Mili 7 Cuidando de mi amiga Carol

⚠️ Este capítulo puede contener relatos de violencia sexual, física, psicológica. Solo para mayores de 18 años ⚠️

Luego de que Carol viniera a mí departamento más pequeño a dormir, con el tiempo nos hicimos muy amigas. La primer noche ella no quiso ir a ninguna de las habitaciones, así que le ofrecí descansar en mí cómodo sillón. Durmió tan profundamente e hizo tan poco ruido que parecía ser una planta.

En la mañana desayunamos juntas, café con leche, tostadas y jugo de naranja. Parecía tener mucha hambre. Sus marcas me daban estupor, algunas parecían hechas con látigos, las del cuello parecían por estrangulamiento. Luego se dio una ducha y vi que sus muñecas también estaban rojas, quizás la habían atado.

Con el correr de los minutos fue hablando un poco más. Entonces pude saber que había dejado todas sus pertenencias en el departamento de su pareja. Nunca me quiso decir su nombre ni que le había hecho el maldito o maldita.

Quise decirle en ese mismo momento que lo fueramos a denunciar, pero no me precipité. Quería primero entrar en confianza con ella. Además, yo había tenido mala experiencia haciendo denuncias a abusadores en la comisaría. Nunca me habían tomado en serio, ni siquiera la vez que había ido con Luigi.

— Y entonces ¿No tienes a nadie? ¿Algún familiar, amigos que te puedan ayudar? Porque entiendo que no tienes donde pasar las noches— le consulté preocupada. No la quería echar, pero sí deseaba saber con qué estaba lidiando.

— No, no tengo a nadie. Mí padre me echó de la casa hace unos 4 meses, al otro día de cumplir 18 años. Luego de eso estuve durmiendo en hoteles con tipos, hasta que conocí a mí actual pareja en un bar, él me ofreció techo, comida, dinero y lujos. En realidad estuve con él poco tiempo, llevábamos unos 3 meses juntos. Al principio todo fue mágico...

— Y luego cambio por completo, como si fuera otra persona?

— Sí, exacto. ¿Cómo lo sabías?

— Ay amor, es una historia que se repite siempre. Cuando todo es color de rosa al principio debes desconfiar — le dije en forma cariñosa mientras le tomaba las manos, estaban frías y ásperas.

Luego le propuse quedarse en la habitación más pequeña. Ella insistió en que deseaba irse, pero luego de meditarlo un poco más, decidió quedarse con la condición de que yo la dejara pagar un alquiler económico. Así que llegamos a un acuerdo. A medida que tuviera citas me iría pagando. Yo no quería cobrarle, solo la estaba ayudando a salir de una situación de violencia, pero terminé aceptado para que ella no se sintiera tan mal consigo misma.

— No quiero volver a recibir ayuda de nadie, es decir, no gratis. Todo me lo quiero ganar con mí propio esfuerzo — insistía. Me pareció bien, así que la dejé en paz.

Por las noches temblaba y lloraba. Luego de una semana me contó que era adicta. Estaba soportando la abstinencia de una manera heroica. Nunca había visto a alguien soportar la falta de sustancias con tanta determinación. Definitivamente, ella quería salir adelante.

— El tercer tipo con el que salí, luego de abandonar mí casa, solo quería tener sexo por detrás y sin protección. Solía lastimarme, pero yo no tenía a dónde ir. Así que aguantaba y le daba lo que él quería— me contó luego que le pregunté por algunas cicatrices en su cuello. Al parecer al mismo sujeto le gustaba ahorcarla con un cinturón mientras tenían relaciones. Un enfermo violento y abusivo sin dudas.

Cuanto más me contaba yo menos lo podía creer, era una joven que había tenido relaciones sexuales desde sus 15 años y por lo que me narró, tal vez había sido abusada, por familiares cercanos, incluso antes. Era increíble que una chica hubiera pasado por tantas situaciones extremas en tan poco tiempo y lo más triste es que su familia tenía mucho dinero.

— También estuve trabajando en un bar erótico, eso lo hice con 17 años y una identidad falsa, cuando aún vivía con mí padre y su nueva pareja. También en ese tiempo estaba casi siempre en casa de una amiga. Gané mucho dinero sirviendo tragos semi desnuda y bailando en un pequeño escenario con un caño. Y con ese dinero me di varios lujos y compré vicios pero de calidad— me contó al principio de su segunda semana en mí departamento. Yo la escuchaba muy interesada. Su historia de vida era para hacer una película o una novela.

