Jean había salido para vender una de las pocas joyas de Louise. Se sentía aturdido, no había podido dormir bien. El encuentro con Sarah lo había impresionado mucho, esa noche había pensado en dejarse morir de frío y ella apareció en el momento justo. Todavía no sabía por qué la había llevado a su casa, había actuado de manera impulsiva y ahora no sabía qué hacer... Cuando regresó a la casa se encontró con una escena muy desagradable. Louise estaba furiosa, gritaba y trataba de arrancarle el vestido a Sarah. Tuvo qué intervenir inmediatamente. Sin embargo, las cosas se salieron de control y Louise lo abofeteó. Jean se llenó de furia y quería dejarla salir pero se sintió cohibido por la presencia de Sarah. No sabía la razón pero no quería ofrecer una mala imagen de sí mismo así que se contuvo.
Sarah dijo que le devolvería el vestido a Louise pero no tenía nada que ponerse pues su vestido había quedado destrozado. A pesar de la desagradable discusión con Louise y la incomodidad del momento Jean no pudo evitar percatarse de la belleza de Sarah. Ahora que podía verla a plena luz del día estaba maravillado. Tenía un rostro de niña, una belleza suave y había algo fascinante en su mirada. Además de eso, ella había limpiado toda la casa y también había preparado algo de comer. Jean no se imaginó que alguien tan hermosa y delicada como ella pudiese realizar tales labores.
Buscó entre sus ropas un par de prendas para que Sarah pudiese devolverle el vestido a Louise. Y viendo su habitación desordenada y sucia volvió a sentirse mal. Toda la casa estaba impecable a excepción de su habitación y la habitación de Louise, obviamente. Tal vez era hora de ordenar un poco pensó él. Encontró una camisa limpia aunque olía un poco a humedad y unos pantalones que le quedaban ajustados. Tocó la puerta de la habitación de Sarah y ella sacó un brazo para tomar las prendas.
Él esperó afuera mientras ella se cambiaba de ropa. Luego ella le entregó el vestido de Louise y todo lo que él le había prestado. Jean tuvo una sensación extraña al verla con su ropa puesta que le quedaba demasiado grande. A pesar de las circunstancias Sarah se mostraba de buen humor.
Jean le devolvió a Louise sus pertenencias y la encontró echada en su cama, comiendo lo que Sarah había preparado. Tendría que dejarle las cosas claras a Louise no podía seguir viviendo en su casa de forma gratuita, comiendo lo que encontraba y además creando problemas...
Cuando bajó las escaleras, encontró a Sarah en la cocina. Estaba ocupada con algunos quehaceres pero la ropa le quedaba muy grande y le incomodaba. Conversaron un poco y Sarah le dijo que necesitaba escribirle a su abuela para informarle de lo que había ocurrido, también le dijo que quería trabajar para poder obtener el dinero y así regresar a su casa. Ella era modista y le pidió a Jean que pusiera un cartel para anunciar sus servicios. También le sugirió a Jean que saliera a buscar en empleo y le dio ánimos. Sarah no tenía idea de que ante ella estaba uno de los peores criminales del país... Inocentemente, ella pensaba que él era un hombre bueno y humilde que estaba desempleado y él quería que ella pensara eso...
Sarah por su parte pensaba que debía avisarle a su abuela lo que había ocurrido. Por supuesto, omitiría algunos detalles. Le diría que el carruaje fue asaltado, que perdió sus pertenencias y que trabajaría para poder regresar a casa.No le diría que la persona que la ayudó era un hombre grande y fuerte y que además de eso vivía en su casa... Sabía que su abuela se molestaría. No le diría tampoco lo que le había pasado tras el asalto pues esto le daría la razón a su abuela. Confirmaría que era una ingenua y que por eso el mundo cruel había abusado de ella.
