Mili 3: "Seis años después"

Luego de la invitación de mí primer cliente, el señor Roldán, finalmente me quedé en el hotel de 5 estrellas donde se hospedaba. Era un sitio enorme y lujoso, su dueña se había hecho famosa en la ciudad por su servicio detallista y excelente. La mujer le había puesto a su hotel su propio nombre, "Orfelia excelencia".

Mi cliente siempre me trató cordialmente, al menos esa primer semana. Su único defecto era que le gustaba mucho dar órdenes, por fortuna yo estaba trabajando y quería hacer las cosas bien y por lo tanto no ponía muchas objeciones a todo lo que me "sugería".

Roldán me insistía todo el tiempo que solo buscaba compañía, era casado, pero según me contó, su mujer vivía en España y nunca lo acompañaba en sus viajes de negocios, tampoco tenían sexo debido a su invalidez de la cuál no me dió tantos detalles.

En las mañanas desayunábamos en su cama, donde terminé durmiendo desde la primer noche, pues nos quedábamos viendo películas de terror hasta muy tarde. Algunas noches él me abrazaba y sollozaba hasta quedarse dormido. Pero, nunca me llegó a incomodar.

Pasaron las semanas, seguí teniendo citas con él, siempre por medio de la agencia. Esto era así porque yo me juré a mí misma no involucrarme sentimentalmente con él ni con nadie más, mientras trabajara como acompañante. Algo que creí que sería por poco tiempo. Pero no fue así.

...****************...

Seis años después. . .

— Milagros, puedes pasar — me dijo Cleopatra, sentada desde su nueva y amplia oficina. La mudanza de la agencia era reciente y todas las acompañantes debíamos ir a reportar nuestras citas semanales

— Buenos días, Cleopatra. Ayer salí con el señor Luna. Estuve con él cinco horas hasta que finalizó su cumpleaños, luego me dejó ir. Pero, quiere verme el Viernes nuevamente — le dije con pesadez. Me sentía cansada del trabajo y sinceramente estaba considerando renunciar

— Perfecto, veo que quiere seguir pagando por citas. Entonces, ¿no te trató mal? — me consultó mientras anotaba algo en un cuaderno con nuestros nombres

— No, al contrario. Como bien sabes, tiene un fetiche con los pies, así que me pidió que anduviera descalza todo el tiempo. Aunque, no lo dejé tocar mis pies, él no dejo de observarlos nunca y con eso lo mantuve calmado

— Muy bien Milagros, ese cliente se ha puesto agresivo un par de veces con otras acompañantes y como siempre tú supiste manejarlo. Es por eso, que te quiero pedir algo especial

Yo ya la conocía bien. Tanto años de trabajar con ella habían hecho que ya supiera cuando me iba a pedir algo especialmente importante.

— Oh, mañana es mi día de descanso. Realmente necesito tomarme un día para mí Cleopatra

— Si lo sé, lo que menos quiero es perjudicar tu día de descanso. Pero mira, sería solo recibir en tu depto a un cliente especial que ha pagado una suma muy grande y pensé en darte el 60% a ti. Es decir, un 10% más de lo habitual

— Ya veo, ¿un niño rico otra vez? Últimamente hay muchos que acuden a nosotras — le dije aburrida

— Si es un niño rico al parecer, pero pensé en ti porque me dijo que no le interesaba tener sexo. Solo quiere unos masajes tántricos(*) por recomendación de su psicóloga, eso y conectar con alguien. Al parecer le cuesta relacionarse con los demás, especialmente con las mujeres — me comentó Cleopatra, mientras buscaba el expediente del nuevo "cliente".

— Ya veo, bueno si es solo por masajes estimulantes y no salir a pasear, creo que lo puedo hacer — le respondí pensando en que debía pagar la cuota de mí auto y la tarjeta de crédito. Me estaba dando una vida de lujos y por eso no podía parar de trabajar

— Genial. Luego de esta cita, puedes tomarte un descanso de tres días si lo deseas. Quizás tienes ganas de viajar a algún sitio, lejos de esta ciudad

— Puede ser... estoy necesitando desconectar un poco de la rutina del trabajo — le respondí pensando en como iba a hacer para renunciar con todos mis gastos, incluídos los viajes recientes

— Este es el joven, se llama Joel y tiene solo 20 años — me dijo mientras me mostraba la foto de su perfil.

Tomé el papel con mis manos y lo observé detenidamente, era muy guapo y joven. Su apellido no aparecía. Sí algunos datos muy íntimos que siempre ayudaban. Allí pude ver que nunca había tenido relaciones sexuales, que era estudiante universitario y muy callado.

— Que extraño, pensé que nunca aceptábamos clientes menores de 21 años — le consulté intrigada

— Así es Mili, pero está vez debido a la enorme suma de dinero que ha pagado su mejor amigo, y que no pidió una acompañante que estuviera dispuesta a tener sexo, lo hablé con Oscar y ambos decidimos que podíamos hacer una excepción — me comentó en voz baja

— ¿Su mejor amigo? Ya veo, entonces yo soy el regalo para su amigo. Está bien, si ustedes creen que no van a tener problemas legales, en eso yo no me meto. Pero sí pienso usar el depto que me ha regalado la compañía, allí los vecinos ya me conocen. En el mío particular no saben que soy acompañante — le dije seria

— Ok, puedes usar el que te ha asignado la agencia.

