Joel 3

Yo estaba ansioso y molesto. Sobre todo con mí mejor amigo, Lucas. Una vez que nos fuimos de la extraña agencia de citas, él se despidió y se fue a su casa. Luego, llamó a "Latidos Únicos"por teléfono y les ofreció una enorme suma de dinero para que me den prioridad, supuestamente con una de las mejores acompañantes que tuvieran.

A las 18 PM yo estaba haciendo ejercicio en el departamento, mientras Sofía, encerrada en su habitación, gritaba como una desquiciada. Al parecer Dylan la habia engañado nuevamente.

— ¿Si? ¿Quién es? — dije al contestar el celular

— Hola, mí nombre es Oscar. ¿Hablo con el señor Joel?:— me preguntó una vez grave

— Sí, soy yo. . .

— Señor Joel, hemos hallado una acompañante que puede verlo hoy mismo a las 20 PM, si usted está interesado. Es un servicio prémium de masajes. Si usted acepta, la próxima vez le haríamos un descuento del 20% — me dijo buscando mí interés.

— Bueno, no lo sé. Estoy haciendo ejercicio y no suelo cortar mí rutina— respondí evadiendo la propuesta

—También por ser cliente nuevo ofrecemos recogerlo en su departamento, uno de nuestros lujosos autos lo pasaría a buscar a horario. Somos muy discretos y puntuales — insistió el hombre

Finalmente, su presión me terminó de convencer por el sí. Todas las acompañantes que yo señalé como posibles opciones eran masajistas, algo que en ese momento estaba necesitando para aliviar mí tensión muscular.

A las 19:40 PM en punto un auto importado me esperaba con las balizas puestas. Al subir en el vehículo, un chófer de nombre Richard me recibió con un cordial saludo.

— Buenas noches señor, yo lo llevaré a destino. A estas horas viajaremos rápido por fortuna. Su contraseña al llegar al edificio será: "Lasaña"

— Perfecto — me limité a responder. Al menos pensaban en la seguridad de sus acompañantes.

El sitio al que llegamos era imponente, uno de esos edificios nuevos de Ciudad Portuaria. Los petrodólares estaban haciendo que todo creciera a ritmo vertiginoso, los departamentos, las empresas. Incluso, las que ofrecían servicios de compañía como "Latidos Únicos".

Luego de decirle la contraseña al hombre de seguridad me indicó como llegar al departamento de mí acompañante, de nombre Milagros. A subir por el ascensor me di cuenta lo nervioso que estaba. Yo había especificado que no quería relaciones ni citas al aire libre, pero de todos modos la idea de estar en la casa de una desconocida no me gustaba del todo.

Toc toc...

De la ansiedad no me di cuenta que había un timbre, de todos modos la puerta se abrió rápidamente. Una joven de pelo oscuro, con ojos azules profundos me recibió. Tenía un vestido negro que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, no pude evitar ver sus curvas, su cadera era llamativa al igual que sus piernas. Y si rostro era muy bonito también.

— Adelante corazón, puedes pasar. Ponte cómodo — me dijo luego de dejarme espacio para ingresar a su departamento. Seguro a todos sus clientes les hablaba igual de cariñosa.

Trate de no rozarla, su perfume era muy fuerte. Sin embargo me resultó agradable. El departamento era pequeño, pero todo se veía impecable. Música de reggaeton suave y luces bajas también ayudaban a crear un clima agradable.

Ella estaba en silencio y me miraba muy detenidamente, algo que me dió más nervios de los que ya tenía y me hizo preguntar algo estúpido.

— Bueno, ¿Qué tengo que hacer? — le dije sin rodeos, seguro debe haber pensado que yo era un niño tonto y rico

— Je, je. Primero te puedes sentar allí en los sillones, entiendo que no tienes experiencia en esto ¿Quieres tomar algo Joel?

Intenté mostrarme sereno, ella también estaba rara, como nerviosa. Seguro era culpa mía. Al decirle que no bebía alcohol, se precipitó. Seguro ya pensaba que yo era un "anormal" como todos solían hacerlo.

Al acercarse, ella ya tenía una copa de vino de en sus manos, algo que seguramente solían beber sus clientes. Luego de eso me felicitó por no beber alcohol y me dijo que lo ideal era estar sobrio para sacar el mayor provecho del masaje.

Era realmente hermosa, sus labios pintados de rojos resaltaban mucho y su piel parecía muy suave. También su cabello lucía precioso.

Me incomodó tener a una mujer tan atractiva a muy pocos centímetros y mí ansiedad aumentó aún más cuando me dijo de que se trataba el servicio de masajes que ella ofrecía.

