Joel 5

Como les estaba relatando, me dormí nuevamente pensando en Milagros y en sus mágicas manos. Soñe que estábamos recostados en una cama amplia, rodeados de pétalos de flores y bombones de chocolate. Ambos nos encontrábamos en ropa interior, pero solo nos abrazábamos tiernamente mientras nos mirábamos a los ojos con dulzura.

De repente, me desperté con una música fuerte y muy molesta; la alarma de mí hermanastra Sofía sonaba sin cesar. Para colmo, iba aumentando su intensidad, así que retumbaba en toda la casa. Supuestamente, Sofía debía encontrarse con Dylan para ir a un viaje corto y tratar de recomponer su relación. Yo no le encontraba sentido a eso.

O quizás se quería escapar rápido de casa porque Máximo, mi siempre ausente padre, nos había avisado que regresaría. El mail que nos envió fue corto y conciso: "Hijos, regresaré a casa este Sábado. Atte Máximo" Tal vez se había aburrido de viajar por el mundo o se había peleado con Orfelia.

'Que genial sería no volver a ver a esa mujer' — pensé divertido. Aunque luego me dio pena por Sofía, que ya extrañaba a su alcohólica madre. En cuanto a mí, no podía dejar de pensar en la masajista.

'¿Así se sentirá el amor? No siento mariposas en el estómago, pero si me palpita fuerte el corazón cuando pienso en Mili' — reflexionaba yo, mientras bebía un delicioso jugo de manzana y probaba unas galletitas de arroz.

— Adiós "hermanito" — me dijo Sofía con una alegría desmedida. Un abrazo de su parte también me dejó sorprendido.

'¿Desde cuándo me llama hermanito? Tal vez no se va a ver con el tóxico de su novio' — pensé esperanzado.

— Adiós Sofi, por favor cuídate en la calle — le dije con cariño.

Nuestra relación había mejorado últimamente, sobre todo desde que yo me había deprimido, luego de mí ruptura con Karen. A Sofía nunca le había caído bien mí ex, quizás ella pensaba que yo debía haber sido novio de su amiga Carol.

Lo cierto es que, Carol siempre me pareció una joven muy atractiva, pero que iba demasiado rápido. Yo no quería apresurar nada, quizás me reprimía sí, no obstante en los terapias me habían dicho que era normal producto de todo lo que había sufrido.

Como decía, yo pensaba que Carol siempre había sido una joven muy atrevida en el plano sexual, pero no esperaba verla trabajando de acompañante. Y sobre todo tan desmejorada. Daba la casualidad de que Sofi la estaba nombrando mucho últimamente. Yo creo que le hubiera dolido verla como la vimos con Lucas.

Yo siempre fui demasiado romántico, mí idea era primero encontrar el amor y luego tener relaciones. En ese sentido, mí ex Karen se había aproximado más a mi ideal de relación. Lo malo es que era demasiado ansiosa y yo necesitaba más tiempo para dar el siguiente paso. Su presión para tener relaciones sexuales también me hizo perder mucha confianza.

El resto de la mañana y parte del medio día estuve llamando a Milagros. Cuando me di cuenta de que nunca atendería, deje un mensaje en la contestadora. No contento con eso, llamé a "Latidos Únicos" y el teléfono daba siempre ocupado.

'Suficiente, voy hasta allí' — me dije a mí mismo con decisión.

El viaje hacia la agencia fue rápido, era sábado y no habia mucho tránsito. Mí auto despertaba curiosidad, era un descapotable negro de unos 500cv (caballos de fuerza). Yo hubiera querido llamar menos la atención. No obstante, no tenía otro vehículo ni ganas de caminar.

— Bienvenido, ¿Viene por primera vez? — me preguntó la recepcionista colorada, mientras con el codo tiraba un vaso con agua.

— Emm no, quisiera preguntar por una acompañante en particular. Su nombre es Milagros. Vine porque no me respondían el teléfono— le dije en voz baja, casi en un susurro, mientras la ayudaba a levantar el vaso.q

Detrás mío, una señora de unos 60 años me miraba de reojo mientras observaba un catálogo con fotos de acompañantes muy jovencitas.

— Disculpe, ¿Esa tal Milagros no es la masajista sexy? — de quejó de repente con la recepcionista— Me dijeron aquí que estaba de vacaciones, espero que no me hayan mentido otra vez.

Yo me sentía muy incómodo. Al parecer Milagros era más conocida de lo que suponía. De todos modos, no me gustaba el tono de la señora. Seguro consideraba a las acompañantes simples objetos. Pobre Mili, que debía lidiar con esas clientas molestas.

Lo que realmente me preocupaba era el hecho de que Mili estuviera efectivamente de vacaciones. Para mí fortuna, de repente apareció Cleopatra. Había estado reunida con una parejita de jóvenes que al parecer buscaban una acompañante femenina.

— Gracias por haber venido preciosos, van a ver que Jennyfer cumplirá con sus expectativas — les decía con descaro. La pareja parecía de clase alta, bien vestidos los dos. Se fueron rápido, casi volando.

— Señora Gutierrez, sus reclamos serán atendidos en pocos minutos por mí pareja, Óscar — le dijo Cleopatra en tono complaciente, mientras la señora fruncía su seño y continuaba viendo el catálogo de chicas.