— ¿Y nunca te enamoraste de ningún hombre Carol? Creo que hasta ahora solo has mencionado a tus amantes como una fuente de dinero — le pregunté sin rodeos

— Bueno, creí estar enamorada de mí última pareja. Cómo te relaté, él fue muy dulce y amable al principio. Y también del hermanastro de una amiga, a ella no la he vuelto a ver, se llama Sofía. Su hermanastro era muy bonito y tímido, a mí me daban muchas ganas de estar con él, pero creo que nunca me miró como a una mujer con la cuál podía estar — me dijo algo frustrada

— Oh es muy triste cuando alguien que nos gusta parece inalcanzable — le respondí ante su seriedad. Era evidente que recordar a esas personas le daba melancolía, así que decidí no volver a preguntar por ellos.

Y así pasaron casi 4 meses conviviendo con Carol...

Gracias a su estadía en mí departamento pudo recuperarse de sus adicciones, al menos por un tiempo. También pudo comprar ropa, ahorrar y estar mejor de salud. Su mejoría definitiva y mayor independencia coincidió con mí primer cita con Joel. A los dos días, luego de mí primera cita con él, me llamaron por teléfono de "Latidos Únicos", casualmente estábamos en mí departamento más pequeño, el que Carol me alquilaba. Yo, al tener dos propiedades, podía alternar mí vida entre ambos sitios.

A pesar de que todo marchaba bien y Carol parecía estar mejor que nunca, yo sentía que mí amiga me estaba evitando, tal vez tenía un problema y deseaba enfrentarlo sola, era muy terca. Ante mí insistencia avasallante, no tuvo más remedio que recibir mí visita, yo deseaba mucho verla. Incluso le había dejado recados a través del hombr de seguridad del edificio y de Cleopatra.

En ese momento, yo confiaba en Carol para dejarla sola en mí propiedad por mucho tiempo, y de todos modos, ella también vivía allí. Ciertamente el alquiler que me pagaba era más bien simbólico. Mí único requisito era que cuando yo lo necesitará, ella me dejara dar masajes allí, Carol nunca se opuso a eso. Cuando yo le pedía el espacio, ella solía salir a pasear o iba al gimnasio.

Por todo esto, ¡Carol aparentaba ser la inquilina y amiga perfecta! El día que por fin me dejó visitarla, yo estaba feliz, desayunábamos juntas y nos estábamos riendo, cuando el teléfono fijo sonó de repente.

— Hola ¿Milagros? Soy Cleopatra, ¡Hoy ha venido a la agencia tu último cliente, el joven universitario de nombre Joel! — me dijo por teléfono Cleopatra, sin dar vueltas, mientras mí corazón de detenía. Carol me observaba curiosa— ¡Se que estás en tus mini vacaciones, descansando! Sin embargo, ¿Quisieras darle al nuevo cliente otra sesión mañana por la tarde? ¡Te ha estado llamando a tu celular y me ha dicho que no respondes cariño!

Yo nunca iba a poder responder, me habían robado el celular, aunque yo no sabía dónde. Cómo estaba con muchos días libres, me había relajado y mí celular había desaparecido misteriosamente. Tal vez me lo había olvidado en mí cafetería favorita o en la peluquería.

— Oh, es que estoy sin smartphone. Hoy mismo voy a comprar otro. Gracias por llamar aquí, a mí teléfono fijo Cleo, eres un amor. Sí, puedo verlo mañana, así que confirma la cita con él amor y luego me avisas la hora, no hay problema. Estoy libre de 14 a 19 horas en mí otro departamento, el grande— le respondí ansiosa.

Por alguna razón me sentía muy feliz, la excitación no tenía límites y al parecer me había sonrojado. La idea de volver a ver a ese joven me fascinaba, esta vez no sería tan precipitada. Lo haría sentir bien y deseado.

— Mili, estás roja. ¿No me digas que vas a volver a ver a ese jovencito del que me estabas contando recién? El que te había gustado mucho, ¿Cuál es su nombre? — me consultó Carol al tanto de mí gusto por mí cliente más reciente, luego de que le corté a mí jefa.

— Ah, sí ja,ja. ¿Se nota mucho la felicidad que tengo? Creo que no llegué a decirte su nombre. Se llama Joel — le respondí sonriendo ante su extraña mirada de sorpresa y sus ojos muy abiertos de par en par.

— ¿El niño rico del que me contaste, se llama.... Joel?

— Sisi, el mismo del que te hablé. ¡Es un bombón y su nombre es Joel!

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Comments

Sisy Toledo

Sisy Toledo

Que asco de personas por Dios.....🤮🤮🤮🤮🤮🤮😠😠😠😠😠😠

2024-01-11

1

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Carol tu historia es como la los jóvenes de los hogares disfuncionales que no tienen ni amor ni respeto por si mismo por la falta de amor de familia el abuso de las drogas hacen cosas que los denigradan como personas

2023-09-08

4

Jeda 🌺 @tuautorajh

Jeda 🌺 @tuautorajh

me encantó la portada

2023-09-08

0

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