Mili 4 : "Un chico muy tierno"

Luego de mi horrible experiencia con el cliente Fortunato, dejé el hotel y tuve que llamar a la agencia para que me enviaran un coche, ya que no pensaba caminar las largas calles hasta casa luego de una cita tan

Me recogió "Luigi", uno de los choferes más viejos de "Latidos únicos". Era un anciano muy amable que conducía un auto Renault negro de su propiedad. Había trabajado toda su vida, pero los gastos de sus hijos y su esposa lo habían obligado a postergar su jubilación hasta el límite de su cuerpo.

— ¿Noche difícil otra vez Mili? — me preguntó con su tranquilidad habitual

— No te das una idea Luigi — le respondí temblorosa, mientras trataba en vano de borrar de mi mente lo que acababa de presenciar.

Casualmente, Luigi era quién me había salvado una vez en una cita de mi primer año en la agencia. Yo me encontraba siendo acompañante en un cumpleaños de un joven rico e hijo de un juez. Se hacía tarde y yo no salía de la mansión donde me encontraba. Entonces el viejo chófer tuvo el atrevimiento de acercarse, solo tuvo que empujar la enorme puerta de la propiedad para ingresar.

— ¿Pero qué es esto? ¿Están abusando de esta chica, malditos?— exclamó furioso luego de encontrarme sobre una mesa con mí escasa ropa rota. Me habían tratado de someter.

Al parecer, me habían puesto alguna droga en la bebida y yo no estaba consciente del todo, solo sabía que se estaban aprovechando de mí, a mí alrededor escuchaba mucho bullicio y los gritos excitados de los ricos adolescentes, algunos me tomaban fotos y otros aprovechaban para tocar mi cuerpo levemente.

Se suponía que mi única función allí era acompañar al cumpleañero y fingir que yo era su novia. Todo se había desvirtuado y para mí suerte, ante mí demora en salir, Luigi se percató de eso y acudió a mí rescate.

— Vete de aquí anciano, esta es una fiesta privada — le dijo el cumpleañero. Pero Luigi no se rendía tan fácilmente. Se interpuso y logró bajarme de la mesa, luego los amenazó con llamar a la policía y a los canales de televisión.

— Viejo aburrido — escuché que le decían cuando nos retirábamos. Yo aún era novata en ese tipo de eventos y había cometido el error de beber un trago sin que lo prepararan delante mío.

Luego de eso, Luigi también me acompaño a hacer la denuncia en la policía y habló por mí en la agencia de citas, para que esos clientes queden vetados de por vida. Fue mi salvador esa vez, como hubiera querido tener un padre como él.

— Milagros, no quiero darte lecciones de vida, pero creo que deberías buscar un trabajo menos peligroso — me dijo la misma noche que me salvó, luego de que yo recobrase un poco los sentidos. Me había cubierto con su saco e incluso me había llevado hasta mí departamento. Solo cuando me vio bien y fuera de peligro se fue a su casa, no sin antes recostarme en mí, sillón y cubrirme con frazadas.

— Eres una buena persona Luigi — le dije aquella vez. Esa experiencia con él me daba confianza para contarle sobre mis citas. De todas formas, está vez no le dije nada de lo que había hecho Fortunato en el hotel. Solo le di a entender que el cliente era un sádico y que se había aprovechado, alcohol de por medio, de dos jóvenes inexpertos.

— Sé que ya hemos hablado mucho de esto Mili y no quiero meterme en tu vida, pero...

— Sí lo sé, Luigi. Yo también me doy cuenta de que he cumplido un ciclo en este trabajo. Es sólo que no es tan fácil dejarlo. Al menos, mañana tengo una última cita y luego a descansar y a pensar en que quiero hacer de mí vida en el futuro.

— Que bueno Mili, también debes descansar — fue todo lo que me dijo. Yo apreciaba esa preocupación. Tal vez era el único que lo hacía genuinamente.

Al otro día . . .

Me desperté muy tarde, tanto que ni desayuné. Luego de almorzar unas pocas sobras de mí heladera, tuve tiempo para hacer ejercicio, leer un poco una novela romántica e incluso tomar un baño relajante con velas aromáticas. Deseaba mantener mi mente ocupada y olvidar la cita con Fortunato y los jóvenes acompañantes.

A la tarde noche, cuando se acercaba la hora de mí cita con el nuevo cliente "Joel", me puse un vestido negro y sensual, perfume, un poco de reggaetón suave y preparé la cama de masajes.

Sinceramente, tenía ganas de cancelar la cita. Estaba cansada de fingir con los clientes, solo me consolaba que era alguien joven. Eran más manipulables y menos mañosos que los más viejos. Y ni hablar de las mujeres mayores, eran un verdadero dolor de cabeza, más cuando yo les gustaba y querían dar un pasó más en el encuentro. Ante mí negativa, solían molestarse.

De repente, sonó el timbre, "justo a horario, perfecto" pensé mientras me veía al espejo, "al menos hoy podré ir a la cama temprano y seguir descansando".

Vi por la cámara y había un joven esperando fuera del edificio. Luego, le dijo la contraseña que le había dado la agencia al hombre de seguridad del departamento, este lo dejó pasar indicándole mí habitación y piso.

Yo tenía unos pocos minutos más para recibirlo, estaba en el piso 12 así que el ascensor tardaba un poco en subir. Me acerqué a la puerta e intenté poner mí mejor cara de felicidad. Era difícil y cada vez más complicado ser complaciente y dulce con todos.

Toc, toc...

Extrañamente, no tocó el timbre del depto. Abrí la puerta y lo vi. Era el joven más bonito que hubiera visto jamás, alto y muy bien vestido, con unos tirantes negros que se ajustan a un pantalón de vestir también oscuro, una camisa blanca con corbata que combinaba muy bien, unos lentes negros muy lindos y un cabello negro exuberante que le cubría parte del rostro. Sus ojos eran marrones oscuros pero preciosos y sus labios carnosos y algo rojizos.

— Em, hola mi nombre es Joel. Vengo por la cita — me dijo tímido mientras bajaba un poco la mirada

— Adelante corazón, puedes pasar. Ponte cómodo — le dije, mientras le dejaba unos pocos metros para que ingresara. Su perfume me pareció cautivador y sus movimientos eran muy suaves y relajados. Aún ni habíamos hablado casi nada y ya tenía mí completa atención

— Bueno, ¿Qué tengo que hacer? — me preguntó con una voz dulce e inocente, mientras yo lo miraba cautivada y curiosa.

Glosario:

Masajes tántricos*: masaje profundamente relajante y sensual que se puede utilizar con fines físicos, mentales y espirituales

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Comments

Yasmin Pena Nava

Yasmin Pena Nava

Hay se gana mucho dinero pero también se lleva cada chasco cn los hombres 🥺😔😭

2024-04-29

0

Dayma Sánchez Pérez

Dayma Sánchez Pérez

buen capítulo 🙏

2024-04-28

1

maggi

maggi

me gustan tus novelas, gracias autor@👌👏

2023-09-30

2

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