La capa mágica que traía puesta Freya, que la ocultaba de todos los indiscretos, se movía ondulante mientras caminaba casi corriendo a la habitación donde se encontraba su hijo Maxi. Aunque nadie podía verla, estaba llorando. Se sentía muy mal, no solo porque pensaba que Maximiliano la había rechazado, sino porque tenía rabia de saber que todo lo que estaba pasando era algo destinado y que los dioses podían hacer con ella lo que quisieran.
"¿Acaso no tengo libre albedrío? ¿Acaso tengo que soportar más ataques? ¿Por qué me pasan cosas malas si yo nunca he hecho nada malo?"
Eran las múltiples preguntas que se cruzaban por su cabeza mientras se martirizaba a ella misma, principalmente odiaba el hecho de haber existido. Lo único bueno que había hecho era haber dado a luz a su hijo.
—¡Espera! ¡Freya!—escuchó gritar a Maximiliano.
La antigua princesa agachó aun más la cabeza mientras seguía aumentando la velocidad, no quería hablar más con el médico; sin embargo, un golpe en seco la detuvo. Al darse la vuelta, se dio cuenta de que se trataba de Maximiliano, quien al perseguirla, de manera tonta, se tropezó contra un jarrón.
—¡Ni en estos momentos se me quita lo torpe!—dijo intentando levantarse—¡Joder!
Con cuidado Freya lo ayudó a recostarse contra la pared, mientras Maximiliano se sacaba una pieza de jarrón que se le había incrustado en su palma y usaba su don para curarse.
—¡¿Por qué tuvo que correr?!—le preguntó enojada—¡Fácilmente podía alcanzarme en la habitación de Maxi!
—Porque ser torpe es mi esencia—respondió burlándose—lo que tengo de inteligente y habilidoso lo tengo en torpeza, así que muchas veces cuando estoy nervioso eso me gana.
—¿Nervioso por qué?—preguntó un poco menos enojada.
—Porque la mujer que me gusta es la madre de mi hijo—respondió con una sonrisa mientras estaba sonrojado.
Debajo de la capucha, Freya era un poema. Ni ella misma podía entender tan fácilmente sus pensamientos, ahora mucho menos el actuar del médico de su hijo.
—Creo que el golpe lo dejó más tonto—respondió tajante—¡¿Cómo te puede gustar una anciana y monstruo como yo?!
Él gritó que pegó hizo preocupar a los guardias que hacían las rondas cerca, si no fuera porque Maximiliano les hizo una seña con la mano para que les dieran privacidad.
—Eres la madre de mi hijo, así que por respeto a Maximiliano no te digas más anciana o monstruo, porque entonces él también lo es y él es el niño más tierno que he visto, no solo por ser mi hijo—habló serio.
Freya quedó de inmediato en silencio, sin poder darle una respuesta devuelta. Por primera vez sentía que ya no podía usar más el hecho de su físico para autocastigarse, aunque no lo hiciera de manera consciente, eso era todo lo que conocía desde niña.
Maximiliano al ver como la madre de su hijo estaba en silencio, suspiró con pesadez, estaba cansado, quería dormir, así que se levantó e invitó a Freya a la habitación secreta.
Aquel lugar, que quedaba oculto en un pequeño pasillo al lado de la habitación de su hijo, en realidad era la entrada a un pequeño jardín que su madre desde hacía tiempo estaba intentando remodelar para ser un invernadero donde sus pequeños hijos pudieran aprender herbolaria mágica.
Una vez dentro, un poco cojeando debido a la caída, se acercaron a una butaca donde la invitó a sentarse y poder hablar mientras observaban la fuente de agua al frente de ellos.
—Hace más de cinco años me dio fiebre amarilla—dijo mientras se palpaba su mano herida—literal al momento de abrir los ojos, después de un mes en cama, volví de la muerte. Al ver en mi propia cara el verdadero rostro de la oscuridad, entendía dos cosa: la primera, todos podemos sufrir cosas tanto buenas como malas, aun cuando seamos personas buenas, y la segunda, que ante la muerte, no hay fealdad o belleza que valga, todos seremos juzgados por el karma con base a los actos que cometimos en vida.
—Entiendo a donde quieres llegar—respondió—¿Pero qué tiene que ver eso con que gustes de mí? No soy la mujer más hermosa, ni siquiera alguien digna de la realeza. El príncipe Aqua...prefirió a mi prima, por encima de mí. Hubiera entendido el rechazo por mi apariencia, pero el hecho de que él me golpeara...
—¿Te golpeó?—preguntó enojado.
Freya se quedó en silencio, regañándose por tener su boca tan suave. No quería hablar sobre su pasado, sentía que con cada palabra revivía lo ocurrido.
