Adele Balzac se había instalado en otra ciudad donde pudo encontrar una casa pequeña con una tienda. Comenzó a ofrecer sus servicios como modista y asistió a la misa con la pequeña Sarah en brazos. Como Adele ya tenía más de cuarenta años y lucía mucho mayor de lo que en realidad era tuvo que explicar que su hija y su esposo habían fallecido dejándola a cargo de la pequeña.
Las damas que frecuentaban la iglesia sintieron compasión por Adele y comenzaran a ayudarla y a hacerle encargos de costura. Poco a poco Adele se fue estabilizando económicamente y notó que la presencia de Sarah la había beneficiado. Todos sentían cierta compasión por la niña y por ella la ayudaban.
Los años pasaron y ya cuando la niña aprendió a hablar y caminar Adele comenzó a educarla de forma estricta y en poco tiempo la enseñó a realizar algunas labores del hogar. Cuando consideró pertinente la enseñó a coser y a la niña se le daba muy bien la costura. Tenía un talento natural para ello igual que su madre.
A los seis años Sarah era una empleada diligente para Adele Balzac, sabía realizar todos los oficios del hogar, era callada y obediente pero internamente era muy soñadora. Nunca tuvo juguetes, tampoco le era permitido jugar con ningún niño. Solo veía a algunos niños que venían a acompañar a sus madres a la tienda. Pero ella no debía hablarles. Su abuela la castigaría severamente si lo hacía. No comía dulces jamás pues tampoco le era permitido. Su abuela jamás le daba dinero ni la dejaba salir de casa. No era cariñosa con ella jamás, su abuela solo le daba órdenes durante todo el día.
El momento preferido del día de Sarah era irse a dormir. Tenía una pequeña habitación donde una vez cerrada la puerta podía respirar y ser ella misma. A su corta edad Sarah había aprendido a reprimirse ante su abuela. De esta manera evitaba castigos excesivos. Tenía que obedecerla y callar. Cuando se acostaba sobre su cama comenzaba a imaginar mundos de fantasía, a veces solo imaginaba que comía pasteles y frutas, que caminaba por el campo, que podía usar un vestido de color rosa (y no gris o marrón oscuro)como las otras niñas que veía desde lejos en la iglesia. No podía acostarse muy tarde pues al día siguiente debía levantarse temprano.
Su rutina consistía en asearse temprano y lo más rápido posible.Luego preparaba el desayuno después de que su abuela encendiera la estufa. Todo tenía que estar bien hecho y bien cocido, así que trataba de hacerlo lo mejor posible. Luego limpiaba la tienda y la casa mientras su abuela se preparaba para abrir las puertas de la tienda. El día se le pasaba entre los oficios de la casa y asistir a su abuela en la tienda.
Una tarde una de las clientas habituales de Adele Balzac se fijó en Sarah y le dio un caramelo, ella lo agradeció y lo comió rápido pero fue demasiado tarde. Su abuela la había visto y aunque guardó las apariencias frente a la clienta, esa noche Sarah fue castigada: acostó sin cenar. Tampoco le fue permitido desayunar al día siguiente.
-Esto es para que la próxima vez lo pienses mejor antes de actuar con tanta osadía e imprudencia-le gritó en la mañana su abuela con el rostro rojo de la ira.
Durante toda la mañana Sarah se sintió débil y con hambre. Igualmente, tuvo que hacer todos los quehaceres. Su abuela solo le permitió comer una pequeña porción en la tarde.
-Espero que hayas aprendido la lección-dijo Adele Balzac mientras observaba comer a Sarah.
Esa tarde volvieron a recibir la visita de la clienta que le había dado un caramelo a Sarah. La amable señora la observaba pero Sarah evitaba mirarla.
-Su nieta es muy bonita, señora Balzac. Tiene un rostro bello y dulce. Parece una muñeca-dijo la señora.
El comentario tomó por sorpresa a Sarah, nunca nadie le había dicho que era bonita. Sin querer se ruborizó ante el halago.