Jean salió a buscar empleo. Ni el mismo podía creérselo. Estaba nervioso y fue rechazado en todos lugares. Su aspecto y su cicatriz parecían espantar a los posibles empleadores. Algunos además sabían que era en realidad Jean, el matón y le temían. Pensó en Sarah que había sido amable con él, como nadie lo había sido y tuvo el deseo de comprar un regalo para ella. En una tienda vio un sencillo vestido color rosa y preguntó el precio. No tenía el dinero en ese momento pero pensó que si hubiese tenido un trabajo tal vez hubiese podido comprarselo. A pesar de no tener dinero vio unas flores amarillas silvestres en el camino, de forma impulsiva tomó un puñado. Nunca había hecho algo así, pero sentía que debía darle un regalo a Sarah. Cuando estaba llegando a su casa se encontró con su madre que parecía que iba a buscarlo. Jean se sintió incómodo al verla.
-Sé que no te gusta que venga a buscarte pero hace mucho que no me visitas. La vida de una mujer pobre y sola es dura... Has cambiado desde que estás con esa mujer...-dijo Angeline con tono de reproche mirando las flores que él llevaba en la mano.
-He estado ocupado. Las cosas no han salido muy bien últimamente-dijo Jean tratando de ocultar las flores pero Angeline no dejaba de verlo.
-Tal vez debas empeñarte un poco más en conseguir dinero y prestarle menos atención a otras cosas sin importancia..Mi destino ha sido tan cruel. Mis hijos me han abandonado a mi suerte...Creo que mi destino es morir de hambre en aquella casa en ruinas-dijo Angeline en tono lastimero.
-En cuanto pueda le conseguiré algo de dinero. Ahora tengo algo que hacer-dijo Jean nervioso pues habían llegado a la puerta de su casa y él no quería que su madre viese a Louise y mucho menos a Sarah. Le haría preguntas que ni el mismo sabría responder.
-Está bien, si he aguantado hambre por varios días puedo aguantar un par de días más...-dijo Angeline para hacer sentir culpable a Jean.
Jean más nervioso que nunca se sacó del bolsillo unas pocas monedas y se las dio. Angeline abrió la mano para observar las monedas con un gesto de desaprobación. Era poco dinero.
-Esa mujer te está llevando a la ruina. Vas por mal camino-dijo Angeline para luego darse la vuelta y marcharse.
Angeline estaba molesta. Había algo distinto en Jean. Ahora hasta arrancaba flores para esta mujer. Estaba nervioso y al parecer no había robado nada en días...Le había dado muy poco dinero y Angeline pensó que la culpable de eso era Louise. Sin embargo,ella notó algo extraño. En la casa de Jean había un cartel de " Se hacen trabajos de costura". No creía que la rubia presuntuosa supiera coser pero Jean no tenía más inquilinas. Tampoco creyó que a la rubia le gustaría recibir flores silvestres. Era una mujer altanera y soberbia. Pero hasta donde Angeline sabía él vivía solo con la rubia y ocasionalmente se hospedaba con él algún miembro de su pandilla. Angeline se preguntó ¿Acaso hay otra mujer ? ¿ Por qué Jean estaba tan nervioso?Tendría que averiguarlo todo.
Sarah mientras tanto se había mirado al espejo varias veces. Estando lejos de su abuela podía ser ella misma. Encontró una cortina vieja y se confeccionó un vestido lo mejor que pudo. Extrañamente, quería lucir bien. Ahora que no era vigilada podía permitirse ser un poquito vanidosa... Cuando Jean llegó a casa a pesar de que sentía decepcionado por no haber conseguido un empleo e incómodo por las exigencias de su madre no pudo evitar sentirse a gusto dentro de la casa. La presencia de Sarah lo había cambiado todo, a la casa y también a él.
Ella apareció ante él con una sonrisa. Se había hecho un vestido con una tela vieja pero él no podía imaginarse otra cosa más bella que ella. Sarah había remendado sus camisas, había preparado la comida y estaba allí sonriendo frente a él. Estaba fascinado mirándola y escuchándola. No sabía lo que ocurriría mañana, por ahora solo quería disfrutar contemplándola...
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Updated 112 Episodes
Comments
Anonymous aless
se encontraron dos almas solitarias y rotas por el destino
2024-03-29
1
Anonymous aless
amo la inocencia de Sarah, si supiera con quién está viviendo, sobre todo la peor es la louise
2024-03-29
0
Lorena Larios
jean y Sarah merecen ser felices
2024-01-10
0