—Está bien, háblame cuando te sientas cómoda—dijo, aun pensando en el desgraciado del príncipe—sabes, como miembro de la nobleza, yo tampoco soy como los demás hubieran pensado que fuera. De hecho, por haber renunciado a mi derecho de sucesión, así como por la carrera que estudio y mi torpeza, me llaman el "duque fallido".
Fue allí que le explicó todo lo sucedido con respecto a su cambio de vida, así como el hecho de que el haberlos conocido fue algo que lo cambió para siempre.
—No solo eres fuerte, sino también valiente, pese a tu situación, te has sacrificado tanto por nuestro hijo, ¿Cómo no me puedes gustar después de eso?—le dijo mirándola directo a sus ojos con una sonrisa—por favor, dame una oportunidad. Quiero enamorarte, Freya.
La princesa, al escucharlo tan decidido, tuvo que huir del lugar avergonzada. Ningún hombre, ni siquiera el príncipe Aqua, podía asemejarse al doctor. Su madurez, aunque fuera torpe, lo hacía parecer un sabio joven; sin embargo, el mero hecho de que estuviera cortejándola, la sacaba de lugar. Era la primera vez que un hombre le decía algo así.
Apenas salió del hibernadero, se metió de inmediato a la habitación de su hijo, donde recostó su cuerpo contra la puerta, mientras sostenía su pecho con su mano, intentando contener el latir acelerado de su corazón. Mientras tanto, aun sentado, se encontraba Maximiliano.
El ex heredero, una vez vio marchar a la princesa, se quedó en un estado sombrío, mientras su rostro se oscurecía, recordando las palabras que Rosabell le había dicho antes de salir en búsqueda de Freya.
—La princesa Katherine y la princesa Freya son dos existencias creadas por Apate—recordó las palabras de Rosabell—mientras que Katherine nació para ser la luz, Freya sería el sacrificio cuya sangre abrirá la puerta del infierno y permitirá que él vuelva, pero para eso debe ser la misma Katherine quien provoque su muerte.
—¿Estás diciendo que no hay nada que pueda hacer ella para evitar su fin?—preguntó histérico—¡¿Acaso está destinada a morir?!
En ese momento tuvo rabia, una rabia tan profunda que por un momento sintió su visión nublarse. Mientras su muerte a manos de los minotauros, en unos años, podía evitarse, la de Freya estaba destinada.
—La maldición del envejecimiento, impide que sea encontrada por la princesa, pero aquello es solo una solución temporal—habló con seriedad—lo único que puedes hacer es pedirle que sea tu esposa y enamorarla, de modo que le des un último recuerdo bonito antes de morir. Aunque...
—Aunque, ¿Qué?—esta vez preguntó Atenea enojada—¡Te exijo que me des una explicación! ¿Acaso mi puesto como reina de los dioses no importa?
—Claro que sí, su majestad—respondió Rosabell—pero en cuestiones del gran dios maligno, solo yo soy la encargada, así que su autoridad termina donde empieza la mía. En cuento a lo de la princesa, me pregunto, ¿Qué sucederá si el gran médico Maximiliano Rosfield sana las heridas de ella? Al fin y al cabo, se trata de un víctima de la guerra.
Rosabell se fue no sin antes darle una sonrisa cómplice a Maximiliano, que de inmediato este entendió. Enseguida supo que ella se hacía referencia a la condición que le dieron para volver, ya que debía sí o sí ayudar a las víctimas de la guerra, por lo que siendo Freya una víctima de la misma, esta entraba en la lista.
Sin embargo, se mordió sus labios frustrado, no quería que su hijo sufriera más. Sobre todo, no quería que aquella mujer que le había interesado desde el primer día y que dio a luz a Maxi se fuera de su lado. Juró en su interior, que sin importar que o como, iría en contra del destino.
Mientras la conversación de Freya y Maximiliano ocurría, Rosabell estaba descendiendo por las escalera para poder salir de la mansión y teletransportarse a su nuevo destino, no sin antes encontrarse con Bob, el orbe encargado de la seguridad de Maximiliano.
—¿Estuvo bien decirle todo eso a ellos?—preguntó a su señora cuando esta se acercó.
—Solo saben menos del 1%, así que por ahora que se enfoquen únicamente de darle bonitos recuerdos a Freya—respondió entregandole un cofre—si llega el momento, no dudes en usar esto. Lo que se viene, será feo, necesito que estés listo en todo segundo.
Bob de inmediato guardó el cofre, mientras observaba como su señora se iba a tierras lejanas y desconocidas.
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Comments
Thania Rodríguez
Rosabel es cruel
2024-08-08
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Estrella Reyes Reyes
que malditos dioses,la pobre a sufrido,desde que nacio y aun le queda mucho mas,osea,seguira la guerra ya que el demonio,volvera a salir,fuerzaaa,freya y maximi,y maxi
2023-09-05
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