Joel 4

De alguna forma u otra, el primer encuentro que tuve con Milagros fue un antes y un después en mí vida. A pesar de que al final no salió como yo esperaba, fue muy agradable y liberador. Además de haber conectado con ella en lo emocional, también pude desahogarme un poco con el llanto. Por supuesto, yo estaba muy bloqueado y no fue suficiente.

Me sorprendió el poder que pueden tener las manos sobre la piel de las personas, sobre todo cuando se usan como lo hizo Milagros. Cada vez que sus dedos me tocaban yo me sentía demasiado bien, algo que solo había ocurrido en mí breve encuentro con Soledad.

En este caso, lo que me había gustado de Milagros, fue que incluso luego de que me puse a sollozar, ella fue muy tierna conmigo. De hecho, ella no tenía ningún motivo para darme ese apoyo y cariño y aún así lo hizo.

— No te preocupes, corazón, todo va a estar bien — me dijo mientras me daba un cálido abrazo, cuando empecé a quebrarme

— Gracias por la empatía y el cariño — le respondí yo, mientras la miraba directamente a sus bonitos ojos azules

En esos momentos, yo no quería que me soltara, sentía que el abrazo que Milagros me estaba dando era casi maternal. Mí verdadera madre se habia divorciado de Máximo, mí padre, cuando yo era muy pequeño. Por lo tanto, yo no tenía ni recuerdos de ella. Solo sabía que era artista, y supuestamente ella no había querido la tenencia. Por ese motivo, yo me quedé con Máximo, a quien siempre me fue difícil llamarle "papá".

— Tú madre no te quiso, porque ibas a interferir con su carrera de actriz y cantante. Ibas a ser una carga en sus viajes — me dijo una mañana lluviosa en la cual habíamos discutido.

Lo odié por decir eso, tal vez mamá no me había rechazado realmente, Máximo solía mentir siempre. Pero, la realidad es que ella no estaba. Y nunca me había buscado. ¿Por qué no quería saber cómo estaba su hijo?¿Tan rápido me había olvidado?

Regresando a mí cita, los abrazos de Milagros me dieron paz. Finalmente, no pudo darme muchos masajes. Pero, si me dió su número de celular para poder contactarla nuevamente.

Yo dormí muy bien esa misma noche al llegar a casa. Estaba feliz de haber conocido a alguien tan sensible como milagros. Mí primera impresión sobre ella había sido con cierto prejuicio hacia las acompañantes. Supuse que solo era amable por el dinero. Sin embargo, cuando la vi tan preocupada conmigo me di cuenta lo equivocado que estaba.

Al otro día me sentía muy animado. Tanto que mí hermanastra Sofía lo notó mientras desayunábamos pan tostado con té.

— Wow, te veo diferente querido Joel, ¿Puedo saber a dónde fuiste anoche? — me preguntó curiosa.

— Solo fui a una sesión de masajes, que me hicieron muy bien. Cómo sabes sufro de dolor de espalda y luego de entrenar con el equipo de básquet siempre estoy adolorido — le respondí rápidamente, buscando que dejara de interrogarme

— Ja,ja es muy evidente que no sabes mentir "hermano", hace días que no entrenas. Lo que no entiendo es ¿Por qué me ocultarías algo? ¿Solo porque tengo fama de chismosa?

— Tal vez, de chismosa y mitómana Sofi —le dije con una mueca burlona, mientras ella me observaba con excesiva ternura.

A pesar de su aparente buen humor, Sofía tenía unas ojeras muy marcadas y se notaba que había estado llorando. La causa no era otra que Dylan. Yo ya había tratado de aconsejarla. Si Dylan la había engañado una vez, con seguridad eso volvería a suceder. Pero, ella no hacía caso y usualmente se negaba a hablar del tema.

Después del medio día, me dispuse a llamar a Mili. Me desilusionó que no respondiera, el contestador de su celular era el único que me atendía. Así estuve todo el día. No tenía sentido, ella me había dicho que me iba a agendar. Tal vez se había arrepentido de haberse involucrado a nivel sentimental conmigo, tal vez todo había sido una ilusión.

Para peor, no podía olvidarme de ella. Mientras hacía ejercicio de piernas y levantaba pesas para tonificar mis biceps, luego en la bicicleta del gimnasio que tenía en el departamento, más tarde en el jacuzzi de uso compartido que teníamos los vecinos del edificio. En todo momento pensaba en Milagros.

Finalmente, en la noche mientras estaba recostado imaginaba sus manos acariciando mí rostro, mí espalda y otras partes mucho más íntimas. ¿Tanto me había gustado ella? ¿Realmente por fin me estaba animando a dar un paso hacia mí propio deseo sexual? Quizás los masajes tántricos eran la respuesta

'Si mañana no me responde iré de nuevo hasta la agencia de citas: Latidos Únicos' — fue lo último que pensé esa noche, mientras me dormía en mí cama de dos plazas, abrazando una de mis almohadas.

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Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Yoel te enamoraste como un adolescente de lo ojos azules de Mili tu papá nunca te a comprendido Sofia eres chismosa como toda mujer

2023-09-12

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