— Me especializo desde hace un par de años en masajes tántricos, que buscan la unión de la energía sexual y espiritual, no es solo un masaje muscular o algo erótico — me comentó activando mí curiosidad al máximo

— Oh, yo no me llevo bien con mí lado sexual ni espiritual. He pasado por malas experiencias en la vida, aunque sea muy joven — le respondí afligido '¿Por qué decirle eso? No era mí terapeuta, que estúpido soy' — pensé enfadado

— Ya veo Joel, ¿Has ido alguna vez a terapia? — me preguntó con dulzura

— Si muchas veces, no obstante no me han ayudado del todo, he visto diferentes psicoanalistas y justamente una de las últimas me había sugerido probar algo alternativo.

— Oh, bueno yo quiero que estés cómodo, podemos ir de a poco. Lo que yo voy a buscar con mis masajes es estimular las zonas erógenas de tu cuerpo, logrando que te auto conozcas. El cuerpo es considerado por el tantra como un templo, un ente que debes aprender a amar.

Esto último hizo que mí cabeza explotara. ¿Mis zonas erógenas? Es decir íntimas, era algo sensual al fin y al cabo. Nunca había probado ni escuchado nada parecido.

— Entonces, ¿Tu me vas a masajear en mis partes íntimas? Porque no soy muy bueno en lo que se refiere a conectar, menos con el cuerpo

— Sí, la idea si el hombre es el receptor, es que yo pueda estimular la zona genital. Si bien es considerado un masaje erótico, también se busca que tú logres una relajación al máximo, liberes la ansiedad, ganes calma y paz contigo mismo. Quiero ir que te ames.

— Estoy muy sorprendido, supongo que puedo intentarlo. Veo que es diferente a un masaje erótico, algo que siempre rechacé

— Sí, el masaje erótico se centra solo en lo sensual Joel, el masaje tántrico incluye lo erótico, pero se centra en la devoción a quien yo tengo en frente, es decir tú. Y podemos ir muy lentamente, así no te incomodo.

— Bueno, creo que lo voy a intentar, ¿Qué puedo perder?

— Perfecto, debes saber que es también un masaje más amoroso, más íntimo en cuanto a la conexión con las emociones.

Me puse rojo, la idea de vivir algo así era tentadora. Sin embargo, no confiaba del todo en mi propio cuerpo y mente. Era más que seguro que yo arruinaría el momento.

— Si quieres, vamos de a poco. Te invito a que me esperes en aquella habitación. Puedes quitarte los zapatos y el pantalón, solo quédate con la camisa y la ropa interior, si es que puedes. Si no te es cómodo, yo puedo quitarte la ropa— me dijo mientras me señalaba una puerta roja.

Una cama individual con sábanas blancas y un velador encendido con una luz tenue fue todo lo que hallé. Luego de quitarme el pantalón, la esperé sentado en la cama. Cuando ingresó llevaba puesta únicamente una bata.

— No te asustes, yo sé bien cómo ayudarte — fue todo lo que me susurró, luego de empezar a masajear mí pecho, con su mano derecha, con la izquierda acariciaba mí rostro, mis labios, mis orejas. Sus manos estaban calientes y tuve una sensación muy agradable

— Si quieres puedes recostar tu cuerpo boca arriba o sentarte, como prefieras. Solo recuerda que no quiero presionarte, podemos parar si quieres.

Yo estaba más relajado de lo que hubiera pensado. Decidí esperar a que ella siguiera. De a poco fue masajeando sobre mí cuerpo y desabrochó mí camisa.

Yo la miraba directo a su rostro, era muy hermosa y sumamente buena en su trabajo. Pero, como siempre no pude evitar arruinar todo. Empecé a sentirme angustiado

— Te agradezco por la paciencia, pero prefiero que no avancemos más que esto. El problema no eres tú Milagros, soy yo que estoy bloqueado— le dije súbitamente, algo definitivamente funcionaba mal en mí. Ella era un amor y era hermosa ¿Qué diablos me pasaba?

— No te preocupes, la próxima vez podríamos ir más despacio, es decir, si quisieras volver — me dijo ella intentando mejorar la situación, ella se veía también un poco frustrada.

Yo le dije que me parecía interesante la experiencia y que volvería, algo que la tranquilizó. Pero el momento ya estaba arruinado. A los pocos segundos, Milagros me dio una tarjeta con su número por si quería llamarla directamente.

Una vez que me dio privacidad nuevamente y me pude vestir, salí de la habitación y ya estaba preparado para irme cuando no pude evitar tener una explosión de llanto. Fue muy extraño, involuntaria. Me lleve las manos al rostro, hacía muchos años que yo no lloraba.

Luego vi que conmovida, Milagros se acercó para darme un abrazo de unos pocos segundos. Me transmitió paz tranquilidad y unas suaves caricias también contribuyeron a tranquilizarme.

— Yo te voy a ayudar a sanar Joel, juntos vamos a curar nuestras heridas más profundas— me dijo con una ternura hermosa, mientras me abrazaba. Al menos pude desahogarme, al menos pude volver a hacer algo que a los hombres muchas veces nos niegan, pude volver a llorar. . .

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