La señora Balzac solo sonrió de mala gana y en ese momento cambió el tema de conversación. Comenzó a hablarle de las telas y otras cosas pero la señora seguía observando a Sarah.
De un momento a otro la señora sacó algo de su bolso. Era una bonita invitación a una fiesta infantil.Tenía bellas ilustraciones y Sarah se quedó hipnotizada al verla. La señora puso la invitación en las manos de Sarah que no dejaba de contemplarla con los ojos muy abiertos.
-Mi hija Caroline cumplirá años el sábado.Tendrá una fiesta de cumpleaños. Creo que su nieta tiene la misma edad que mi hija. Será una linda fiesta y espero que puedan acompañarnos-dijo la amable señora.
Adele Balzac, le quitó a Sarah la tarjeta de las manos.
-Usted es demasiado amable... Gracias por su invitación. Guardaré esto-dijo Adele con la tarjeta en la mano.
Adele se dio la vuelta para guardar la tarjeta en la gaveta del escritorio bajo llave.
-Eres una niña preciosa. Serás mi invitada de honor-dijo la señora guiñándole un ojo a Sarah y sonriendo.
Sarah le sonrió con timidez. No podía creerlo: le habían dicho que era bonita y preciosa por primera vez y además de ello la habían invitado a una fiesta.
Cuando Adele apareció ante la clienta ambas hablaron otros temas hasta que la señora se despidió de ambas con amabilidad recordándole a Sarah la invitación.
Sarah estaba entusiasmada, pero observó que el rostro de su abuela se había endurecido. Su entusiasmó se transformó en miedo.
Esa noche Adele Balzac le dijo cosas a Sarah que la marcarían para siempre.
-No te creas especial.No lo eres. No eres bonita. Las damas ricas dicen esas cosas banales por decirlas.En realidad solo se estaba burlando de ti.Te lo digo por tu bien-dijo Adele Balzac con rostro severo.
Sarah no pudo evitar sentirse decepcionada.
-Y ni sueñes que irás a esa fiesta. Eso es para niñas tontas y superficiales. Yo le diré que enfermaste y no pudiste asistir-dijo Adele de forma autoritaria.
Esto hizo sentir a Sarah aún más triste.
-¿Por qué no puedo ir?-dijo Sarah sin poder evitarlo.
-¿Te atreves a objetar mis decisiones?-dijo Adele con voz colérica.
-No, solo quiero saber la razón-dijo Sarah.
-Ya veo que esa mujer llenó de pájaros tu cabeza. Lo que te dijo te lo tomaste al pie de la letra. Tienes que tener los pies en la tierra para sobrevivir. No irás y punto. La razón es porque yo lo decidí así. Te he dado que comer y te he criado, sé mucho más de la vida que tú. Deja de objetarme y de ser malagradecida.-gritó Adele.
-No soy malagradecida-dijo Sarah
-Cállate y vete a dormir ahora sino quieres que te dé una bofetada ahora mismo-dijo Adele perdiendo la paciencia.
Sarah se fue corriendo a su cuarto y comenzó a llorar. Adele estaba alterada. Pensó que la mala sangre de Rose se hacía presente en Sarah. Tendría que domar su mal carácter. Sarah tal vez podría convertirse en una mujer ligera y fácil como su madre. Pronto abandonaría la casa, se iría con el primero que adulara su belleza...
Adele tenía que hacer de Sarah una mujer decente.
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Updated 112 Episodes
Comments
Lorena Larios
Adele está muy amargada por falta del 😋
2024-01-09
2
KAMELIA
Yo creo que adele lo que hizo falta fue una buena ración de macho, nojodas nada le parece, nada la contenta tiene ala pobre Sarah como esclavay nada le satisface
2023-09-22
1
Victoria Ruiz
Vieja desgraciada, inmunda... 😡😡😡😡 se robo la niña para tenerla de sirvienta y es una arpía... 🤬🤬🤬
2023-09-02
1