La señorita Adel lBalzac regresaba del sepelio de su padre. Estaba vestida de luto riguroso y sus ropas eran como siempre extremadamente sobrias. A pesar de su juventud, Adele tenía un carácter agrio, en su frente ya lucían algunas arrugas prematuras. Su madre había fallecido a cuando ella tenía seis años. Tuvo una hermana que falleció cuando tenía diez años. Había vivido sola con su padre y algunos sirvientes hasta la muerte de él. Su padre había sido un próspero comerciante hasta que hizo algunos negocios no muy atinados a nivel financiero. Fue poco lo que quedó tras la muerte de su padre, pues sus acreedores se llevaron casi todo. Ella se quedó solo con la casa y con su capacidad para coser... Extrañamente Adele había tenido desde niña cierto interés en la costura. Su padre pensó que era una extravagancia, pues ella no necesitaba ejercer ningún oficio. Él le brindó una vida cómoda.
Desde su más tierna adolescencia tuvo varios pretendientes. Adele encontraba defectos en cada uno. Los rechazaba sin piedad. Algunos estaban interesados en su dinero y otros sinceramente la pretendían. Adele tenía un rostro elegante y aristocrático, un perfil romano y una figura estilizada. Un gracioso lunar estaba en su mejilla derecha. Ella odiaba el lunar. Sentía que le restaba seriedad a su porte. A todas luces Adele Balzac no poseía una belleza común pero pese a su ropaje sobrio seguía siendo una mujer bastante atractiva. Atrajo a muchos pero así como llegaban ella los rechazaba.
Ahora que su padre había muerto, estaba sola en el mundo. Tenía algunos tíos lejanos pero no quería recurrir a ellos. Era tremendamente orgullosa. Vendió su gran casa y compró una casa más modesta donde comenzó a ofrecer servicios de costura. Sus primeras clientes fueron las beatas de la iglesia, admiraban el estilo de Adele y lo recomendaban ampliamente. " Sabe hacer vestidos para mujeres decentes"solían decir.
Durante esta transición había alguien que la ayudaba: Jacques Derrida un joven guapo y fuerte hijo de un comerciante modesto. Desde hace mucho la pretendía y Adele no lo rechazó abiertamente como a los otros. Él creyó tener esperanzas mientras ella solo pensaba en obtener favores de él. Él la había ayudado con la mudanza y con todas las cosas prácticas que un hombre sabía hacer.
A veces lo invitaba a tomar el té y en una de sus conversaciones él le comentó que amaba el mar y que se uniría a la Marina. Ella se molestó y el creyó que ella no deseaba separarse de él porque lo amaba. Sin embargo, ella solo pensaba en que perdería a un ayudante...Él le prometió que regresaría y se armó de valor para declararle sus sentimientos. Como respuesta ella lo miró fijamente.
-Por favor dime si me correspondes. Al regresar me gustaría casarme contigo-le dijo Jacques entusiasmado.
-Te daré una respuesta cuando regreses-dijo ella de manera fría.
Jacques no supo que pensar pero albergó esperanzas. Al poco tiempo se fue y ella continuó con su rutina como si nada. Sin embargo, dentro de ella creció un resentimiento hacia él que fue aumentando al pasar de los días. El trabajo se multiplicaba y decidió contratar a una asistente. Tuvo algunas pero ninguna le parecía competente, por ello terminaba despidiéndolas. Adele estaba frustrada y vivía su vida con amargura.
Al tiempo Jacques, regresó. Fue a buscarla como prometió. Ella lo recibió con suma amabilidad. Él dejó fluir lo que sentía y la besó. Ella permitió que la besara. Le propuso matrimonio y ella aceptó. Jacques estaba en la gloria. Su sueño más deseado estaba a punto de ser realizado pero su felicidad duró poco. Luego de unos días mientras él le hablaba de los preparativos de la boda ella comenzó a reírse cínicamente. Su risa macabra lo hizo sentir confundido e incómodo.
-¿Qué te ocurre Adele?-preguntó él nervioso.
-No me imagino como has podido ser tan tonto ¿De verdad pensaste que yo Adele Balzac" se casaría contigo?-dijo ella con ironía
-Adele me asustas-dijo él consternado.