No hay problema. De todos modos, ese ya casi es tuyo. Me has dicho que te quedan pocas cuotas, la cuál se estan pagando con cada cita que concretas. ¡Te lo has ganado Mili! — me respondió siendo excesivamente halagadora y falsa conmigo

— Bien, por lo que leo aquí el encuentro es mañana en la tarde ¿no?— le dije mientras me levantaba con pesadez de mí silla.

— Si mañana Mili, te agradezco la predisposición de siempre. Eres mí mejor acompañante — me dijo mientras encendía un cigarrillo y me guiñaba un ojo

Al salir por la puerta me cruce con dos jóvenes varones, uno rubio y otro morocho, ambos vestidos de negro con jeans algo extraños y recortados

— Ustedes dos pasen, en un rato tenemos la entrevista ¡Sean bienvenidos bombones! — exclamó Cleopatra mientras me despedía a mí y recibía los nuevos aspirantes a acompañantes. Eran cada vez más jóvenes y a la vez los pedidos de los clientes eran más extraños y exigentes a nivel sexual, lo cuál me estaba dejando algo marginada. Todo se estaba complicando demasiado.

Esa misma noche...

Me pasaron a buscar en una limosina. Había sido tan torpe que había olvidado que tenía una cita con uno de los clientes nuevos de la agencia. Cleopatra también lo pasó por alto, pero al recordarlo me envió un mensaje de texto:

'Esta noche te llevan a un hotel, intenta pasarla bien, no te van a pedir demasiado' fue todo lo que decía.

El sujeto de mí cita era un empresario joven, quizás tendría unos 40 años, al llegar me recogió en una limosina a las 21 PM, vestía un hermoso traje negro y fumaba un habano cuando me abrió la puerta trasera de su coche de lujo.

— Buenas noches preciosa, soy Fortunato y está noche serás mí invitada de honor en el hotel "Orfelia excelencia" — me dijo con aires de grandeza ante mi sonrisa fingida.

Yo no tenía ganas de nada más que de recostarme en mi cama para descansar. Para colmo, tenía un mal presentimiento en esos momentos. Solo me tranquilizó que iríamos a un hotel donde todos me conocían, incluida la dueña.

Al llegar al hotel, Fortunato pidió la suite presidencial. Apenas ingresamos a la habitación él me dijo que no quería masajes ni caricias, tampoco hablar ni mirarme. Solo quería que yo observara, algo que me pareció extraño.

Al poco tiempo dos jovencitos ingresaron con botellas de champagne en sus manos. Parecían nerviosos e inexpertos. No obstante, supuse que Fortunato los había buscado mayores de edad. De repente, los recordé. Esos dos habían ingresado a la oficina de mí jefa solo unas horas antes. Eran los acompañantes nuevos.

— Tú puedes observar todo desde el jacuzzi, te quedas en ropa interior y puedes beber algo — me dijo sin vueltas Fortunato

Ante mí falta de acción volvió a acercarse a mí y está vez no fue tan amistoso. Me miró fijamente a los ojos e hizo un gesto de molestia con la mano.

— Milagros, no te lo estaba sugiriendo. Es una orden. Y no te preocupes, se que no ofreces sexo. ¡Solo quiero que veas!

Decidí que levantarme para abandonar la cita sería un problema con la agencia y con el cliente, quien no parecía muy amistoso cuando no lo obedecían. Luego de un rato, me arrepentí de haber tomado esa decisión.

— ¡Bailen, bailen, quiero ver esos cuerpos juveniles, quiero que se quiten todo! — les gritaba a sus jóvenes invitados Fortunato, con excesiva euforia

Así soporté dos horas de una de las peores citas que había tenido. La experiencia fue incómoda porque ambos jóvenes estaban alcoholizados y no estaban seguros de lo que hacían, pero ante cada instante de duda el empresario les daba otro fajo con billetes.

Además del dinero, también los amenazaba con golpearlos, algo que por suerte no pasó a mayores. Yo había dejado mí celular lejos de mí alcance por si necesitaba ayuda. Un error de novata, lo cuál demostraba que con el correr de los años me había relajado demasiado con los clientes.

La cita terminó abruptamente cuando uno de los acompañantes se desmayó, Fortunato me despidió como si no hubiera ocurrido nada. Me dio un fajo de billetes y un beso en mi cachete que casi me hizo vomitar.

— Espero que la hayas pasado bien — me dijo ante mi cara de asco.

— 'Tengo que alejarme de este mundo de las acompañantes'— fue lo único que pensé mientras me iba de allí.

Más populares

Comments

Yasmin Pena Nava

Yasmin Pena Nava

Wuaooo 😳 que vida la de acompañantes de Citas, nunca sabes que va a pasar cn los clientes 😏🤗🇻🇪

2024-04-29

0

Sisy Toledo

Sisy Toledo

Obvio le gustan los muchachitos y se le hace agua 💧 la canoa......ja jajaja jajaja jajaja 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣

2024-01-11

3

Sisy Toledo

Sisy Toledo

Bue.....hay de todo en la viña del señor....🤦🤦🤦🤦🤦🤦

2024-01-11

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play