Una vez dejó la loza en la cocina, se dispuso a darle un último chequeo antes de irse a bañar y colocarse así su pijama. Fue en ese momento, cuando él iba a ingresar a la habitación, que en el pasillo se topó con la señora Luna. La mujer, al verlo frente a frente, se sonrojó un poco.
Agradeció que sus cicatrices y su ojo maltrecho se deformara cuando se transformaba, de modo que no pudiera asociarse con los que tenía su versión joven; sin embargo, cerró la puerta de inmediato, ya que le apenaba que él viera que en su cama se encontraba el mismo juego de ropa que estaba en la cama de él.
El aroma del perfume del doctor le gustaba, aliviaba sus pesadillas y hacía que durmiera placidamente, así que solo esperaba que si él hubiera notado esas sabanas y la funda de almohada, al menos pensara que es que tenía varios juegos parecidos.
—Buenas noches, señora Luna—dijo Maximiliano.
El doctor, instantes antes de encontrarse con la abuela del niño, se había caído, haciendo que se cortara el brazo y una parte de la frente. Estaba muy cansado, por lo que eso aumentó su torpeza cotidiana, aunque con su don curativo pudo cerrar las heridas con facilidad, ya que su sangre como modo de defensa llevaba energía mágica a las zonas lastimadas, dejó su ropa con rastros rojos que asustó a la anciana.
—¿Está bien?—preguntó colocando la mano en su frente y luego en su brazo.
Aquel movimiento, en especial el último, provocó que la marca en la mano del médico volviera a resplandecer, así como a emanara una luz y una calidez, que solo sentía cuando tocaba a Maxi o a su madre. De inmediato frunció con mayor fuerza su ceño, ya no sabía qué estaba pasando con él y esa familia.
Freya, pensando que el doctor estaba rechazando el tacto de la "abuela Luna", aquella maldita transformación que la acompañaba todas las noches, de inmediato se separó y bajó la cabeza.
—Perdón, no quise molestarlo—dijo y sin dejar que el explicara la situación se fue donde Maxi.
Un poco avergonzado, siguió a la anciana, para darse cuenta que estaba sacando un libro el cuál tenía como título “El país de las maravillas”.
La anciana le dio un beso al pequeño y salió con cuidado de la habitación, donde se encontró con el doctor.
—¿Les gusta mucho el cuento de “El país de las maravillas?—preguntó curioso.
Con una sonrisa la mujer asintió y se acercó a un pequeño escritorio donde tenía varios implementos de dibujo.
—Cuando mi hija Freya era una niña, no teníamos recursos para nada—mintió en parte—para su regalo número nueve una sirvienta del palacio que vivía cerca de aquí, terminó regalándole este libro.
Fue entonces que le explicó que deseaba darle a su nieto, para su próximo cumpleaños un libro ilustrado del cuento.
—¿Cuando cumple Maxi?—preguntó mientras veía los dibujos.
—El cinco de diciembre —respondió.
Quedó atónito enseguida, ¿Qué tan probable era que el cumpliera en su mismo cumpleaños? No solo el nombre, también compartían inclusive el mismo día de nacimiento.
—Mañana debo volver a la academia, señora Luna—dijo—tengo una reunión de seguimiento del tratamiento, pero dudaré si a lo mucho una hora.
—Está bien—respondió—yo le avisaré a mi hija cuando despierte.
La noche transcurrió cyn normalidad hasta que una mañana demasiado gris llegó y el dicho que una vez ella escuchó, se hizo realidad, de la manera más terrible posible.
Si bien se podía asegurar que llovería, más allá del cielo gris, y el aire frío, no había nube negra que anticipara la llegada de la lluvia.
Decidida a abrir su negocio, se levantó luego de asegurarse bien su disfraz para sacar las mesas de la terraza exterior; sin embargo, jamás pensó que en la calle estuviera esperando Federico con un grupo de soldados.
—¡Recuperen al nieto del emperador y quemen la casa de la bruja!—gritó.
Sin darle tiempo de pensar tan siquiera en lo que estaba ocurriendo, los soldados entraron mientras otros la estaban amordazando. Tenía miedo, no entendía como llegó la situación a tal extremo.
—¡Maxi!—intentó gritar con la boca tapada.
—¡Mami!—gritó el niño, quien aun en pijama, estaba siendo cargado contra su voluntad al carruaje.
Debido al forcejeo dejó caer sus gafas, siendo aplastadas por un soldado, haciendo que el corazón de Freya se rompiera aun más. Sentía como le estaba arrebatando frente suyo su alma entera, recordando la risa macabra de Katherine cuando la expulsó del palacio.