-Eres un imbécil. Eres muy insignificante para mí. Vete de mi casa ahora y no vuelvas nunca. Tampoco me saludes más- dijo ella con seriedad.
Él no podía creerlo. Ella comenzó a gritarle y él tuvo que irse con el corazón destrozado. Estuvo meses así, hasta que poco a poco fue saliendo del foso donde ella lo había dejado. Los años pasaron y ella se mantuvo sola. Ya nadie osaba pretenderla. Supo de la noticia de la boda de Jacques tiempo después, se había casado con una joven llamada Letice, heredera de una tienda de antigüedades. Esa noche Adele lloró desconsolada pero luego se sintió como una estúpida.
"Es lo mejor que ha podido ocurrir" se repetía ella. " Es un don nadie" "Son tal para cual". Se repetía estas frases muchas veces y así pasó el tiempo. Durante un tiempo estuvo buscando a la aprendiz ideal y un día llegó a su puerta una jovencita muy linda y humilde. Se llamaba Rose. Era educada, dulce y diligente. Y era sin duda una gran costurera. Adele le brindó casa y cobijo pero la trataba de forma estricta. Rose tendía a imponer otros estilos de costura que fueron apreciados por otro tipo de clientas. Adele no veía esto con buenos ojos.Pero sus ventas habían aumentado gracias al trabajo de Rose. Ella recibía un mísero salario, pero estaba muy agradecida con Adele.
Adele notó ciertos cambios en Rose, salía sin avisar y luego se enfermó. Pronto descubrió que estaba embarazada de un marinero. Adele se enfureció pero decidió ayudarla. Rose dio a luz a una niña que llamó Rosamunde. Ella le escribía sin cesar al padre de la criatura pero él parecía haberla abandonado por completo.
Un día Adele le hizo una propuesta a Rose. Le pidió que le entregara la niña. Rose se negó por completo y estuvo a punto de huir de la casa de Adele. Sin embargo, no tenía donde vivir ni a quien recurrir. Siguió escribiendo al padre de su pequeña hasta que un día recibió respuesta. Él parecía haber estado enfermo y no podía trasladarse. Le dijo que si mejoraba se casarían y él se haría cargo de la niña. Rose estaba feliz. Acordó un encuentro con él pero él se hallaba lejos y no podía trasladarse. Rosemunde era demasiado pequeña y él estaba en un hospital pensó que lo mejor era dejarla con Adele. Tenía miedo de que la niña contrajera una enfermedad. Rose era joven e ingenua. Le contó a Adele que tenía que viajar sin decirle el motivo y le pidió que cuidara a Rosemunde. Adele aceptó inmediatamente.
Rose se fue. Y al pasar de los días Adele fue desarrollando un plan. Un antiguo amigo de su padre era influyente. Le pidió un favor. Rosamunde fue presentada como Sarah Balzac. Sería su nieta. No tendría que darle demasiadas explicaciones. Sus padres habían muerto y ella se había quedado a cargo... Pensó que Rose sería una molestia, así que decidió vender todo e irse a otra ciudad. Quería irse desde hace mucho tiempo.No soportaba ver la felicidad de Jacques y Letice que ya tenían años de matrimonio y una tienda de antigüedades. Era incómodo topárselos en la misa o en plena calle.
Adele estaba harta. Pensó que lo mejor sería irse lejos y no creyó estar haciendo nada malo al llevarse a la niña.
"Para estas mujeres los hijos no valen nada, pronto olvidará a la niña y seguro tendrá muchos más", se repetía así misma. " Conmigo tendrá una vida más decente que con su madre". Con estas frases Adele trataba de calmar su conciencia. Se estaba robando a la hija de Rose pero en su mente todo estaba justificado.
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Comments
Sandra Robles
que bella historia,la verdad autora quede encantada con las otras que leí de tu autoría!! felicidades y gracias por compartirla!!
2024-02-04
3
Lorena Larios
Adele te quedaste sola por sentir que nadie te merese
2024-01-09
0
KAMELIA
Ella si hubiese encajado perfectamente en el convento
2023-09-22
1