— Eso espero, me gasto una fortuna por mes aquí, lo mínimo que espero es quedar satisfecha con mis múltiples necesidades — le respondió con brusquedad

— Por supuesto, señora Gutiérrez, claro que quedará satisfecha. . .— le dijo Cleopatra con amabilidad, mientras inclinaba su cabeza como un gesto de sumisión.

— Oh, señorito Joel. Que gusto tenerlo aquí de nuevo pase a mí oficina por favor. Emm, Cintia, querida no quiero que nadie me interrumpa mientas estoy reunida en mí oficina con Joel . ¿Te queda claro niña?— le pidió a la colorada con tono autoritario y burlón

Ella asintió con la cabeza y percibí como me seguía con la mirada mientras yo me acercaba a Cleopatra. También la molesto clienta con los catálogos.

Ingresé a la oficina de Cleopatra algo desconcertado. Al parecer ella había estado bebiendo. Sobre su escritorio había un vaso con whisky y unos cigarrillos finos en un estuche gris plateado que estaba abierto.

— ¡Que alegría verte de nuevo por aquí bonito! No esperaba que volvieras, pero por suerte, me he equivocado — empezó a decir mientras se apoyaba sobre su escritorio justo en frente de mí. Su falda era excesivamente corta y contribuía a mí incomodidad.

— Bueno, seré franco, estoy buscando a Milagros. No me he podido comunicar con ella y según escuché en la sala de espera, está de vacaciones — le respondí sin rodeos.

No tenía intenciones de estar demasiado en esa oficina, sin embargo quería ver a Milagros. O al menos pactar una futura cita.

— Oh Milagros, nuestra famosa masajista sensual, veo que te ha cautivado bonito. Yo me comunicaré con ella hoy mismo. Está descansando sí. Sin embargo, yo podría convencerla por ti — me dijo guiñando su ojo derecho, a la vez se servía más alcohol y buscaba su encendedor

— 'Que asco de mujer' — pensé mientras me levantaba rápidamente del asiento donde me había sentado

— Hey, espera señorito, no quiero ser descortés, pero aún debemos arreglar el pago je. Osea te tienes quedar aquí.. conmigo, ja,ja.

— Oh el dinero no es problema — le dije, mientras sacaba de mi bolsillo un fajo de billetes.

— 'Solo me quiero ir de aquí, misión cumplida. Bye bye Cleopatra' — pensé para mí

— Ay bonito, perdón la honestidad brutal, pero parece que tu familia tiene dinero ¿No cari? — me increpó de manera brusca, acercándose a escasos centímetros de mi rostro.

— '¿Qué pensaría de ella su pareja, si ingresara ahora por esa puerta?' — reflexioné un instante mientras observaba un anillo de oro en su mano izquierda y me hacía para atrás con la silla

— Pues, el que tiene mucho dinero es Máximo, es decir. . . mií padre. Yo soy estudiante universitario de psicología y en realidad busco un ingreso propio, aunque sea de medio tiempo. Odio depender de mí padre — le respondí sin darme cuenta de que estaba hablando de más

— ¡Wow un futuro psicólogo! Oh yeah. Tal vez cuando tengas el título puedas tener una primer experiencia laboral aquí bonito. Aunque, para ser honesta, creo que tú talento está en otro sitio. Veo mucho potencial en ti — afirmó, mientras volvía a acercarse.

Finamente, mordiendo su labio inferior, hizo la "propuesta indecente" — No quiero parecer grosera contigo Joel, eres joven, pero sigues siendo un cliente — empezó a argumentar; sus palabras se estiraban demasiado, como les suele suceder a los borrachos — De todos modos, no puedo evitar pensar que como acompañante harías una verdadera fortuna. Incluso si solo ofreces citas para salir a comer. Creo que atraes, a todos y a todas Joel, eres un diamante en bruto bonito —

Ante esa última propuesta me levanté de la silla algo nervioso. Luego empecé a despedirme de ella rápidamente, me sentía acosado y las ganas de salir de allí eran más fuertes.

— Bueno, te puedo decir que nunca hubiera pensado en ser acompañante je, te agradezco la oferta Cleopatra. Espero tu llamada para ver a Mili... quise decir, Milagros —

— Espera, por favor — insistió con torpeza. — ¿Puedes dar una vuelta? Solo quiero ver algo. ¿Please?

Sé que soy un imbécil por dejarme acosar. Solo lo hice para que me dejara ir y pusiera ganas en contactar a Milagros. Di una vuelta sobre mí sitio y ella aplaudió emocionada.

— Lo sabía, lo sabía cari. Eres perfecto. Cuando desees ser rico, sabes dónde buscarme. Hoy mismo llamo a tu masajista favorita, ¡Puedes irte señorío Joel!. — me dijo mientras se acercaba a la puerta para abrirla. Mí alivio era enorme.

Al salir de su oficina, había más gente esperando fuera. Me sentí observado y me puse rojo. Incluso un tipo pelado, con anteojos oscuros, quien debería ser Óscar, nos miraba con seriedad a ambos. Cleopatra era la única que me saludaba efusiva con sus manos.

— ¡Adiós bonito, te espero pronto por aquí! — fue lo último que me gritó, ante la mirada curiosa de todos los conocidos y extraños a nuestro alrededor.

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