—¡Miren todos!—gritó Federico—¡El monstruo que los ha estado alimentando en esta pastelería!
Con fuerza, tomando un pañuelo que contenía una especie de ácido, empezó a restregar con fuerza la cara de Freya, quitándole tanto su antifaz, sombrero y maquillaje. Aquello provocó no solo que revelara su verdadero rostro, sino que también provocara que los vecinos, testigos de aquella escena, vomitaran ante el monstruo de mujer que tenían frente de ellos.
No solo vomitaban, sino que también maldecían, ¿Cómo era posible que una mujer tan horrible y asquerosa como ella los estuviera alimentando? ¿Cómo era posible que hubiera secuestrado al nieto del emperador?
—Esto es culpa tuya—dijo acercándose a su oído y mordiéndolo, haciendo que sangrara—si no me hubieras rechazada, hasta hubiera ignorado la voz que escuché en sueños, ¡Ahora muere!
Una vez encendieron fuego a la pastelería y casa de Freya, la amarraron a una silla, completamente inconsciente y en espera que su cuerpo se consumiera con las llamas.
Con una sonrisa, siendo que a sus espaldas estaba Maxi observando como su mamá estaba por ser incinerada en vida, Federico subió al carruaje y se alejó con el niño del lugar.
Los soldados encargados de recoger el cuerpo sin vida de Freya, una vez que sucumbiera a las llamas, debían estar custodiando que aquella tarea se hiciera por completo; sin embargo, con la velocidad de un rayo, sus cabezas fueron cortadas.
Rosabell, quien estaba observando todo, no solo hizo que las llamas desaparecieran provocando que la lluvia por fin comenzara a caer, sino que también había eliminado a todos los soldados.
—Si no quieren pagar por haber ignorado a un alma inocente—hablo dirigiéndose a los vecinos—regresen a sus casa y recen por el perdón del Gran padre.
Algunos vecinos, quienes conocían la leyenda de aquellos humanos escogidos por la mano del Gran Padre, corrieron del lugar al observar que la espada de Rosabell tenía inscrita los símbolos del dios.
—Bob—dijo dirigiéndose al orbe—hazlo.
Entendiendo la orden, el orbe que una vez salvó al hijo de Luna Freya se teletransportó al carruaje donde estaba el pequeño niño. Justo a tiempo para detener un ataque de asma que lo estaba por dejar sin vida, ya que estaba demasiado morado.
—Lo siento—dijo a Freya, aun inconsciente, mientras la desataba—sé que es doloroso, pero así debe ser.
Dicho eso, la colocó en el piso y con su mano en la frente hizo que despertara un poco la mujer, sorprendiéndose de ver a alguien tan hermoso, mucho más que Katherine, frente de ella.
—No me toques—habló en un susurro—te quemarán viva si ayudas a un monstruo como yo.
—¿Es un monstruo una madre soltera que lucha por su hijo pese a su malformación?—contrarrestó—quédate tranquila, Maxi volverá a ti; sin embargo, ahora mismo su corazón se detuvo un poco. Mi aliado está intentando salvarle la vida, pero te pregunto, ¿Qué tanto estás dispuesta a sacrificar para salvar a tu hijo?
—Mi vida entera—respondió antes de cerrar los ojos.
Mientras tanto, a lo lejos, en el bosque, el carruaje de Federico había sido arrojado contra un acantilado, donde solo se salvaron los caballos. El cuerpo del familiar del conde se encontraba empalado en el pecho por la rama de un árbol seco.
Bob, el orbe, transportó de regreso el cuerpo casi moribundo de Maxi al lado de su madre. Luego, con ayuda de Rosabell, transfirió otro poco de la energía vital de Freya al cuerpo de su hijo. El movimiento hizo que ella lograra sacar de los pulmones del niño una sustancia negra que transformó en una daga que emanaba un aura maldita y que de inmediato guardó en su espacio mágico.
—Llévalos a la mansión del duque Dante—dijo antes de desaparecer en una bruma rosa—haz que conozcan a su nieto, yo iré por su padre.
Dicho eso, una vez ella se fue, Bob los transportó en un círculo mágico que conectaba con Atenea, la madre de Maximiliano, a la mansión oculta donde ella y sus demás hijos se encontraban.
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Updated 22 Episodes
Comments
Thania Rodríguez
Tanto dolor y humillación no es justo
2024-08-08
0
Barbarasl73 🇨🇱
ahhhhhhhhh
2023-09-08
1
Ivon Caraballo
si es nieto de Dante creo entender que es hijo de Maximiliano y en su primera vida no se enteró y Katherine hizo creer que estuvo con Aqua para que esté la repudiara
2023-09-03
0