Angeline Moureau había hecho lo de siempre. Fue a pedirle dinero a Sor Lucía, ahora alegaba haber sido abandonada por sus hijos. Además, su pequeño y adorado Phillippe había muerto. Estaba totalmente desesperada por el dolor. Eso le dijo a Sor Lucía.
Pero los años habían cambiado a Sor Lucía, aunque seguía siendo una mujer compasiva sabía que Angeline no merecía ni un centavo más.
-Tengo pocas niñas en el internado. Los tiempos han cambiado, nuestro presupuesto es mucho más modesto que antes. Temo que no puedo darte dinero-dijo Sor Lucía con seriedad.
El semblante de Angeline cambió, pasó de mostrar una mirada suplicante a una mirada rabiosa en cuestión de segundos.
-No olvide su deber de ayudar a los pobres, hermana-dijo Angeline apenas disimulando su descontento.
-Nunca lo he olvidado. Si haces uso de la memoria recordarás que fuiste criada aquí como otras niñas. Tengo mi deber muy presente-dijo Sor Lucía.
-Pero ahora una persona pobre le ruega por caridad y, sin embargo, usted se la niega-dijo Angeline de forma acusadora.
-Puedo darte algo de comer. Es todo-dijo Sor Lucía.
-Los pobres aceptamos lo que puedan darnos-dijo Angeline de mala gana.
Sor Lucía entró y luego salió con una pequeña bolsa con algunos víveres. Angeline miró fijamente el tamaño de la bolsa y frunció el ceño.
-Gracias. Los pobres nos conformamos con lo que sea-dijo Angeline en un tono irónico al recibir la bolsa.
A Sor Lucía le irritaba el tono de Angeline. Ella siempre había sido exigente, actuaba de una manera que a Sor Lucía le desconcertaba. Angeline la trataba como si ella tuviese la obligación de darle dinero cada vez que ella lo necesitara. Con su eterna condición de pobreza Angeline se victimizaba y quería forzar a los demás a resolver sus problemas.
-He notado que a veces necesitamos ayuda con la limpieza. Podrías venir y darnos una mano al menos una vez por semana, a cambio te daríamos comida-dijo Sor Lucía.
Angeline se quedó estupefacta. Jamás trabajaría como limpiadora por una bolsa de comida. Que alguien le insinuara que debía hacer algo para ganarse la comida le parecía muy ofensivo.
-Creo que debo irme ahora. El camino es largo y solo soy una mujer pobre y abandonada a la buena de Dios-dijo Angeline para luego darse la vuelta y marcharse.
Angeline ni siquiera escuchó la respuesta de Sor Lucía. Estaba molesta. Ella jamás trabajaría para nadie.
Cuando llegó a su casa, preparó la comida de mala gana y comió. Las opciones se le estaban agotando. Pensó que tal vez podría buscar a Mathieu y a Adolphe para pedirles ayuda. Sabía que Lily y Gustave no la ayudarían, pero tal vez los más pequeños podrían ceder con más facilidad.
Mientras ella pensaba en esto, Jean apareció en la puerta. Ya no necesitaría nada más. Como siempre Jean le trajo dinero y comida. Angeline se sintió aliviada.
-¿Dónde están todos los demás?-preguntó Jean extrañado.
-Me han dejado sola a la buena de Dios. Lily ha sido tan cruel...Lo mismo ha ocurrido con Gustave, ellos se llevaron a mis hijos-dijo Angeline con tristeza.
Jean se sintió mal al ver a su madre así y pensó que sus hermanos eran unos ingratos. Sintió mucha rabia...
-Hijo siempre he pensado que eres mi mejor hijo Si no fuera por ti tal vez moriría de hambre..-dijo Angeline
-No te preocupes madre, te prometo que te ayudaré. Siempre serás mi prioridad-dijo Jean
-¿No habrá nadie más importante que yo?-preguntó Angeline satisfecha.
-Nadie más-dijo Jean con firmeza.
Angeline estaba confiada. Todo lo que Jean ganara y tuviera sería de ella y de nadie más.
Al día siguiente Jean salió con su pandilla. Mientras iban caminando cerca de una calle comercial uno de ellos divisó que una señora venía con algunas bolsas de comida. Viéndola más de cerca se dieron cuenta de que era una monja. Uno de ellos se acercó para molestarla, mientras otro tiraba sus bolsas al suelo. Otro sacó una navaja y la amenazaba. La monja era sor Lucía. Jean la reconoció y se sintió muy mal. Tal vez ella no lo recordaba pero él no la había olvidado. Gracias a ella sabía leer y escribir y gracias a ella vivió los días más bonitos de su infancia.
-Déjenla ahora mismo-gritó Jean con autoridad
Dos de los hombres lo obedecieron pero uno de ellos se mantuvo en su posición amenazando con una afilada navaja a la religiosa.
-¿Acaso eres sordo?-repitió Jean
-¿Qué te pasa? ¿Desde cuándo eres religioso? Haré lo que yo quiera, tú no me mandas a mí-dijo el hombre con altanería.
Jean no tuvo otro remedio que atacar. Comenzaron una pelea violenta y Jean le dijo como pudo a Sor Lucía que se marchara.
La religiosa se fue dejando toda la comida dispersa en el suelo. No podía arriesgarse a recogerla.
En medio de la lucha el hombre logró herir a Jean en la mejilla. Fue una herida profunda pero luego Jean lo hirió cerca de las costillas. El hombre quedó gravemente herido.
- Si otro desea enfrentarse conmigo pues que lo haga ahora-gritó Jean mirando a los otros dos hombres.
Ninguno lo enfrentó siguieron caminando junto a Jean dejando al otro hombre en medio de un charco de sangre.
Jean también sangraba y cuando llegaba cerca de su casa una joven se lo acercó.
-¿Está herido señor? ¿Puedo ayudarlo? Soy enfermera-dijo la joven.
Jean gruñó como respuesta pero ella lo siguió hasta su casa. Era Virginie Delvaux una pariente de los vecinos. Una joven bonita, educada y sobre todo bondadosa. Ella se ofreció a curar la herida de Jean y así lo hizo haciendo caso omiso a los que sus familiares le habían contado sobre él. Para ellos era un delincuente pero para Virgine era un ser humano.
Jean se quedó sorprendido y un poco apenado ante el gesto amable de Virginie.
-Te quedará una cicatriz-dijo Virginie tras curarlo.
-Bueno es lo que me faltaba. Nadie me querrá así-dijo Jean desalentado.
-Quien de verdad te quiera no le dará importancia a una cicatriz- dijo Virginie.
Jean se quedó pensando en lo que ella había dicho. Angeline había estado observando y escuchando todo y no estaba nada contenta con la aparición de Virginie en la vida de Jean.
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Comments
Gladys Elizabeht Amaro Rojas
hay que esa mujer deveria estar en un manicomio ni siquiera sontio la muerte de su hijo
2023-08-10
3
yalis♥️
lo peor en madre, ojalá caiga de manera irreversible por ser una mala madre, y un detestable ser humano, por ser insensible con sus hijos y una manipuladora.
2023-08-09
1
ROCCI ART
Para Angeline cualquier mujer que se acerque a Jean representa una amenaza para sus intereses, ello sólo ve en él una máquina de hacer dinero, el único de sus hijos que manipula a su antojo.....me pregunto hasta cuándo durará esto?
2023-08-09
1