Capítulo 9

Jean Garré se había ganado un nombre dentro de los bandoleros de su región. Con dieciocho años ya era famoso por liderar una banda que asaltaba carruajes. Derrochaba el dinero en bebidas y mujeres y tenía más de tres meses lejos de su ciudad natal. Mientras tanto Angeline Moureau estaba desesperada, pues Gustave era muy distinto a Jean. No había caído en el chantaje afectivo que su madre había tratado de emplear con él. Todo el dinero que caía en manos de Gustave lo usaba para su disfrute, sobre todo era adicto a los juegos de azar y a la bebida. Y la imagen que él tenía de su madre era muy diferente a la de Jean.

Gustave había observado a su madre en silencio. Bajo la aparente debilidad y sumisión que ella asumía él podía percibir otra cosa. Ella disfrutaba cuando su padre los castigaba duramente. No les gustaba verlos alegres. Quería que ellos sufrieran. Y mientras Jean estaba ausente ella era muy descuidada con sus hijos menores. Su hermana Lily tuvo que asumir todas las tareas del hogar pues Angeline solo se sentaba a ver por la ventana para esperar a Jean o mejor dicho el dinero que él le traía.

Angeline Moureau era una villana disfrazada de víctima y Gustave pudo verlo. Estaba tan decepcionado de ella que ni siquiera toleraba verla. La desgracia comenzó cuando Lily, cansada de asumir todo el trabajo de la casa decidió marcharse, apenas tenía catorce años. Lo que Gustave ignoraba era que Lily no solo se había ido de la casa por la carga de trabajo que su madre hacía recaer en ella.

-Me gustaría comerme un pastel, pero nosotros los pobres no podemos permitirnos esas cosas- decía Angeline en voz alta para que Lily escuchara.

Como Lily hacía caso omiso de las frases de su madre, esta insistía

-Creo que una buena hija le traería un pastel a su vieja madre. También podría traerle un vestido nuevo-decía Angeline

-¿Cómo quieres que compre esas cosas, madre?-le preguntó Lily cansada de la repetición de frases.

-Con dinero-dijo Angeline cortante.

-¿De dónde voy a sacar dinero?-preguntó Lily exasperada.

-Eres joven, puedes buscarte la vida. Otras hijas hacen todo por sus madres-dijo Angeline haciendo enfásis en la palabra todo.

-¿ Qué me estás queriendo decir?-gritó Lily indignada.

-Ya no hay respeto por las madres. Uno les da la vida... y no pueden hacer un pequeño sacrificio por su madre-dijo Angeline con cara de víctima

Lily sintió asco. Su madre ya le había dicho en numerosas ocasiones que debía aprovechar su juventud para sacar dinero y así darle una mejor vida. En pocas palabras la había incitado a la prostitución.Aunque Angeline siempre recibía ayuda de Jean pensaba que también podría recibir cosas mediante Lily... Los hijos eran para Angeline solo medios para obtener una manutención segura.

Lily había cruzado algunas palabras con una vecina que trabajaba en el mercado ambulante. De un momento a otro le rogó por ayuda. Necesitaba trabajar e irse de su casa con urgencia. Sus hermanos Mathieu, Adolphe y Phillippe tenían trece,doce y diez respectivamente y los tres salían muy temprano de la casa cada día para buscar sustento, pedían comida en las casas y deambulaban por las calles. A veces traían cosas para su madre también, pero no eran más que migajas. Angeline quería más, mucho más.

Jean era el único hijo que le daba suficiente dinero pero como ahora se dedicaba a asaltar carruajes viajaba por todo el país en busca de oportunidades. Angeline jamás ahorraba, todo lo gastaba en cuanto lo recibía. Y durante los períodos donde Jean estaba lejos ella se desesperaba. Ya no podía esperar nada de Gustave, él era arisco y casi nunca estaba en casa. Aunque Angeline había intentado que Gustave fuese una copia exacta de Jean no lo había conseguido. Gustave tenía dieciseis años y había comenzado a trabajar en una taberna. Había robado y cometido algunas fechorías pero la vida de bandolero no era para él. Prefería dedicarse al juego y por ello consiguió un trabajo. Sin embargo, al poco tiempo de conseguir el trabajo se fue de la casa.

Lily también consiguió el empleo en el mercado ambulante y no le importó dormir bajo un tarantín donde ponían las verduras. Cualquier cosa era mejor que vivir junto a su madre. Se sentía mal por sus hermanos pequeños pero ya no podía soportar la presión a la que la estaba sometiendo su madre.

Una tarde mientras Lily se encontraba trabajando en el mercado escuchó gritos que provenían cerca de un canal de agua. Había llovido y por eso había crecido más de la cuenta.

-Se acaba de ahogar un niño.La corriente lo arrastró-gritó un hombre

Cuando Lily escuchó esto, se sintió mal y no pudo evitar pensar en sus hermanos. No había vuelto a la casa por no querer encontrarse con su madre y por eso no sabía nada de ellos. Sin pensarlo se acercó a la canal donde un círculo de personas rodeaban el cádaver del niño.

Entre la multitud pudo ver a Mathieu y Adolphe que miraban fijamente el cádaver.

El niño ahogado era Phillippe, el hermano menor de Lily. Ella no pudo evitar gritar de la impresión que sintió al reconocerlo y se sintió culpable por haberlos dejado.

El niño se había ahogado tratando de pescar algo. Se había resbalado y accidentalmente tropezó con una roca, perdió el equilibrio y luego fue arrastrado por la corriente mientras Mathieu y Adolphe gritaban. Cuando lo sacaron del agua era demasiado tarde.

Lily se reunió con sus hermanos que no paraban de llorar y Angeline recibió la noticia de la muerte de su hijo menor con indiferencia.

-A los pobres siempre nos pasan desgracias. Soy tan pobre que no puedo darle ni cristiana sepultura-dijo sin pararse de la silla cuando una vecina le avisó.

Sin embargo, las personas del mercado se mostraron solidarios con Lily y sus hermanos. La ayudaron con todo lo necesario para el sepelio. Lily asistió sola con sus hermanos al entierro y Gustave apareció en el cementerio. No dijeron nada. Solo observaron en silencio como daban cristiana sepultura a Philippe.

Gustave y Lily llegaron a un acuerdo. Mathieu se iría con Gustave y Adolphe se iría con ella. No era muy adecuado para los niños pues ninguno vivía en las mejores condiciones pero cualquier cosa era preferible a que siguieran viviendo con su madre.

Cuando fueron a buscar las pertenencias de los niños. Gustave se quedó afuera fumano un cigarrillo.No quería ver a su madre por nada del mundo.

Lily entró con Adolphe y con Mathieu. Angeline estaba sentada donde siempre y apenas los miró al entrar. Los niños fueron los primeros en salir pero Lily se detuvo ante la puerta.

-Eres un monstruo. Tu hijo ha muerto y tú ni te inmutas. Jamás lo cuidaste-le recriminó Lily

-Tu eres una mala hija. Te fuiste y no ayudaste a tu madre. La maldición recaerá sobre ti-dijo Angeline de forma lacónica.

Lily se sintio tan indignada ante la respuesta de su madre que salió dando un portazo.

Angeline se quedó sola en medio de la oscuridad.

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