, pero no sé cómo es el procedimiento. En la agencia no me dieron tantos detalles. Tal vez yo debería llamar y. . .
— Ah, no te preocupes por eso. Yo ahora les aviso. Después de todo, soy accionista mayoritario de la empresa
— Oh, ya veo. Eso no lo sabía
— No por eso te sientas obligada a aceptar. Como te dije, no busco nada sexual. No tengo relaciones hace años por un desafortunado accidente en auto.
— Oh, lo siento muchísimo señor. Es terrible cuando sucede algo así a alguien.
— Sí, lo sé mejor que nadie. Eres muy amable Milagros. Quisiera seguir hablando contigo. Por el dinero no te preocupes, yo te pagaría si te quedas. ¡Y por hora!
Ambos nos miramos. Él parecía alguien agradable. Pensé en mi pobre amiga Cindy. Le había dicho que regresaría a las 22:30 para que viéramos una película juntas. Cuando me fui de repente, le dije que saldría a una cita a ciegas. No me creyó, era extraño que me mandaran a recoger en un coche de alta gama y me enviaran un vestido.
— ¿Vas a salir con uno de esos viejos con mucho dinero? — me dijo divertida cuando me vio cambiada tan provocativa
— No seas tonta ja, ja — le dije sin mirarla de frente. Siempre se daba cuenta cuando yo le mentía.
Mientras yo meditaba que hacer, Roldán me observaba esperando una respuesta. Supuse que la clave en este negocio era aprovechar las oportunidades, jugar con el deseo de los clientes y ganar todo lo que se pudiera.
— Bueno, creo que podemos llegar a un acuerdo señor Roldán — le dije con una mueca cómplice.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 51 Episodes
Comments
Natalia Cedeño
woooow, ojalá en mi pueblo hubiera una agencia así , jajaja jajaja /Facepalm/
2024-06-27
0
Yasmin Pena Nava
Se ve interesante 🤔🤗🇻🇪
2024-04-29
1
🌺 Diglass 🇵🇦🤗🌺
a quien no le va bien es cantidad y más cuando la cartera está vacía
2024-04-17
2